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Digno de la Realeza por Goto

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Notas del fanfic:

Los personajes son totalmente propiedad de Akira Toriyama y Toei Animation

Notas del capitulo:

Nada que decir, lean y no leemos en las notas final

-------Hace tres años-------

 

 

En algún lugar del universo se encuentra el planeta Vegeta, hogar de los Sayayin, una de las razas más temidas; por su fuerza, poder, brutalidad y hostilidad. Poseedores de un gran instinto de batalla y su casi necesidad de pelear.

Actualmente el planeta se encuentra en una condición política instable, lo cual lo lleva a enfrentar varios ciclos de guerra interna, dejando, como producto de estos enfrentamientos, muchas bajas de ambos bandos, destrucción de viviendas de los habitantes de clase baja, pérdida de vidas inocentes, incluyendo niños, ancianos, enfermos y simples civiles, que por su bajo nivel de pelea no eran considerados aptos para pelear.

Además, desde el inicio de la guerra el palacio del Rey Vegeta ya ha sufrido varios atentados directos hacia él; estos eventos han hecho que se aumente la seguridad en el palacio; llegando el Rey ha nombrar un guardia personal, para él y para el sucesor del trono: El Príncipe Vegeta, cosa que él consideraba una pérdida de tiempo y de soldados ya que él mismo podía cuidarse solo. Han sido tan fuertes los ataques que cada guardia del Rey y del orgulloso Príncipe han muerto intentando protegerlos, cosa que sí han logrado.

Al sur del Alcázar se encuentran las casas de la clase baja. En dicha región se encuentra una “familia” de cuatro, dicha familia es muy rara entre la raza Sayayin, pues es más unida en comparación a otras, que sólo se mantienen unidas por el instinto de supervivencia y protección mutua, sin llegar a desarrollar ningún vínculo sentimental hacia los otros integrantes de estas.

Bardock, el mayor de su familia, dispuesto a hacer todo por proteger a quien ama, en especial por sus hijos y esposa. Es un guerrero de clase baja, pero con un poder sobresaliente a los demás soldados de su clase. Líder del “Escuadrón de Bardock”, ya ha conquistados varios planetas por orden de su superior, el Rey Vegeta.

Gine, la matriarca de la familia, es una mujer amorosa para con sus hijos y un tanto romántica con su hombre. A pesar de ser dulce también puede llegar a ser estricta y les inculca buenos valores a sus hijos, como lo son el respeto, la disciplina y el amor. En sí, ella no es una guerrera, por poseer un KI muy bajo fue enviada a alimentar  a las tropas, encargándose principalmente de la distribución de la carne.

Originalmente ella era miembro del Escuadrón de Bardock, pero por no ser apta para el campo de batalla; esto llevo a Bardock a tener que salvarla en contadas ocasiones, cosa que la llevó a desarrollar sentimientos hacia su comandante, siendo estos sentimientos correspondidos. Posteriormente él se dio cuenta que su vida corría peligro estando en medio de la acción; por lo que decidió pedirle que se retirara y se mantuviera a salvo permaneciendo en el planeta. Posteriormente en los momentos en que Bardock se encontraba en el planeta se dedicaba a pasar tiempo con su esposa.

Él decía que el carácter y el afecto de Gine lo habían ablandado, pues ya no era el mismo gruñón y antipático de antes. Aunque la ocultaba, a veces esbozaba una gran sonrisa que sólo se dibujaba en su cara, acompañada de un ligero sonrojo, al estar al lado de esa persona especial, cuando esta aparecía en su rostro no se la dejaba ver a nadie pues no quería que lo tomaran por débil.

