Abrió los ojos lentamente, un dolor punzante le recorría las costillas, había tenido una mala caída, pero seguía vivo. Trató de moverse pero el dolor era intenso y no le permitía hacer movimientos bruscos. Se incorporó como pudo y miró a su alrededor en busca de su amigo, su paracaídas estaba colgado de un árbol y Killua tirado en el suelo. Se arrastró hasta él y lo inspeccionó en busca de heridas.
-Gon: Killua, hey Killua, despierta.
Killua no contestaba.
-Gon: Vamos Killua tenemos que salir de aquí.
Sin respuesta.
-Gon: ¡Killua!
Killua tosió escupiendo un poco de sangre. Gracias al cielo, el también había sobrevivido.
-Killua: Aggh... Me duele todo...
-Gon: Parece que hemos caído en un bosque, al aterrizar habremos topado con todos los árboles, yo también estoy herido.
-Killua: Todo por tu brillante idea de saltar...
-Gon: ¿Preferías quedarte ahí y morir? - Le reprochó con el ceño fruncido.
-Killua: Deberíamos irnos de aquí en vez de discutir. - Trató de levantarse pero su cuerpo no respondía. - Gon, no... No puedo moverme.
-Gon: Espera, voy a ayudarte.
Gon se puso de pie y le tendió la mano a Killua para levantarlo. El albino alargó la mano y agarró la de su amigo intentando ponerse en pie maldiciendo el dolor, pero no podía. Gon lo cogió y se lo echó a la espalda.
-Killua: ¿Qué haces? Solo necesito...
-Gon: Puedo llevarte, descansa y cuando puedas andar te bajaré.
-Killua: Siempre acabas cargándome, ¿eh?
-Gon: Porque eres un desastre jajajaja.
No pensaba insistir mucho pues ya sabía que no podía andar y su compañero tenía la cabeza muy dura, así que solo se dejó llevar. Antes de dejar el lugar inspeccionaron un poco por si había sobrevivido algo de los suministros, solo un poco de ropa y agua, lo suficiente.
Desde el cielo la figura de un hombre alto los observaba desde el helicóptero, cualquiera diría que no era humano pues fue capaz de divisarlos desde esa altura y en ese bosque tan frondoso. Solo observaba sus movimientos en silencio.
-...: Ya veo hacia dónde te diriges, Zoldyck.
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Tras una larga caminata por ese interminable laberinto de árboles Gon se detuvo, ya no podía seguir cargando a su amigo y él no es que estuviera en muy buenas condiciones. Dejó a Killua apoyado en un árbol y se tiró al suelo boca arriba respirando agitado.
-Killua: ¿Ya te has cansado? Chs.
-Gon: Pesas un rato largo, ¿sabes? - Hablaba con dificultad pues cogía aire entre palabra y palabra.
-Killua: ¿Me estás llamando gordo? - Dijo fingiendo estar ofendido.
-Gon: Nooo... Sólo que te sobran unos kilitos. - Se burló.
-Killua: Tienes suerte de que no pueda andar.
-Gon: Y tú de que tenga buen brazo.
Se siguieron burlando el uno del otro sin ser conscientes de que las autoridades los seguían buscando y se estaban acercando.
-Gon: ¿Puedes andar?
-Killua: Puedo intentarlo.
Poco a poco se fue levantando, dio un par de pasos torpes y caminó un poco.
-Killua: Vale, creo que sí.
-Gon: Bien tenemos que seguir, seguro que han mandado refuerzos al lugar del accidente.
-Killua: ¿Accidente? Oh sí claro, ¡chicos voy a dispararos con metralletas accidentalmente! - Dijo imitando la voz de un militar.
-Gon: Jajajaja, bueno, me has entendido.
Después de otro largo rato de paseo llegaron a la cuidad de su destino. Antes de entrar al sitio se cambiaron la ropa sucia y rota y se colocaron un par de gorras para que no los reconocieran. En la entrada estaba puesto el mercado y se oía a la gente pululando por las calles haciendo su compra de la semana. Por un momento se sintieron dos ciudadanos normales más al encontrarse envueltos en ese ambiente.
Para sorpresa de ambos lograron pasar aquella plaza sin problemas, pero tenían que atravesar toda la ciudad para llegar a su destino ya que su objetivo se encontraba muy a las afueras. Seguramente no llegarían en condiciones de realizar su misión después de tal accidente y esa caminata, iban a necesitar un buen descanso, debían recobrar fuerzas y dar el cien por cien. Mientras caminaban empezaron a hablar para matar el tiempo.
-Gon: Vaaale... Según este mapa dice que hay un hotel justo al otro lado de la ciudad. Perfecto, ¿no?
