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Cómo joder a tu ex. TERMINADO por Ritsuka27

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Notas del capitulo:

Vamos con el siguiente :) 

Mientras que mis padres estaban encantados con la nueva novia de Marco, yo sólo pensaba en mil maneras de asesinarla. Justamente estábamos cenando, y ella quedaba delante de mí, mirándome con una sonrisa de alguien que sabe que tiene todo el control de la situación. En efecto, ella me estaba dominando. No podía simplemente levantarme y caerle a golpes, pero tampoco podía decir que ella y yo habíamos sido novias tan sólo un año atrás.

Así pues, mi única salida para que mi madre no sospechara de que por dentro me estaba quemando, era mantener una falsa sonrisa y jugar con los chícharos de mi cena. Laura se estaba robando toda la atención, y respondía animadamente a las preguntas de mis padres. Marco le daba un besito en la mejilla de vez en cuando y ella le acercaba la cuchara a la boca. Se veían como dos auténticos tórtolos enamorados, y yo comenzaba a tener indigestión.

—Entonces ¿estudian juntos? —volvió a preguntar mi madre, que no se cansaba de escuchar cómo su querido hijo se había conseguido una novia tan guapa.

—Sí —contestó Laura, mirándome de soslayo —; él se ofreció a apoyarme en unas tareas y me fleché.

Eso era típico de ella, que se creía el centro de atención.

—La verdad es que Marco siempre ha sido muy atento con las muchachas —dijo mi padre, y vi cómo Laura se sonrojaba y fruncía suavemente la boca.

Realmente mi hermano era del tipo de chico que caía bien a la primera. Al menos a la mayoría de las personas. Tenía bastantes amigos y no le faltaban pretendientes. Yo, por ser su hermana menor, me convertía en el centro de odio de todas esas locas fans, que deseaban que él las abrazara como me abrazaba a mí. ¡Ay! ¡Cuánto extrañaba a mi hermano!

—De hecho recuerdo bien a Marisol —dije como si no fuera importante —. Ella me caía muy bien. ¿Por qué terminaste con ella, Marco?

—Bah. Era una mentirosa.

Perfecto. Mi hermano odiaba a esa mujer porque le estuvo engañando durante casi dos meses con otro chico. Esto le había creado a él una aversión por las chicas deshonestas, y yo estaba segura de que Laura no era la persona más sincera del mundo.

—Es una lástima —añadí y luego miré a Laura —. Él estaba muy enamorado de ella.

—¿Y tú tienes novio? —me preguntó ella, con una mirada maliciosa —. Creo que no ¿verdad?

—¿Qué te hace decir eso?

—Bueno, pareces del tipo de chica santa que no rompe un sólo plato. Los muchachos buscan un reto, y a alguien inteligente.

Me sonrojé. Mi madre carraspeó.

—¡Ejem! Voy por el postre.

Por debajo de la mesa sentí el pie de Laura acariciándome la pierna.

—Terminé mi cena. Me iré al cuarto. Buenas noches.

Escapé antes de estallar y clavarle el tenedor a Laura. Subí a mi habitación y cerré la puerta tan fuerte que los cuadros de mi pared temblaron. La furia me comía por dentro y también, un millar de preguntas. ¿Qué estaba haciendo Laura con mi hermano? ¿Cómo es que se habían conocido en realidad? ¿Había algún sucio motivo por el que ella estuviera jugando con él? Porque eso era lo que esa chica estaba haciendo con el pobre de Marco. Él, tan inocente y bueno, no podía ver lo vengativa que podría ser Laura.

Una loca idea se me cruzó por la mente. ¿Sería posible que ella estuviera con él porque deseaba joderme la vida? A medida que le daba más vueltas al asunto, llegué a la conclusión de que así era. No podía haber otra causa. Laura se estaba vengando de mí por haberla terminado, y qué mejor forma que metiéndose con Marco. Era cruel, sin duda.

