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Ten Years later por Kristy

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Notas del capitulo:

Perdón por el retraso, aunque oficialmente es Sábado en España. He tenido problemas para acceder a Amor Yaoi, aunque todavía no sé si ha sido cosa mía o del servidor. Os dejo con otro de los capítulos más largos del fic, del que seguro que sacaréis más de una conclusión propia.

— Hola, Jinyoung.


— Hola, Dongwoo.


El afamado actor Jung Jinyoung estaba quitándose el maquillaje que aún tenía en la cara tras rodar una escena de acción de su última película, que estrenarían en unos meses. Le observó con curiosidad, por un lado agradecido y por otro sorprendido de que aceptase su invitación.


— Dame un minuto y nos vamos a comer —Le sonrió, mientras le señalaba el minuto uno con el dedo.


— Claro. —Una pequeña sonrisa apareció en su delgado rostro y que apenas le marcaba los hoyuelos que en el pasado le habían dado el apodo de osito.


Mientras se quitaba el maquillaje Jinyoung le miró de reojo a través del cristal. Lo vio sentarse, cómodo y tranquilo, mirando a todas las partes de su camerino. El tipo que estaba ahí seguía flaco. Le había parecido que estaba delgado en la boda, pero ahora se daba cuenta, ahora que no estaba vestido “formal”, que para su estatura estaba demasiado delgado. ¿Comería como debía? Recordaba algunas charlas durante el convite donde mencionó un montón de trabajos a tiempo parcial, la mayoría no podía recordarlos ya. Nunca había sido una persona muy dada a exhibirse por televisión, pero tenía una gran voz. Podía haber seguido cantando o componiendo, y ahí estaba sentado en ese sillón.


Terminó de desmaquillarse y se cambió de camiseta, después le indicó que había terminado y decidieron ir andando hacia un local muy discreto a las afueras de Seúl. En un primer momento pensó ir a un local de última moda que le gustaba, pero luego se dio cuenta que podía sentirse intimidado por el exceso de lujo, así que optó por esa entrañable cafetería-restaurante. Tenía una terraza en lo alto del edificio y él tenía el poder suficiente como para pedir que esa terraza fuera solo para él. Y entraba dentro del rango adquisitivo de Dongwoo, al que conocía y sabía que se negaría a que le pagase la comida. La vista era preciosa, viéndose de lejos los rascacielos y la congestión de Seúl mientras ellos estaban en la lejanía, rodeado de callejuelas y casitas de no más de cuatro pisos. La terraza tenía hierba natural y, dado que aún hacía calor, les habían puesto unas sombrillas para que pudieran comer a la sombra. Pidieron de comer cosas sencillas y ligeras por el calor.


— ¿Estás rodando una peli de acción? —Dongwoo parecía interesado, aunque su expresión era más bien neutra.


— Sí. Es policíaca —Asintió, observándole cauto. Aún no sabía muy bien cómo conversar con él.


— Ajá. —Esa fue toda su conversación mientras la comida llegaba a la mesa. Jinyoung empezaba a ponerse nervioso. Empezaba a sentirse como cuando existía el grupo, donde había momentos en los que ambos quedaban atrapados en una sala y podían pasarse horas sin hablarse. Le observó. Unos simples vaqueros, que se veían usados, y una camiseta blanca de manga corta, totalmente limpia de dibujos. Llevaba sandalias abiertas pero muy simples, como recordaba que llevaban sus padres cuando tenían poco dinero y él aún no era famoso.  Esperaba que fuese porque era un tipo simple (siempre lo había sido) y estar tanto tiempo en el pueblo se le había pegado “la moda” del campo. Aunque algo le decía que era más bien por temas económicos, porque había pedido solo un plato de ramen. Casi estuvo tentado en decirle que comiera lo que quisiera, que pagaba él, pero tenía miedo de ofenderle. Y ese día no quería ofenderle porque era el día que se suponía que debían de hablar de todo lo que no fue capaz en el pasado, para bien o para mal.


