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29 de Febrero por Gaeyang

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Pasaban siete minutos de la media noche cuando lo vio. La oscuridad cubriéndole la mitad de la cara, causando que no pudiera ver los brillantes ojos rojos mirándole. Cogió aire cuando avanzó, moviéndose solo lo necesario para que su figura quedara revelada por la luz de una farola. Vio como sonreía, una sonrisa arrogante solo levantando la mitad de sus carnosos labios, antes de que la bombilla explotara y todo quedara a oscuras.

 

Cuando sus ojos se adaptaron a la poca luz, Baekhyun se dio cuenta de que estaba solo de nuevo.

 

 

 

Parpadeó, intentado averiguar si aquello había sido un sueño. Probablemente había sido una alucinación por el cansancio. Acababa de acabar sus exámenes en la universidad y necesitaba un buen descanso. Se cerró más el abrigo, enterrando su cara en la suave bufanda alrededor de su cuello, y ajustó su mochila antes de seguir hacia su casa.

 

 

 

El viaje de vuelta fue corto y rápido. Su amigo Jongdae vivía cerca suya por lo que no tardó más de cinco minutos en llegar a su casa. Dejó la mochila en el suelo junto a sus zapatillas y fue a acariciar a su perrito que movía la cola alegre por ver a su dueño de nuevo. Se agachó y enterró los dedos en el esponjoso y suave pelaje del cachorro. Una ráfaga de aire frío lo golpeó en la cara, haciéndolo salir de su ensañamiento.

 

 

 

Se levantó y caminó hacia la ventana de la sala, cerrándola después. ¿Se había dejado la ventana abierta esa mañana? No recordaba haberla abierto. Era Enero y  hacia demasiado frio como para abrir las ventanas, aunque fuera unos minutos.

 

 

 

Cuando iba a cerrar las cortinas vio algo moverse en la calle. Se quedó mirando la oscuridad del exterior, sin ver realmente nada ya que las farolas alumbraban poco en aquella parte. Se encogió de hombros al no ver nada, cogiendo a su perrito en brazos y girándose para irse a la habitación.

 

 

 

No vio unos brillantes ojos rojos mirándolo desde la calle.

 

 

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

 

 

Pasaban siete minutos de la una de la noche cuando lo sintió. Un aliento ligeramente caliente directamente en su cara, haciéndole sentir pequeñas corrientes eléctricas por todo su cuerpo.

 

 

 

Abrió sus ojos, sintiendo una mirada sobre su cuerpo, pero allí no había nada a parte de oscuridad. Se giró sobre un lado, mirando a su mascota dormir hecha una bolita en su pequeña camita. Sonrió un poco y se tapó hasta la cabeza cerrando los ojos, intentando dormir de nuevo.

 

 

 

No era la primera vez que le pasaba, tampoco iba a ser la última y él lo sabía. No entendía lo que pasaba, aunque tenía una idea de lo que podía ser. 

 

En Navidad, cuando volvió a su casa para ver a su familia, leyó este libro que lo dejó inquieto.

 

 

 

La casa de su familia estaba situada en un gran terreno en el bosque. No vivían muy lejos del pueblo más cercano, pero si lo suficiente como para que tuvieran que coger el coche para ir a cualquier lado.

 

 

 

Todo el mundo estaba ocupado haciendo algún preparativo para la Navidad y a él le había tocado decorar el árbol, por lo que subió al desván a buscar la caja con los adornos para llevar a cabo su ardua tarea.

 

 

 

Una vez arriba se puso a buscar entre el montón de cajas que había allí. Cuando llevaba un rato buscando se encontró con una caja llena de lo que parecían ser libro antiguos.

 

Pasó la mano por sus lomos, sintiendo el suave cuero, hasta que tocó uno que lo dejó con un cosquilleó en la mano. Lo cogió y saco de la caja. Se sentó a lo indio con la espalda contra una de las cajas del desván para examinar mejor el libro.

 

 

 

Sopló un poco para quitarle el polvo acumulado por el tiempo pasado en la caja. No había nada escrito en las tapas marrones, así que lo abrió, descubriendo que era un viejo diario de su bisabuela.

 

Lo había abierto por la última página, así que la ley. Recuerda perfectamente lo que decía.

 

 

 

“Aquellos nacidos en el año de Urano, criados bajo la suerte de la Gran Madre, vivirán algo nunca visto por ojos humanos, algo que solamente ellos podrán ver. Cuando el décimo sexto año del  vigésimo primer siglo llegue sus vidas cambiaran y nunca volverán a ser lo mismo.”

 

 

 

Aquellas habían sido las últimas palabras escritas en el diario de su abuela ¿Que quería decir con eso? Baekhyun no lo sabía y tampoco le dio mucha importancia en ese momento. Oyó a su madre llamarlo y se apresuró a buscar los adornos, olvidando el libro en el suelo del desván.

 

 

 

Cuando despertó al día siguiente se quedó mirando al techo, pensando en ese fragmento que había leído y que no podía olvidar. Se había quedado grabado en su mente y cada vez adquiría más sentido. En el último mes le habían estado pasando cosas rarísimas, cosas que no se atrevía a compartir con nadie.

 

 

 

Se levantó de la cama, metiendo los pies en sus zapatillas afelpadas. Caminó hasta el escritorio, cogió su rotulador negro y con él tachó el día uno de Febrero del calendario. Se quedó mirando el nuevo mes. El 2016 era un año bisiesto, como el año que él nació.

