Mizuki:
Estoy esperando por aquella persona, cuando estoy por retirarme, por fin lo veo, aquel rubio de ojos color miel con una hermosa vestimenta. Se acerca y comenzamos a platicar, se avecinaba una guerra y las consecuencias las pagaríamos nosotros, en eso aquella persona me dijo que se iba a Inglaterra.
Lo sabía, sabía que lo haría, después de todo él es una persona libre, amo cómo piensa y sus ideales. Volteo y ahí está frente a mí, haciendo una reverencia. Las palabras se vuelven bendiciones, dice que me ama y que me entregue a él. No puedo creerlo, esto es lo que estaba esperando. Los besos no tardaron en presentarse, comienza a bajarme la parte superior de mi ropa, acaricia mi pecho y nos quedamos mirando fijamente…
Kazuno:
Me aceptó, me dijo que también me ama, estoy tan feliz, no puedo esperar a besarlo. Ante esa intensidad comienzo a bajarle su ropa, toco su pecho y nuestras miradas se encuentran apasionadamente. Comienzo a descender por su cuerpo con besos, todo se borra y cuando reacciono estoy lamiendo su miembro, me parece exquisito este sabor, están tan caliente y duro, qué delicia. Me coloco entre sus piernas y cuidadosamente introduzco mi erecto miembro en su interior, sólo puede brindarme gemidos de dolor y placer en cuanto comienzo a moverme poco a poco, algo me sorprendió y me prendió aún más, me rodeó la espalda con sus brazos…
Narrador:
El vaivén se fue acelerando, ambos estaban tan excitados, tan sumidos en el placer que brindaba aquel amor correspondido. Ambos terminaron al mismo tiempo, estaban agotados, extasiados con el otro, aquellas expresiones y gemidos quedarían en sus mentes por siempre. Sobre todo, lo que quedaría en ellos sería lo que el ojigris dijo: “Prende la llama muy profundo dentro de mí”
Se quedaron juntos hasta que anocheció, Kazuno puso contra un árbol al azabache, besándolo suave y dulcemente, sabían que pronto se separarían. Vieron lo que parecía una cigarra, no, sólo era una crisálida de cigarra, ya estaba abierta. Hicieron una promesa… “Hasta que nos volvamos a encontrar…”
Y así quedó aquello sueño, ambos despertaron agitados, con una erección en su entrepierna. No podían creer lo que habían soñado, ya que esta vez, habían visto claramente el rostro del otro. Kazuno no se sorprendió, pero Mizuki se sintió culpable, avergonzado. Simplemente aquel erótico sueño había sido demasiado para ambos, demasiado real. De mala gana, se volvieron a recostar para seguir con su curiosa noche.
-Ya me preguntaba yo cuándo podría tener un sueño con él- dijo sonriendo el rubio, había sido tan placentero.
Al día siguiente, una vez más, Mizuki evitaba a Kazuno a toda costa, quien lo notó y comprendió el por qué, así que optó por pedirle al maestro que lo cambiara de lugar cerca de la puerta, inventando una pésima excusa sobre problemas con su sistema urinario, fue vergonzoso sí, pero efectivo. Las siguientes clases, Kazuno ya no estaba cerca de Mizuki, ambos se evitaban, hasta que el ojigris se percató de esto y comenzó a sentirse más pesado. Verlo con otras personas le generaba un ardor en su estómago y pecho, no quería admitirlo, pero los celos le carcomían por dentro.
Esa actitud indiferente era una bofetada en su cara, recibía lo mismo que él estaba haciendo, no le gustaba para nada, su rostro y actitud lo evidenciaban. Se volvió más irritable, todos en el salón lo notaban, sabiendo que entre Kazuno y Mizuki había un problema palpable…