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Cómo joder a tu ex. TERMINADO por Ritsuka27

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Notas del capitulo:

Hola, bueno, aqui les dejo la continuacion semanal, disfrutenla amig@s n.n

Sólo durante un segundo, al día siguiente, creí que Laura me echaría la clásica bronca de “lo que pasó fue un error, no debimos hacerlo”. Sólo imaginarlo me mataba de vergüenza y me lastimaba el corazón. Yo de verdad quería volver a estar con ella, ser su soporte y apoyarla en todos los aspectos de su vida para que se sintiera amada y sobre todo, respetada. Pensé en que yo jamás podría hacerle algo como lo que hizo Marco, por muchas ganas que tuviera de llevármela a la cama.

Afortunadamente no sucedió así. Nos despertamos en la misma posición en la que nos habíamos quedado dormidas. Nuestros cuerpos sin ropa estaban muy juntitos y se transmitían calor por debajo de las suave sábana de seda. Ver a Laura durmiendo fue una escena de lo más conmovedora, y no pude resistirme al deseo de darle un beso en la boca para hacer que abriera sus ojitos azules. Durante un rato no correspondió, pero al siguiente su lengua ya se estaba encontrando con la mía, y sin poder parar, me encimé en ella para recorrerle el cuello con caricias de mis labios y oler el suave aroma que se desprendía de su piel.

—Buenos días, amor.

—¿Tania? ¿Qué hora es?

—Casi las nueve de la mañana. ¿Quieres desayunar algo?

Bostezó como un bebé y con una mirada afectuosa deslizó los dedos en el contorno de mi cara. Se veía feliz, en mi opinión, y cómo no, después de lo de anoche. Ahora la percibía mía otra vez, como si le hubiera quitado a mi propio hermano su juguete favorito porque yo pensaba cuidarlo mejor que él. Lo que seguía a continuación era lógico: Laura tenía que terminar con Marco. Era doloroso al pensar como su hermana menor, pero si lo analizaba desde otra perspectiva, bueno ¡qué bien!

Laura y yo nos besamos unos minutos más durante esa mañana hasta que mi madre tocó la puerta. Nos vestimos y bajamos a desayunar en medio de miradas de coqueteo y algunas caricias por debajo de la mesa. Nuestro noviazgo había vuelto a nacer, y en término generales ya podía considerarla mi pareja. La calidez que sentía era tal que poco me importaba la felicidad de mi hermano.

Me di cuenta, pues, de que los humanos somos extraños a veces, y más cuando el amor está de por medio. A pesar de que adoraba a Laura y a Marco, prefería que la chica estuviera conmigo y fuese feliz, que al lado del otro y que sólo la hiciera sentirse usada y miserable.

El buen humor continuó a lo largo del día. Vi televisión con ella y después nos fuimos a mi cuarto a escuchar música y a recostarnos la una junto a la otra para acariciarnos. Me moría de ganas por saber qué estaba pasando por la mente de Laura. Tanteé la posibilidad de pedirle su opinión sobre lo nuestro, y sin embargo, algo me decía que el secreto estaba en mantener las cosas como ahora y no meterle presión para que se decidiera. El sentimiento entre las dos era fuerte ¿qué otra cosa podría importar?

Por la tarde nuestra alegría se desvaneció un poco. Marco estaba en casa después del trabajo, y noté que mi Laura se ponía tensa cada vez que él hablaba o la miraba de cierta forma. Era como si se fueran a agarrar a golpes en cualquier momento, y en más de una ocasión yo quise intervenir para mediar las cosas entre los dos.

—Arregla las cosas con él. Dile lo que sientes y busca la felicidad —le insistí mientras mirábamos una película —. Te mereces más que eso.

—Quiero que sea él quien tome la decisión.

—¿Por qué? Si lo terminas ya podremos estar juntas.

Laura suspiró y me miró con ojitos de cachorro.

—Ojalá fuera tan sencillo. El punto es que sí siento algo por tu hermano.

Tragué saliva y decidí dejar de preguntar. No quería saber más dolorosas respuestas.

A todo modo que no ocurrió lo que esperaba. Laura y Marco seguían siendo novios y con el transcurso de los días empezaron a hablarse y cada vez sus pláticas eran más fluidas. En una vez los encontré mirando juntos la televisión, y en otra, cenando a mitad de la noche. Mi ex —porque todavía lo era— me estaba volviendo loca, y tal era mi incomodidad que ya no tenía ni el valor para acercarme y besarla. Durante las noches ella se las pasaba en su litera leyendo o mensajeándose seguramente con Marco, y no hacía señal de querer bajar conmigo para acariciarnos un poco. Y eso que yo ardía en deseos de volver a poner mi boca en su piel y hundir mis manos en las partes más delicadas de su cuerpo. Era una sensación que me quemaba las venas y a la vez me entristecía un poco. Pasé noches enteras preguntándome si el error no era yo. ¿Y si Laura sí estaba enamorada de Marco y sólo me usó para satisfacerse un segundo? ¿Y si éramos sólo amigas con derechos? Me asusté.

