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Outrage por KuroTaiga

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Notas del fanfic:

Gracias por leer. Disfrútenlo♥.

— ¿Dónde estará ese mocoso?— Se preguntó en voz alta irritado el líder de BIGBANG, caminando de un lado al otro de la sala. La casa del grupo estaba vacía. Dado que DaeSung, YoungBae y SeungHyun mayor habían tenido que ausentarse para ir a no recordaba dónde, para que JiYong no tuviese que quedarse solo, el maknae había prometido regresar temprano. Sin embargo, ya eran casi las cuatro de la mañana y éste aún no aparecía.

JiYong estaba sumamente enojado. Había desperdiciado su gran oportunidad. Pensar que tenía planeado confesarle al menor de todos cuánto le atraía y todo aquello que le hacía sentir, desde su amor y obsesión hasta la lujuria que lo invadía al verlo. Pero al tipo se le había ocurrido desaparecer. Perfecto.

De pronto, oyó una llave entrando con dificultad en la cerradura y se detuvo en seco, mirando la puerta con recelo mientras Lee SeungHyun aparecía a través de ésta.

— Ah... Buenas noches, hyung. — Saludó incómodo y sorprendido. No había creído que su líder fuera a esperarlo  despierto, por lo que había previsto erróneamente que nadie sabría su hora de arribo. JiYong lo fulminó con la mirada.

— ¿Dónde estabas?— Inquirió cargando cada palabra con rabia. — Prometiste volver pronto. ¿No que ibas a hacerme compañía?— SeungRi le daba la espalda mientras se quitaba el abrigo y lo colgaba junto a la puerta. No quería mirarlo a la cara mientras pensaba alguna mentira.

— Surgió... algo. — Musitó dirigiéndose hasta el sillón para desplomarse sobre éste. Estaba exhausto. El mayor se fue a situar frente a él, decidido a reñirlo e interrogarlo.

— ¿Qué cosa? ¿Tan urgente fue que no podías llamar?

—... lo siento, hyung. — Contestó el menor tras una pausa. No quería mentirle y se sentía culpable por no haber cumplido su promesa de acompañarlo, pero no había forma de contarle la verdad sin desencadenar un caos o una furia que JiYong iría descargando sobre él durante días, como solía hacer cada vez que descubría que su maknae había dejado sus quehaceres para irse con alguna chica.

JiYong lo miraba desde arriba con los brazos cruzados y el ceño tan fruncido que sus cejas casi se tocaban entre sí. Él solía ser alguien que se salía con la suya, tenía que ser así siempre porque, si había planeado algo, era para que se hiciera así, y esa noche había planeado a la perfección declararse ante su menor, pero, como de costumbre, éste había desbaratado su guión.

SeungRi sostuvo la mirada de su líder por unos momentos hasta que no pudo contener el bostezo que luchaba por salir de su boca y tuvo que entrecerrar un poco sus ojos mientras llevaba su mano a cubrirlo y alzaba levemente su mentón. Grave error.

Aun desde su perspectiva, JiYong pudo atisbar perfectamente aquel moratón en el cuello de su maknae y su cuerpo casi comenzó a temblar de ira. El precioso y níveo cuello de su maknae había sido ultrajado, marcado por la boca de alguna golfa que, probablemente, nunca conocería. El menor notó sorprendido y casi asustado la mirada del castaño.

— Hyung, ¿qué...?— Pero JiYong no lo dejó terminar. Se arrodilló sobre el sofá junto al otro chico y, tomándolo del mentón con brusquedad, lo obligó a levantar el rostro y dejar su cuello al descubierto. El rubio no pudo evitar ruborizarse al caer en la cuenta de lo que el mayor había descubierto e intentó en vano zafarse de su agarre. — JiYong, no...

