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Enséñame a seducir por mikuuchan

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Notas del fanfic:

Naruto ni ninguno de sus personajes me pertencen, son de su creador Masashi Kishimoto, yo solo los utilizo para mi entretenimiento.

Notas del capitulo:

Estaba en clase y se me ha ocurrido esta idea, debería de estar prestando atención, pero es clase matemáticas y se me pasa ahahaha; de hecho, será un fic corto calculo yo que de cinco capítulos no pasa, así que espero sea de su agrado...

Si no te agrada el Mpreg abstente a leer!!!

Observar con detalle al apuesto varón de largas hebras castañas y orbes claros, resultaba una costumbre diaria para Uzumaki Naruto, doncel rubio de enigmáticos ojos azules, tez trigueña y figura menuda. Atractivo para el centenar de hombres que se fijaban en su persona, siendo estudiante universitario en una de las reconocidas instituciones de educación superior en el distrito de Shibuya, Tokio.

Naruto no recordaba en qué momento llegó a albergar sentimientos por el futuro heredero del clan Hyūga, pero tenía conciencia de su primera impresión al ver el agraciado chico recorrer los pasillos de la facultad de medicina, cuando decidió emprender su camino profesional hacia la rama farmacéutica. La atracción por el joven varón fue inmediata. Le miraba con fascinación, añorando estar cerca de él y ser capaz de entablar una conversación amistosa sin titubeos o acciones vergonzosas producto de su propio sentir con el trascurso de los años que llevaba conociéndole de vista. 

Cada día se tornaba una verdadera hazaña para el pequeño doncel de veintiún años, Naruto anhelaba con cierto afán vivir un amor correspondido por ese atrayente hombre de gran estatura y mirada cálida. La utopía idealista que el rubio figuraba trastabillaba al no ser capaz de hacerse notar, a pesar del carácter extrovertido que gozaba con maestría. Su experiencia en cuestiones sentimentales era nula, con la edad que contaba jamás había besado a un varón, avergonzándose enormemente por su carencia de tacto emocional.

—No creo ser capaz de hablarle, Tenten. —el agónico resoplido y una mirada entristecida por parte del rubio doncel, sobresaltó a la chica de cabellos marrones quien, acostumbrada al descontento sentimental de su querido amigo, le apoyaba con palabras de aliento.

—Por lo que he visto de Neji, parece ser un chico tratable. Estoy segura que, si tomas la iniciativa de dirigir tu atención hacia él se interesará en ti. —con un bufido sonoro, pasando por una extraña mueca en sus finas facciones aniñadas, Naruto apoyó la cabeza en el respaldar del asiento, analizando las palabras de la joven que permanecía al frente suyo con una amigable sonrisa dibujada en sus delgados labios.

—Fuese posible si lograra armarme de valor para confesarle mis sentimientos, Tenten. No es sencillo acercarse al chico que te gusta e intentar persuadirlo para vivir un tórrido amor sin tener una maldita idea de cómo debo comportarme o qué decirle… Soy patético.

Escuchando con atención las frases pesimistas del rubio, Tenten decidió tomar cartas en el asunto para ayudar a su amigo. Habían intentando una y mil maneras de obtener el interés del joven Hyūga. Sin embargo, cada acción terminaba en un rotundo fracaso que no deseaban mencionar por vergüenza.

La castaña repasó con la mirada el concurrido grupo de personas que acaparaban al varón, entre ellos: jóvenes donceles hermosos y mujeres atractivas que deseaban estar próximos al cautivador chico, intentando aprisionar su rédito, mientras Naruto veía con tristeza la ardua competencia a su alrededor.

 —¿Qué estarías dispuesto hacer para obtener el amor de ese varón, Naruto? —el rubio alzó interrogante una de sus doradas cejas, observando dubitativo a su interlocutora.

—¿A qué te refieres, Tenten? Cada que una extraña idea pasa por tu trastocada mente, ocurre una situación vergonzosa que no quiero imaginar. —una sutil sonrisa se plasmó en las delicadas facciones de la chica, mirando con cariño a su amigo y haciendo memoria ante la mención temerosa del doncel.