Un día mientras estaba en un estado de duermevela, oí algunos sollozos y encendí la luz. Subí a la litera de Laura y la encontré hecha un ovillo y llorando. La idea de que Marco le hubiese hecho algo me enojó, así que le pregunté qué le ocurría, y ella con una mirada muy tierna me contó que de nuevo él y ella habían intentado hacerlo. Entonces, enfurecí.

—¡No puedes estar con mi hermano! No después de lo que pasó entre nosotras. No seas tan complicada, maldición.

—Ésta vez fue diferente, idiota —se limpió una lágrima —. Yo fui la que provocó la pelea.

—¿Y por qué?

—Pues Marco me preguntó si estaba lista, y me puse a pensar en otra persona. Él se dio cuenta y ya te imaginas lo que pasó.

—¿Esa persona soy yo?

Asintió delicadamente. Que Laura pensara en mí cuando estaba a punto de hacer el amor con mi hermano me llenaba de alegría por una parte, y por otra me decepcionaba, ya que me sentía víctima de un sucio juego sentimental. Necesitaba a la chica sólo para mí, que se decidiera a estar con uno de los dos. A esas alturas ya no me importaba la felicidad de Marco. Él era un competidor más. Éramos rivales por la misma chica, aunque él no lo sabía.

—Termina con él.

No fue lo más acertado. Laura se hizo a la sorda y se tapó con las sábanas.

Dos días después la situación no mejoró. Por la mañana Laura se mantuvo algo nerviosa, yendo de aquí para allá y limpiando con mi madre como si la vida le fuera en ello. Por la noche, entonces, soltó la gran bomba.

—Tengo que regresar antes de tiempo.

Marco y yo la miramos en una combinación de enojo y sorpresa. ¿Por qué la muy cobarde estaba escapando de sus sentimientos?

—¿Qué ocurre? —preguntó mi madre —. ¿Es que no te sientes cómoda? Si necesitas algo, sólo tienes que pedirlo.

—No es eso. Es sólo que me surgió una emergencia. Vivo con mi abuela, pero ella está un poco enferma y necesito cuidarla. Por eso debo regresar.

Su excusa calmó un poco mis nervios y por debajo de la mesa le acaricié la pierna. Laura no se inmutó.

—Mañana saldré en el autobús matutino, así que quería agradecerles a todos por su hospitalidad. En especial a usted, señora. Ha sido de lo más amable.

Laura no era muy adepta a mostrarse agradecida, por lo que estaba visiblemente apenada cuando lo dijo. Mi mamá la tomó de las manos como si fuera otra hija y la miró con cariño.

—Eres bienvenida cuando quieras.

—Cuida bien de tu abuela —fue todo lo que mencionó mi padre, aunque él también se veía algo afectado por al decisión de Laura de marcharse. A ellos les caía bien la chica, y ya la consideraban una parte de la familia. Eran esa clase de padres que deseaban tener muchos nietos y jugar con ellos cuanto antes. Si no me creen, sólo tienen que verme a mí, que se muere por encontrar pareja y todo porque desde pequeña estos dos señores me enseñaron que la soltería es el mal del siglo XXI.

Más tarde mi hermano y yo hablamos con Laura. Queríamos darle ánimos, ya que se veía muy decaída por lo de su abuela, a la cual adoraba como si fuera su segunda madre. Fue un momento importante entre los tres, porque me di cuenta de que a pesar de las tonterías de mi hermano y las mías, los dos estábamos con Laura y queríamos lo mejor para ella. Cuando se puso a llorar por temor a que su pariente falleciera, Marco la abrazó y le dio un dulce beso en la boca. Eso me molestó sólo un poco, y yo también tuve que defenderme rodeando a Laura con mis brazos y dándole un beso en el cuello.

Le ayudamos, o más bien, acompañamos a que empacara sus cosas, que no eran muchas, y para la media noche ya estábamos los tres mirando televisión en la sala. Es como si Marco, Laura y yo hubiéramos hecho una especie de tregua para olvidar los malos conflictos. Nos sentamos a los lados de nuestra adorada mujercita rubia, muy juntos todos, y reímos durante un buen rato con un maratón de comedia que daban para los desvelados como nosotros.