JiYong observó el atractivo cuello de SeungRi. Le encantaba. Aquella era una parte del cuerpo del maknae que lo enloquecía. Siempre que el chico utilizaba escotes, JiYong no podía apartar la vista de su cuello. Fantaseaba con besarlo, lamerlo y morderlo. Marcarlo de alguna manera para que nadie pudiera mirarlo sin saber a quién pertenecía, firmarlo si era necesario. Porque el maknae de BIGBANG era suyo. Ni de DaeSung, ni de TaeYang ni de T.O.P ni de ninguna de las zorras que habían pasado por su cama. Suyo, de G-Dragon. Y eso hasta el propio SeungRi lo sabía a pesar de que no fuera puesto en palabras.

Sin embargo, en ese momento, JiYong sólo podía mirar disgustado aquel cuello que era de su propiedad. Esa marca le daba asco, la odiaba. Era un abuso a su pertenencia. Y no sólo eso. Ahora que lo observaba más de cerca, podía percibir algo que no había notado antes. Por el cuello desabrochado de la camisa que SeungRi llevaba, podía verse una sutil marca de lápiz de labio color rosa pálido que bajaba por su pecho y se perdía bajo su ropa.

JiYong tomó el cuello de la camisa de SeungRi con fuerza, intentado contener su furia, sus ganas de golpearlo. El rubio lo miraba sin saber qué decir.

Finalmente, el mayor lo soltó sin cuidado y le dio la espalda, volviendo a cruzarse de brazos y sin mirarlo. No quería verlo. No quería tener que admitir que, por esa noche, SeungRi había sido de alguien más y que había puesto a alguien más por encima de él. A una cualquiera.

— Hyung…

— Vete. — Masculló JiYong sin dirigirle la mirada al contrario. Estaba tan enfadado y frustrado que sentía que podía llorar en cualquier momento. Sintió una mano ajena posarse en su hombro e intentó apartarla con un movimiento brusco del mismo, pero ésta no se alejó.

— Siento haberme ido cuando tendría que haber estado aquí…— JiYong no le creía, así que hizo caso omiso a sus palabras. — Perdón— Sabía que esa disculpa no significaba nada. Que sólo eran palabras y que, si se presentare la oportunidad, SeungRi volvería a entregarse a los brazos de una perra cualquiera en lugar de acompañar a su líder. La rabia en el pecho de éste crecía ante estos pensamientos. —. JiYong, mírame…— La mano del menor buscó la mejilla ajena para que su mayor volteara a verle. A regañadientes, éste se dio vuelta pero no pudo evitar que su vista volviera a posarse en esas ultrajantes marcas. La mano libre de SeungRi bajó a tomar la impropia mientras la otra alzaba el rostro de su líder para poder buscar su mirada, persistiendo hasta que la halló. — Lo siento. No estés enfadado, por favor. — JiYong sostuvo la mirada del menor de BIGBANG. Le costaba resistirse a ella. Esos pequeños ojos más ojerosos de lo habitual lo debilitaban  y es que, si seguía enojándose con el contrario, tendría que apartar la vista de esas pupilas que habían logrado enamorarlo y no quería hacerlo. Cada segundo observándolos derretía lentamente la furia en su interior.

Ninguno de los dos apartó la mirada por un momento que se les hizo eterno a ambos hasta que JiYong, sin poder resistirlo y mordiéndose con ansiedad el labio inferior, volvió a bajarla hacia el pecho del contrario.

— Ven— Indicó poniéndose de pie mientras tomaba rápidamente la muñeca ajena y tironeaba de ella. El menor se incorporó sorprendido y se dejó arrastrar por todo el pasillo hasta la habitación de JiYong y de ahí a su baño personal, donde éste encendió la luz y se apresuró a llenar un vaso de agua en el lavamanos para vaciarlo por el escote de la prenda de su maknae.

— ¡Mierda, JiYong! —Exclamó SeungRi indignado echándose hacia atrás, contrayendo su estómago al contacto con el agua fría. El líder lo ignoró y procedió a abrir del todo su camisa, deslizándola por sus hombros hasta que cayó al suelo mojado. — ¿Qué se supone que haces?

