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Cómo joder a tu ex. TERMINADO por Ritsuka27

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Notas del capitulo:

El tercero :) 

La cara que mi hermano puso cuando vio a Laura vestida con mis shorts y mi blusa fue de tal impacto para mí que me sentí mal con mi pobre ropa. Ya no iba a volver a usarla, definitivamente. Presumiendo sus piernas y su generoso busto, mi ex novia no dejaba de lanzarme a mí miradas indirectas, ni de pasarse la lengua por los labios y hacer toda clase de caritas sexis esperando a desatar algo más en mí que no fuera pura aberración. Decidí ignorarla, ya que no valía la pena ponerme a protestar cuando ella ya había puesto a toda mi familia en mi contra.

—¡Ah! El cuarto de tu hermano es maravilloso —exclamó y se tiró sobre la cama.

Cerré la puerta. Por fortuna Marco estaba bañándose, lo que me confería unos minutos más para charlar con ella. Me senté en el borde del colchón.

—No me gusta lo que estás haciendo, Laura —traté de no sonar muy dura. Laura era de tipo de persona que suele gritar cuando alguien más lo hace —. ¿Qué pretendes hacer con mi hermano? Está claro que él no te interesa en lo más mínimo.

—¿Por qué crees que todo gira a tu alrededor? —me miró con desprecio, como si yo fuera la mala del cuento y ella, la dulce novia atormentada —. Marco es muy guapo y me hace feliz.

—Ni tú te lo crees.

A pesar de su cara seria, Laura tuvo problemas en ocultar su patética risa. Tomé eso como una confesión, pues ella era muy mala con las bromas y cuando se veía atrapada, se ponía a reír. Saber que no pretendía nada serio con Marco me hizo sentir bipolar, porque, por un lado, me alegraba que no fuera a ser ella mi cuñada. Por el otro, era molesto que estuviera fingiendo una relación.

—Dame un buen motivo para no decirle a Marco cuáles son tus intenciones con él.

Laura puso cara risueña.

—¿Motivo? ¿Estás bromeando? Fuimos novias, Tania. Ese ya debería ser suficiente. Si abres la boca, yo le diré la verdad a tu familia. Todavía tengo algunas fotos en donde estamos juntas.

Maldita…

—No lo harías.

—La pregunta es ¿quién está más dispuesta a arriesgarse?

—Pero… destruirías mi vida —casi le supliqué que me entregara esas fotos —Mis padres se morirían si supieran de mi sexualidad en el pasado. En especial mi madre.

—Pues allí lo tienes.

—Eres despreciable, Laura.

—No soy despreciable. Tú sí que lo eres, sólo que todavía no te das cuenta —enseguida volvió a hacer un puchero —. Qué mala hermana menor, intentando quitarle la novia a su hermano.

—¡Cállate!

Marco, al otro lado de la puerta, llamó. Tanto Laura como yo pusimos la mejor de nuestras sonrisas y abrí despacio. Al vernos juntas, su cara se movió en una mueca de confusión y miedo.

—¿Todo está bien por aquí?

—Sí —dijo Laura —. Sólo nos estábamos conociendo un poco más, amor.

—Bueno, me alegra —se dirigió a Laura y le dio un sonoro beso en los labios. Yo lo vi, esperando a que Laura pusiera cara de asco, pero realmente pareció disfrutar de la boca de Marco, y se despidió de él con una sonrisa coqueta —. Nos vemos mañana. Gracias por dejar que me quede.

—Por nada. Vamos, Tania. Déjala dormir.

Si Marco creía que iba a conciliar el sueño tan fácilmente, estaba bastante equivocado. Él se subió a la litera de arriba mientras que yo, leyendo una revista para calmarme, estaba abajo. La tensión entre él y yo era palpable, puesto que ambos sabíamos que en cualquier momento alguno iba a decir algo al respecto de Laura. Esperaba a que fuera él, y durante un momento consideré la idea de decirle toda la verdad sobre esa chica, aunque ello conllevaba también declararme lesbiana y estaba segura de que mi hermano no se lo tomaría a bien.