—Los extrañaré —nos dijo —. Me divertí a tu lado, Tania. Ojalá sigamos siendo amigas.

Con Marco a nuestro lado, teníamos que fingir que nuestra relación era nueva.

—Yo también me divertí, y Marco, no la fastidies. Tienes a una hermosa chica a tu lado.

Él sólo gruñó. En el fondo seguía afectado por la idea de que Laura no olvidaba a su ex novio —o más bien, novia—.

Al día siguiente ya estábamos en la estación de autobuses, despidiéndonos de ella con muchos abrazos y palabras de aliento para que se sintiera bien y no se preocupara por su abuela enferma. La señora ni siquiera tenía los setenta años, así que en cierto punto no era tan vieja.

—Bueno, Marco, te veré en la escuela cuando terminen las vacaciones.

—Sí. Allí estaré —se acercó y le dejó un beso en la mejilla. ¡La mejilla!

—Y a ti, Tania, seguiremos platicando por Internet. Ya me pasarás unas fotitos tuyas para mi colección de chicas guapas.

Eso, en nuestro lenguaje, significaba a fotos sugerentes y sexys. Yo estaba encantada con la idea.

—Mi autobús sale en una hora ¿quieren que comamos algo?

—Yo debo volver al trabajo. Adiós.

—Adiós, Marco.

Cuando mi hermano desapareció, Laura y yo respiramos con más tranquilidad y nos fuimos a sentar a la cafetería de la estación.

—¿Todo bien con él? Lo noté muy serio.

—No le gusta la idea de que me vaya —contestó dándole un mordisco a su pan con azúcar —. Una parte de él desconfía de mí. Cree que me iré a ver con mi ex.

—¿Por qué piensa tanto en eso?

—Porque yo lo permito. Cuando nos hicimos pareja, le conté que había tenido una bonita relación con un hombre, que en éste caso por supuesto que eres tú, Tania. En fin. Hablé tan bien de ti que le di a entender que entraba al noviazgo sin estar totalmente desenamorada de mi pasado. La tensión se acumuló entre los dos hasta que por fin estalló en éstas vacaciones.

—Mmm. También está el tema del sexo.

—Aquí entre nos… estoy cansada de ser virgen —me sonrió con mucha coquetería —. Hay momentos en los que quiero tener de todo con Marco, y cuando ya estoy a punto de montar en él… veo sus ojos y me acuerdo de ti.

La imagen de mi adorada Laura cabalgando sobre mi hermano me dio nauseas. Tuve que darle un sorbo a mi té con leche para apagar esa imagen y la tomé de la mano.

—Me alegra que no lo hicieras. Te quiero sólo para mí.

—Lo sé. Y antes de que pienses lo contrario, no usé a tu hermano para acercarme a ti y revivir nuestro noviazgo. De hecho, cuando Marco dijo que vendría, tuve ganas de verte como venganza. Luego me hice la fuerte y mira lo que pasó: acabé enamorada de ti nuevamente. Nada sale como lo planeo.

—Al menos somos maduras y no nos andamos con rodeos de que esto es incorrecto y bla bla. Laura, me arrepiento tanto de haberte terminado. Perdón.

—Oye, no te pongas a llorar.

Sorbí por la nariz. Lo cierto es que no quería que se fuera. O más bien, yo deseaba seguirla.

Miramos en derredor por si Marco estaba por allí, y como no lo vimos, nos inclinamos por encima de la mesita para darnos un beso en los labios.

—Espero que vuelvas pronto.

—Las siguientes vacaciones me la pasaré contigo. Aunque… si rompo con tu hermano será incómodo quedarme en tu casa, y como no tengo familiares aquí porque todos se mudaron, bueno… será duro.

—Ya veremos qué hacer. Tranquila —le acaricié el rostro con un gesto de amor y la volví a besar.

Verla subir el autobús fue duro. Se sentó junto a una ventana y puso sus ojos azules en mí. Me sentí fatal en ese momento porque recordé todos los días que perdí a su lado pensando en que había vuelto a mi vida para joderme la existencia, cuando realmente sólo regresó para hacerme recordar que el amor no muere del todo, y que es muy egoísta, pues no me importaba que fuera ella la novia de mi hermano, ni que nuestros sentimientos pudieran afectar a otras personas.

Moví la mano para decirle adiós, y lloré mucho. 

Notas finales:

TwT Laura vuelve!!!!! jeje que les parecio? parece que ahora la pobre Tania se quedó sin una ni otra. :) 


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