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Cómo joder a tu ex. TERMINADO por Ritsuka27

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Notas del capitulo:

Hola! les dejo el siguiente capítulo de la historia :) 

Regresé a casa sintiéndome más alicaída que de costumbre, como si no hubiera hecho nada por impedir que Laura se fuera. La culpa que sentía era tal que hasta pensé en tomar la decisión de pagarme mi propio boleto de autobús y seguirla. Deseaba estar con ella, en serio, y no poder hacerlo me daba una pésima sensación de soledad. Recordé que durante sus primeros días aquí ella se llevó sólo malos ratos de mi parte. ¡Estúpida, estúpida! Pude haberla tratado mejor, hacerla reír como antes y decirle que cortarla había sido la decisión más torpe de mi vida.

Bien, quizá estaba siendo un poco dramática. No es como si nunca más la fuera a ver. Incluso podríamos conversar por internet y hacernos una videollamadas. Es más; le marcaría al teléfono y charlaríamos toda la noche. Obviamente ninguna de esas opciones era mejor que tenerla en persona, poder abrazarla y acicalarle el cabello rubio usando mis dedos como peine.

Cuando volví, todo se sentía más solitario que de costumbre. Mis padres comían y se notaban algo más serios. Especialmente mi mamá, que había estado tan encantada con Laura y su relación con mi hermano. Él, por cierto, no parecía estar muy afectado por la ausencia de su novia. Reía mientras miraba vídeos en YouTube con su móvil. Si yo fuera él, le estaría llamado ahora mismo para preguntarle cómo iba su viaje.

Me senté de mala gana y comí sin mucho interés. Luego subí a mi cuarto y me dejé caer en la litera superior, donde el olor de Laura continuaba impregnado en la almohada como un vivo recuerdo de que ella de verdad existía, y me quería y yo a su vez correspondía. Laura me pertenecía sólo a mí. ¡Fui tan tonta en dejar que mi hermano la lastimara! Por un rato me encontré tan frustrada que quise ir con Marco y gritarle que Laura y yo éramos ex novias, y la razón por la que ella no podía acostarse con él era precisamente porque yo seguía estando en su mente.

Sin poder contenerme, le llamé a Laura, pero su teléfono estaba fuera de servicio. Deduje que debería de llegar a la casa de su abuela al anochecer, por lo que durante un buen rato no iba a saber absolutamente nada de ella, y eso me ponía más bah. Sólo pude dormir toda la tarde.

Por la noche, casi a las doce, me desperté con bastante hambre y después de comer un rápido entremés en la cocina, me llevé el teléfono al cuarto y le llamé a Laura. Moría por escuchar su voz y durante un buen rato me amodorré en la litera superior esperando a que ella respondiera. No lo hizo. Pensé en que ya debería de estar dormida, y yo, sin sueño y pensando sólo en ella. ¡Dios! Ni siquiera tenía sus antiguas cartas de amor de la secundaria para recordarla. Entonces me di cuenta de lo mucha razón que tenía el dicho “nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”.

Al día siguiente, luego de desayunar los hotcakes de mi madre, llamé a Laura y me contestó al primer timbrazo. Y eso no fue lo mejor, sino que se oía muy feliz.

—¡Tania! Perdón por no llamar. Llegue exhausta y me dormí temprano. ¿Cómo estás? Te extraño muchísimo y sólo ha pasado un día.

—No te preocupes. Yo también te hecho mucho de menos y quisiera que estuvieras aquí —me envolví con la sábana. Con la voz de mi querida en el oído, me empecé a relajar.

—Me gustaría ir a visitarte, pero está muy lejos y dudo que mis padres me den permiso. Además no tengo dinero para el autobús y eso me molesta. Es duro ser pobre, y no digas nada de buscar empleo, porque son vacaciones y quiero disfrutarlas.

—Ay, Tania. Nunca cambiarás. Eres taaaan floja. Ni sé por qué me gustas.

—Ah ¿qué más te gusta de mí?

—Tú ya lo sabes.

Seguimos así durante un buen rato hasta que mis padres me regañaron por tener el teléfono toda la mañana. E incluso después de colgar, me di cuenta de que no era suficiente. Yo quería verla, sentirla y darle muchos besos.