—Creo que le agradas a Laura —dijo como si nada viniera al cuento.

—¿Agradarle? —miré hacia la litera de arriba. Era mejor que habláramos sin mirarnos —. A mí no me parece. Marco ¿estás segura de que la quieres?

—Mucho.

—Y tú y ella ya han… bueno, ya sabes.

—¿De verdad quieres oír las aventuras sexuales de tu hermano?

Me ruboricé.

—No., claro que no.

—Pues para tu información… no. Ella sigue siendo virgen, hasta donde sé.

Eso era obvio. A Laura le gustaban las chicas, sólo que era muy buena mintiéndole a Marco. Podía comprender que ella aceptara besarlo, incluso acariciarlo, pero jamás tendría sexo con él. La simple posibilidad me hizo sentir mal y dejé la revista a un lado.

—De todos modos, me alegra que estés aquí.

El resto de la noche nos mantuvimos hablando sobre lo que había pasado los últimos meses, y no tocamos el tema de Laura otra vez.

Al día siguiente me levanté bastante tarde, casi a las once. A través de mi ventana abierta entraba el fresco aire de la mañana y el trinar de los pájaros cuyo nido estaba en una rama cerca de mi cuarto. Iba a ser un buen día. Iba, porque me acordé de que Laura estaba aquí y se iba a quedar un tiempo en mi casa a no ser que buscara rápidamente un departamento, y aún así, yo no estaba tan segura de que mi madre quisiera que ella viviera sola toda una temporada.

Me di una ducha de agua tibia para despertar y bajé para comer algo y comenzar bien el día. Al asomarme a la puerta de la cocina, vi a Laura y a Marco comiéndose a besos justo frente al refrigerador. La sangre se me subió a la cabeza, no sabía si del asco o de la ira.

—¡Ejem!

Se separaron tan rápido y no hablaron sobre el tema. Marco se sentó frente a mí, escrutándome con una sonrisa traviesa y nerviosa. Yo estaba más bien enfadada con él. A veces me daba por pensar que la hermana mayor era yo. Laura estaba preparándole a su novio un poco de té helado y tarareaba una canción alegre. Era tan hábil fingiendo ser alguien buena que me daban tantas ganas de patearla y sacarla de mi hogar. Marco no se la merecía. Él necesitaba de alguien mejor. Hice una lista de todas mis amigas que podrían interesarle, aunque por desgracia ninguna era tan linda como Laura.

—Nosotros saldremos al cine ¿vienes? —me preguntó Marco. Él lucía dispuesto a lograr que nosotras nos lleváramos bien.

Mientras él esperaba mi respuesta, le eché una mirada a Laura, que detrás de mi hermano, suplicaba que yo dijera que no. Era como si realmente quisiera pasar tiempo con él. Y como yo no iba a darle gusto a mi ex, decidí hacer justo lo contrario.

—Me encantaría pasar más tiempo con Laura.

—¿En serio? ¡Genial! No te molesta ¿verdad, amor?

—No, para nada, cielo —le acarició la nuca, mientras me dedicaba una mirada llena de odio. Yo me sentí alegremente satisfecha.

—¿Se puede saber qué intentas? —me preguntó cuando estábamos en el baño maquillándonos.

—¿De qué hablas? —me hice a la inocente, y eso sólo logró que ella se pusiera más molesta. La verdad es que me olvidaba de lo divertido que era hacer que ella se enojara —. Sólo soy una dulce hermana menor que acompaña a su hermano para satisfacer su deseo de llevarse bien con su novia.

—Marco y yo estábamos deseando ir al cine desde antes de que él te lo pidiera. No interfieras.

Qué bien se le daba fingir. Porque ¿estaba fingiendo? ¿realmente le frustraba que yo hiciera mal tercia en su cita? La verdad, me daba lo mismo. No quería dejar a mi pobre hermano víctima de Laura ni de sus perversas intensiones.

—Iré sólo para asegurarme de que no intentes nada malo contra él.