Además, era obvio que ella sabía de nuestro parentesco, pues cuando me vio, no reaccionó como si todo hubiese sido fruto de la casualidad. Lo vi en esa sonrisa como de quien se ha ganado la lotería. Ahora sólo me quedaba averiguar cuáles eran sus verdaderas intenciones. ¿Pensaría en desbaratar la vida de mi hermano? ¿Iba a hacerle daño? Me juré que no iba a permitirlo.

Rápidamente entré a mi Facebook para comenzar con las investigaciones. Por desgracia, un mes antes me había peleado con Marco y él me había borrado de su lista de amigos. Su muro estaba cerrado para mí, y tampoco tenía acceso a sus fotos. No pude hacer más que mandarle una solicitud y esperar a que la aceptara enseguida. Entre tanto, me la pasé dando vueltas en mi alcoba, diciéndome a mí misma que no podía ser posible que Laura y él estuvieran juntos.

—¿Tania? —dijo mi hermano al otro lado de la puerta —¿Puedo pasar?

—Sí.

Entró con un rostro confuso.

—¿Es que no te ha caído bien Laura? Noté, o más bien, todos notamos tu molestia.

Y si me hubiera quedado, hubieran notado algo más, pensé. Me encogí de hombros.

—Bueno… supongo que es repentino. Ni siquiera me dijiste que ya estabas saliendo con alguien. Pensé que por ser hermanos confiarías en mí.

—Es que era una sorpresa —aseguró con una sonrisa —. A nuestros padres les cayó bien. ¿Por qué eres tú la enojada? Y no debiste tocar el tema de Marisol. Ya sabes cuánto la detesto.

—Lo lamento, Marco. Ven, siéntate —me crucé de piernas sobre el colchón y él se acomodó a mi lado. Era hora de sacarle información.

—Has crecido, Tania. Te estás volviendo toda una mujer, y eso significa que tendré que rajarles las piernas a tus novios.

—No tengo novio.

—¿Cómo? ¿Qué hay de Isaac? ¿No se de ha declarado?

—Para nada. Ya te contaré después. ¿Te puedo hacer unas preguntas sobre Laura?

—Adelante…

—¿De verdad la amas?

Marco frunció las cejas y apartó la mirada.

—Siempre has sido muy apegada a mí, Tania. ¿No será que tienes celos de hermana menor?

—¿Celos? Claro que no. Sólo me preocupo por la clase de chicas de las que te rodeas. No sé. Si quieres mi opinión, Laura parece un poco… es decir, parece coqueta, y ya sabes lo que dicen de las coquetas.

—¿Qué dicen de las coquetas?

—Que son un poco putillas.

Mi hermano entornó los ojos y luego, rodeándome con un brazo y haciéndome llave, raspó mi cabeza con su puño.

—Estás loquita, Tania —dijo entre risas —. Ella no es así. Me quiere de verdad, y es honesta. Tú no lo sabes porque no te has tomado la molestia de conocerla.

De hecho, quise decirle, la conocía muy bien, y posiblemente mejor que él.

—¿No quieres reconsiderarlo, Marco? Podrías encontrar a otra mejor.

—Y tú la volverías a desaprobar. Ay, Tania, cuando tú tengas novio y yo no lo apruebe, ya verás lo que siento. Dale tiempo a Laura. Conócela y ya verás que se volverán amigas. Se quedará aquí durante todas las vacaciones.

—¡¿Aquí?!

—Bueno, no precisamente aquí. Sus padres están de viaje y ella no tiene a dónde ir. Piensa en que podrá alquilar un departamento, pero a mí me pareció buena idea que se la pasara contigo.

Eso era todavía peor.

—¡¿Conmigo?!

—Bueno, claramente no puede dormir en mi habitación. Y todavía tenemos que consultarlo con papá y mamá.

