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Right behind you. por deep desire

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Notas del capitulo:

Heey! es lunes nuevamente!  espero que hayan tenido un bonito día y les deseo una muy buena semana!

Ry

 

 

 

 

 

“Cambiaste”

 

 

 

 

 

El mocoso me besó… aprovechó el momento en que estaba sorprendido y me invadió con su boca. Me quedé inmóvil al principio porque mi mente no lograba procesar todo lo que estaba ocurriendo… y luego todo quedó en blanco y solo era mi cuerpo reaccionando a instintos primitivos.

 

Le devolví el beso y quería más. Quería tocarlo y morderlo y hacerle muchas cosas más que jamás hubiera pensado hacerle a un hombre. Tenía todos estos impulsos y reacciones que sólo pasaban cuando estaba con una mujer.

 

“Esto está mal” susurraba una parte mí con una voz casi inaudible.

 

Y aún sabiendo que estaba mal, no pude detenerme por mi cuenta. Me sentía impotente al estar atado de manos y pies… quería tocarlo como nunca había querido tocar a nadie, ni siquiera a una mujer.

 

Lo besé con hambre y desesperación, y él respondió con calma, como queriendo decir que esto sólo era un adelanto de lo que vendría… y se detuvo tan rápido como había empezado.

 

– Ry –susurró apoyando su frente contra la mía– Búscame ¿De acuerdo? Ahora no hay forma de que me olvides, así que no te demores –.

 

¿Qué dijo? No escuché nada. Solo podía ver su rostro de una forma que no había visto antes, y eso me dejó confuso. Como si estuviera viendo por primera vez, con otros ojos. Una visión distinta a la que tenía antes de que me besara.

 

Nathan sonríe y me besa nuevamente, esta vez mordiendo mi labio inferior.

 

– Nos vemos~ –.

 

¡¿Me besa de esa forma y dice “nos vemos”?! ¡¿Qué demonios?!

 

– Ya verás lo que es bueno cuando te encuentre –mascullo mirando el lugar por el que se fue.

 

Aunque ahora puedo ver mejor lo que hay alrededor… justo en medio de escombros. Completamente aislado del mundo… ¿Cómo mierda voy a salir de aquí?

 

Observo de una esquina a otra en busca de ayuda.

 

– Bueno, Nate ya se ha despedido de ti ¿no? –dice una voz tras de mí.

 

Salto literalmente y pierdo el equilibrio cayendo bruscamente de cara al suelo.

 

– ¡Auch! –exclamo resoplando contra la tierra.

 

– Sí, bueno, cuidado con caerte –dice el sujeto– Soy Max por cierto.

 

– El chico que todo lo sabe –mascullo girando la cabeza para verlo.

 

– Exacto, Ry, y como veo –sonríe de forma burlona– Ya te habrás dado cuenta de que es verdad. Todas y cada una de mis palabras –me guiña un ojo– Te dejo para que reflexiones un momento… ¡Ah! –se detiene antes de irse– Toma tu teléfono, está llamando a un tal Dean –.

 

Y se va tirando el celular al suelo. Miro el aparato y efectivamente descubro que está marcando a Dean.

 

Escucho a lo lejos un par de gritos y luego un vehículo saliendo a mucha velocidad, derrapando en la tierra.

 

– Infelices –gruño escupiendo un poco de tierra mezclada con saliva.

 

– Ry, espero que sea importante –dice la voz de Dean a través del teléfono.

 

– ¡Dean! –grito un poco aliviado de que haya contestado– Oye, Dean, verás… yo… eh… hum, he sido s-secuestrado y…

 

– Espera un segundo –dice con calma– Me pareció escuchar mal una palabra ¿Podrías repetir todo de nuevo? –.

 

Mierda.

 

Dean va a matarme.

 

Trago con nerviosismo y me armo de valor para repetir todo de nuevo… aunque mi final esté siendo sentenciado.

 

– He sido secuestrado –murmuro cerrando los ojos con fuerza.

 

– ¡¿QUÉ?! –grita dejándome aturdido a pesar de encontrarme un poco alejado del teléfono.

 

– Lo siento…

 

– Ry, vas a pagar con tu vida si es que te encuentro yo primero –advierte y acto seguido, corta la comunicación.

 

No.

 

Maldición.

 

Estoy perdido.

 

Muerto

 

¡Mierda! Debo escapar a como dé lugar. Si Dean me encuentra, de verdad voy a morir. No es broma. Ya me lo había advertido antes. Si cometía un error más en ejecutar mi trabajo de forma limpia, yo iba a ser el que iba a morir por una bomba… incluso detalló explícitamente el cómo pondría una bomba en mi estómago y todo mi cuerpo estallaría como una piñata.

 

Dean es… bueno, Dean es el maldito “Supremo de los hackers”, y también es el maldito que no me deja respirar en paz porque me vigila más que una madre primeriza a su hijo.

 

Así que justo ahora estoy muerto si él me logra encontrar. Eso quiere decir que puedo huir… y así lo haré.

 

No pienso morir aquí.

 

Primero debo violar a cierta persona por meterme en tantos problemas, y luego puedo ver qué haré con lo que me depare el destino.

 

Violarlo… ¡¿Qué demonios estoy pensando?!

 

Voy a matarlo… no. A quién quiero engañar.

 

Cambiaste” dice una voz dentro de mi mente.

 

Sí, he cambiado al parecer… tendré que aceptarlo y ya. No puedo luchar contra ello cuando todo mi ser grita por un hombre y no una mujer.

