Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cuando dos almas se reencuentran por kurerublume

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Penúltimo capítulo y yaaa por fiiin lemon en todo su esplendor ;D

Llegó el día de la graduación, todos estaban muy emocionados, sonrientes. Las familias celebraban junto con sus graduados, unos pocos lloraban por dejar atrás esos años tan especiales y amistades valiosas que verían con menos frecuencia. Ese sería el día perfecto para aclarar todo.


-¿Cómo pudiste hacer eso Ailer? ¿Cómo?


-Yo…


-¡No! Es increíble que hicieras eso, idiota. Comprendo que lo hacías “por mi bien”, pero no. Yo soy fuerte y siempre supe la razón verdadera de Kazuno y estuve de acuerdo con ello. Sí, me gustaba ese rubio, me divertí mucho con él. Pero ¡por Dios! Ya vamos a entrar a la  Universidad y no puedes seguir con esas actitudes. Y ahorita mismo vamos a arreglarlo.


Sophie se había enterado de aquella treta por casualidad, el día anterior había escuchado una plática entre los dos pelinegros donde claramente su hermano estaba burlándose del otro, simplemente no podía ser cierto pero tenía que hacer algo para solucionar las estupideces de Ailer, ambos pedirían disculpas.


-¡Kazuno!


-Sophie…y, Ailer. Hola


-Escucha Kazuno, tenemos algo muy importante que decirte y por favor, escucha todo.


La plática fue cada vez más y más liberadora para los hermanos, y también para el ojimiel. Ahora todo encajaba perfectamente, la actitud que había tenido el azabache semanas atrás. Ahora el mayor se sentía como un completo idiota, creía que estaba respetando la decisión y relación de su amigo, pero fue todo lo contrario. Ahora sólo quería ir a su lado y besarle hasta que sus labios se durmieran y quedar completamente extasiado del otro.


-Por eso, discúlpanos Kazuno. En serio, perdón.


-De verdad, no sabía que tu hermano pudiera ser tan rencoroso


-Ni yo


-Déjenme en paz, ya aclaré todo. Punto.


-Tienes razón, mereces uno que otro golpe por la humillación que le hiciste pasar a mi amigo, pero bueno, supongo que así está bien. Tengo que irme, con permiso.


-Sí, y Kazuno… ya no dejes que escape de ti ¿entendido?


-¡Hecho! Gracias Sophie. ¡Nos vemos!


Corrió más rápido que nunca, estaba casi desesperado por llegar a su destino. Su corazón latía no sólo por el cansancio físico, también por la emoción de volver a ver a la persona que quería y probar esos labios tan dulces. Sabía que tendría que pedir disculpas, las que fueran necesarias.


Tocó a la puerta, esperó unos segundos y por fin lo vio. La sorpresa del ojigris fue demasiada, no supo qué decir, por lo que el rubio inició con la plática.


-Mizuki, hola.


-Kazuno, lo siento, ¿quieres pasar?


-Claro, gracias.


Se hizo un muy incómodo silencio por unos minutos, Mizuki le llevo agua a su visita, se sentaron de frente, sin mirarse a los ojos. Obviamente el mayor no pudo soportar eso por más tiempo y dejó el vaso sobre la mesa de en medio, se levantó y se acomodó junto al azabache, quien se mostró algo incómodo.


-¿No deberías estar celebrando con los demás?


-Sí, ya lo hice, ya me despedí de ellos y decidí venir contigo.


-¿A qué llamarías una celebración? Seguro sólo fue la entrega de diplomas y demás documentos


-Para mí, celebrar es estar con gente importante. Mizuki, ahora mismo tú eres especial para mí- se acercó casi susurrándole al ojigris.


-Gracias Kusaka… ¡Kazuno! Lo siento, es sólo que cuando veo tus ojos ese nombre se me viene a la cabeza. En fin, creo que deberías irte.


-¿Por qué?


-Porque estoy cansado y mañana será un día ajetreado para mí. No quiero ser grosero pero…


-Mizuki, perdóname- se puso de rodillas frente al azabache- Ailer y Sophie me han contado todo, no sé cómo no pude darme cuenta antes, por eso, por favor perdona mi estupidez. No tenías por qué pasar por eso, a mí no me hubiera importado que los demás vieran las fotos, pero entiendo que estabas en una posición bastante comprometedora, por ti hubiera hecho lo que sea. Mizuki, te quiero. Ailer me ha dado las fotos y me desharé de ellas. Ya todo está bien.