Cada vez que no se encontraba con ella en el planeta aprovechaba para entrenar o simplemente hacer ejercicio. Cuando hacia sentadillas de repente sentía un peso sobre sus hombros, era Gine, dándole palabras de aliento. Cuando hacia abdominales la luz del sol se bloqueaba a su vista, cuando se enfocaba en la figura culpable de la obstrucción se daba cuenta que era una pelinegra con una gran sonrisa adornando sus facciones. Cuando hacia lagartijas podía sentir un paso marchoso subir desde sus piernas hasta detenerse en su espalda, era ella, lo siguiente que veía era a la mujer de cabeza frente a él, se dejaba caer hacia adelante apoyando sus manos en el suelo sin quitar sus pies de su espalda,  con una sonrisa. Aunque Bardock mostraba un ligero ceño fruncido cuando Gine hacía esto, ella sabía que era falso porque un sonrojo se asomaba en sus mejillas dejando ver una actitud nerviosa de parte del hombre.

Los Sayayin no suelen tener relaciones más que por motivos de reproducción, por lo que su conexión era mucho más intensa que un simple instinto de supervivencia. Llegando a tener dos amados hijos.

Raditz, un guerrero al igual que su padre, es un tanto terco y un poco gruñón, a pesar de ser poderoso y decidido ama profundamente a su familia.

Kakarotto, el menor de su parentela, es un joven de cabellos y ojos azabaches, con una gran sonrisa que le brinda a todos sus conocidos. Al contrario de su padre y hermano mayor, él no es poseedor de un gran KI ni de muy buenas habilidades de pelea, pero está dispuesto a hacer lo que sea necesario para defender a sus seres queridos, Él heredó el carácter amigable y de su madre. Al tener apenas 27 años aún no es enviado a misiones, ya que para que los Sayayin sean enviados a conquistar planetas deben tener al menos 30 años, pero mientras, ha ido entrenando para aumentar su poder, también aprovecha su periodo de antes de ser “reclutado” para ayudar a su madre y hacerle compañía en la ausencia de los otros dos pelinegros.

A pesar de ser apacible heredó también la naturaleza de pelear de su padre. Para aumentar su poder y llegar a ser un gran guerrero debe entrenar y para eso nadie mejor que su propio progenitor, en un principio empezó con su hermano, pero éste al ser tan brusco y exigente siempre terminaba dejándolo muy mal herido y considerablemente cansado. Esto sólo lo hacía malgastar energía; una vez pasó todo un mes con el ojo derecho morado por un golpe muy concentrado que le propinó Raditz.

 

En un pequeño planeta no muy alejado del plante Vegeta se encontraban padre e hijo entrenado. El menor dando todo de sí mismo intentando seguirle el paso a su padre. Conectando algunos golpes y simplemente fallando otros. Por cada golpe que no acertaba Bardock se lo devolvía en una pequeña ráfaga de energía; debilitándolo un poco. La velocidad de ambos era casi nivelada, cualquiera que los viera no creería que ese joven que nació con un poder de pelea de casi 0 ahora ponga a su padre en aprietos.

-Excelente Kakarotto, ya casi logras acercarte a mi velocidad- Dijo poniéndole una mano en el hombro a su hijo.

 

-Gracias… Papá- Jadeaba intentando recuperar el aliento- ¿Crees que podamos seguir con el entrenamiento?- Interrogó ya más calmado.

 

-No lo creo, tu madre ya debe estar esperándonos para comer. Tal vez otro día- Añadió.- Además no es bueno que fatigues demasiado tu cuerpo.

 

-¡Es verdad!- Exclamó- Con esto de las pruebas ya casi no pienso en otra cosa. Bueno, vámonos.

 

-Sí, ya sabes cómo se pone tu hermano cuando tiene hambre.- Revolvió el cabello de Kakarotto, acompañado de una sonrisa en su rostro.

 

Ambos se subieron a su nave correspondiente y se marcharon a su planeta.

Las pruebas a las que kakarotto se refería son para aplicar para ser un soldado, encargado de la conquista y venta de planetas, o para ser un guardia del Rey o del Príncipe, este rango era más favorecedor, ya que el guardia se muda al castillo y tiene acceso completo a él, ¡Claro! siempre y cuando éste valla con el Rey o Príncipe cuidándole las espaldas.