—La única forma que veo posible para acercarte a tu príncipe azul de cabellos castaños, es que aprendas las tácticas de seducción, Naruto. —fijando sus llamativos ojos azules en los contrarios, el rubio percibió la seriedad con que Tenten se expresaba, no había rastros de dudas y sátira por parte de su amiga, acción que le aterró de cierta manera.

—No comprendo… —el rubio musitó con temor, imaginado los panoramas garrafales que la castaña planeaba.

Tenten tomó entre sus manos la taza de café puesta sobre la mesa y bebió con parsimonia, jamás se le hubiese ocurrido una idea descabellada, involucrando al joven doncel, pero siendo la mujer ingeniosa que era, solo veía una alternativa viable para lograr el cometido, recurrir a uno de los varones con mayor sequito de admiradores en el plantel universitario, dispuesto a ofrecer sus servicios de casanova, Uchiha Sasuke.

—Se puede decir que tengo un allegado innato de la seducción, él puede enseñarte todo lo que a ti y a mí nos falta en experiencias amorosas, Naruto. Si realmente deseas tener una oportunidad con el Hyūga, debes de adquirir todo el conocimiento necesario para romper con la amalgama de timidez cuando se trata de Neji.

Anonadado ante lo reciente dicho, Naruto intentó digerir las palabras de su amiga, le conocía en demasía y era anuente de la seguridad perspicaz de Tenten, quizás le había ofrecido una visión desesperada a la joven castaña y ahora buscaba disyuntivas extremistas para evitar continuar con la sucesión de amor unilateral que ahora estaba viviendo de manera desgarradora.

—Creo que no es necesario llegar a tales instancias, Tenten. —entornando los ojos en forma de rendija, la castaña miró con fijeza al blondo, moviendo su mano derecha en dirección opuesta donde se encontraba el Hyūga en compañía de sus seguidores.

—Si quieres pertenecer a la hinchada de santurrones por tu amor imposible, tienes toda la potestad de unirte a su grupo y continuar mendingando atención, Naruto. Por esa razón me estoy tomando la molestia de darte una solución al alcance de tu mano y prefieres descartarla sin dejarme terminar. —el rubio hizo un pequeño mohín con sus delineados labios ante el eminente regaño de Tenten, guardando silencio de forma inmediata. —Observa con sumo cuidado la actitud de Neji, a simple vista te percatas de su carácter prudente y reservado, no es una sorpresa para ti conocer ese insignificante detalle cuando idolatras cada movimiento de su persona. No obstante, tenemos que ser conscientes de que el Hyūga es un varón joven de belleza llamativa. Por ello, hay que contrarrestar sus cualidades de chico perfecto, mostrándote como un doncel a la altura de sus expectativas las cuales desconocemos por completo. Tomarás ciertas lecciones con alguien que definitivamente le da una buena paliza a tu hombre con su aire seductor y temperamento arrogante.

La sonrisa sínica de la castaña estremeció con creces al pequeño doncel, quien prefirió no mencionar palabra alguna, llevando sus finas manos a los bolsillos de su chaqueta color naranja en actitud nerviosa. El extraño presentimiento que albergaba le desconcertaba en demasía, no tenía la menor idea de figurar a la persona que su amiga se refería con absoluta confianza. Sin embargo, entrever de forma precipitada su malestar ante una situación surrealista, le parecía difícil de explicar con escuetas frases de consuelo, pero reconocía la sinceridad de Tenten, él no era un conocedor de las relaciones amorosas, y decir que alguna vez tuvo un acercamiento con un varón más allá de su comportamiento fiero producto a la determinación aguerrida, no entraba en el conjunto que se requería.

—Supongo que tienes razón, pero eso no quiere decir que acepte a la ligera, Tenten. Simplemente estoy de acuerdo en que ambos no tenemos un historial de vivencias en cuanto a relaciones se refiere y tomar un sabio consejo de una persona con experiencia, sería valioso para mí en estos momentos.

—Es satisfactorio escuchar tu aprobación, Naruto. El resto déjalo en mis manos, me encargaré personalmente de convencer a mi querido conocido a ser parte de nuestro plan conquista.

Con una sonrisa divertida y un guiño hacia el rubio, la castaña se levantó del asiento de la cafetería con el objetivo de encontrar a Uchiha Sasuke para requerir de sus servicios al precio que fuera. Tenten guardaba una estrecha relación con el afamado varón, manteniendo una amistad de antaño, gracias a los negocios en conjunto de sus familias en el área empresarial, no habría la necesidad de obligarlo implícitamente en su intento de ayuda a su querido amigo doncel.

