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“Te amo como se aman ciertas cosas oscuras, secretamente, entre la sombra y el alma”.
—No entiendo el hecho de que seas tan buena con ella -Dije fastidiada mientras caminaba junto a la oji-cobalto de camino a casa de esta.
—Masumi siempre ha sido buena conmigo -Dijo la pelirosa sonriéndome -No puedo ser de otra forma ante tan buen trato.
—Yuzu… -Mencioné fastidiada frunciendo el ceño -Masumi quiere algo más que tu amistad -Dije cruzándome de brazos -¿Acaso no te das cuenta? -Pregunté cerrando pesadamente los ojos.
—Y si es así ¿habría algún problema? -Preguntó la oji-cobalto extrañada.
—Ninguno -Respondí haciendo una pequeña mueca volteando hacia otro lado apenada.
Así era cada día al salir de la escuela, la cuestión era que Masumi aprovechaba cualquier momento para acercarse a mi Yuzu y eso me jodía, me hervía la sangre cada vez que la abrazaba o le decía que tenía un hermoso brillo en los ojos.
La razón también era que desde muy pequeña había estado enamorada de Yuzu, todo pasó muy rápido, pero aún logro recordarlo.
=Flashback=
Un día de verano a mis escasos 4 años había salido a jugar al parque de Maiami City, todo estaba bien, hasta que pasó algo extraño, a lo lejos vi una niña cerca de los columpios agachada con sus brazos abrazando sus piernas y llorando, en cuanto la vi fui a ver que tenía.
—¿Qué te pasó? -Pregunté extrañada poniéndome a su altura tocando su brazo.
—To…Tomoya, el niño de rojo de allá me quitó mi pulsera, ese… es el único regalo que tengo de mi madre -Dijo volteando a verme con unos ojos llenos de tristeza.
—¿Y dónde está ella? -Pregunté apenada, al mirarla a los ojos sentí que algo en mí había surgido, algo tenía que hacer para que ella dejara de llorar.
—En las estrellas -Dijo bajando su rostro con un semblante triste, en ese momento sentí un nudo en mi garganta y un hueco en mi estómago, había preguntado algo indebido.
—Descuida yo traeré tu pulsera -Dije sonriéndole como pude encaminándome hacía donde estaban el niño que me había mencionado junto a otros dos, parecían un poco más grandes, sin embargo, eso no iba a impedir que le devolviera su pulsera a ella.
—Pero… -Dijo quitándose de su postura asombrada.
—Espera aquí ¿sí? -Dije volteando a verla unos segundos sonriéndole cálidamente.
Al llegar donde los niños, estos estaban pasándose uno a otro la pulsera, al verme llegar se detuvieron y me miraron.
—¿Qué es lo que buscas tonta? -Preguntó el niño de rojo que le había quitado su pulsera a esa niña.
—Entrégame la pulsera -Dije mirándolo con molestia.
—JAJAJA ¿Estás loca? ¿Realmente crees que te la voy a entregar? -Preguntó burlándose de mí -¿Escucharon eso chicos? -Dijo riendo haciendo que sus otros dos amigos también lo hicieran.
—Está bien, si no quieres por la buenas será por las malas -Dije acercándome a él empuñando mis manos para ejercer más fuerza y tumbarlo al suelo.
—¿Estás loca o qué te pasa? -Preguntó con el ceño fruncido mientras estaba encima de él.
—Vas a darme esa pulsera -Dije molesta.
—En tus sueños niñita -Dijo riendo.
—¿Así? -Pregunté tomando su brazo para morderlo.
—¡AAAHHHHGG! ¡SUÉLTAME! -Grito mientras intentaba morder más fuerte su brazo -¿Qué demonios están haciendo ustedes dos? -Preguntó mirando molesto a sus amigos que se burlaban de la escena -¡Quítenmela de encima!
—Dame la pulsera -Dije separándome un poco para volver a morder en otro lado de su brazo.
—¡Quítate de encima! -Exclamó molesto tratando de quitarme, pero yo aplicaba toda la fuerza de mi cuerpo para que no se moviera.
—Ya dale la pulsera tonto -Dijeron sus amigos al unísono.
—Además a ti no te sirve de nada -Dijo uno de ellos tratando de quitarme de encima del otro niño.
—No me quitaré hasta que me dé la pulsera -Dije molesta frunciendo el ceño volviendo a impactar otro lugar de su piel con mis dientes.
—¡Esta bien! Te la daré -Dijo molesto -Pero ya, para de morderme ¡Ahhhg! -Gritó intentando zafarse, en ese momento dejé de morderlo esperando que me la diera -Toma y ya vete de aquí -Dijo cerrando un ojo por el dolor de mis mordidas, realmente lo había mordido con fuerza ya que tenía varias marcas rojizas en su brazo.
—Si me la hubieras dado por la buenas no te habría mordido -Dije sacándole la lengua corriendo hacia donde la niña miraba asombrada la escena -Aquí tienes -Dije sonriéndole llegando frente a ella extendiéndole la pulsera.
—Muchas gracias -Dijo regalándome una hermosa sonrisa, pude sentir como un ligero tono carmesí apareció en mis mejillas al mirar su sonrisa, en ese momento no entendí que pasaba, pero ella había robado mi corazón solo con su sonrisa -Mi nombre es Yuzu -Dijo sonriéndome feliz.
—Soy Serena -Dije mirándola fijamente.
=Fin del Flashback=
Desde ese día en adelante nos veíamos en el parque para jugar, cuando fuimos más grandes nuestros padres nos metieron en la misma primaria, y posteriormente la secundaria, siempre habíamos sido muy unidas, con el tiempo entendí el gran amor que Yuzu había despertado en mí.