 

 

-------Hace dos años-------

La “guerra” casi ha terminado y no son muy frecuentes los “incidentes” en el castillo, pero el Rey aún considera necesaria esa protección. Por ahora no se busca quien ocupe este puesto, pero tampoco hay quien lo ocupe.

Ya en casa los pelinegros se disponían a entrar, abrieron la puerta y pudieron ver a Raditz en la mesa cruzado de piernas y con un muy mal gesto, reflejado en sus ojos podía verse el gran plato de carne y vegetales que no había podido comerse por tener que esperar a los otros dos. Muy por el contrario, Gine sólo veía divertida a su hijo por las expresiones que ponía, insistiendo que debía esperar a su padre y hermano. Cada vez que ésta volteaba, Raditz intentaba tomar siquiera un pedazo de carne para saciar su hambriento estómago, pero Gine rápidamente golpeaba su mano para evitar que empezara a comer.

 

-Hola.- Dijo Bardock entrando por la puerta con paso firme.

 

-Perdón por la demora.- Expresó con su característica sonrisa, y rascándose la mejilla derecha, el menor.

 

-¡Ya era hora!- Se levantó de la silla y golpeó la mesa con su mano- ¡¿Saben cuánto he esperado para comer?!- Añadió, esta vez con su puño a la altura de su pecho, muy enojado.

 

-¡Suficiente, cálmate!- Sentenció el mayor para el de larga cabellera. Éste sólo se tragó su coraje y se sentó de nuevo.

 

-Bien, ya que llegaron… Kakarotto, cariño ¿Por qué no subes a darte un baño? Desde aquí se siente tu “aroma”.- Arrugó la nariz la mujer al pronunciar la última  palabra.

 

-P-pero mamá, tengo hambre. Dijo sorprendido- ¿Papá…?

 

-Obedece a tu madre.- fue lo único que aporto.

 

-Raditz… Tú tienes hambre ¿verdad?- casi rogándole.

 

-¡Cállate! Sí tengo hambre, pero es cierto, apestas.

 

Kakarotto sólo suspiro resignado al ver que no tenía posibilidad de persuadirlos.

 

-Bien, ahora sí, anda a bañarte hijo.- Sonrío triunfante Gine. A éste no le quedó más obedecer al final, y se fue directo a la planta alta.

 

 

-------En la mesa-------

 

-¿Y cómo ha progresado?- Preguntó Gine.

 

-Ha mejorado, ya casi iguala mi velocidad. Si sigue así no dudo que será uno de los mejores.

 

-¡Claro que lo será! Kakarotto tiene mucho potencial.- Dijo Raditz sorprendiendo a sus padres.

 

-¡Valla! No creí que lo apoyaras tanto, cariño.- Mencionó la pelinegra.

 

-¿Por qué no lo haría? Es mi hermano y lo quiero.- Explicó- ¡KAKAROTTO, BAJA DE UNA BUENA VEZ!- Le gritó desde su asiento.

 

-…- No se escuchó respuesta alguna.

 

Luego de eso los mayores siguieron hablando, Gine sentada en el regazo de Bardock. Raditz intentó tomar un pedazo de carne, de nuevo, y de nuevo Gine volvió a golpear su mano, esta vez con su cola. Por fin Kakarotto había bajado y se dispusieron a cenar. El carácter de Raditz había mejorado después de comenzar la cena, si de por si era gruñón, se volvía insoportable cuando estaba hambriento.

Al final de la cena Bardock ayudaba a Gine con los trastes. Se daban pequeños empujones en señal se juego, a lo cual ambos respondían con una pequeña carcajada. Raditz los miraba desde el marco de la puerta de la cocina.

 

-¡Vamos! Que cursi son.

 

-¿Celoso, hermano?- De la nada apareció Kakarotto y le dijo divertido.

 

Avanzó hacia sus padres. Le dio un abrazo y un beso en la frente a su madre y otro abrazo a su padre. “Hasta mañana” se despidió de los tres.

