Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Double. [EXO Fanfic / ChanKai] por Exotic_Starpaca

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

  En los tres meses que sucedieron la muerte de LuHan, Kai había permanecido inusualmente silencioso. Si no contaba uno que otro comentario sarcástico contra él, JongIn se sentía algo intranquilo con respecto a su silencio. En otro momento habría pensado que ese pesado silencio en su cabeza era una bendición, pero sólo se sentía preocupado. Kai podía leer su mente, pero él no podía saber qué pensaba en ningún momento.


En el pasado, había intentado hablar un par de veces con él, charlas de "amigos". Pero Kai era evasivo y grosero, sabía exactamente dónde herirle, y se acabó dando por vencido. Sin embargo, más de una vez llegó a pensar que Kai simplemente no sabía cómo mantener una conversación normal, y por eso lo evadía.


— ¿Por qué estás tan silencioso?— No resistió demasiado el absoluto silencio, y lanzó la pregunta al aire mientras resolvía algunas cuestiones de su tarea, sentado en el suelo del departamento. Durante un par de segundos no hubo respuesta alguna de parte de Kai, hasta que pareció despertarse. O quizá era lo que quería hacerle creer a JongIn.


¿Qué, tanto me extrañas?


— No seas imbécil. Pero cuando vives más de veinte años con una voz molesta todo el día en tu cabeza, es normal que te parezca inusual no escucharla de pronto.


Sólo estoy descansando. Deja de joderme y sigue haciendo tu tarea o lo que sea.


"¿Descansando? Esa es nueva." Cuando estaba atento, podía alejar sus pensamientos del dominio de Kai, como en esos momentos. Nunca, aparte de la noche que seguía a los asesinatos, había necesitado Kai descansar. ¿A qué se debía ese repentino agotamiento? Bufó y se encogió de hombros antes de volver a concentrarse en su tarea, decidiendo no preocuparse más por él.


                                       . . .


Las personas en la universidad ya habían dejado de mirarlo con lástima, y de darle palmadas en la espalda mientras susurraban un "lo siento mucho". De LuHan, sólo se había encontrado un trozo de camisa en un contenedor local, y aunque continuaban buscando, ya JongIn sabía cómo acabaría. Luego de un par de meses más, el expediente del caso revolotearía de mano en mano, cada vez en rangos más bajos, hasta desaparecer bajo la montaña de casos sin respuesta.


Avanzó por los pasillos sintiendo una que otra mirada, sin darles importancia mientras balanceaba en sus brazos los libros de su siguiente clase. Ya tenía al menos diez minutos de retraso y el profesor Lee era uno de los hombres más severos que la universidad había visto alguna vez. En resumen: Estaba muy jodido si no llegaba a tiempo.


Con todas las prisas, no se fijó en una figura alta y aparentemente despistada que estaba inmóvil en medio del pasillo, revisando su horario. Una figura que acabó en el suelo junto a él y los libros de texto que tan cuidadosamente había cargado. Masculló una maldición y frotó su frente allí donde se había llevado el golpe, mientras recogía sus pertenencias sin poner mucha atención al muchacho con el que había chocado, hasta que él habló.


— ¡Joder! Lancé todos tus libros al suelo, lo siento mucho. Es sólo que no encuentro mi clase, soy nuevo aquí y el maldito edificio es demasiado grande... ¿estás bien?


Su voz era increíblemente grave para el rostro infantil que cargaba, y por un momento JongIn lo observó sin mediar palabra, analizándolo. Era atractivo, y aunque tenía unas curiosas orejas sobresalientes a su cabello rojizo, no arruinaba en nada su imagen.


— Sí, sí, no ha sido nada, no te preocupes—, murmuró con una ligera sonrisa antes de ponerse de pie, con ayuda de la mano ajena. Una vez estuvo sobre sus piernas de nuevo sacudió su ropa y efectuó una rápida reverencia al muchacho más alto—. Soy JongIn, Kim JongIn. Un placer haber chocado contigo. ¿A qué clase debes ir?


El chico de inmediato respondió a la reverencia y sonrió de forma amplia al escuchar su nombre. Tenía una sonrisa curiosa como el resto de él, pues era demasiado grande y amplia para resultar bella, pero muy agradable como para resultar escalofriante.


— Park, ChanYeol. El placer es mío, no todo el tiempo puedo chocar con personas amables. Debo ir a la clase de... — Desvió su atención y leyó un momento los caracteres en el papel, entrecerrando sus ojos—, el profesor Lee. ¿Sabes cómo llegar? Me salvarás el trasero, en serio.


Luego de explicarle que iba también a la clase, se apresuraron a lo largo de los pasillos hasta alcanzar la puerta del salón. ChanYeol se presentó y sacó de su manga que se había perdido y que JongIn se había retrasado ayudándolo; No del todo una mentira, efectiva pues el profesor no comentó nada y excusó sus tardías.


El resto de la clase fue de lo más entretenida. ChanYeol no era de Seúl, era de Busan, y tenía un montón de historias por contar, que JongIn escuchó feliz. Le habló de sus padres y su cafetería, de su hermana mayor, de sus hurones mascota, y de su pasión por el canto y la guitarra. Él, a cambio, le habló sobre su amor por el baile, sin mencionar demasiados detalles sobre su familia excepto que todos habían fallecido en un accidente.


Al salir de clase, aún seguían caminando codo con codo mientras ChanYeol parloteaba sobre cualquier cosa, y JongIn lo escuchaba atento, en ocasiones riendo por sus ocurrencias. La risa de ChanYeol era, definitivamente, una de las más increíbles que había escuchado nunca. Al tener que separarse para ir a una clase distinta, casi hasta parecía que el más alto estuviera triste.