La orden de comida llegó a la mesa y empezaron a comer. Mientras él comía se daba cuenta que él seguía comiendo despacio y masticando mucho. En lo que Jinyoung había comido tres platos, él seguía con el primero. Cuando llegó la carne, Jinyoung se alegró de haber pedido en abundancia. Cogió otro plato vacío y repartió la carne para dársela a su compañero, con la esperanza de que no rechazase la comida.


— Está muy buena, pruébala, Dongwoo —Le animó, pasándole el plato, con una sonrisa.


— Gracias. —Apenas le escuchó, en un susurro.


Para su decepción Dongwoo solo cogió tres trozos. Le costó comerlos y resopló alegando que estaba muy lleno. Era imposible que pudiera estar lleno, salvo que se hubiera acostumbrado a comer muy poco. Tampoco habló mucho mientras pidieron el postre. Para su sorpresa, Dongwoo solo se pidió una taza de té en lugar de comida. Jinyoung pidió un pastel y un café bien cargado. En cuanto la camarera se marchó tras servirles, vio a Dongwoo inclinarse un poco para comprobar el té.


— Bueno, ¿qué querías decirme? Parecía urgente cuando me pediste que viniera hasta aquí. —Vio cómo se limpiaba la grasa del cerdo de sus labios, con una servilleta. No parecía incómodo, solo curioso. Estaba sereno y seguía siendo el hombre guapo que había conocido.


— Anna está embarazada —Dongwoo pareció sorprendido por un momento, pero sonrió a continuación de forma genuina. Realmente parecía ilusionado. Jinyoung le sonrió, dándose cuenta que no debía temer. Que, en realidad, nunca debía haber temido enfrentarse a él. Se sentía triste al haberlo averiguado tan tarde.


— ¿Ya sabéis…? —Dejó la pregunta en el aire, inseguro de preguntar.


— No, solo está de un mes y medio. De hecho, aparte de nosotros, eres el primero en saberlo. —Jinyoung hizo un gesto con el dedo de silencio.


— Oh… —Dongwoo no dejó de sonreír en ningún momento.


— Como padre que eres, sabrás perfectamente que ahora es un momento delicado como para anunciarlo a todo el mundo —Dijo, nervioso.


— ¡Por supuesto! —Se rio, cómplice.


— Y bueno… Me he dado cuenta que es hora de sentar la cabeza. Al menos a nivel burocrático. Así que me voy a casar con ella dentro de un mes o así. A diferencia de Channie no nos van los eventos masificados. Solo vamos a celebrarlo con la familia y los amigos más allegados —Jinyoung se giró para alcanzar su cazadora, rebuscando en los bolsillos, bajo la expectación de Dongwoo. Cuando lo encontró, comprobó que estuviese bien la tarjeta y se la alcanzó.


— Anna y yo queremos que vengas a la boda. Nadie puede pasar al evento sin la tarjeta, así que guárdala bien, ¿vale? —Lo vio dudar, pensando muy rápido, pero cogiendo la tarjeta. Supo que la estaba cogiendo por pura inercia y educación, y que no estaba seguro de ir. Eso le frustró. En ese momento comprendió por completo a su Chansik: su dolor, su ansiedad, su preocupación y necesidad de que Dongwoo fuese a la boda. Ahora que lo tenía que vivir él en sus propias carnes comprendía que si Channie habría ido horas antes a buscarle a su casa, en persona, para sacarlo de su casa y llevárselo a la boda, Jinyoung tenía la misma voluntad de hacerlo. No, eso no era correcto. Iba a asegurarse que él estuviese ahí, junto a Sunwoo, Junghwan y Chansik y su marido.


— Te lo agradezco mucho, que pienses en mí… —Empezó a balbucear, con un tono que sonaba claramente a excusa.


