- ¿Te sentirías mejor si duermo contigo? – preguntó el rubio amablemente mientras se sentaba en la cama junto al castaño.
Pero obtuvo como respuesta un suspiro – Steve… - dejó de apretar las sábanas entre sus manos y bajó la mirada – yo no pertenezco aquí.
- Yo tampoco Buck – tomó la mano del Soldado del Invierno – estamos fuera de nuestro tiempo, pero como siempre, sólo te tengo a ti. ¿Crees que me puedas tener tú a mí?
- Siempre te he tenido, idiota… - alzó la mirada y vio directamente a esos ojos que tanta paz le daban.
- Entonces dormiré aquí – Steve se acomodó entre las cobijas y jaló a Bucky para abrazarlo – punk.
Bucky se acurrucó y por fin en toda la noche pudo dormir con tranquilidad.
El descubrimiento había sido asombroso para el rubio, se le partió el corazón ver al castaño en ese sucio taller, con un aspecto tan descuidado y demacrado. Cuando regresó a la torre, el principal imbécil que se opuso fue Tony, Natasha se mostraba insegura, sin embargo el resto de los Vengadores, e inclusive María Hill y Pepper Potts le mostraron su apoyo al rubio. Trataban de hacer que el castaño se sintiera menos como un extraño y más que sintiera que estaba entre amigos, todos apreciaban a Steve y sabían lo que el castaño significaba para él.
El primer mes fue una pesadilla. Bucky casi no comía, le incomodaban las miradas de Stark y de Romanoff, le incomodaba el pensar que Steve la tuviera que pasar mal por su culpa. Intentó huir dos veces, pero virtualmente la torre era una cárcel, siempre daba Steve con su paradero.
Luego vinieron las pesadillas. Todos los horrores que le hicieron en H.Y.D.R.A., todo lo que lo obligaron a hacer, por eso Steve fue que decidió irse a dormir con su mejor amigo, quería que él estuviera bien, que estuviera tranquilo. Y al parecer, funcionaba bastante bien. Otro mes pasó, así como las pesadillas del castaño. Aunque a decir verdad, Steve y él se habían acostumbrado a dormir juntos, no era que se hicieran tontos, se amaban con locura, pero ambos estaban horrorizados de dar el primer paso, negando sus verdaderos sentimientos.
Pero había dos personas, o más bien seres que se habían percatado de lo que sucedía entre la pareja, y vieron eso como una debilidad, una grieta que podría separar por siempre al equipo de los Avengers. ¿Pero por qué ellos y no Natasha y Bruce o Tony y Pepper? Bueno, eso sería develado más adelante, pero según las tontas criaturas, sería un plan maestro. Bueno, les tengo noticias: lo que mal se planea, no siempre sale como uno espera.
La verdad, el que un día Steve decidiera besar al castaño nada había tenido que ver con los otros dos misteriosos personajes.
- Buck… - El rubio se acercó lentamente al chico castaño, cerrando los ojos y tomándolo por la nuca.
El castaño por su parte se dejó llevar, sentir esos tiernos labios, ese cálido abrazo y aquella sensación de alivio de por fin poder decirle a Steve todo lo que sentía, era algo maravilloso para Bucky.
- Te amo Steve – lo miró directamente a los ojos con una lágrima rodando.
- Y yo te amo más – le respondió más que feliz el comandante. Abrazando a SU Bucky.
No se descuidaban o se exponían ante los demás chicos, aunque los otros ya sabían que algo ocurría tras puerta cerrada. Eran ya cuatro meses durmiendo juntos, inclusive se habían mudado de la habitación fría y sin vida de Bucky a la del Capi.
La rutina matutina se había vuelto normal, es decir, los desayunos hechos por alguno de los vengadores, que se turnaban para cocinar a excepción de Tony, eran parte del día a día, aunque el trabajo no parara como súper héroes. Siempre había algún idiota intentando robar un banco, algún incendio o inclusive, pequeñas tropas de scouts que necesitaban un líder.
La vida transcurría tranquila y placentera para los chicos, ahora que Bucky estaba más integrado y nadie parecía preguntar qué sucedía entre el rubio y él, todo era miel sobre hojuelas, claro, excepto hasta cierto día que…
- Buck ¿Te sientes bien? – Steve soltó el periódico y la taza de café que bebía, para tomar la mano del castaño, que parecía temblar.
- Estás algo pálido – Pepper se apresuró a poner su mano derecha en la frente del castaño - ¡Y tienes fiebre!
- No lo sé, no me siento muy bien del… - pero Bucky tuvo que salir huyendo al baño mas cercano a devolver todo el grasoso desayuno, los pancakes con tocino, mantequilla y miel no eran su fuerte.
- Debió ser tanta grasa – Clint le sirvió otro pancake a Natasha.
- Si exprimieras el tocino de vez en cuando – Bruce no separó la vista de la miel que derramaba sobre su desayuno – lo revisaré cuando salga de ahí.
- Pero… - Steve se levantó preocupado.
- Estará bien – Natasha se sirvió crema en el café – solo es una indigestión.