— Te limpio— Respondió el aludido como si nada mientras tomaba una toalla y la restregaba por el pecho del rubio. Notó con desagrado que esa huella de lápiz labial descendía hasta el ombligo del menor y un poco más abajo, por lo que raspó la toalla con más fuerza procurando que ese rosa claro desapareciera para dejar lugar al colorado que la fricción provocaba en la piel ajena. JiYong esperó que el otro hiciera alguna otra pregunta, pero sólo se dedicó a observar en silencio cómo trabajaba, soltando algún que otro siseo debido a la brusquedad de las manos contrarias. —. Tengo que borrar cada falsa señal. — Aclaró porque sí. Eso despertó la curiosidad de SeungRi.

— ¿”Cada falsa señal”? — Inquirió enarcando un poco una ceja.

— Síp— Confirmó JiYong dejando la toalla alrededor del cuello opuesto antes de dar la espalda y dirigirse a su enorme botiquín lleno de maquillaje. — Cada falsa señal que pueda insinuar erróneamente que eres de alguien más. Cada marca que demuestre que has sido ultrajado por otra persona, que te ha tocado y disfrutado alguien… que no soy yo. — Contó como quien no quiere la cosa mientras escogía una base del tono de SeungRi, esperando que pudiera cubrir de manera efectiva aquella atrocidad. El menor lo escuchó con los ojos muy abiertos, sin entender a qué se refería su hyung.

— Hyung, ¿qué…? ¿Por qué me pones maquillaje antes de ir a dormir? — Se auto interrumpió. JiYong frunció el ceño.

— Porque no quiero ver esto. ¿No has escuchado lo que acabo de decir? No soporto estas marcas asquerosas en tu piel. — Terminó de aplicar base en esa zona morada. Esa repugnante cosa pasaba un poco más desapercibida, aunque el maquillaje era evidente y claro que no iba a maquillar por completo al menor a esa hora. Su enojo regresó. — Fuera de mi vista.

Encogiéndose de hombros y sin estar seguro de qué acababa de ocurrir, SeungRi dejó la toalla sobre la tapa cerrada del inodoro y, tras tomar su camisa del suelo, se dispuso a retirarse del baño, pero a JiYong casi le tiembla el cuerpo de la furia al ver la espalda de su maknae.

No, no las atractivas líneas de la espalda bien formada y ejercitada de SeungRi, sino las sutiles líneas rojas que la atravesaban, parecidas a las que JiYong había dejado orgullosamente sobre el abdomen ajeno, pero más finas e inconfundibles.

El mayor de los dos volvió a agarrar al rubio antes de que saliera de su habitación y, rodeando su cintura con un brazo, lo empujó sobre la cama, donde cayó boca arriba soltando su camisa y JiYong se apresuró a situarse sobre él, con sus manos apoyadas a ambos lados de su cabeza para verlo desde arriba. Sentía que lloraría de la rabia. No sabía si el sueño, la hora y el estrés lo habían puesto tan susceptible o si en serio estaba tocando fondo.

— ¿H-hyung…?— La voz de SeungRi comenzaba a sonar asustada.

— No, nada de “hyung”. ¿Por qué? — Cortó fríamente, conteniendo su voz con dificultad para que no temblara. — ¿Por qué? ¿Cómo permites que otros te toquen así? ¿Qué te besen, que jueguen contigo y te marquen? No tienen derecho. Me perteneces. ¡¿Con qué derecho hacen estos daños a algo que me pertenece?! — SeungRi no supo cómo responder a aquello. Siempre supo de la posesividad que el mayor tenía con él, de su oposición incluso a que abrazara a TOP hyung o se encerrara a escuchar música con YoungBae hyung, de sus celos, pero, ¿a qué punto llegaban?

— ¿Por qué? — Preguntó él también. No podía permitir esos berrinches del líder. Él ya no era un adolescente recién debutado y regido por las hormonas y podía acostarse con quien quisiera, más si era en respuesta a las actitudes del mayor. JiYong no podía seguir usando un argumento tan infantil como cuando tenía diecisiete años y escribía en carteles que el maknae le pertenecía. Si no quería que siguiera saliendo de fiesta y durmiendo con desconocidas, iba a tener que darle un buen argumento. — ¿Por qué es que nadie puede tocarme si no eres tú? ¿Por qué soy tuyo? ¿Qué me hace tuyo antes que de otra persona?