— Pero vas a ir. Vas a ir Dongwoo. Te lo pido por favor. Sé que no he sido el amigo ideal, sé que he sido un hijo de la gran puta contigo. Por eso te he llamado hoy. Quiero que hablemos de nosotros. Creo que es necesario que hablemos de lo que fuimos y de lo que somos ahora, porque, después de todo, no quiero que vuelvas a desaparecer. Tú no. —Su expresión fue indescriptible. Había un montón de sentimientos en aquella cara afilada y alargada, y en aquellos ojos cansados y ya con marcas. Sentimientos como decepción, ira, sorpresa o negación—. Sé que llego muy tarde. Sinceramente, soltar un lo siento o perdón sé que te va a sonar hasta improcedente. Lo sé. También sé que eres adulto, ambos somos adultos, y eres una persona racional. Y sé que eres libre para creerme o no —Le miró, mordiéndose el labio, para luego desviar los ojos hacia su taza de té. Cogió el recipiente donde su té había estado cargándose y lo echó en la taza. Jinyoung lo interpretó como un silencioso “Te escucho”.  Era mucho más de lo que esperaba, así que no iba a desperdiciar su oportunidad—. Cuando estuvimos juntos, no fui justo contigo. Nunca fui sincero, ni con mis sentimientos hacia ti, ni para contarte lo que realmente esperaba de ti. Fue más fácil buscar excusas y echarte la culpa, como el niñato inmaduro que era, porque estaba asustado y tampoco entendía muy bien qué era.


Paró, esperando que le interrumpiera o algo. Dongwoo se limitó a coger con calma la cuchara y a remover el líquido humeante de su taza, sin mirarle. Empezaba a deprimirse, pero no pensaba rendirse. No en este punto de su vida.


— Ponerte los cuernos y encima restregártelo, no fue lo más inteligente por mi parte. Te herí profundamente y ahora sé que, si hubiera sido realmente sincero y te hubiera explicado realmente mis dudas, hubiéramos podido seguir siendo los amigos que habíamos sido.


— Estoy de acuerdo —Jinyoung sonrió, triste. No podía culparlo por sonar igual de triste que como se sentía Jinyoung en estos momentos.


— Pese a que me lo advertiste, e intentaste impedirlo, me convertí en una persona egoísta, con la fama bien adornada en mi cabeza. Pasé del grupo y tú intentaste recomponerlo como buenamente podías. Te hundiste, y no te ayudé en absoluto. —Para su sorpresa, su voz tembló y las lágrimas se le agolparon en los ojos.


— ¿Por qué tenemos que hablar de esto? No quiero remover la mierda, Jinyoung —Dongwoo sonó cortante, herido.


— Pero si no la aireamos y nos deshacemos de ella, seguiremos igual. Y, sinceramente, no quiero pasarme la vida arrepintiéndome por no haber dicho las cosas que tenía que haberte dicho y, mucho menos, quiero seguir arrepintiéndome por haber perdido a un amigo… A mi mejor amigo. Vuelvo a repetir, estás en tu derecho a ignorarme, a levantarte e irte ahora mismo. También estás en tu derecho de darme un buen puñetazo y largarte. De hecho, es lo que haría yo de estar en tu lugar —Se reclinó en el respaldo de su rígida silla, esperando que Dongwoo reaccionase para bien o para mal. 


— ¿Qué os ha dado a todos conmigo? Parecéis una onegé andante. Los cuatro. —Por fin le miró. Sus ojos ojerosos y oscuros estaban desafiantes. Su expresión pasó de ser una serena a una dura, pétrea. Incluso su voz sonaba cargante y grave.


— Solo somos cuatro personas que en estos últimos siete años por fin maduraron y se han dado cuenta de sus errores cometidos. No somos una onegé, Dongwoo. Solo somos cuatro seres humanos intentando recomponer lazos del pasado, intentando recuperar algo de lo que fuimos, intentando que vuelvas a formar parte de nuestra vida de una forma u otra. —El tono de Jinyoung volvió a ser calmado, intentando transmitirle una seguridad que no sentía. 


Dongwoo suspiró. Volvió a centrar la vista en la taza de té, ya no tan humeante. La bebió despacio, como si el acto de beber se convirtiese en un ritual que le ayudase a despejarse y tomar decisiones trascendentales.  


