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Juegos por Kuro Kaori

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Notas del capitulo:

Holaaaa

Nueeeevo capi

Espero que les guste <3

Near siempre había sentido una especial desconexión con el mundo que lo rodeaba. Era como si los sucesos a su alrededor jamás pudiesen tocarle, como si la vida que transcurría frente a sus ojos no existiese y él perteneciera a un plano diferente al de las demás personas.

Estar con Mello, lo hacía sentirse parte de algo, como si hubiese alguien esperando su regreso y luego de haber estado vagando años por un frio desierto, hubiese encontrado el rumbo que lo devolvería a su casa, su hogar.

Junto a él lograba salir de aquel lugar en el que estaba aislado y podía respirar una bocanada de aire fresco. Sus besos le hacían sentir vivo de una forma que creía nunca podría experimentar. Era una reconexión con su propio ser, saltando todo el tiempo a un vacío y siendo atrapado entre sus cálidos brazos.

Mello era un huracán de emociones dispuesto a arrancarlo del suelo en el que había echado raíces y dejarlo a la deriva.

                                                                        °*°*°

Near miró la hora en el reloj de pared y no pudo evitar sentirse ansioso. Diez minutos pasaban de la 1 de la madrugada y Mello aún no aparecía.

Volvió a observar el robot que tenía entre sus manos y tomando su pequeño brazo de plástico comenzó a moverlo sin decidirse del todo, si debería hacerlo luchar contra el otro juguete que descansaba en el piso cerca de sus pies descalzos.

Hacía poco habían jugado con Mello al ajedrez y había vuelto a ganarle. Aun recordaba el tablero volando por los aires y las piezas perdiéndose en todos los rincones de aquel salón. Tal vez, debería dejarle ganar alguna vez, pero, a él tampoco le gustaba perder.

Recordó la sorprendente velocidad de estímulo/respuesta que tenía Mello y pensó que quizas, si no fuese tan impulsivo le superaría. Para ser alguien que pensaba tan poco en sus movimientos, había logrado acorralarle más veces de las que quería admitir.

“Si bajo la guardia y permito que me superes, dejaras de interesarte en mi.” Pensó Near y no supo definir, la sensación que nacía en su interior.

Se encontraba absorto en sus pensamientos cuando escuchó unos rápidos pasos dirigiéndose hacia él, seguido por el dramático vuelo del robot que estaba en el piso, cuyo destino fue golpearse –seguramente haciéndose trizas- en uno de los rincones más recónditos del salón.

— ¿Estás enojado porque otra vez conseguí mejores notas en los exámenes?- preguntó volviendo su atención al juguete entre sus manos.

— ¡Cállate!- Dijo Mello furioso y comenzó a pasearse de un lado al otro, como lo hacía cada vez que estaba disgustado con él.

—Has sido impuntual.

— ¿Acaso no dije que te calles?

Near hizo lo que le pidió; en pocos segundos, sintió los dedos de Mello aferrándose fuertemente a su brazo tirando de él hasta hacerlo levantarse y obligándole a seguirle a paso rápido por los pasillos de la Wammy.

Al poco tiempo, comprendió que la dirección que habían tomado era la de la habitación del rubio y pronto se halló a si mismo dentro de ella siendo arrojado con violencia sobre la cama. Ni siquiera pudo reaccionar y ya tenía a Mello sobre él besándole como si la vida se le fuese en ello.

—Dada a la impulsiva personalidad de Mello, su comportamiento es algo que no me sorprende, sin embargo, admitiré que siempre escapa a mi lógica.-reconoció con su típico tono neutro en uno de los momentos en los que pudo separarse de los labios del rubio y respirar una, muy deseada, bocanada de aire fresco.

Mello tardó en responder, entretenido como estaba, besando la suave piel de su cuello, mordisqueando con poca fuerza la trémula carne a su disposición y riendo con un dejo de burla al escucharle gemir por el dolor producido.

— ¿Te he dicho alguna vez que te amo?- preguntó en un susurró y observó embelesado la pequeña marca roja dejada en donde antes estuvieron sus dientes.

El corazón de Near comenzó a latir con fuerza y se sintió incómodo, Mello siempre terminaba sorprendiéndole y él tenía poca capacidad para dilucidar como debía reaccionar ante cada uno de sus actos.

Sintió sus suaves manos sobre su rostro delineándole delicadamente con las yemas y de repente tuvo la necesidad de hacer lo mismo. Al poco tiempo sus dedos tocaban sus mejillas y acariciaban sus labios.

No podía evitar mirarle deslumbrado, era tan hermoso.

— ¿No me lo estás diciendo ahora?- dijo con la mirada fija en los rasgos que componían su mentón y su boca

—Te lo estoy preguntando… No lo he afirmado.

—Entonces, no me lo has dicho.

—Algún día lo hare- dijo acortando las distancias entre sus rostros —Por ahora, solo te odio- soltó y sin darle tiempo a responder, volvió a besarle.

Near esbozó una pequeña sonrisa.