—¿Qué más le podría hacer?

—Conociéndote, nunca se sabe.

Tomamos el autobús, que estaba tan lleno que sólo quedaban dos asientos. Marco le cedió el suyo a Laura, de tal forma que las dos íbamos muy juntas. Su brazo derecho y el mío se tocaban. Volví a sentir su piel tersa, y esa sensación me hizo recordar lo suave que era ella, como si un velo de seda la envolviera. ¡Ah! ¿qué estoy pensando? Me incomodaba estar a su lado, pero prefería ir sentada que de pie.

Llegamos al cine, y mientras mi hermano iba a comprar los boletos, Laura y yo lo esperábamos en la zona de comida y bebíamos licuados de fresa, que siempre habían sido nuestros favoritos desde niñas. A mí me traía tantos recuerdos éste cine, y estaba segura de que a ella también. Nuestro segundo beso fue aquí. De hecho, fue en la misma mesa en la que ahora estábamos sentadas. Me pregunté si ella lo recordaría, aunque dada la situación, era mejor no preguntárselo.

—Tu hermano se está tardando.

—De seguro hay mucha gente comprando.

Se veía desanimada.

—¿Qué tienes? ¿Ya te diste cuenta de que tus planes para echarle a perder la vida a Marco no te funcionarán?

Me lanzó una mirada de desprecio, pero también, cansada, como si no quisiera discutir conmigo. No me gustó. Yo deseaba pelear, y sacar toda la frustración que ella me estaba haciendo sentir. Iba a decirle que sus dejara de esforzarse por él cuando, de repente, se puso a llorar. Me revolví incómoda en mi asiento. Quise no darle importancia, pero hacía tanto que no veía a una chica triste —además de mí —, que me dio por querer consolarla. ¡Así es! No me gustaba verla deprimida, y me sentí un poco culpable.

—¿Por qué lloras? Si es por mí…

—No todo el mundo gira para ti, Tania —se limpió una de sus pocas lágrimas y alzó la mirada. Un poco de su delineador de ojos se había corrido —. Es que… de verdad quiero a tu hermano.

—¿Qué? ¿lo dices en serio?

—Sí. Bueno, es muy bueno conmigo y me gusta lo que hace para hacerme feliz.

Ahora sí que estaba confundida.

—Marco te quiere —dije en un intento por animarla —. No chilles. Ya, dejaré de meterme entre ustedes.

—¿De verdad?

—Sí. Los dejaré tranquilos, por hoy. Así que no pienses que estropearé tu cita.

—Promételo.

—Prometo no intervenir, hoy.

Tan rápido como sus lágrimas habían llegado, fueron remplazadas por una sonrisa. Eso me hizo pensar si lo de recién no era una mentira. No. De seguro sí que lo era, y yo había caído. Lo supe porque ella puso esa miradita de victoria.

—Te odio.

—Lo prometiste, mensa. Parece que después de todo no has dejado de odiar ver a las chicas llorar. Para mí que no eres tan hétero como dices ser.

—Lo soy —le aseguré.

—Sí, claro.

Mi gusto por las mujeres estaba muerto. Era cosa del pasado. Ya no me atraían de los pechos grandes, ni las caras bonitas, ni la ternura ni los suaves labios de una chica. Yo prefería a los muchachos, con sus cuerpos altos, fuertes y protectores, que me hicieran sentir valiosa y única. Ni Laura ni ninguna otra iba a poder regresarme a cómo era antes.

Para hacerme valer, comencé a echarle una mirada coqueta a un trío de muchachos que estaban en la mesa de al lado. Los tres tenían el cabello oscuro y se veían como de mi edad. El de en medio parecía ser el macho alfa, con una sonrisa seductora y una cara bastante agradable a la vista. Hicimos contacto visual casi de inmediato.

Cuando él se levantó, yo me puse nerviosa y pensé en que hubiera sido buena idea no haberle coqueteado. Se empezó a acercar con claras intenciones de cotillear. Laura, que también se había dado cuenta, se revolvió incómoda en su silla.