-K-Kazuno, no tienes por qué arrodillarte.  Yo tomé la responsabilidad y está bien.


-Mizuki,- se fue incorporando lentamente hasta que sus labios rozaron el lóbulo de su amigo- te quiero


-K-Kazuno, yo no…


-Dime que también me quieres, aunque sea sólo por hoy, dímelo- su semblante cambió, ahora estaba algo triste, casi desesperado por escuchar esas palabras que había pedido directamente, tomó algunos segundos y al no recibir respuesta siguió hablando- Mizuki, entrégate a mí.


-Te quiero- lo dijo en un susurro apenas audible, se mordió el labio inferior por la vergüenza y cerró aún más sus piernas. Ante tal reacción, el rubio sonrió ligeramente, comenzando a besar la mejilla de Mizuki muy lentamente. Siguió depositando castos besos en sus mejillas, nariz y frente, esperando alguna reacción del otro para que pudiera seguir.


-K-Kazuno- abrió sus ojos para que el otro comprendiera, y lo hizo. Aún más despacio, se acercó a los labios ajenos, ambos sin cerrar sus ojos hasta que aquel contacto se dio. Kazuno abrió las piernas del menor y lo acostó en el sillón, quien se dejó hacer no sin haber soltado un vergonzoso gemido, algo ahogado debido a que sus labios seguían presos en los del otro. Ante tal reacción, el rubio aprovechó para introducir su lengua en su ahora, amante.


Un camino de saliva comenzó a recorrer la comisura hasta la barbilla del ojigris, el beso se había tornado mucho más apasionado, sus lenguas no dejaban de entrelazarse cada vez más rápido ni de explorar el interior del a boca ajena. El rubio mordió su labio inferior en una especie de breve descanso. Comenzó a bajar, su recorrido llegó hasta el cuello del azabache.


-¿Puedo?


-¿el qué?- dijo jadeando. El rubio sonrió tiernamente y subió hasta susurrarle al oído al ojigris


-¿Puedo marcarte?- eso provocó que el menor se ruborizara más, siempre había pensado que dejar que tu pareja hiciera esas marcas era asqueroso y posesivo. Bueno, sí lo es, pero él ansiaba que el otro lo hiciera, ansiaba que marcara todo su cuerpo, todo de él. Lo único que hizo fue sujetar la cabeza de su amado y bajarla nuevamente hasta cuello- Gracias, Mizuki.


-¡Mnhgh!- se sentía extraño, ya que al principio sólo habían sido lengüetazos, y ligeras succiones pero ahora lo estaba haciendo un poco más fuerte, sentía un cosquilleo subir por toda su espalda hasta salir por su boca.- ¡Ahh! ¡Kazuno!- el otro había levantado su playera y estaba pellizcando ligeramente sus botoncitos


-¿Te gusta?- preguntó lamiendo la circunferencia, no quería morder para no asustar a su pareja.


-Sí, me gusta Kazuno- admitió cubriéndose los ojos con su brazo izquierdo, que de inmediato fue colocado arriba de su cabeza para que el rubio pudiera besar esos labios tan suaves


-A mí también. Si quieres que pare, sólo dímelo- dijo esto mientras iba bajando los pantalones y ropa interior de su precioso ojigris, quien avergonzado arqueó un poco la espalda, una vez fuera esas prendas, abrió aún más las piernas del menor, el cual no pudo evitar soltar un jadeo.


-¡Gnhaa!- su voz no pudo ser acallada mientras sentía la lengua del rubio recorrer desde la base hasta la punta, sentía su aliento caliente en la parte más sensible de su cuerpo, se sentía tan bien, y lo peor de todo es que era la primera vez que le hacían eso. Apenas el otro hizo la segunda succión el azabache quiso apartarlo pero el otro le dijo que no importaba y así, se vino en la boca ajena.- Lo siento Kazuno, yo… te limpiaré, espera.- se iba a incorporar cuando sus manos fueron apresadas encima de cabeza.


-Bien, pero no te levantes, sé con qué puedes limpiarlo- lo miró insinuante, y entonces el otro lo entendió. Sólo generó que la vergüenza volviera a subirle por todo el rostro- es broma, ahorita yo...- y antes de poder seguir hablando, el otro, aún con los brazos presos, levantó su rostro y lamió aquella blanquecina mancha en la mejilla del rubio.