Me tranquilicé. Conociendo a mi madre, nunca dejaría que la novia de su adorado hijo durmiera en el mismo techo que nosotros, y muchísimo menos en mi habitación. Yo tenía una litera, y pensé en deshacerme de ella sólo para no darle espacio a Laura. ¡Por favor, que no pase nada malo!

Bajé de nuevo para complacer a mi hermano de darle una nueva oportunidad a su novia. Ella y mis padres estaban comiendo el pastel de manzana que mi mamá había hecho con mucha ilusión. Cuando Laura me miró, esbozó una sonrisa cordial.

—Pensé que te habías enojado conmigo, Tania. Perdón.

—No te disculpes —dijo mi madre con tono severo hacia mi —. A veces no sé de dónde le sacó lo grosera, que de mi familia no es.

—Descuide, señora. Yo comprendo no ser bien recibida por su hija. Tania, espero que podamos ser buenas amigas.

—¿Ves, Tania? Deberías de ofrecerle tú una disculpa por tu falta de modales.

Una vena se me reventó en el cerebro y tiré de los músculos de mi cara para fingir que me reía.

—Lo siento, Laura.

Ella sonrió, victoriosa.

—Bueno —habló mi padre — ¿quién quiere ver una película? Renté unas realmente buenas, aunque también podríamos ir todos al cine ¿qué les parece?

—¿Qué no es muy tarde? —dijo marco, mirando el reloj —. Ah, pero ni siquiera son las ocho, ahora que lo veo bien. Por mí, vale.

—¿Querida?

—No soy del ir al cine, pero por ser un día especial, está bien. ¿Tania? ¿Vienes?

—No, gracias.

—Tania… —gruñó mi madre.

—Es que quiero dormir ya. Muero de sueño. Me daré una ducha y me meteré a la cama. Diviértanse ustedes.

Subí los escalones, literalmente clavando los pies en el piso para que mis pasos se oyeran por toda la casa. ¿Cómo demonios mi madre había aceptado ir al cine? Para ella, todo eso era un gasto de dinero y una pérdida de tiempo.

Entré a la ducha, pensando en que sería una buena idea ahogarme antes de salir al cine con ellos. Bueno, no especialmente con ellos. De no haber estado Laura entre nosotros, sin duda hubiera ido.

Salí del agua envuelta en una toalla y me miré al espejo. Tal vez sonaba algo creído de mi parte, pero incluso yo era más guapa que Laura. Eso me hizo sentir especialmente bien. Cuando estábamos juntas, yo era el adefesio con patas y ella, la dulce hada del bosque.

De repente la puerta del baño se abrió y entró Laura. No tuve ni tiempo de gritar. Entró y cerró la puerta con seguro.

—Vaya, así te quería encontrar, Tania.

Era una buena oportunidad para aclarar las cosas.

—¿Qué estás haciendo con mi hermano? —pregunté en voz baja, pero con tono amenazador —¿en qué estás pensando?

—¿Qué te importa? —dijo con toda tranquilidad y sacó de su bolso un labial rosa —. Es un buen muchacho.

—A mi no me engañas. Tú no le quieres. Sólo deseas vengarte de mí.

—¿De ti? No todo gira en a tu alrededor —después añadió con gesto soñador después de pintarse la boca—¡Ay! Marco es tan lindo conmigo. Me compra cosas, siempre tiene tiempo para mí y hasta me ofrece su casa.

—¿Te compra cosas? Si él a penas tiene dinero. La escuela a la que va es muy cara.

—Bueno, el cree que lo valgo.

¡Cuánto deseé que hablara más fuerte! Si mi hermano la oyera, de seguro romperían.

—Te lo advierto. Si le haces algo a Marco, no te perdonaré.

—¿Qué pasa? ¿Estás enamorada de él? Ya está grandecito y puede salir con quien quiera. No seas tan vengativa, Tania.

—¿Vengativa yo?