No obstante, no era la única que hablaba con ella. Cuando pasé por el cuarto de mi hermano, le escuché charlando animadamente con otra persona. Cuando mencionó el nombre de Laura, sentí un pinchazo en el corazón y me puse mal. Recordé, pues, que ellos dos oficialmente seguían siendo novios cuando en realidad mi niña no estaba enamorada de él. Simplemente guardaba las apariencias y en cierta forma yo no lograba entenderlo. ¿Cuál es el punto de estar con alguien a quien no amas? Mi ex era una tonta por eso.

Me quedé a un lado de la puerta espiando la conversación. Marco le preguntaba si podrían verse un día de estos y arreglar sus diferencias. Eso me dio pánico.

—Entonces ¿nos encontramos pronto? Sí, puede ser cuando quieras, sólo que no me dejes esperando tanto. De todos modos ya quiero verte y terminar lo que empezamos… ajá. Sí. Vamos, sé que también lo quieres, si tan sólo dejaras de pensar en el pasado… oye, oye espera. No se trata de eso. Ah, Laura no empieces.

—¡Marco! —entré molesta a su habitación —. Mamá te está llamando.

—¿Qué quiere?

—No lo sé, pero deja el puto teléfono y ve a verla.

—Bien, bien. No te exaltes o se te caerá el pelo. Bueno, nos vemos, Lau.

Al menos eso sirvió para terminar esa absurda llamada. Marco continuaba intentando llevarse a Laura a la cama y yo no iba a permitir que sucediera con tanta facilidad. Y sí. Ésta era una guerra de amor entre mi propio hermano y yo.

 

Con el pasar de los días, Laura y yo llevamos una relación telefónica. Le marcaba más bien por las noches, ya que en el día me tenían prohibido tomar el teléfono, y aunque no era mucho tiempo, prefería oír su voz y bromear con ella que estar sentada en mi computadora tecleando palabras a las que no podría imprimirles ningún sentimiento. De eso se trata el amor a distancia: de valorar los pequeños momentos íntimos en los que estamos a solas.

Por fortuna ni Laura ni Marco acordaron verse. Entendí que volvieron a pelear y todo por la misma tontería, pues se moría por acostarse con su novia. ¿Es que todos los hombres son iguales y piensan en lo mismo? Jamás creí poder ver a mi hermano de esa forma tan banal, y menos imaginármelo a él y a Laura teniendo sexo. No era la más bella de las ilusiones. Era nefasto, pero me castigaba a mí misma sin poder evitarlo. Yo era de esas personas a las que le dices “no pienses en eso” y se la pasan todo el día pensando precisamente en eso.

Y así las vacaciones se estaban terminando. Quedaban pocos días para volver al infierno de escuela, lo que significaba que Marco se iría y volvería a verse con Laura. Eso quizá, en el peor de los casos, les ayudaría a mejorar su relación. Aterrador, sin duda.

Cierto viernes, Ximena tuvo la bonita idea de invitarme a comer. También estaría Camila, la que por cierto me seguía dedicando canciones y carteles de amor y amistad en el Facebook. Por suerte tenía activada la opción de permitir qué mostraba en mi biografía, y ni Laura ni nadie más estaba enterada de eso. ¡Qué suerte!

Así pues, la comida fue incómoda de verdad. Sin Laura que fuera mi copiloto, nosotras tres no funcionábamos muy bien. La tensión sexual entre Camila y yo era palpable, y sólo Ximena, algo boba como siempre, no lograba inferir que algo estaba tejiéndose justo frente a sus ojos, y se esforzaba por llevar bien la conversación. Nos contaba algunas historias y recordábamos buenos momentos de la secundaria. Dolorosamente yo pensaba en Laura y en lo mucho que me gustaría oírla reír.

—Bueno, ya —dijo Ximena —¿qué se traen ustedes dos? No se han hablado en toda la mañana.

—¿Qué?

—Tú y Camila. ¿Se pelearon?

—Estamos perfectamente —aseguró Camila y me guiñó un ojo coqueto —. Nada más Tania se siente un poco sola ya que Laura no está.