—Hola —saludó el chico con una tranquila sonrisa.

—Y adiós —dijo mi hermano —, las dos están conmigo. Andando, niñas.

La mirada que él y Marco se echaron fue tal que no dudé en que ambos querían molerse a golpes. Especialmente porque él siempre me había protegido desde que yo era una niña, y era bastante celoso en ese aspecto. No confiaba ni de mis profesores. Se sintió agradable que él se preocupara por mí tanto como lo hizo por Laura, y las dos, a los lados de él, nos alejamos de esos muchachos.

Pero durante la película las cosas cambiaron. Yo me sentí excluida mientras que ellos dos se la pasaban abrazados y dándose besitos tiernos. No me concentré ni en la mala actuación del reparto ni en lo vacía de la trama. Mi enfado era tal que me empecé a sentir cálida por dentro, como si mi estómago segregara algo más fuerte que el ácido clorhídrico, y me estuviera comiendo desde allí.

En un momento Marco recibió un mensaje de texto de mi papá, y tuvo que salir de cine a ponerse saldo para devolver la llamada. Entre tanto, Laura y yo nos quedamos una al lado de la otra. Sorpresivamente cuando mi hermano se fue, el enojo que sentía desapareció. Ya no notaba la tensión adyacente. De hecho, me sentí tranquila y sin presión. Casi podía disfrutar del agradable aroma del perfume de ella, y de ver sus piernas cruzadas. Seguía siendo la niña refinada de siempre, mientras que yo todavía no lograba ser toda una señorita. Me creían borde y algo brusca. Quizá por eso no encontraba pareja.

—Eso te pasa por coquetearle a cualquiera —dijo Laura mientras me invitaba de sus palomitas.

—¿Qué? No es mi culpa que los hombres estén detrás de mí.

—Creo que más bien quisieras tenerlos detrás de tí pero haciendo algo más sucio.

—Depravada —mascullé con evidente sonrojo. La idea de tener a un hombre taladrándome me daba miedo. Mucho, de hecho. Y Laura se había dado cuenta por mi tono de voz. Me miró y rió.

—¿Eres virgen? No me lo puedo creer. Pensé que después de todo esto ya habías conseguido dar más pasos adelante.

—Pues sí, sigo siendo virgen ¿tienes algún problema? Y tú también lo eres.

Su sonrisa desapareció inmediatamente.

—Bu… bueno, tu hermano no me ha dado la oportunidad. Sólo le he demostrado lo hábil que soy con la boca.

—¿Qué?

—Tú sabes de qué hablo.

Inmediatamente la imagen de Laura haciéndole un trabajo bucal a mi propio hermano me revolvió el estómago. Ella se rió y luego, incómoda, me tocó la pierna.

—Es broma. Sólo nos hemos besado. Marco me trata bien y no me ha presionado en ese aspecto.

—Menos mal. Donde le hagas algo malo te juro que te arrancaré el cabello.

—Descuida. Jamás le haría daño. Se lo importante que él es para ti.

—¿De verdad? ¿No estás saliendo con él con intensiones de joderle la vida?

—No —se apresuró a responder y luego de un rato, añadió —, además cuando le veo me recuerda muchísimo a ti, Tania. Tienen los mismos ojos, y la misma sonrisa.

—¿Eh? ¿Qué quieres decir?

—¿Me extrañaron? —dijo Marco cuando llegó justo en medio de la plática.

La expresión triste de Laura se borró y dio paso a una nueva sonrisa. Cuando mi hermano la besó, el enfado volvió a aposentarse en mi estómago, y me sentí realmente ácida por dentro, celosa de que ellos estuvieran juntos.  

Notas finales:

Listo!! 

Cof, bien, gracias por haber llegado hasta aquí, al tercer episodio, y si lo han hecho, pues espero que me digan qué les está pareciendo, qué opinan de los personajes, de los sentimientos encontrados qe tiene Tania y de lo que Laura pretende estando con el hermano de nuestra protagonista xD 

saludos! 


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