-Killua: Sí, pero aún así nuestro destino está bastante apartado de aquí.
-Gon: Podríamos alquilar algún vehículo.
-Killua: Tendremos que usar nombres falsos.
-Gon: Hmm... Yo seré Mike Wasowsky y tú Ash Ketchup.
Killua se echó a reír. Siguieron hablando tranquilamente, el albino se sentía muy feliz de tener a alguien como Gon cerca, tan cerca... El sentimiento era mutuo, al moreno también le hacía feliz estar con Killua, aún siendo perseguidos todavía tenían razones para ser sonreír.
-Killua: Oye, ¿no estás asustado por lo que pueda pasar?
-Gon: Killua, me han disparado en el hombro, nos han perseguido unos perros locos y casi me mato saltando en paracaídas, creo que puedo con lo que venga.
-Killua: Sí, tienes razón.
-Gon: Además, estoy contigo, eso es lo que importa.
El albino solo se quedó mirando a su compañero, a veces no sabía como corresponder las cosas que le decía. Una acción vale más que mil palabras así que pasó su brazo por los hombros del moreno y le dio un beso en la mejilla, Gon simplemente sonrió un poco sonrojado. El camino que quedaba lo recorrieron en esa posición el albino con el brazo en los hombros del moreno.
Cuando llegaron al hotel fue Killua quien se encargó de alquilar la habitación, pues Gon era capaz de usar los nombres falsos más estúpidos del mundo. Cuando estuvo todo en regla subieron a la habitación.
-Gon: Necesito una ducha, ¿te apuntas?
-Killua: ¿Lo dudas? - Dijo sonriéndole. Sólo dios sabe lo que se esconde detrás de esa sonrisa.
Gon fue el primero en entrar al baño mientras Killua cogía la ropa de cambio. Ya se oía la ducha encenderse y el moreno entrando debajo del agua, Killua entró al baño y dejó la ropa en cualquier sitio. Se desnudó y se metió en la ducha. Antes de que pudiera darse cuenta Gon estaba presionado contra pared por el pecho del albino en su espalda, podía sentir cada centímetro de ese cuerpo contra el suyo, el agua los caló a los dos por completo. Killua empezó a besar los hombros del moreno hasta llegar a su cuello, donde dejó un mordisco. Gon gruñó por lo bajo y se removió un poco.
-Killua: Hey hey hey, no te muevas, me lo pones muy difícil. - Le susurró al oído.
El albino recorrió el torso del moreno de arriba abajo y besó su espalda limpiando las gotas de agua que recorrían su nuca y caían.
-Killua: Oye, ¿quieres ir un poco más lejos? - Decía mientras una mano masajeaba la parte baja de su espalda, bajando de vez en cuando a su culo.
-Gon: Contigo todo. - Echó la pelvis para atrás para provocarle un poco.
Killua expiró fuerte, le estaba costando mantener el control. Tenían que ir despacio, Gon era nuevo en esto, bueno y él también, pero tenía algo de experiencia por las películas que le robaba a su hermano mayor. Tenía de todo tipo, de todas las orientaciones.
-Killua: ¿Estás preparado? - Posó el dedo índice en la entrada del moreno.
-Gon: Sí. - Respiró hondo.
Lentamente introdujo el dedo y empezó a hacer pequeños movimientos, Gon se removía y soltaba pequeños suspiros de vez en cuando. El moreno se acostumbró en seguida a la sensación y fue entonces cuando Killua sumó otro dedo, dentro y fuera, dentro y fuera. Cambiaba los movimientos, en círculos, en tijeras. Gon cada vez suspiraba más alto, eran gemidos apagados. Cuando ya estaba bien dilatado el albino sacó los dedos y se sintió vacío, Killua lo penetró de un movimiento rápido y no pudo evitar soltar un grito de dolor y sorpresa, pero esos sentimientos fueron reemplazados rápidamente cuando el albino empezó a moverse, la sensación se volvía vez más placentera. Podía oír y sentir los gemidos de Killua impregnándose en él, se compenetraban con los suyos creando la banda sonora más erótica que había escuchado jamás. Sin darse cuenta empezó a masturbarse al ritmo de las embestidas, la sensación era demasiado profunda e intensa, se sentía tan cerca. El agua de la ducha salía más fría que caliente pero sus cuerpos ardían. Gon ya no pudo más y dejó salir todo, Killua lo siguió de cerca e inundó a Gon con su esencia. Los dos estaban exhaustos y se quedaron tirados en el suelo de la ducha un rato recuperando el aliento. Esa noche iban a dormir con más ganas que nunca.
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