—¿De verdad? ¡Aww! ¡Extrañas a tu ex novia!

—¡Shh! ¡Cierra la boca!

—Es cierto, es cierto. ¿Por qué no lo había pensado antes? Oye, ella es la novia de tu hermano y tú estás enamorada de ella ¿no es verdad? Qué mundo tan raro es éste. Parece una novela barata de amor.

—Ay, cállate, Ximena —dijo Camila, visiblemente molesta por la mención de Laura —. No la necesitamos para divertirnos.

—Pues a mí Laura me cae bien —aseguró Xime. Después recibió una llamada y se levantó para contestar en privado. Fue en ese momento que noté el pie de Camila acariciándome la pierna.

—¿Qué haces?

—¿De verdad te sientes bah por la ausencia de Laura?

—¿Tanto se nota?

—Me preguntaba si… podría hacer algo para que te olvidaras de ella. Ven al cine ¿de acuerdo? Te prometo que te divertirás. Te haré reír, que es justo lo que necesitas.

Suspiré. Miré a Camila y traté de reunir las fuerzas para decirle que no iba a caer a sus encantos. Yo estaba enamorada de Laura y eso era un bonito hecho. No quería ser infiel, aunque en cierto modo, si ella me amaba también, estaba engañándome con mi hermano. Tampoco era un engaño ya que ellos eran pareja. Ximena tenía razón: es una locura.

—¡Chicas! Lo siento mucho, pero me tengo que ir. Emergencia familiar.

—¿Estás bien? —le preguntamos.

—Sí, sí. Es sólo que olvidé que mis padres van a salir y yo debía de quedarme a cuidar a mi hermanito. Tengo que irme vo-lan-do, así que aquí las dejo. Nos reuniremos otro día. ¡Mua, mua! Besos a las dos. No coman mucho y paguen mi parte de la cuenta, luego se los devuelvo.

Casi quise rogarle a Ximena que no se fuera. Yo era pésima dándole cortones a la gente, y mucho menos a alguien tan cercano a mi amistad como Camila. Ella, por otro lado, se mostró cuidadosamente feliz de que nuestra amiga se fuera, y no perdió tiempo en cambiarse de lugar junto a mí. Su hombro tocó con el mío y eso me hizo sentir un poco invadida en cuestiones de espacio personal.

—¿Y bien? El cine está justo por allá.

—Aprecio la oferta, Cami, pero no. Escucha, yo de verdad estoy interesada en Laura, así que no me gustaría que entre tú y yo hubiera algo que arruinara nuestra amistad.

—Me estás enviando a la friendzone ¿cierto? Ah, yo sabía que pasaría. Me siento tan… torpe.

—No, oye, no lo digo para hacerte sentir mal. Sólo estoy siendo honesta.

Saqué mi cartera para darle mi parte y la de Ximena de la cuenta.

—Lo siento, me tengo que ir.

—¿Qué tiene Laura que no tenga yo? Me gustaría saberlo.

—No es lo que no tiene. Es lo que me hace sentir ¿de acuerdo? Saldremos en otra ocasión, cuando Ximena no tenga que irse, así que adiós.

Me di la media vuelta y me marché feliz de haber permanecido fiel a mis sentimientos. Incluso aunque quisiera salir con Camila y por mucho que su espectacular físico deportivo me atrajera, mi corazón se sentía reanimado y comprometido. Estaba muy tranquila.

O eso, hasta que Camila me dio alcance y me sujetó del codo.

—¡Espera, Tania! ¿estás enojada?

—No, sólo no quiero dar un paso que nos aleje. A penas nos reencontramos y si entre nosotras llegar a haber algo, tanto Ximena como Laura se sentirían mal. Oye, eres guapa y todo, así que no pierdas el tiempo en mí.

—Pero tú siempre me has gustado. Incluso cuando eras novia de Laura, sólo que era tan cobarde para decírtelo. Mira… quizá… puedas salir conmigo y me dejes mostrarte que sí te hago bien. Sólo dame esa oportunidad, por los viejos tiempos ¿sí? Y si no te gusto, pues ya, dejaré de molestarte.

—No esperarás que acepte eso ¿cierto?

—Esperaba que sí.