—Espera Tenten, no he terminado de… —Naruto calló abruptamente ante la desfachatez de la castaña, abandonándole sin reparo a merced del concurrido grupo de gente que abarrotaba la cafetería de la universidad.

 

 

Caminando con seguridad hacia la facultad de negocios, la chica de cabellos castaños observaba cada salón que se presentaba en su campo de visión, esperanzada de encontrar al varón en uno de los cubículos rodeado por un centenar de mujeres y donceles con lustrosas ropas en buscan de la atención del arrogante tipo que la propia Tenten conocía a la perfección.

—Cuando requiero de tu valiosa presencia no te encuentras en ningún sitio, estúpido Sasuke... —suspiró con pesar, maldiciendo a su amigo por desaparecerse en el momento que le necesitaba.

Arrastrando los pies y mirando cada minuto en su reloj de mano el tiempo libre que disponía hasta su próxima clase, Tenten decidió buscar al varón en el único lugar que gozaba de cierta privacidad, la biblioteca. Bajó las escaleras cercanas del enorme recinto de estudio y corrió velozmente hacia la estancia para fijar sus marrones ojos en la figura altiva del apuesto moreno, sentado en una de las mesas lejanas del sitio con un libro en mano de administración financiera. 

—He hecho todo un recorrido para encontrarte, Sasuke. —la castaña musitó con diversión, ganándose a pulso una seria mirada del pelinegro. 

—Ese no es mi problema. —Tenten chasqueó la lengua molesta, tomando asiento sin importar la opinión propia del azabache. Sasuke por su parte volvió a retomar el hilo de su entretenida lectura, dejando que la fémina hiciese lo que le plazca.

La chica suspiró resignada ante el temperamento tajante del pelinegro, lo consideraba desquiciante y se sorprendía en demasía ser testigo de la facilidad con que Sasuke adoptaba una actitud agradable con sus admiradores para deshacerse del constante asedio.

El pelinegro era el estudiante modelo de la prestigiosa institución universitaria, deportista innato y hombre atractivo para la vista del colectivo. Con un metro noventa a su disposición, piel nívea y facciones masculinas resaltadas por su cabello lacio color ébano, obtenía lo que quisiese con una mirada y sonrisa lacónica. Además, del porte de caballero que le distinguía con gracia. Tenten conocía cada detalle de Sasuke, su altanera forma de ser y el trato poco sutil que tenía hacia su persona, debido a su relación amistosa-conflictiva de años.

—No sabes cuánto daría para que todos conociesen el bastardo infeliz que eres, Sasuke. —una mordaz frase por parte de la castaña fue suficiente para obtener la completa atención del moreno mediante una sonrisa arrogante en sus finos labios.

—Sabiendo la clase de hombre que soy... continúan besando el suelo donde piso. Sin embargo, no creo que te hayas tomado la molestia de venir hacia mí para dedicarme tan encantadoras palabras, Tenten. ¿Qué quieres? —su voz aterciopelada hizo eco en la solitaria estancia, interrogando de forma directa a la castaña. Sasuke odiaba los rodeos y prefería ir de lleno al asunto sin importar las circunstancias.

—Necesito que me ayudes en un asunto en especial, Sasuke. Mi mejor amigo requiere de tu amplio conocimiento como casanova para conquistar al varón que le interesa, así que me preguntaba si te animas a dar lecciones de seducción. —con una sutil sonrisa y una expresión cálida, Tenten abordó al joven pelinegro a la espera de una respuesta.

—Debo reconocer que tu pésimo sentido del humor ha mejorado significativamente, me has hecho reír. —negándose a creer en las palabras de la castaña, Sasuke se permitió a sonreír con burla, mientras el rostro de la chica se transformaba en un gesto de molestia.

—No es un ningún chiste, Sasuke. Lo que te acabo de mencionar es un asunto de seriedad. Si pensé en ti, es precisamente porque eres el hombre con la experiencia adecuada para que ilustre a mi amigo en el arte de las relaciones amorosas.