— Lo que sois en realidad… sois cuatro personas frustradas y atrapadas en el pasado —Casi escupió cada palabra, como si fueran gotas del té que acababa de beber. 


— Te doy totalmente la razón. Pero tú tampoco estás libre de eso, Dongwoo —Insistió, sin dejar de mirarle.


— ¡Suelta la mierda que tengas que decir, y me voy! —Masculló, intentando no gritar y no llamar la atención. Ahora estaba enfadado. Dongwoo estaba realmente enfadado.  Ese gesto de frotarse la frente con la mano derecha y cerrando los ojos, sin mirarle, era el Dongwoo de 27 años que había intentando no levantarse y ahorcarle ahí mismo. En el fondo le conocía bien. Había sido su pareja (en la clandestinidad) dos años. Había sido su mejor amigo durante cuatro. Había sido su compañero de grupo durante más de diez años. Había manías, gestos y reacciones que jamás cambiaban. Jinyoung sonrió, melancólico.


— Me llevó demasiado tiempo darme cuenta que era bisexual. Siempre negué haberme acostado contigo o “haber estado contigo” porque mi cerebro, mi educación, decía que salir y acostarse con un tío no era normal. Cuando te llamé, mientras me follaba a aquella chica de turno cuyo nombre ya ni me acuerdo, solo quería restregarte que no eras nadie para mí.    ¿Sabes por qué lo hice? —Hizo una pausa esperando a que Dongwoo le interrumpiese, pero no lo hizo, así que decidió proseguir—. Lo hice porque tenía puro terror a que tuvieses el valor de soltar a nuestros compañeros que éramos gays y que salíamos juntos.


— No me cuentas nada nuevo. Eso siempre lo he sabido, Jinyoung. Por eso nunca dije nada, por eso jamás dije qué coño había pasado a ninguno de los tres —Masticó las palabras con desprecio.


— Lo sé —Jinyoung cogió aire, compungido. Hablar de esos hechos en el presente le dolía. Porque eran sentimientos de dolor, arrepentimiento, de duda y de angustia. Angustia porque quería que esa persona con la que había compartido buenos momentos no desapareciera de su vida después de esta conversación—. ¿Sabes qué fue lo que más me jodió? Cuando descubrí que estabas con Sunwoo. Me jodió porque supe que él, nuestro Baro, no era como yo. Le importó una mierda si los demás sabíamos o no si estaba contigo o no. Es más… en cuanto le dije que ni se le ocurriera hacerlo público, decidió que solo haría fanservice contigo para “hacerlo público”. Me jodió porque salió de una relación con Junghwan para meterse en la cama de otro… compañero del mismo grupo. Es algo que aún me revienta. —Dongwoo se giró para mirarle, sorprendido por el tono enrabietado de su voz. Sí, seguía enfadado con Sunwoo y la forma en la que manejó la situación. El cómo se aferró a Dongwoo cuando rompió con Junghwan y, en lugar de actuar de forma madura, decidió pegarse a otro para darle celos. Evidentemente su mierda de plan no funcionó.


— En realidad, durante ese tiempo “solo follábamos”. A mí me daba igual. —Su expresión era extraña, como si le restara importancia a todo, inmune.


— Pero al final te enamoraste de él y entonces se jodió todo, ¡Dongwoo, no me mientas! —discutió, empezando a cansarse de que no respondiera como esperaba a la conversación. 


— Él dijo que estábamos juntos —Alzó los hombros como si hablaran del tiempo.


— Pero nunca lo hizo público más allá de nosotros. Y cuando tú decidiste, igual que cuando estuviste conmigo, pasar a otro nivel, Sunwoo reculó. ¡Te dejó solo! —Jinyoung tuvo que obligarse a bajar el tono airado de su voz, realmente cabreado. 


— ¿Por qué estás tan enfadado, Jinyoung? Ese es mi pasado, no el tuyo. —Su cara recompuso un gesto de incredulidad, como si no entendiese o creyese las reacciones de Jinyoung.