Cuando llegamos a la prepa en nuestro salón apareció Masumi Kotsu, una chica de piel trigueña, largo cabello color azabache y unos grandes y llamativos ojos color fucsia, el primer día decidió que formaría equipo con Yuzu, dejándome de lado teniendo que trabajar con otra compañera, al principio lo vi normal, sin embargo, al paso de las semanas, noté lo obvio, a Masumi le gustaba Yuzu, cuando lo noté traté de alejarla lo más que podía de ella, sin embargo no podía, Yuzu había simpatizado con ella y no podía hacer mucho.
Por mucho tiempo soporté la actitud de Masumi sin embargo ya no podía tolerarlo más, cada día buscaba un nuevo pretexto para abrazar a mi pelirosa, cada día buscaba una nueva forma de estar cerca de ella, pero que podía hacer yo, no podía decirle a Yuzu que estaba enamorada de ella, no sabía cómo reaccionaría, no sabía que diría y lo más importante no sabía que era lo que ella sentía.
Después de estar pensando en todo esto, fui sacada de mis pensamientos por su dulce voz.
—Entonces ¿vas a comer en mi casa? -Preguntó mirándome dulcemente -Sabes que mi papá no estará y que no me gusta comer sola -Dijo haciendo un lindo puchero.
—Lo haré -Dije sonriéndole, era difícil no corresponderle su bella sonrisa.
Al llegar a su casa dejamos nuestras cosas en la sala y fuimos a la cocina para hacer algo de comer, Yuzu nunca había sido muy buena en la cocina así que opte por hacerla ayudarme a cortar los vegetales para que yo preparara lo demás.
Después de que todo estuviera listo comimos la comida que habíamos hecho juntas, amaba estas pequeñas cosas que podía hacer con ella.
—La comida sabe deliciosa como siempre -Dijo encantada.
—Me alegra que aunque pase el tiempo te siga gustando mi comida -Dije sonriéndole jugando con un tenedor.
—Siempre amaré lo que cocinas, ¿qué haría si ti? No podría vivir sin ti -Dijo feliz, en ese momento sentí como mi corazón latió fuertemente, tal vez era palabras simples, pero para mí significaban mucho.
Al terminar de comer recogimos la mesa y Yuzu lavo los platos mientras yo los secaba, se sentía extraño por primera vez, estar sola con ella se sentía como si fuéramos una pareja que apenas se había formado, me sonrojé debido a mis raros pensamientos, estos cesaron cuando vi a Yuzu dar un pequeño bostezo.
—Deberías dormir un rato, no has descansado muy bien estos días debido al proyecto de filosofía, yo terminaré esto -Dije siguiendo en lo mío.
—¿Estás segura? -Preguntó extrañada.
—Claro, ve -Dije sonriéndole, ella asintió.
—Gracias por ser tan linda conmigo -Dijo sonriéndome encaminándose a la sala, yo asentí apenada sin mirarla.
Ya no quedaban muchos trastos cuando Yuzu fue a dormir, así que terminé rápido, dejé todo en su lugar y salí de la cocina hacia a sala.
Al salir me encontré a mi amada pelirosa en el mueble grande durmiendo plácidamente con una sonrisa en su rostro, lentamente me acerqué hacia ella sin hacer ni un poco de ruido.
—Tú tienes la culpa de que esté tan enamorada de ti, es tu culpa por ser tan linda -Dije poniéndome a la altura de su rostro tocando suavemente su nariz con la mía, poco a poco fui bajando mi rostro hasta que nuestros labios se toparon, era un sueño, sus labios eran tan suaves y delicados, sin pensarlo mucho atrapé sus labios en un dulce beso, que concluí en uno mucho más demandante, los ojos de Yuzu se abrieron de la impresión, pero en ningún momento trato de separarse de mí.
—Se… re.. na -Mencionó impresionada al separarme un segundo de sus labios, a los segundos los volví a unir, si ya me había arriesgado a esto al menos no podría desaprovechar la oportunidad.
—Te quiero, siempre te he querido -Dije débilmente haciendo que se sentara en el mueble mientras la abrazaba con fuerza.
—Yo… yo también, siempre te he querido -Dijo apenada, no podía creer lo que decía, me separé unos minutos para mirarla, tenía un ligero color carmín en sus mejillas y sus ojos brillaban hermosamente.
—¿No estás bromeando verdad? -Pregunté apenada bajando mi mirada.
—¿Te parece que podría bromear con algo así? -Me preguntó tomando mi rostro entre sus manos haciendo que la mirara, yo solo negué sintiendo como mis mejillas se calentaban, era obvio que estaba sonrojada.
—Eso significa qué… -Dije tanteando.
—¿Qué seremos novias? -Me preguntó sonriéndome, yo asentí más apenada -Me encantaría -Dijo sonriéndome, yo la miré con mis ojos temblando levemente de la impresión, esto no era un sueño, era verdad, Yuzu y yo ahora éramos novias.
—Te quiero tanto -Dije abalanzándome sobre ella dándole un cálido beso en los labios haciendo que volviera a recostarse en el mueble.
Mientras nos besábamos sentí como sus labios sonreían, nunca había pensado que ella me correspondería, era una completa locura pensarlo…
Nos quedamos acostadas abrazándonos y besándonos, a su lado me sentía completa, tantos años de haberla amado en secreto por fin daban frutos, ahora se comenzaba a escribir nuestra historia.
----Fin----
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