JiYong cerró los ojos con fuerza. No quería explotar ante el tono desafiante del menor. Sabía lo que debía responder a eso y pensaba hacerlo. Se obligó a sí mismo a relajar su ceño.

Volvió a abrir los ojos y fijó su mirada en los ajenos, que lo observaban expectante.

— Porque yo te amo— Murmuró lentamente y las palabras se deslizaron por sus labios como una brisa que dejó congelado a SeungRi bajo suyo, registrando la seriedad con la que habían sido pronunciadas. —. Desde siempre, desde que te proclamé mío por primera vez de niños y claro que lo continuaste siendo aunque no lo haya repetido. Porque yo te amo en serio, no como podría decirlo el resto de BIGBANG, ni como podría jurártelo alguna zorra con la que tienes sexo por segunda vez. Yo estoy enamorado de ti desde hace años y nunca he dejado de estarlo. Porque amo cada parte de tu ser, de tu personalidad y cada milímetro de tu cuerpo que es mío. Te amo. — Volvió a pegar los labios, arrepintiéndose al instante de todo lo que acababa de decir. El menor lo miraba de una forma que no supo interpretar. Tras unos segundos, éste desvió el rostro, aún sin decir nada. — SeungRi, mírame— Pidió como el aludido había hecho hacía un rato en el sillón de la sala—. Dime algo, por favor. — Se sintió un idiota. ¿Qué iba a hacer si su maknae comenzaba a odiarlo?

Pero... era así, entonces.  SeungRi mismo más de una vez había sopesado el hecho de estar… enamorado de su líder, pero siempre se apresuró a descartar esas ideas. ¿Cómo podía pensar así del mayor? Pero es que, en esos momentos, no sabía cómo considerar entonces esos sentimientos agradables que éste le provocaba. Esa cálida sensación de bienestar que una simple mano ajena le causaba al rozar contra su muslo o su cabello; ese sentimiento de protección al dormir abrazado a él; esa satisfacción al notar cómo era celado por él y esos brazos posesivos que se apresuraban a rodear su cintura cuando una chica linda de más o un chico interesado se presentaba frente a ellos; esa lujuria al verlo mostrando un poco más de piel de lo normal; esos deseos de delinear cada tatuaje del mayor con algo más que con sus dedos y esas ganas de decretarlo tan suyo como hacía con él mismo y de que permaneciera a su lado hasta el fin de los días.

En aquellos momentos, se sentía culpable de creer que podía ver así a su mayor pero, dada las circunstancias, debía recapitular y reconsiderar todo aquello. ¿Podía ser que estuviera enamorado de JiYong?

SeungRi dejó escapar un suspiro prolongado, de esos que liberan mil emociones en una ventisca, y volvió el rostro para fijar una vez más sus ojos en JiYong.

Lo primero que notó fue que estaba demasiado cerca, más que antes. La fuerza de sus brazos debía estar comenzando a flaquear. Observó todo el rostro del mayor deteniéndose un segundo de más en sus labios y se preguntó, no por primera vez en su vida, cómo sabrían.

— Yo igual.

— ¿Ah? — Murmuró JiYong como un idiota dado que no esperaba esa respuesta.

— Yo también te amo. Y no de la manera en que la te la diría otro integrante, estoy seguro— JiYong parpadeó un par de veces, pues sentía sus ojos repentinamente secos y necesitaba ver bien al menor, como si nunca lo hubiera hecho hasta el momento a pesar de que había pasado gran parte de su vida observándolo. Éste le dedicaba una pequeña y tímida sonrisa, casi imperceptible.

— Mentira— Aventuró inseguro el mayor logrando así una risita entre dientes de SeungRi, quien se incorporó un poco con dificultad para dejar un rápido beso en los labios impropios.

