-Podria decirse que el tiempo es infinito.
-Es una magnitud que se aleja mucho de ser infinita para nosotros.
Unos segundos después de aquella frase un grito se escucho de parte de la silla del director que tenia unas pequeñas lagrimitas de la emoción por aquella escena final.
-¡¡GENIAL!!¡¡EXCELENTE!!
Un golpe, dado con un guion enroscado, consiguió que el pequeño director pelirrojo se callara no sin antes exclamar un "WAAAAH" Y después llevarse ambas manos a la cabeza, donde había recibido el golpe.
-No tengo quejas con la escena de este capítulo, sois grandes actores de esos no hay duda alguna, -Dijo una segunda voz que no fuera la de los actores, Kageyama Tobio, el escritor de la saga en la que estaba siendo basada esa serie de televisión.- Aún así, recordar que vuestros personajes, aunque desde un primer momento no se dan cuenta de sus sentimientos, o no los aceptan, están enamorados, tenerlo en cuenta....Y eso es lo único que quería decir.
Kei Tsukishima, se levanto tranquilo del sofá que había ocupado durante esa grabación, quitandose el nudo de la cobarte que había que tenido que llevar, dejando asi el cuello de la camisa libre.
-No dude de que lo tendré en cuenta, ahora, si hemos terminado ya la grabación de hoy, me retiro.-Dijo el rubio, mientras comenzaba a moverse en dirección al camerino que tenia en aquel set de rodaje.
Por otro lado, la segunda estrella, Tetsurō Kuroo, seguía en el mismo sofá, en la misma posición.
La gente comenzo a moverse, a recoger cosas, traer, y preparar los objetos y props para el próximo episodio que grabarian.
-Kuroo.
Dijo el manager de este, mientras postraba su mano derecha en el hombro del que estaba sentado.
-Voy.
Dijo sencillamente, consiguiendo asi que el de pelo gris desapareciera, dejandolo solo, claramente de forma hipotética, ya que todos los trabajadores del Stage estaban pululando de un lado a otro.
«Pero....que mierda hace ese rubio con las palabras.»Se decía a si mismo el de cabellos azabache, pensando en el actor con el que compartia el estrellato en aquella, todas y cada una de las frases, las sentía como si de verdad las estuviera diciendo, como si lo hubiera un texto marcado por los guionistas o como si sus movimientos fueran no fueran totalmente planeados.
Todo era natural.
Quien le iba a decir, al actor de moda, que se alucinaria tanto viendo actuar a otra persona.
Él no, sin duda.
Sentía varias emociones chocar entre si, romperlo por dentro en dos partes, enfrentadas, dos partes que a partir de ese momento lucharian arduamente en aquella pelea interna. Por un lado estaba su lado mas razonable, el que le decía que sentir aquello por una parte estaba bien, que no habría mas problemas si aquello era lo único que pasaba, esa parte de su mente le decía que sentí admiracion por el alto rubio, pero sin embargo otra parte de su ser, la parte mas irracional, que muchas veces le hacia hacer todas y cada una de las burradas descabelladas y sin pilar de razón por la cual poder dar una explicación, al menos un poco coherente del por que había hecho todo eso, le decía que sentía una envidia sin precedentes, un sentimiento que le carcomia por dentro, y a la vez un increible sentimiento de superarse de llegar a ese punto en el que se encontraba el rubio, esa perfeccion.
Por otro lado, un rubio se encontraba tirado en aquel sofá de cuero negro que poseía dentro del camerino, cascos puestos, zapatos quitados, varios botones de la camisa fuera por no decir la chaqueta que se hallaba tirada junto a la silla, torpe de el por tirarla sin fuerza, por tirarla sin mirar, únicamente se quería liberar, y en ese caso aquella había sido la mejor manera para hacerlo.
De pronto la puerta del camerino sin que nadie le diera permiso entro Akaashi, con un nuevo guion en la mano.
Se asusto al encontrar a el rubio en aquella situación dado que antes de ser su manager era su amigo.
-¿Tsukishima?
El rubio le ignoro, por completo, volvió a probar.
-¿Tsukki?
Lo mismo.
-Kei.
Dijo ya alzando la voz, haciendo que el rubio le mirara, no con una cara muy amistosa.
-¿Que te pasa?
Pregunto tomando asiento en la silla, no sin antes coger la chaqueta y dejarla en el respaldo de esta.
-...Tiene un presencia espectacular, parece que se te va a comer con su forma de actuar. Sus palabras y acciones están bien pero no son lo mas destacable que posee, su presencia en cámara consigue que te acobardes, que sepas que toda la cámara se lo va a comer dejando te a ti atras.
Su manager, lo miraba sorprendido era la primera vez que el rubio sentía aquello, o al menos que se lo contaba, esos casi 1'90 se sentían pequeños.
-Tengo envidia.
Como sospechaba, esas palabras calleron como un jarro de agua fría sobre la cabeza del azabache.