 

“Entonces voy a violarlo” pienso sentándome.

 

De algún modo me agrada esa idea… así que si me agrada esa idea, entonces debo vivir.

 

Miro a mi alrededor hasta que veo  una piedra filosa incrustada en la tierra. Por suerte, el mocoso de Nathan me ató con cinta adhesiva, de otro modo, ni en sueños hubiera podido pensar en escapar.

 

El plástico entorno a mis muñecas se rompe y hago lo mismo con el que ata mis tobillos. Segundos más tarde, soy libre y cuento con menos de diez minutos para huir de aquí. Dean ha obtenido mi ubicación en el momento en que le llamé, y sé muy bien que cuando quiere algo, se moviliza muy, muy rápido.

 

Dudo al momento de recoger mi celular, porque si lo llevo, Dean me rastreará, pero si no lo llevo, no sé cómo salir de aquí. Necesito un mapa. De cualquier forma lo llevo conmigo y comienzo a correr sin detenerme. En el mapa dice que debo recorrer diez kilómetros y luego de ese tramo, recién voy a llegar a una zona poblada.

 

Ni siquiera puedo correr un kilómetro… no sé cómo diablos voy a poder correr diez… mierda. Estoy muerto. Me detengo porque me falta el aire y estoy a punto de ahogarme. Miro hacia atrás para verificar cuánto he avanzado y descubro que solo he corrido unos cinco metros.

 

Ahora… eso sí que es deprimente.

 

Trato de caminar de manera rápida, pero no es mucho lo que logro avanzar.

 

“Nathan, mocoso de mierda. Esta sí que te la voy a cobrar”

 

Ahora por fin he alcanzado la autopista principal… y han pasado diez minutos…. Dean ya viene y yo aún estoy a la vista en medio de la nada. El escenario perfecto para un asesino. Bueno, técnicamente ya estoy muerto, pero ésta vez sería un asesinato real.

 

No quiero morir. Soy un cobarde que le teme a la muerte y al dolor de todo tipo. Por favor, no quiero morir aquí…

 

Debo de estar tan desesperado por no morir, que incluso llego a escuchar el sonido de un camión a lo lejos. Solo para comprobar que no estoy imaginando, miro sobre mi hombro y veo una mancha oscura en movimiento.

 

Es un camión… ¡Es un verdadero camión! No estoy soñando. Creo que puedo llegar a llorar justo ahora solo por el hecho de ver un medio de transporte. No sé si la persona que va dentro me llevará o no, pero haré lo que sea con tal de no morir. Lo que sea.

 

Dejo de caminar y me paro en medio de la autopista. Levanto los brazos y cierro los ojos con fuerza.

 

Frena. Frena. Frena”

 

Segundos después escucho cómo frena de golpe y, al abrir un ojo, veo que el camión se detuvo a medio metro de mí.

 

“Eso sí que fue suerte” pienso con el corazón latiéndome muy rápido.

 

Cuando logro reaccionar, corro hasta el lado del conductor y suplico hasta que el hombre accede a llevarme. El viaje transcurre en silencio y lo único que acompaña el ambiente es la música country de la radio.

 

– Llegamos –avisa el señor cuando hemos ingresado a la ciudad.

 

Salgo de mi escondite en la parte trasera de los asientos y me bajo de un salto.

 

– Gracias por todo, señor –agradezco de todo corazón.

 

– No hay de qué, hijo –responde con un encogimiento de hombros.

 

– ¿Se cruzó con unas…?

 

– ¿Camionetas del gobierno? –me interrumpe– No sé qué hiciste pero no quiero saber, así que ahora vete. Nunca me hablaste y yo no te conozco.

 

– Adiós –respondo aliviado de no tener que buscar respuestas a preguntas complicadas.

 

En el trayecto, revisé mi celular y memoricé el recorrido que haría, pero olvidé todo cuando le quité la batería al móvil para destruir la tarjeta SIM. Primero rompí el plástico pequeño –para que Dean no me pueda rastrear– y lo tiré por la ventana, pero lo que me sorprendió fue ver un pedazo de plástico, igual a una tarjeta de memoria, pegado a batería con cinta adhesiva negra.

 

Cuando la quité, descubrí que no era una tarjeta de memoria común y corriente, sino que era un rastreador casero, hecho por un novato con mucho ingenio… o sea: Nathan.

 

– Bastardo –gruñí cuando descubrí su invento.

 

Luego de eso, me deshice del celular al tirarlo por la ventana del camión y conservé sólo la tarjeta de memoria.

 

Así que por ésa razón, no tuve que memorizar ninguna otra ruta más que la ruta que me llevaría a una biblioteca pública.

 

Por lo que me apresuré a llegar y conseguí un computador que se demoró siglos en encender. Inserté la tarjeta de memoria e hice un poco de mi magia con el teclado, hasta que obtuve lo que quería: una ubicación.

 

Entonces comienzo a anotar todo en una hoja para no olvidarlo. Luego apago el computador y guardo la tarjeta de memoria en uno de mis bolsillos sólo para ver qué es lo que hará esa pequeña sabandija.

 

“Nathan, prepárate” pienso saliendo como un rayo en dirección al lugar que anoté.

Notas finales:

¿Logrará encontrar a Nathan? ¿Qué ocurrirá cuando lo haga?

Bueno, nos leemos el próximo lunes 23 de mayo... muchos cariños y besoos ;)

Bye bye <3

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