— Estoy enfadado porque sé perfectamente que Sunwoo, a diferencia de mí, sí te amaba. ¡Demonios, lo sigue haciendo ahora! –—Gritó finalmente, dando un puñetazo en la mesa, y asustando a Dongwoo. Se vio obligado a respirar y tranquilizarse un poco—. Solo que se acojonó. Tuvo miedo de la reacción de su propia familia, tuvo miedo de perder el futuro laboral brillante que le esperaba a nivel individual tras la desaparición del grupo. Tuvo miedo. Y te perdió. Igual que yo —Le vio parpadear esta vez con una expresión neutra que no mostraba sus sentimientos de forma clara. Le pareció ver que su mano temblaba, pero desapareció bajo la mesa. Esperó un poco, a ver si decía algo al respecto. Al ver que no decía nada, decidió seguir hablando—. Nunca te apoyé con Sunwoo por esa razón. Porque sentía celos. Celos de vuestra complicidad, de vuestra conexión. Celos de que él te protegiera, como debería haberlo hecho yo. Celos de que soportaras sus estados bipolares, cuando a mí ya no me tolerabas. Celos porque a él le hacías caso, pero a mí ya no. Y tuve celos porque llegué a pensar que Sunwoo sí iba a tener el valor que jamás tuve contigo. De hecho, lo creí firmemente. —Tuvo que callarse para recomponerse del nudo que tenía en la garganta.


— Y ahora estás arrepentido…  —Dongwoo torció la sonrisa, desganada e incrédula.


— Sí, profundamente. Porque me doy cuenta que fui un nefasto amigo, un nefasto compañero de trabajo y un nefasto líder.  No estuve cuando me necesitabas, ni me necesitaste. Por eso te estoy diciendo esto. Porque aunque no quieras y ni me quieras escuchar, aunque sé que no soy ni tu amigo para ti ahora mismo, no pienso quedarme sentado viendo cómo echas a perder tu vida y dejas escapar oportunidades. Porque no soporto ver como la persona que “odiaba”, pero que secretamente admiraba por su valor, determinación y sus principios, ha decidido ser un cobarde, sumirse en la indecisión y romper todos sus principios. —Por fin dijo lo que necesitaba decirle a la cara, esperando ver al verdadero Dongwoo estallar. 


— ¡¿Quién cojones eres tú para juzgarme?! ¡No me jodas! —Dongwoo se levantó de golpe de la silla, y Jinyoung también, poniéndose delante y agarrándole del brazo, impidiendo la huida. Dongwoo casi reacciona de forma violenta, hasta que se dio cuenta que estaban en un sitio público y se detuvo a sí mismo.


— ¡Me da igual si te casaste para sobrevivir en ese ambiente! ¡Me da igual qué decisiones has tomado en estos últimos siete años! Pero eres un hombre libre. Tu hijo entenderá perfectamente cuando crezca. Y como hombre libre que eres puedes darte el capricho de darte una oportunidad. Sunwoo no es el Sunwoo de hace siete años. Sunwoo te ama y, voy a decírtelo claramente, lleva amándote siete años. ¡Está haciendo esto porque realmente quiere intentarlo contigo! ¡Solo te pido que le dejes, que le des tiempo! Sin tiempo no hay oportunidad —Jinyoung suplicó, aguantándose las ganas de sujetarlo y detenerlo ahí hasta escuchar las palabras que quería escuchar de su parte. Las palabras que implicaban un sí, que le daba una oportunidad a todos, especialmente a Sunwoo. Jinyoung necesitaba ver a Sunwoo y a Dongwoo juntos y felices para poder volver a recomponer sus lazos de unión con aquel que había sido su hermano muchos años atrás.


