Documentos psicológicos especifican que para relajarse de las tensiones del trabajo, escuela, matrimonio, etc. Se debe hacer lo que uno guste, lo que a uno lo pacifique y logre que entre en un estado de relajación pura. La relajación, se puede experimentar de diferentes formas, ya sea: haciendo deportes, a través de masajes, despejarse en algún parque, sacar a pasear a las mascotas, estando con las personas que uno quiere y considera importante, hasta se puede decir que atreves del sexo uno puede relajarse. Pero a esta opción muchos lo hacen un poco más, lo llamaremos así, extremo. Haciendo que la relajación quede en el olvido y solo se pueda experimentar el deseo carnal y la sobreexcitación, muchos lo cumplen ésta elección acompañándola con algún juguete sexual o disfraces que lleven a la imaginación a cumplir un rol importante en la relajación.
Esto es información sustancial y primordial cuando se está muy estresado.
Esto no afectaría en nada a un ídolo como SeokJin, no, él se tomaba con suma relajación todo, si solía estresarse por ciertos asuntos pero nada nuevo ni importante, es más, sabía como arreglar esas dificultades que solían aparecerse, como toda mamá de un gran grupo de ídolos que también sufrían sus momentos de estrés y más los Dongsaeng, que al ser menores la mayoría de sus pensamientos están colgando de un mar de hormonas mescladas con diversión y juergas. Pero como ídolos que ya eran debían ser más profesionales en lo que se dedican, claro está, y aún más cuando la fama y el reconocimiento se hacía más y más fuerte como presente.
A esto, SeokJin, lo tenía bien clarito como el agua que estaba bebiendo en ese momento, pero… algo no andaba bien, algo pasaba y era que la relajación que con tanta experiencia manejaba ahora estaba desapareciendo como si nada, con tanta facilidad que lo estaba empezando a… como era esa palabra… Ah, sí, “estresar”, tan poco sabía de ella pero tanto le afectaba ahora que no sabía qué hacer para manejar la situación.
Ya no servía lo que solía hacer para mantener la calma, nada pero nada, solo le quedaba esperar a que un milagro le ayudara.
—Jin hyung —la voz de Taehyung se hizo presente mientras miraba a la nada por la ventana del departamento de BTS.
—Oh, VeVe, ¿Qué necesites? —le hizo un poco de gracia el apodo que le dio, originado por la vez que lo llamo dos veces por su apodo artístico “V”.
—No me llames así, podría oírte Ho Seok hyung y luego me regañaría —lanzó de lo más normal, olvidándose de que no debía decirlo, a pesar de que se podía ver que esos dos andaban en algo, era más que obvio.
Jin rio por el comentario inocente del segundo maknae.
—Lo que quería decirte es que te he estado viendo raro, como estresado, ¿Verdad?, como si estuvieras en otro mundo todo el tiempo —dijo tomando asiento y comiendo una uva del racimo que estaba en un bol sobre la mesa de la cocina.
—La verdad… es que sí, he estado muy preocupado por el estrés que estoy sufriendo últimamente —tomó asiento frente a Taehyung mientras comía de una uva al igual que lo hizo el menor.
—Te entiendo, me solía pasar, hasta que Ho Seok supo cómo… —guardó silencio con la mirada clavada en los ojos del mayor, lentamente abriendo los ojos cada vez más grandes, asustando a la “Omma” Jin. A Tae le había venido una gran idea a la mente, tal vez sea bueno o tal vez sea mala, pero debía decirle para que lo intentara por lo menos.
— ¿Qué? —le preguntó, ya que el menor no dejaba de mirarlo con ojos que ahora irradiaban travesura.
Sin decir nada, el niño salió corriendo hacia vaya saber dónde. Maldición, Taehyung es un loquillo y haría cualquier cosa que su mente le ordenara.
—Ashh —se desvaneció en la silla, no tenía energías para seguir al menor o por lo menos para regañarlo. Miró el techo como si ahí estuviera la respuesta a sus problemas.