—Sí —con voz inocente, agregó —, me odias tanto que ahora que ves que soy feliz con tu hermano, quieres alejarme de él.

La cara me ardió de la rabia. ¡Cómo odiaba a ésta chica! Su bajeza no tenía comparación. Además ya había dejado en claro que estaba allí sólo para joderme la vida.

—¿Por qué haces esto? Si quieres arreglar las cosas conmigo, hagámoslo con madurez.

—Ah. ¿Hablas de la misma madurez con la que me cortaste? No seas hipócrita. Tú estabas confundida porque te empezaban a gustar los niños, y ahora a mí me pasa lo mismo. ¿Ya viste a tu hermano en ropa interior? ¡Dios! ¡Qué paquete!

Me sonrojé todavía más y pensé en toda una serie de formas deliciosas de matarla con mi cepillo de dientes. Laura me lanzó un beso y después salió del baño contoneando sus caderas. Cuando cerró la puerta, tuve que hacer grandes esfuerzos para no ponerme a gritar barbaridades en su contra. De alguna manera, tenía que hacer que ella y mi hermano terminaran.

Miré por la ventana de la sala como ellos entre risas subían al coche y se iban al cine. Nada más verlos alejarse, me sentí sola y con una fuerte jaqueca. Tuve que prepararme un poco de té verde y recostarme en el sofá para intentar esclarecer mis ideas. Una parte de mí no se creía todo esto; pero por desgracia era real. Demasiado real. Mi hermano estaba locamente enamorado de mi ex novia, y ella sólo estaba con él para joderme la vida y de paso, sacarme canas verdes.

Al menos me consolaba la idea de que no iba a quedarse en mi casa durante las vacaciones, pues mis padres eran demasiado conservadores en ese aspecto. Poco a poco me fui tranquilizando y dos horas después, ya me sentía mejor. El té verde lograba maravillas en mí.

Ellos llegaron otra vez en medio de risas, y a mí me molestaba tanto que Laura les cayera tan bien. Especialmente a mi madre, a la que nunca la había visto disfrutar de la compañía de otras personas que no fuéramos nosotros. Decidí ignorarlos.

—Bueno, Laura, espero que te sientas cómoda en nuestra casa.

Me levanté como si tuviera un resorte en la espalda. ¿Había escuchado mal? Oh, por favor, que no fuera verdad.

—Gracias, señora. Sólo será ésta noche. Mañana me iré a un departamento.

—Ah, quédate todo el tiempo que quieras. No confío en esos lugares, no con la cantidad de asaltos que ha habido últimamente.

—¿Y dónde se supone que dormirá? —les pregunté, visiblemente molesta. Mamá me plantó la cara.

—Tienes una litera ¿no es así?

—Pero yo… no quiero que ella duerma conmigo.

—¡Tania! —exclamaron mis padres al unísono.

—Oh, no se preocupe, señora —sollozó Laura —. No quiero… ser una molestia para su hija.

—No lo eres. Es sólo que no sé qué la pasa. Por favor, discúlpala. Anda, Tania. Prepárale la litera.

—Pero…

—Ya, está bien —intercedió Marco, molesto conmigo —. Yo dormiré con Tania. Laura, te puedes quedar en mi cuarto si quieres.

—Gracias, amor.

—¿Tienes algo más que ponerte? —le preguntó la mujer de la casa.

—Mi equipaje debería de llegar mañana.

—Tania, préstale algo ligero para dormir. El aire acondicionado del cuarto de tu hermano no sirve.

Respiré hondo y conté hasta diez. Luego, otros diez.

—De acuerdo. Ven conmigo.

Subimos solas por las escaleras. Yo podía oír las risitas de Laura a mis espaldas. La maldita se estaba divirtiendo de lo lindo, y me molestaba mucho; pero si ella quería guerra, guerra tendría

Notas finales:

Waa parece que esas dos no están comenzando nada bien jeje qué les pareció? 


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