—Me conformo con que mi presencia no te resulte indiferente.- dijo y acercó su rostro nuevamente para atrapar sus labios entre los suyos, fundiendolos en un muy ansiado beso.

Siempre le había resultado interesante el efecto que los besos de Mello generaban en él. El calor que recorría su cuerpo y la forma electrizante en la que este se estremecía, necesitado de más. Las sensaciones eran vívidas y placenteras, incluso, podía declarar que el cosquilleo que sentía en su estómago, jamás le había molestado. Y esa noche, no era la excepción.

Sus manos se aferraban a él, necesitadas de su contacto, de cada parte de piel expuesta, como si desearan fundirse y formar parte de su ser. Su respiración había comenzado a agitarse y soltó un jadeo cuando sintió los dientes de Mello hincarse, nuevamente, en la piel de su cuello, provocando que su espalda se arqueara en respuesta al estímulo.

Poco a poco, Mello desprendió los botones de su camisa y Near sintió el aire fresco golpeando contra su piel, generando un contraste entre las temperaturas, que le erizó cada poro por completo. Las caricias recibidas dejaban una estela de calor, por donde pasaban y los gemidos escapaban de su boca sin que pudiese ni quisiera detenerlos. Su mente se había nublado por completo y de repente, lo único que podía hacer era sentir. Nunca antes se había imaginado que podía ser tan receptivo ni, mucho menos, que estaba tan necesitado del contacto humano, pero especialmente de cada roce que cierto rubio pudiese ofrecerle.

Las manos de Mello parecían moldear su cuerpo, como si se tratase de arcilla y él solo podía dejarse hacer, sobrecogido ante cada nueva sensación. Sus labios húmedos y calientes, recorrían su pecho y de vez en cuando sus dientes mordisqueaban sus pezones, provocando que deseara más de él. ¿Desde cuándo el dolor, podía resultar algo tan placentero?

Sus propias manos se movieron inquietas viajando ansiosas hasta la remera del rubio necesitadas por sentirle también. Con gestos torpes, pudo deshacerse de ella y acariciar la piel morena que se extendía ante sus ojos. El contacto le resultó caliente y suave, las yemas de sus dedos parecieron cosquillearle y los rápidos latidos del corazón de Mello, se hicieron evidentes bajo ellas. El tiempo pareció detenerse en ese instante en el que comprendió que su corazón también estaba igual de agitado. Miró su rostro, tratando de ver en él, algún destello que demostrase que estaba experimentando lo mismo y descubrió que así era, él también le deseaba. Near se sintió completamente dichoso a causa de ello, le abrazó con fuerza para luego besar la piel caliente de su cuello sintiendo el palpitar de sus venas bajo sus labios y las vibraciones de su garganta al liberar quedos gemidos. En ese instante Mello, se separó de él haciéndole devolver una mirada disgustada. La distancia que habían tomado sus cuerpos, se sentía fría y él estaba necesitado de su contacto, pero más que ello, desesperado. Iba a preguntarle porqué se alejaba cuando le vio sonreír con un dejo de malicia al momento en el que se deshacía de su pantalón y su ropa interior, dejando su esbelto cuerpo al desnudo. El albino no pudo evitar que sus ojos se pasearan por aquella figura, anhelantes por grabar cada detalle en su mente. Sin poder impedirlo, su inspección se detuvo ante la visión del pene erecto y brillante del rubio, quien soltó una pequeña risilla.

— ¿Te gusta lo que ves?- preguntó con sorna y Near sintió sus mejillas arder en el mismo momento en el que desviaba la mirada avergonzado.

Mello se acercó a él y depositó un voluptuoso beso, al instante en el que le desprendía de manera brusca de toda su ropa, provocando que jadeara exaltado ante aquel salvaje gesto. Pronto el rubio recuperó su lugar entre sus piernas y ambos gimieron extasiados ante el contacto placentero entre sus propios miembros.

Las caricias comenzaron a tornarse más sensuales y atrevidas. Tocaron partes de sus cuerpos que, desconocían, podían generar placer y sus caderas se movían rítmicas, respondiendo a la electrizante sensación que les provocaba cada roce.

Lamentablemente, hubo una acción que rompió con la magia del asunto. Sintió las manos de Mello descender por su cintura buscando la parte baja de su espalda y fue, entonces, cuando decidió que debía alejarlo. Le empujó y se incorporó hasta quedar sentado sobre el colchón con ambas rodillas presionadas sobre su pecho.

— ¿Qué sucede?- preguntó con evidente preocupación y trató de besarlo nuevamente, pero Near lo evitó.

—No sé qué le ha hecho suponer a Mello, que sería yo quién cumpliría el rol pasivo durante el coito.

— ¿Qué?- preguntó sin comprender lo que trataba de decirle.

Notas finales:

JAJAJAJA

¡Hay gente que solo quiere ver el mundo arder!

Y yo soy una de esas 

muajajajaja

¿Qué pasará?

Espero que no me abandonen XD 

Muchas gracias por leer

hasta la proxima

Saludos n.n/


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