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Ya era de noche, Taehyung jamás volvió, ¿Se lo habrán llevado los Alíen? ¿Se habrá perdido?
—No, no creo, es más probable que haya vuelto con su raza marciana —bromeo para sí.
Se incorporó mejor en el sofá, busco el control pero no lo encontró, estiro su mirada a los demás lugares donde habían estado antes sus amigos y al fin lo encontró, pero estaba tirado del otro lado de la sala, “¿Quién rayos ponía el control lejos del televisor y no lo devolvía a su lugar original?” se preguntó.
No quería levantarse, su estado holgazán de rara presencia no lo dejaba mover ni un dedo, bueno, quién no lo estaría un domingo por la noche.
Cuando mejor lo estaba pasando viendo un canal de cocina, que empezó al minuto que acabó una película que se encontraba en el canal que dejaron, salió un cartelito debajo de la trasmisión culinaria, indicándole que pronto se cambiaría el canal a otro. Al leer esto quiso evitar que pasara pero era inútil, no encontraba el control. Claro, al otro lado de la sala, pero Rayos que era difícil querer levantarse cuando estás tan cansado.
El canal cambio rotundamente, “maldición” pensaba mientras seguía recostado en la comodidad del mueble.
Se aguantó las ganas de cambiarlo y se quedaría a ver lo que fuera que habían programado sus amigos para ver ellos. Todo bien, hasta que escucho un gemido proveniente de una mujer que estaba siendo perpetrada por dos hombres asiáticos bien fornidos.
— ¡¿Qué?! ¡¿Cómo- cómo?! No, no, no, mierda —salto del sofá para tratar de cambiarlo desde el televisor pero sus torpes dedos no obedecían, los cuales temblaban con cada gemido y grito que alargaba la muchacha, y alguno que otro ronco gemido de parte de los hombres. Levantó su cuerpo para ir por el control cuando la curiosidad le ganó y detuvo sus movimientos por un momento para ver a la chica, tenía rasgos semi-asiaticos.
—Que linda —dijo en voz baja.
Se quedó estático al ver como la penetraban con tanta fuerza, el cabello rubio teñido de la joven era tomado con fuerza por una mano bien masculina, la chica gritaba con cada estocada violenta de parte de los hombres.
— Ohmm —fue lo único que se arrastró de sus labios, sus ojos no se movían de la imagen de aquella chica que sudaba un poco pero al mismo tiempo cerraba sus ojos seguramente sintiendo el placer recorrerla.
Todo lo que parecía una escena una tanto lenta empezó a ser una acción demasiado animal, demasiado excitante para SeokJin. Su entrepierna empezaba a despertarse, el calor se hacía presente, el deseo de darse placer era inevitable. Todo era tan caliente en ese momento, se sentó devuelta en el sofá decidido a terminar con ese deseo de tocarse. Se aseguró que nadie estuviera por ahí, luego, introdujo una mano en sus pantalones de manera lenta, inseguro y necesitado a la vez.
Cuando su mano al fin se encontró con su pene, empezó a motivarlo de manera suave; llevado por los gemidos de los actores porno, recayó su cabeza en el respaldar del mueble marrón y dejó que su respiración se entrecortara con gemidos que deseaban ser escuchados.
—Ahh~ —un suave gemido se escapó de su boca.
Perdido en el momento, no escucho cuando alguien hizo presencia en la sala, NamJoon o RapMonster como lo llamaban sus amigos. El rubio iba hacia la cocina pero se detuvo en seco al escuchar esos gemidos proveniente de la actriz en la TV, pero peor fue la imagen de un SeokJin dándose placer a sí mismo. Se veía un poco agitado; con los ojos cerrados, su cabeza recostada en el respaldar, algunos mechones rebeldemente despeinados en su frente, sus labios, rojos e hinchados, suplicaban ser devorados. Por un momento vio como la lengua del mayor relamía el labio superior, mordiéndose el inferior con tanta sugestión.