 — Lo único que me demuestras con esa actitud es que no habéis superado nada —Escuchó esa frase, casi como si la hubiera escupido. De la impresión soltó el brazo que estaba sujetando, y dejó que se escapara. Dongwoo le miró, desafiante—. Por lo visto tienes un trauma, Jinyoung. Te diré lo que necesitas oír. ¡Hace mucho tiempo olvidé toda esta mierda! ¡La enterré! ¡Me olvidé de ella y seguí con mi vida! Siento mucho si no te gusta, pero es la vida que me ha tocado tras tomar decisiones como el ser adulto que soy. Acepto mis errores, no soy perfecto. No tendré tu vida perfecta, Jin, pero duermo con mi conciencia tranquila. ¿Necesitas oír que te perdono para poder seguir durmiendo con la conciencia tranquila? Sí, Jinyoung. A diferencia de ti no he perdido el tiempo pensando en mis traumas. Te perdoné hace mucho tiempo, a ti y a los demás. Si no lo hubiera hecho, ni hubiera ido a la boda de Channie y mucho menos hubiera venido de forma voluntaria a esta comida. Pero, ¡tú no eres nadie para venir y juzgarme! ¡Y mucho menos para decirme lo que tengo que hacer! Y lo que pase entre Sunwoo y yo, las decisiones que tome yo, son mis decisiones te gusten o no. —Le miró, totalmente desafiante y con una mirada peligrosamente asesina.


— ¿También pasaste página con él? —Preguntó, aterrorizado. Lo que acababa de escuchar lo había dejado frío.


— ¿Por qué no iba a hacerlo? ¡Han pasado siete años, joder! —Dongwoo prácticamente gritó, colérico, sin importarle las consecuencias y si alguien les veía o hablaban de ello.


Jinyoung se quedó mudo de la impresión. No había contado con eso. Había creído que aún quedaba algo de ese sentimiento llamado amor en el interior de Dongwoo. Por su reacción entendió que no. Y temía por Sunwoo, porque él jamás le había superado. Sunwoo había ido dando tumbos estos años cargando con Dongwoo en su corazón. Ahora había decidido ser valiente, demasiado tarde. El hombre que tenía delante no quería y ni creía en las segundas oportunidades, porque había crecido, madurado y se había endurecido. Se había endurecido hasta tal punto que ya no creía en las sorpresas de la vida. No, ahora lo entendía. Dongwoo no había sido un cobarde, ni lo era. Dongwoo había peleado por sobrevivir solo durante todo este tiempo. Tantos golpes y tantas heridas lo habían convertido en un escéptico, matando por completo la inocencia o la ilusión.


— Tú siempre me decías que nunca es tarde. Dongwoo, nunca es tarde para una segunda oportunidad. Por favor, dale esta segunda oportunidad. Danos a todos una segunda oportunidad. —Dongwoo le miró serio, con una mirada que Jinyoung empezó a temer. No recordaba tener miedo de las reacciones de su excompañero de grupo, ni tampoco temer perderlo. Ahora temía que después de lo que acababa de pasar saliese por la puerta del local y se volviera a deshacer del  móvil y desconectara de él.


— Las oportunidades no se piden, Jinyoung... Se ganan —Masculló las últimas dos palabras y se zafó de su agarre, dio media vuelta sin mirar atrás, y Jinyoung perdió de vista su delgada y alta figura por la puerta de la terraza. Jin se quedó ahí, de pie, incapaz de rebatirle semejante argumento. No supo calcular el tiempo que se quedó de pie, petrificado, intentando asimilar lo que acababa de pasar y cómo había terminado una conversación que se suponía que debía ayudar a Baro y debía ayudarles a ellos. Apenado, pero conteniéndose, abandonó la terraza y se fue a pagar. Las chicas del local le miraron, pero no dijeron nada. La discreción era primordial. En ese momento, mientras esperaba a que le trajeran la tarjeta de crédito de vuelta, la voz de Baro llegó a sus oídos procedente de una tele que tenían ahí. Baro estaba serio, pero también seguro. El programa en el que participaba como uno de los presentadores le recordaba a uno que tuvo éxito durante muchos años en el canal KBS, donde la gente iba a exponer sus problemas y el público, presentadores e invitados incluidos, daban sus consejos para resolverlo. En esta versión constaba de tres partes y tres tipos de participantes: un equipo de psicólogos especializados o especialistas sobre el tema de la persona que había ido a contar su caso, la opinión de los presentadores y la del público a través de las redes sociales, porque se emitía en directo.