— Es una lástima que no tengamos más clases juntos... ¿Estaría bien si almorzamos juntos? Yo invito—, ofreció el gigante, sonriendo de oreja a oreja mientras lo miraba. JongIn lo aceptó sin dudarlo demasiado, y con una sonrisa se despidieron con la promesa de verse en un par de horas.


"JongIn."


Le tomó por sorpresa escuchar de pronto la voz de Kai, pero eso no detuvo su andar por la plaza exterior al siguiente edificio. La verdad era que, no podía discernir si es que él había estado silencioso toda la mañana, o la voz grave de ChanYeol había opacado cualquier palabra que hubiera soltado en algún momento.


— ¿Qué pasa? — Susurró, en un tono apenas audible. Un par de chicas estaba caminando muy cerca de él, y no sería la primera vez que lo vieran de forma extraña por estar hablándole al aire.


"Nada, olvídalo. No la vayas a cagar con ChanYeol."


Se detuvo en seco al escucharlo, y fingió que buscaba algo en su mochila con manos temblorosas, hasta que las chicas se alejaron. Al estar completamente solo, se llevó ambas manos a su rostro y frotó este hasta que sus ojos dolieron. Tenía que ser una broma.


— Kai... No más, por favor... — Que él tuviera su atención en el muchacho agradable que recién había conocido ese día no era nada bueno. Sólo podía significar que Kai lo había elegido, y que en cosa de meses tendría que soportar ver el nombre de ChanYeol en los noticieros, bajo el título de "DESAPARECIDO".


"Llegarás tarde a clase."


No hacía falta que dijera más, eso fue suficiente para hacerle entender a JongIn que había elegido. Derrotado, tomó sus cosas y comenzó a andar de nuevo, el peso oprimiendo su corazón.


                                               . . .


 


2010.


 


Al intentar despertarse en medio de la noche, constató con horror que no podía mover sus brazos, y sus piernas iban por el mismo camino. Kai se estaba metiendo en sus extremidades, poco a poco, como una densa niebla que se arrastraba entre sus sentidos. No podía hacer mucho para negarse, sólo esperar hasta que acabara y quedara relegado a ver y oír lo que él hiciera con su cuerpo.


Odiaba eso. Estar en el lugar que generalmente Kai ocupaba era incómodo, oscuro y frío, y al no poder controlar lo que el otro hiciera con su anatomía su preocupación era máxima. Kai se puso de pie y comenzó a andar hacia el piso inferior de la casa, ignorando las preguntas de JongIn en su cabeza, hasta que llegó a la puerta del desván. Un contenedor plástico pronto apareció en sus manos y JongIn, aterrado comenzó a gritar con todas sus fuerzas dentro de su cabeza.


Gasolina.


— Grita todo lo que quieras, que a mí no me afecta—. Casi con cierta religiosidad, Kai comenzó a verter la gasolina por el salón, pasando por la cocina y el pasillo, cubriendo bien el suelo del maloliente líquido. Se limitó a empapar las escaleras y parte del pasillo superior, pues sabía que el olor podría despertar a alguien, y de todas formas era suficiente gasolina para extender el fuego a las habitaciones.


JongIn lo había intentado todo. Había gritado, pateado, se había removido con todas sus fuerzas. Había empujado contra la barrera que lo mantenía atrapado en su propia cabeza, pero nada había funcionado, y se comenzó a rendir al ver el cerillo encendido en las manos de Kai. Había sido sólo un instante, dos segundos en los que la pequeña llama se deslizó con una belleza macabra al suelo empapado de gasolina, hasta que se convirtió en una llamarada espantosa en el centro del salón. Kai, satisfecho, se retiró a la puerta, dejando que JongIn apreciara por completo como la casa de su infancia comenzaba a perecer bajo el fuego.


— Lo hice por nosotros. No podías saberlo, pero planeaban internarte en una clínica mental. Nunca te creyeron, JongIn, y esto es lo que tuve que hacer para detenerlos.


JongIn no daba crédito a sus ojos, cuando el fuego comenzó a ascender con una rapidez demoníaca por las escaleras, acariciando el piso superior con el humo antes de llegar. Llegados a ese punto, JongIn sólo deseaba replegarse sobre sí mismo, ignorar el olor a carne quemada que pronto llegó a sus sentidos junto a los gritos de dolor provenientes de su familia. Quería pensar que era un sueño, que pronto despertaría y nada habría pasado, pero la voz de Kai pronto arrancó hasta esa infantil fantasía.


— Tendremos que irnos. Ya algún vecino habrá llamado a Emergencias, y tú debes fingir que habías bajado por un vaso de agua y el fuego no te alcanzó, ¿entendido?


Demasiado cansado como para negarse, se abrazó a sí mismo en ese pequeño espacio oscuro y asintió, sabiendo que Kai lo sabría. Se desconectó por completo del horrible olor a humo y las vivas lenguas de fuego, esperando hasta el momento en que pudiera despertar de nuevo en su cuerpo.


Inconsciente, no pudo ver cuando Kai deslizó una pequeña fotografía de su bolsillo y la sostuvo entre sus dedos apenas un segundo para poder mirarla por última vez. Era borrosa, oscura, y no era sencillo discernir qué era exactamente, pero él lo sabía bien; La imagen de una ecografía. "Kim JongIn y Kim Kai, 1994", decía escrito en pulcras letras cursivas detrás de la fotografía.


Con una sonrisa apenas visible, dejó que la pequeña imagen se consumiera en el fuego, como todo lo demás en esa casa.

Notas finales:

¡Gracias por leer! Sus comentarios siempre son recibidos con alegría, y me ayudan a crecer y mejorar en lo que hago. ¡Nos vemos en la próxima actualización!

 

Chú, chú.~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).