—Ahhh~ —otro gemido más, el rubio perdería la cabeza si seguía viendo eso. El calor corporal empezó a subir de temperatura hasta llegar a hacerle latir el miembro.
Fue, sin hacer mucho ruido, hasta donde se encontraba el control remoto para apagar el televisor, que tenía volumen suficiente como para escucharse claro.
SeokJin estaba tan inmerso en el auto-placer que al rato, cuando su mente le aviso que ya no se escuchaban los jadeos de los actores, despertó de su delicioso momento; agitado, nervioso y con una necesidad indescriptible.
— ¿Qué…? —no logró terminar la frase al ver que frente a él, a un metro exactamente, se encontraba RapMon mirándolo penetrante, como queriendo que descifrara algo en su mirada.
—NamJoon — exclamó totalmente sorprendido de no haber sentido la presencia de alguien más en la sala. Qué vergüenza, ¿Lo habrá visto? Seguro que sí, ¿Qué le diría ahora? Probablemente que no hiciera eso en un lugar donde, seguro en algún momento, pasarían los chicos para ir a la cocina o queriendo ver la TV y lo oirían y verían en un estado deshonroso.
—Yo-yo…
—Entiendo que trates de relajar el estrés de esta manera, SeokJin hyung, pero no lo hagas por aquí, los chicos podrían oírte gemir —se acercó lentamente al mayor para tomar asiento a un lado de él, talvez medio metro de distancia jugaba entre ellos—, no queras que los demás te oigan gemir, ¿Verdad? —le había dicho con una voz raramente gruesa y entrecortada, a pesar de que le pareció extraño, trató de ignorarlo y centrarse en el problema que estaba metido.
—Lo-lo sé… lo lamento —corrió su cara para que no viera la humillación que sentía por la escena que había montado. Dios, quería que el sofá se lo tragara.
—No tienes por qué lamentarte, Hyung —recargó la espalda en el respaldar con los codos sobre éste.
Jin volteo para verlo, pero lo que se encontró fue impactante, presenció la forma de un perfecto bulto entre los pantalones chándal marrón del rapero, instantáneamente tapó su boca y giro la cara hacia el suelo.
— ¿Mm? ¿Pasa algo? —pregunto extrañado el rapero.
—Na-na-nada —trato de formular con más “normalidad”.
—No pareciera —dejé escapar una risa demasiado gruesa para Jin, y luego se enderezó en su sitio.
SeokJin se sentía acalorado aún, su miembro seguía erecto, estaba demasiado erecto y quería desahogarse pero con la presencia del otro allí, solo le quedaba decirle que luego hablarían y que ahora debía continuar lo que empezó.
—Oh, Jin, ¿Aún estás excitado? —sin vergüenza, apuntó la entrepierna del mayor.
—No, no, ¿Po-por qué lo dices? —estaba muy nervioso y eso se podía notar en sus ojos. Al negar lo que era obvio, a Namjoon le picó algo dentro de él.
— ¡Ja! Jin, nunca fuiste bueno para mentir —pasó un brazo por los hombros del mayor, con gran confianza como si lo que estuviera crecido demandante entre las piernas del mayor fuerza simple imaginación suya.
—Si quieres puedo ayudarte a bajarlo —le susurró al oído con un tono grueso y seductor.
—Ah~ — ¿Qué rayos acababa de hacer, acaba de jadear? “Jin, carajo, ¿Qué cojones te sucede?”. Al darse cuenta de esto rápidamente tapó su boca.
Namjoon arrastró una mano desde la rodilla del mayor hasta llevarla a la entrepierna de éste, y clamó su normbre en un jadeo sin aire y grueso como lo venía haciendo— Jin...
Les he dejado con ganas de más, jejejeje, lo siento es que solo era para dar aviso a lo que leyeron allá arriba y bueno, todo lo que ya saben.
Chau, las amo!!!!!! ARMYs!!!! x4