 

 

-------En la habitación de la pareja-------

 

Ambos se encontraban en la cama, cobijados, abrazados, simplemente susurrándose cosas al oído. La conversación llegó a un punto en que Bardock dijo:

 

-Siempre te protegeré… Con mi vida… A ti… A Raditz… y a Kakarotto; son lo mejor que me ha pasado.- Le susurró al oído- Te lo prometo.

 

Ante sus palabras Gine no pudo evitar soltar unas lágrimas; se abrazó más fuerte a su esposo y le dio un beso en los labios.

 

-Te amo…- Hundida en su pecho.

 

-Yo también…- Le respondió. No hablaron más, se dejaron dormir, unidos en un fuerte abrazo.

 

 

------- En el mismo pequeño planeta, dos meses después-------

 

-¡VAMOS KAKAROTTO, NO TE CONTENGAS!- Estaban padre e hijo entrenando de nuevo, ahora más intensamente que la última vez.

 

Bardock, haciendo uso de su velocidad, apareció detrás de Kakarotto, dándole un golpe a dos manos justo en la cabeza; enviándolo al suelo a una gran velocidad, pero éste logró reaccionar; evitando el impacto directo. Se incorporó y voló hacia su padre, le conectó casi todos los golpes que le lanzó. Le dio una patada en las piernas; girándolo y poniéndolo de cabeza, con una patada mucho más fuerte que la anterior golpeó su estómago y lo mandó directo a una montaña rocosa, un metro antes de tocar las rocas sintió otra patada, una que lo envió al suelo. Ya podía verse a sí mismo entre los escombros, pero de repente se sintió en los brazos de su hijo, que lo atajó evitando que colisionara y se lastimara aún más.

 

-¡Listo papá! ¡No me contuve!- Lo colocó en el suelo, brindándole una sonrisa nerviosa.

 

-Sí, me di… me di cuenta.- Se apoyó en el cuerpo de su hijo.

 

-¿Estás bien? Perdón si me excedí- Le comunicó con cierta culpa en su voz y rostro.

 

-No, no… No te preocupes, estoy bien. Aunque creo que me rompiste unas cuantas costillas.- Intentó no sonar tan adolorido.

 

-¡Valla! Lo siento, toma,- Extendió su mano- Una Semilla del Ermitaño.

 

-Gracias.- La comió- Ya deberíamos irnos a casa ¿no lo crees?

 

-Sí… Papá- Cambió de tema- Gracias por la ayuda que me has dado… De ser por Raditz tendría el otro ojo morado aún- Sonrió- De verdad, gracias.

 

-No hay de qué; eres mi hijo siempre querré lo mejor para ti, no importa hasta donde sea necesario llegar.- Ambos se dieron un fuerte abrazo; formando un lazo padre e hijo.

 

Finalizado el momento se montaron a su  respectiva nave y se fueron de nuevo a su casa, la rutina sería la misma desde que Bardock y Kakarotto empezaron a entrenar: Harían esperar a Gine y Raditz, éste como siempre enfadado por tener que esperarlos y ella tratando de que él no osara empezar a comer con la familia incompleta. Eso les agradaba a todos, a todos menos a Raditz.

Su entrenamiento se alargó esta vez, por lo que de seguro todos estarían más hambrientos que nunca.

 

Al entrar en la atmosfera del planeta Vegeta pudieron notar un gran alboroto y caos proveniente de la zona en la que se ubicaba la clase baja. La gente corría, algunos trataban de hacerles frente a los hombres que iban ganando terreno conforme avanzaban. Pudieron ver a Raditz en el grupo defensor y ordenándole a Gine que se resguardara en la casa.

Ya al tocar el suelo, inmediatamente salieron de las naves, destruyéndolas sin importarles, cayeron  a una distancia considerable del caos que se estaba expandiendo. Estando a punto de salir del bosque en el que se encontraban, sintieron un gran golpe en la nuca; desmayándose en el acto. El hombre que los golpeó se marchó al combate, se encargaría de ellos luego.