—He dicho que no —hice ademán de irme, pero ella me volvió a tomar del brazo.

—Por favor, Tania.

—No, no y no. Yo quiero a Laura y suéltame, que me estás agarrando muy fuerte.

Me dejó libre, y las marcas de sus dedos estaban en mi brazo.

—Perdón.

Y entonces, sí. Cómo no. se puso a llorar. Y yo que odiaba ver a las chicas llorar, no logré eludir a mi corazón que se partió por la mitad. Me sentí pésima y mala amiga, a pesar de las circunstancias. Volví sobre mis dos pasos y le di un abrazo para calmarla.

—Tranquila. Seguimos siendo amigas. Nada ha cambiado.

—Es que… es que… esperé tanto para decirte esto y luego sales con que te gusta tu ex. Eso sí que es muy jodido.

—No lo pude evitar. Laura volvió a mi vida y me alegra de que así fuera. De lo contrario, no dudes en que sí hubiera salido contigo. Vamos, comprende.

—No lo entiendo. Soy más bonita que ella.

—No se trata de apariencia.

—Estúpida.

—No seas inmadura. Vamos, respira.

Lo hizo. Tragó y expulsó aire un par de veces. Después me miró con sus ojos rojitos y de cachorro.

—Bien. Vete. Si necesitas algo, puedes llamarme —dijo.

Torcí los labios y sólo para calmarla le dejé un beso en la mejilla.

—Te quiero, Cami. A ti y a Ximena. Las adoro a las dos y volver a encontrármelas fue mágico. No quiero que nada de eso se rompa ¿está bien? Ahora me tengo que ir. Saldremos el próximo fin de semana.

—¿Prometido?

—Sí, prometido. Ya, relájate. No hagas de esto un patético triángulo amoroso. Todo irá bien.

—Bueno… —suspiró muy despacio.

—Nos vemos.

 

Llegué a casa sintiéndome que había hecho bien y mal a la vez. Era extraño.

—¿Hija? —dijo mi mamá —. Menos mal que llegas. Llamó Laura. Pidió que le marcaras nada más aparecieras.

Y de pronto me puse feliz. Corrí al teléfono y le marqué. Contestó casi de inmediato, como si hubiera estado esperando mi llamada. Sólo que no sonaba feliz.

—Hola.

—¿Qué pasa, corazón?

—Ehm… me preguntaba si quisieras venir el fin de semana.

—Ya te dije que sí me gustaría, pero no tengo dinero para el boleto de autobús.

—Yo lo pago. Necesito verte, Tania. Es que… bueno, mi abuelita está mal y yo quiero estar con alguien.

—¿Mal? ¿Qué tan mal?

—En el hospital. Tiene poco más de setenta años, así que bueno… ya te imaginas.

—Ay… amor.

—¿Vienes? No me quiero quedar sola estos días. Recuerda que vivo con ella.

—Sí. Iré. Pero será mejor que le llames a mi mamá para que me crea.

—Claro. Lo arreglaremos.

Durante un segundo creí que mi madre se sentiría rara al saber que Laura prefería verme a mí y no a mi hermano. No obstante, cuando supo la situación, se preocupó de verdad.

—Está bien. Le daré permiso. Y siento que Marco esté trabajando y no pueda acompañarte. Descansa, querida. Y cuídate.

Me devolvió el teléfono. Laura había cortado. Pobrecita, tan triste que estaba.

—Entonces ¿puedo ir a empacar?

—Ve, anda. Parece que forjaste una bonita amistad con tu cuñada. ¿Ves? Te dije que serían buenas amigas.

—Sí. Somos… muy buenas amigas.

Y vaya que lo éramos, pensé con gracia mientras empacaba mis cosas.

Esa misma noche mi padre me llevó a la terminal, y se quedó mirándome con cariño mientras subía al autobús y emprendía un delicioso viaje nocturno. Llegaría con Laura al amanecer, y ya quería que eso sucediera. Todo un fin de semana con mi ex. Iba a dar lo mejor de mí.

 

Notas finales:

O_O ahora Camila se fue derechita a la friendzone uwu, y Laura está sembrando al fin otra oportunidad para la relación ¿qué creen que suceda? 


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