— Verdad—Susurró. JiYong volvió a parpadear. Bien. Él se lo había buscado.

Antes de permitirse la posibilidad de dudar, el castaño volvió a hacer desaparecer la distancia entre ambos, uniendo sus labios con los ajenos, pero esta vez prolongando el contacto y sin dudar en entreabrir su boca para profundizar mientras el menor correspondía a cada uno de sus movimientos. JiYong se sintió sobre las nubes. Ya ni recordaba cuántas veces había anhelado ese beso, ni hacía cuántos años. Cómo había deseado siempre ser el dueño de esos labios, besarlos hasta quedarse sin aire, probarlos, averiguar el sabor de SeungRi…

Luego de unos segundos, o quizá años, SeungRi apartó un poco al contrario, dedicándole una sonrisa de afecto mientras respiraba hondo, recuperando el oxígeno, pero el líder no iba a conformarse con un beso y una sonrisa.

Dejó otro beso rápido sobre aquella sonrisa y bajó hasta el cuello adverso, rozando la piel del menor con sus labios en el camino. Allí, a la derecha, del lado opuesto a donde se hallaba la abominación cubierta con maquillaje, en esa zona cálida donde latía el pulso, plantó sus labios durante un momento, cerrando sus ojos durante aquel ínterin. Al fin, luego de tanto tiempo podía reclamar esa pequeña ambición como suya y probar aquel atractivo cuello que tanto lo enloquecía. Ya no le importaba que alguien más lo hubiera marcado esa noche, ese cuello era suyo y podía hacer lo que quisiera con el mismo, así que, sin poder resistirlo, clavó sus dientes en él. No fue una mordida fuerte como para provocarle dolor al menor, pero sí lo suficiente como para dejar alguna marca aunque fuera momentánea. SeungRi no decía nada, sólo alzaba su barbilla para dejarle espacio para hacer al mayor mientras respiraba pesadamente, nervioso por el rumbo que tomaba la situación.

JiYong continuó descendiendo sin levantar sus labios hasta llegar al pecho desnudo del maknae, donde dejó un beso más.

— Mío. — Sentenció en voz firme cargando esa única palabra de posesividad y volvió a apoyar su boca sobre la piel de SeungRi, pero succionando esta vez. Un jadeo escapó por entre los labios del menor. JiYong buscaba dejar un sello allí, uno que, si bien no dictaminara que SeungHyun le pertenecía oficialmente, dejaba en claro que él había estado allí, que su boca tenía permiso para situarse sobre zona, porque SeungRi era suyo. No era el lugar más visible, pero podría verse perfectamente si al maknae se le ocurría llevar un escote, así que, si lo usaba, nadie podría mirar lascivamente esa parte del cuerpo del rubio sin saber que ya tenía dueño. G-Dragon. Él era poseedor del menor.

Alejó un poco su rostro de SeungRi para ver su trabajo. No era muy distinta a la marca que éste tenía en el cuello pero, sin duda, ésta le gustaba mucho más, como todo lo que él mismo hacía.

Con una sonrisa de satisfacción en el rostro, volvió a buscar la boca de su maknae con la propia. Él le devolvió el beso con entusiasmo colocando sus manos en las mejillas del mayor.

— Tuyo— Concedió en un susurro. Esas palabras encendieron una llama en el pecho de JiYong, acelerando su corazón que latía por SeungRi. Suyo. Dicho estaba. —. Y tú mío.

— No pido más.

Notas finales:

WELLLLLL.

Espero que les haya gustado. Encontré este fanfic entre mis archivos. Resulta que lo había escrito a mediados del 2014(?), pero recién tuve el valor de releerlo, terminarlo y corregirlo. Me quedó cute, creo. [??]

Otra vez ando colgada con el tiempo, así que, si me hago un poco de éste, espero poder venir a subir algún otro de los one-shots que tengo por ahí tirados.~

Dudas, taldos, críticas, odio... todo a reviews. Sus rvs son mi eveRIthing. ♥ Ah.

Muchísimas gracias por leerme. ♥

Saludos. ♥


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