Luego que las cosas quedaran claras entre los hermanos Uchiha las cosas estaban con bastante calma referente a lo que había pasado días anteriores. Los documentos de los cuales se habían tardado años en conseguir todavia seguían en sus manos. El Uchiha mayor no los había entregado todavia hasta no saber de Sabaku no Gaara y Sai Uchiha quienes estaban desaparecidos.
La ultima vez que se les vio fue en la Mansión Namikaze cuando el menor de los Uchiha le había dado su merecido a los amantes.
Hasta no poder encontrar a ambas personas el mayor de los Uchiha no entregaría los papeles a la policía; policía la cual estaba bajo los mandos de Pain. Todo mundo sabia que Madara Uchiha tenia conexiones en todos lados y la policía y el ejercido Japones era uno de ellos.
Seis días habían pasado de los sucesos en la mansión, seis días en los cuales las cosas a pesar de estar con calma no estaban del todo bien. A los tres días se enteraron que los Namikaze habían llegado de su viaje por medio de una llamada de Iruka, no se entero de lo que paso ese día allí en su habitación y su despacho pero si se entero de la desaparición de sus preciados documentos.
Iruka había salido asustado de la mansión Namikaze, su jefe lo había amenazado de muerte y lo había acusado de robo pero las cosas no pasaron a mayores gracias a su años de servicio en la casa. Kushina Uzumaki esposa de Minato no era tan mala como parecía; era una hermosa mujer de buen corazón y mas humilde lo que aparentaba, su único problema era ser controlada por su marido y se tratada como su marioneta.
Gracias a Kushina las cosas no se dieron a mayores ella sabia que su mayordomo de años no había sido el que había robado los papeles, ella sabia que este había tenido muchas oportunidades en el pasado para robarlos mas nunca lo hizo todo lo contrario, hacia todo lo que su esposo le indicaba sin objetar una sola orden.
Convencio a su esposo de que otra persona había sido la culpable, persona que ella sabia quien era y estaba agradecida que tomara cartas en el asunto. Kushina no era tan boba como la hacia creer su esposo, era una mujer bastante inteligente pero dominada por el fuerte carácter de su compañero de vida.
No había sido una excelente madre, nunca estuvo para su pequeño cuando este lo necesitaba, siempre detrás de su esposo como este se lo ordenaba siendo mas mujer que madre y ahora luego de tanto tiempo se arrepentía de todo lo que había pasado y por no tener el suficiente carácter para contradecir las orden es Minato.
Su hijo era un hombre ya cerca de los treinta años pero para ella era su hermoso bebe el cual amaba con todo su corazón y lo que no pudo hacer por el cuando este mas la necesito podía hacerlo ahora.
Ahora a seis días de lo ocurrido Iruka estaba viviendo con los Uchiha quienes gustosos lo aceptaron en su humilde hogar al enterarse de lo que había pasado en la casa de los Namikaze y lo que había sucedido durante todo el tiempo.
Fugaku no podía creer lo que su hijo mayor estaba haciendo por el, llegar hasta lo ultimo por recuperar todo lo que les había sido arrebatado. Al principio le sorprendió que Naruto aceptara ayudarles cuando prácticamente era su familia los que iban a salir perjudicados pero luego de que el rubio le contara sobre su niñez, lo que había pasado, los malos tratos de su esposo y lo demás el Uchiha mayor entendió todo.
Solo estaban esperando que aparecieran las dos personas que faltaban para poder hacer justicia. No solo Pain los estaba buscando, se habían enterado no hace mucho que Madara junto con Orochimaru también estaba bajo la pista de ambos, tal parece que no fueron directamente con Madara luego de lo ocurrido era como si los dos hubieran escapado juntos.
-¿Estas bien?-Hablo el rubio quien estaba en la sala de la casa mirando como su pareja regresaba de su trabajo con cara de pocos amigos.
-Solo es estrés- contesto el moreno para darle un beso en los labios al rubio quien gustoso lo acepto.
-Te amo- murmuro el rubio en los labios del moreno para abrazarlo rápidamente y alejarse.
-Yo también te amo- contesto el moreno para irse a dar un baño pero antes de llegar al lugar el rubio lo detuvo con su voz.
-Sasuke- llamo el rubio.
-¿Si?-
-Quiero que sepas que te doy las gracias por llegar a mi vida cuando mas te necesitaba- hablo el ojiazul con una hermosa sonrisa llena de vida no como esas cuando lo conoció que eran vacías- Gracias por darme la oportunidad de estar a lado de un hombre tan maravilloso como lo eres...Gracias por permitirme amar otra vez y sentirme lo que era amado...Quiero que sepas que cuando se termine todo esto y este divorciado de Gaara me gustaría pasar el resto de mi vida a tu lado-
El azabache estaba con una boba sonrisa en su cara, nunca espero que su rubio le dijera tales palabras.
-Naruto- hablo Sasuke acercándose nuevamente al rubio- Cuando por fin estés libre de Gaara...¿Te gustaría casarte conmigo?- pregunto mirando fijamente a los ojos del rubio viendo como estos se teñían de un brillo especial y comenzaban a aguarse.
-!Si!- dijo emocionado el rubio-Si quiero casarme contigo- contesto para abrazarlo y besarle.
Muy lejos de allí se encontraba un hombre de pelos grisaseos cerca de un gran acantilado a plena luz del día. Era un lugar remoto, lejos del a civilización; un lugar perfecto para lo que estaba llevaban acabo.
-Jefe- hablo este esperando que la otra persona en la otra linea hablara.
-¿Hiciste el trabajo?- pregunto la otra persona con voz seria.
-Si, el trabajo esta completado- contesto con una sonrisa mientras veía como dos cuerpos inconscientes estaban en la orilla del acantilado- Estoy a punto de tirarlos al agua- termino de decir para comenzar a moverlos con el pie.
-Buen trabajo Kabuto...A mi nadie me traiciona, si pensaban que lograrían escapar estaban muy equivocados- contesto el hombre.
-Los malditos si terminaron enamorándose el uno al otro, quien lo hubiera pensado-
-El amor te hace débil y te incita a hacer cosas estúpidas-
-No se preocupe señor Orochimaru, Sabaku no Gaara y Sai Uchiha están muertos- contesto con una sonrisa aguantando el teléfono celular con el hombro y empujando uno de los cuerpo al acantilado mientras le daba la vuelta al otro viendo con un balazo atravesaba su frente.