—Me niego a creer que esté teniendo una absurda charla contigo, Tenten. —el pelinegro respondió contrariado, tomando el libro que sostenía hace unos momentos, guardándolo en su fino maletín de cuero dispuesto a retirarse. —Si esperas que haga mi acto de solidaridad como vil casamentero, estas equivocada. No pienso prestarme a tus absurdos juegos que no me corresponden.

La castaña bufó con exasperación, siguiéndole los pasos a su enfurruñado amigo a la salida de la biblioteca, mientras el moreno se negaba a escucharla. Sasuke estaba acostumbrado a las ideas estúpidas de la chica, pero no por ello se dejaba manipular con tretas malintencionadas para obtener su completa atención.

—No puedes negarme un pequeño favor, Sasuke. Si tuviese la experiencia amorosa del cual tú gozas, créeme que ayudaría a mi querido Naruto, pero desgraciadamente los planes que se me han ocurrido no han salido como esperaba, solo quiero que le aconsejes y le ilustres de forma sutil. —el moreno giró sobre sus pies, acomodando su entallado saco color azul oscuro a juego con los pantalones de mezclilla y los mocasines lustrosos de su atuendo elegante.

—Me niego a ser partícipe de tu estupidez, Tenten. Si tu amigo es un doncel insufrible no es un asunto que me interesa saber, tengo otros pendientes que de verdad requieren de mi completa atención y no para estar en dilemas de adolescentes. —la chica farfulló entre dientes, enojada por la distante actitud del pelinegro.

—¡No te da vergüenza negarme un maldito favor a mí, Sasuke! Realmente me has decepcionado, creo que tendré que recurrir a Itachi, él jamás me negaría una petición sin importar el asunto. Sin embargo, tú infeliz bastardo, te has ganado mi odio inmensurable a pulso. —el moreno llevó su mano al puente de su nariz, masajeándolo con evidente estrés. Escuchar las constantes quejas de Tenten era un episodio que no deseaba rememorar.

—¿Qué demonios gano yo con todo esto?

—La satisfacción de haber cumplido con un importante favor a pedido de tu querida amiga, Sasuke. ¿No crees que es motivo suficiente? —el pelinegro entornó sus oscuros ojos, ignorando el comentario de la castaña para continuar con su camino.

—Solo espero que en un futuro lejano no vuelvas a involucrarme en tus absurdas ideas, Tenten. —la castaña sonrió con alegría, abalanzándose a los fuertes brazos del moreno, agradeciéndole emocionada el generoso gesto.

—En un momento regreso con Naruto y te encargarás de hacer tu trabajo, Sasuke. Te prometo que jamás volveré a pedirte un favor si cumples con lo acordado. —la chica habló con rapidez, mientras el moreno se limitaba a bufar enojado por las idioteces que se le ocurrían a la chica.

—A veces me pregunto cómo es posible que sea capaz de soportarte…

 

 

Naruto decidió marcharse de la cafetería una vez Tenten le dejó con la palabra en la boca, perdiéndose por los recónditos pasillos de la universidad, caminó con lentitud hacia la facultad de medicina, absorto en sus pensamientos sin prestar verdadera atención a sus alrededores, donde su castaña amiga le hacía señas para que se acercase. Sin embargo, el doncel ignoró toda acción, adentrándose a uno de los salones vacíos de su próxima clase, mientras la fémina permanecía junto la compañía del malhumorado pelinegro en busca del blondo.

La castaña sorprendió al rubio una vez ingresó de forma intrépida al recinto con el atractivo varón a su lado, quien solo permaneció estoico en el umbral de la puerta, observando cada aspaviento del doncel y su desagradable amiga.

—Éste atractivo varón que tienes el placer de observar en su máximo esplendor es mi amigo, Naruto. Él será tu maestro de seducción y el encargado de llevar tu entrenamiento personal, Uchiha Sasuke.

El rubio sintió sus mejillas arder ante semejante comportamiento desinhibido por parte de la castaña, deseó huir y no tener que soportar la mirada intensa del apuesto varón que para su desgracia se mostraba expectante a cada reacción suya.

—¡Juro por Dios que voy a asesinarte, Tenten!

Notas finales:

Espero que éste cap haya sido de su agrado y nos estaremos leyendo en cuanto se me haga posible, así que sus comentarios son más que bienvenidas y responderé gustosamente...


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