— Sírveme una botella de Soju, por favor —Le pidió a la cajera. En cuanto le dieron la copa, Jinyoung se acercó a la tele, de pie, para escuchar mejor el programa. Había algo en el tono de Baro que le hacía sospechar.


“Tengo miedo. Nadie se ha interesado por mí hasta ahora. Ella ha estado a mi lado en los últimos diez años de mi vida.  De repente se ha ido. Se va a Canadá y yo no sé qué hacer”.


La chica que hablaba no superaría los veinte años. Parecía la típica universitaria salida del departamento de informática, esa chica que cualquier chico la catalogaría de “rara o friki” y la evitaría. No era guapa, era más bien una chica corriente. No parecía destacar en nada. Por lo que Jinyoung había alcanzado a entender, la mejor amiga de esa chica se iba a Canadá por motivos de trabajo y debía ser la única amiga que tenía y no sabía cómo detenerla. O algo así.


— Lo que me faltaba, una bollera intentando declararse en público —Escuchó la voz de una de las dos camareras, en tono despectivo. Estuvo tentando en llamarles la atención pero no lo hizo porque sin querer le habían dado la información que necesitaba.


“Ella se me declaró y nunca le di respuesta. Se marcha mañana. No quiero que se vaya, no quiero perderla”.


La chica era un mar de lágrimas. No tenía ni idea si realmente era lesbiana o no. Tampoco le importaba. Podía ser una simple chica que, pese a que su mejor amiga se le había declarado, no quería perder a su amiga. Eso le traía recuerdos. Habló uno de los psicólogos, intentando averiguar qué sentía al respecto y de vez en cuando enfocaban a Baro que parecía realmente afectado.


“Solo sé que no quiero perderla”.


Más gente hablando y dando su opinión, ya fueran los especialistas o el público que salía conectado desde la webcam dando consejos u opiniones. De repente Baro pidió permiso para hablar, sorprendiendo a todos. Y rompió una tradición del programa al saltar al recinto donde se sentaban las personas que pedían ayuda, sentándose a su lado.


“Sunhee… Voy a darte mi opinión personal al respecto. Sé que no soy especialista en el tema, ni tengo un título, pero lo que sí tengo es experiencia en la vida”.


— Sunwoo… No lo hagas —Murmuró en voz alta, entendiendo lo que iba a hacer Baro. Lo conocía demasiado bien. Conocía esa mirada de determinación y conocía esa voz de desesperación y empatía. Conocía a Baro cuando tomaba una decisión. 


“Habrá gente que te juzgue. Dirán palabras muy feas. Pero tú la quieres, ¿no? Sigo opinando que los sentimientos de dos personas nadie debe juzgarlas. La sociedad no vive tu vida por ti. Tú eres quién debes vivir tu vida, tomar tus decisiones y asumir las consecuencias”.


La tal Sunhee asintió, aún llorando, casi encogida.


“Lo único que te puedo decir es que escuches a tu corazón. La ames, la quieras, lo que sea… Si no quieres que se vaya, simplemente ve y díselo. Pero no esperes a mañana, en cuanto terminemos el programa debes ir y hablar con ella”.


Enfocaron a varios de los presentadores, que observaban la escena entre intrigados y sorprendidos. Psicólogos incluidos.


“La vida solo se vive una vez. La cobardía no debería ser una opción. Pero nos educan para que seamos personas estándar, nos educan para “dar una imagen” a la sociedad. Ser un cobarde es ver pasar los años, arrepintiéndote y preguntándote “¿Y si?”. Dar un salto al vacío da mucho vértigo, mucho miedo. Pero Sunhee tienes que saltar. Es preferible saltar y descubrir las sorpresas, buenas o malas, que te espera el precipicio a no saltar y mirar la oscuridad, mientras pasan los años y te preguntas a ti mismo: ¿Qué hubiera pasado si ese día, en ese momento, hubiera sido valiente y hubiera saltado?”.