 

 

 

Su abuela siempre le decía que aquellos nacidos en años bisiestos eran personas importantes, especiales. Según la mujer eran personas nacidas bajo la suerte de la Gran Madre.

 

 

 

No entendía mucho aquello de la “Gran Madre”, pero comenzaba a inquietarle el asunto. ¿Sería verdad lo que escribió su bisabuela en el diario? ¿Viviría algo que cambiaría su vida para siempre?

 

 

 

Sacudió la cabeza ¿Qué posibilidades había de eso? Solo era una coincidencia, había mucha más gente que nacía en años bisiestos, no solo él. Se fue a prepararse para irse a clase repitiéndose eso una y otra vez, convenciéndose de que no tenía sentido pensar en eso.

 

 

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

 

 

Pasaban siete minutos de la una de la noche cuando lo volvió a sentir. Esa noche y la siguiente. Todas las noches sentía un aliento en su cara y una mirada encima suya. Todas las noches abría los ojos y se encontraba solo en medio de la oscuridad de su habitación.

 

 

 

La situación empeoró cuando les mandaron hacer un trabajo sobre mitología en clase de Literatura Clásica I. A él le había tocado Zeus, el dios del cielo. Estaba contento con su dios y presumía con sus amigos diciéndoles que él tenía el dios que representaba su año* y ellos nada más tenían dioses normales.

 

 

 

Todo iba bien hasta que un día en la biblioteca su amigo Kyungsoo le dijo que había otro dios del cielo, el esposo de Gea, pero que no se acordaba como se llamaba. Así que Baekhyun, como buen estudiante, lo buscó en internet nada más llegar a casa.

 

 

 

Y no puede arrepentirse más de haberlo hecho.

 

 

 

Urano, así se llamaba el esposo de Gea. Urano, el dios del cielo.

 

 

 

Baekhyun comenzó a asustarse... ¿Podría ser que fuera verdad? ¿Podría ser que...?

 

Miró el calendario colgado a su derecha. 29 de Febrero. Año bisiesto, año de la Gran Madre, la esposa de Urano... Escondió la cabeza entre las manos, dándose pequeñas palmaditas en las mejillas después.

 

 

 

Esto no tenía sentido, no lo tenía. Debía dejar de volverse paranoico por algo que no era real, que solo era un cuento de viejas. Cerró todo en el ordenador y se preparó para dormir.

 

 

 

 

 

-*-*-*-*-*-*-*-*-

 

 

 

Pasaban siete minutos de la una de la noche cuando pasó de nuevo. El aliento, la mirada, todo igual que cada noche ese último mes. No abrió los ojos, sabía que aunque lo hiciera no vería nada, porque allí no había nada que ver.

 

 

 

Pasaron unos minutos en los que de verdad intentaba no abrir los ojos ni moverse, todo aquello era producto de su mente, no era real.

 

 

 

Cuando ya estaba comenzando a volver a dormirse lo oyó, una risa grave y gruesa resonando en sus oídos. Abrió los ojos sorprendido, aquello definitivamente no se lo había imaginado. Se incorporó, quedando sentado en la cama, y lo vio, por fin lo veía.

 

 

 

Un hombre a los pies de su cama. Todo vestido de negro y con ese pelo gris no parecía mucho más mayor que él. A pesar de lo guapo que era, de su pecho amplio y de sus labios carnosos, solo había una cosa que atraía la mirada de Baekhyun. Sus ojos.

 

 

 

Dos grandes ojos rojos lo miraban a través de gruesas pestañas. No veía mucho por la oscuridad de la habitación, pero podía decir que lo miraba con deseo, sus pupilas dilatadas y su cuerpo tenso.

 

 

 

“Por fin te despiertas, pensaba que no lo harías nunca”

 

 

 

Le dijo, su voz grave causando estragos en el pequeño chico.

 

 

 

“¿Qu-quién eres? ¿Cómo has entrado?”

 

 

 

Le preguntó asustado al ver que se acercaba a él. Sus pasos lentos, cautelosos, dispuestos a cazar a su presa.

 

 

 

“Por la ventana, los humanos tenéis una mierda de seguridad ¿Lo sabías?”

 

 

 

Baekhyun no contestó, no pudo, no teniendo al hombre tan cerca suya. Había subido a su cama, sus rodillas a cada lado de su cadera. Se fue acercando hasta tener al chico acorralado entre su cuerpo y la cama, sus brazos a cada lado de su cabeza.

 

 

 

No entendía porque no apartaba a aquel hombre, no entendía porque no lo echaba, porque se sentía tan vulnerable con él cerca.

 

 

 

“Eres tan hermoso Baekhyun” le dijo acariciando su mejilla con la suya “Es una pena”

 

 

 

“¿El qué es una pena?” le pregunto con poca voz, como si no quisiera molestarlo.

 

 

 

Este hombre tenía algo que lo atraía, algo que lo hacía querer estar a su lado, oler su pelo y abrazarlo toda la noche.

 

 

 

“Es una pena que no pueda salvarte”

 

 

 

Le dijo antes de besarlo y que todo se volviera negro para Baekhyun.

Notas finales:

Esto puede que tenga segunda y tercera parte, pero no prometo nada. <3

Lo del dios que representa su año es porque el año 1992 (que es cuando nacieron Chan y Baek) fue elegido el año internacional del espacio y bueno Urano es el dios elemental del cielo asi que por eso lo "representa".

 


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