-Sigue Kazuno


El otro tuvo que tragar saliva, se veía tan erótica esa escena, tenía al ser más hermoso debajo de él, pidiéndole que siguiera. Sin poder controlarse mucho, ensalivó 3 dedos, introdujo primero el índice.


-¡Aghh!- comenzó a moverlo lentamente mientras besaba a su amante apasionadamente, su otra mano iba recorriendo el cuerpo ajeno. Introdujo el segundo dedo sin esperar mucho más, quería preparar bien al azabache por más que su miembro pidiera entrar en él de una vez, estaban sudando, jadeando y los gemidos de dolor pasaron al placer puro. Señal para introducir un tercer dedo. -¡Kazuno! ¡ahh!


Sacó sus dedos y comenzó a acariciar su propio miembro, levantó las piernas del azabache colocándolas sobre sus hombros, de esa manera podía ver mejor la entrada. Comenzó a introducir su miembro en la entrada del otro, con sumo cuidado, deleitándose con el calor y los gemidos del otro, estaba muy apretado.


-Comenzaré a moverme


-Kazuno, enciende la llama muy profundo dentro de mí- ¿Qué? Casi como una visión, pudo ver a Mizuki con una especie de… ¿yukata? Ni siquiera sabía si se decía así, pero lo podía ver con una vestimenta japonesa, sobre césped, sus ojos brillaban demasiado, su cabeza volvió a punzarle. Cuando abrió los ojos vio la cara de preocupación de su amado.


-Te quiero tanto Mizuki- y comenzó el vaivén suave y cuidadoso. El ojigris se agarró de la espalda del rubio, pues el ritmo comenzaba a ser más acelerado. Los gemidos y gruñidos no tardaron en escucharse por todo el cuarto, el azabache ya no podía controlar su voz, ahora poco le importaba con todo el placer que estaba sintiendo. Acabaron juntos, Mizuki le permitió hacerlo en su interior.


-Yo también… te quiero mucho Kazuno- jadeantes, se fueron a la cama del ojigris, Kazuno decidió cargarlo puesto que se notaba el dolor que estaba teniendo en su espalda baja. Y esa noche, fue la más tranquila de todas, durmieron abrazados, no sin antes haberse dedicado caricias y besos. Ambos habían hecho el amor, se sentía tan acogedor.


A la mañana siguiente, el rubio despertó algo agotado. Se levantó de golpe, no sintió el cuerpo de su amado, en la almohada sólo se veía una nota:


Kazuno, perdóname, me regresaré a Japón pues ya tengo mi lugar para la Universidad ahí, sólo vine a pasar el último año en este país. No pude despedirme, no sabía cómo. Sabes que siempre te querré, y espero que tu vida esté llena de éxito y felicidad. Ojalá volvamos a encontrarnos en unos años, en otra vida. Conocerte ha sido lo mejor de mi vida.


Sólo eso… ¿sólo eso? Mizuki se había ido a otro país, imposible. Jamás se lo había mencionado y ahora lo hacía en un estúpido pedazo de papel. Bueno, no dejaría esto así. No después de lo de anoche. Sabía que Mizuki a veces era algo inseguro, pero anoche se habían entregado, ambos. En serio que ese lindo azabache se la ponía tan difícil, pero ahora no existía barrera alguna, no cuando ya sabes que encontraste al único amor de tu vida, Kazuno lo amaba, además había algo que no lo dejaba tranquilo.


                                                                ******************                                            


Pasaron 5 meses, el invierno había llegado y ambos asistían a la Universidad, obviamente en diferentes países, lejos de la persona que más querían. Simplemente no podían olvidarse, habían tenido citas pero no sentían nada, incluso imaginaban que era con el otro con quien se verían. Por las noches los sueños se volvieron cada vez más frecuentes en ambos, no dejaban de soñar con lo mismo, con la misma persona cuyo rostro no lograban ver bien. Hasta que una noche, ambos despertaron de golpe, muy agitados, con la respiración irregular y el corazón latiendo a una velocidad impresionante:


-¡Kazuno es Kusaka!


-¡Mizuki es Akizuki!


Esa noche por fin habían podido ver el rostro ajeno con sumo detalle, lo comprendieron. Esos dolores de cabeza, las cigarras, el afecto, el amor y pasión que no podían controlar. Y fue ahí donde el rubio no pudo esperar más tiempo.

Notas finales:

Espero les haya gustado y el próximo jueves ya finalizará este fic. Un saludo n.n)/


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).