Ya pasado un rato desde el desmayo despertaron los que compartían la misma sangre, rápidamente se acercaron al lugar del horrible acontecimiento. La escena no podía ser mar espantosas: cuerpos sin vida esparcidos por el suelo, algunos cortados por la mitad, otros con extremidades faltantes, pudieron escuchar ligeras ráfagas de energía a la distancia, eran los mismos hombre que iniciaron el ataque, esta vez incinerando los cuerpos que yacían en el suelo.

 

-¿Papa, qué hacemos?- petrificado por la escena que contemplaba.- ¡Papá responde!

 

-Busca… ¡Busca a tu hermano, yo buscare a tu madre, CORRE!- Respondió habiendo salido del trance.- Esconde tu KI.- Agregó.

 

Kakarotto rápidamente corrió en todas direcciones, tratando de no alertar a los agresores, en busca de Raditz. Al fin lo encontró, al lado de una casa en llamas y acostado boca abajo. Se acercó a él con la esperanza de que no estuviera más que descansando, lo giró sólo para encontrarse con unos ojos blancos, fríos y sin vida. Se cayó de espaldas al suelo al verlo, se incorporó nuevamente y lo tomó en brazos. Se dio cuenta de que ya no podía hacer nada… Su hermano… Había muerto.

Bardock había mandado a su hijo menor a busca del mayor mientras él iba en busca de su esposa a la casa, ya que la vio cuando entraban a la atmosfera. Buscó desesperadamente en cada rincón de la sala, cocina, en cada cuarto, pero nada, una esperanza nació en él al no encontrar su cuerpo, tal vez había conseguido escapar a salvo y consiguió irse legos del lugar bajo ataque. Pero toda esa esperanza se tambaleó al mirar por la ventana de su habitación una delgada mano que se asomaba por detrás de unos muebles en su jardín trasero. Rogó por que no se tratara de quien creía que era, bajó a toda velocidad las escaleras hasta llegar al patio trasero, se acercó lentamente hacia el lugar, rodó el sofá que bloqueaba su vista y la vio, hay tirada en el suelo, sobre un pequeño charco de sangre en su cabeza, un solo golpe fue suficiente para arrebatársela sin consuelo alguno. La tomó en sus brazos con suma delicadeza y se acurruco en el mismo sofá que había rodado con anterioridad, dejando correr las lágrimas más amargas que jamás había mostrado.

 

-Papa…- Kakarotto salió al patio cargando a su hermano, lo colocó en el suelo y se acercó a su padre que estaba de espaldas a él, pudo ver como estaba acurrucado en el sofá con su madre, esto lo tranquilizó un poco, pero la reacción de su padre lo hizo cambiar repentinamente de idea: se movió del sofá y dejo a su madre allí… En el frío asiento, se acercó corriendo a su hijo, lo tomó de los hombros rápidamente y lo abrazó para que no viera tan desgarradora escena, escondió su cabeza en su hombro para que llorara todo lo necesario. Lo había entendido, su madre, al igual que su hermano mayor, estaban muertos.

 

-Vámonos… Toma a tu hermano- Le dijo también entre llantos. El pelinegro sólo asintió y obedeció.

Bardock se volvió para buscar a su esposa y en cuanto la tomó de nuevo en sus brazos notó que en su mano había un trozo de tela, lo tomó y pudo distinguirlo: era el símbolo de los hombres del Rey… Pero ¿Por qué sus guardias habían cometido semejante atrocidad?... Ya lo averiguaría, pero ahora no era el momento.

Continuara…….

Notas finales:

¿Qué les pareció. Les gustó o debería seguir estudiando porque como escritor me muero de hambre? okno xD

Cualquier pregunta la respondere (sin dar spoiler (?) también raviews, criticas, sugerencias u opniones.

Tengo casi la mitad del 2do capítulo ¿lo cancelo todo y lo quemo o continuo?

Saludotes.


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