Baro se detuvo con un nudo en la garganta que dejó pasmado a todos. Jinyoung apenas pudo despegar la vista de la pantalla, pese a notar la presencia de las dos camareras a su lado. Las ignoró. No podía perder detalle porque Sunwoo, su Baro, estaba a punto de dar un salto al vacío en directo. Y Jinyoung no sabía si iba a servir de algo hacerlo. De acuerdo, a nivel profesional no le afectaría pero a nivel personal podría ser un terremoto mediático. No sabía si Sunwoo estaría mentalmente listo para esto después de lo que había pasado con Dongwoo.


“Te estoy diciendo esto y lo estoy diciendo por primera vez en directo porque estoy cansado de ser un cobarde. He sido un cobarde en los últimos diez años de mi vida. Cualquiera que me vea por la televisión y prensa o me oiga por la radio pensará que soy un hombre de éxito, un triunfador, alguien que lo tiene todo. Sí, tengo una saneada cuenta bancaria y, si me retiro ahora, podría vivir tranquilamente sin hacer nada el resto de mi vida. Pero no soy feliz. Soy un infeliz porque en el momento en que el hombre que amaba me pidió que saltara al vacío con él nueve  años atrás…  no lo hice”.


— ¡Oh, dios mío! ¡Baro es gay!


— ¡Quién lo iba a pensar, con lo masculino que se ve! —Las irritantes veinteañeras que estaban a su lado empezaron a cacarear como locas. Y salieron corriendo a por su móvil a cotillear y a quemar la red con la noticia del año en el país. Que el respetado artista Baro era homosexual. ¡Qué hipócritas! La chica a la que Baro estaba hablando, en lugar de alejarse, se agarró a su mano porque aquello era casi surrealista. En ese momento Baro necesitaba ayuda y la que se la proporcionaba, moralmente, era la persona que había ido a pedir ayuda al programa.


“Fui un cobarde y por ello perdí al amor de mi vida en el camino. Lo que quiero decir con esto es que… No importa qué seamos, ni cómo seamos… La felicidad depende de nosotros mismos. Si nos dejamos arrastrar por lo que dicen los demás, por cumplir los sueños de los demás, nos perdemos a nosotros mismos y podemos dejar escapar nuestra felicidad. Hace siete años dejé escapar mi felicidad. La vida es inesperada y hemos vueltos a cruzarnos por el camino. Aunque intento recuperarle, mis errores y mis temores pasados me persiguen impidiendo que él vuelva a mí. Sunhee, si la amas… Sé valiente y pelea por la persona que amas. Si eres cobarde solo serás un muerto en vida, soñando que vives, cuando no es así”.


Después el caos, tanto en la televisión como en el local. En ese mismo instante su móvil vibró. Jinyoung lo cogió por inercia, sin perder la vista de la televisión.


— ¿Estás ahí, Jin? —una voz que conocía perfectamente se filtró por el auricular, haciéndole esbozar una triste sonrisa.


— Lo estoy, Junghwan. —le respondió con un nudo en la garganta.


— ¿Lo has visto? —Junghwan parecía igual de afectado que Jin, pese a que  no podía verlo.


— Sí. —Apenas pudo decir nada más, paralizado.


— ¿Has hablado con Dongwoo? —Sabía por qué el cantante solista estrella del país le había llamado casi sin pensar. Era el único que sabía que hoy iba a comer con Dongwoo, tras hablarlo con los chicos, para intentar mediar entre Baro y Shinnie.


— Ha saltado para nada, Junghwan. Llega tarde. —Le informó, compungido. Hubo un silencio en la línea, mientras que el alboroto rondaba por el local entre personal y las voces de la televisión, que oportunamente había ido a publicidad.


— No subestimes a Sunwoo. Nos guste o no ha saltado por primera vez en su vida y está determinado de verdad. Dongwoo podrá seguir huyendo, pero en algún punto Sunwoo lo alcanzará. —Junghwan estaba muy seguro por teléfono, demasiado para sorpresa de Jinyoung.


— No estoy tan seguro —Bajó el tono de voz para que las camareras, que habían regresado para ver si se seguía emitiendo el programa, no le escuchasen.


— Nos necesita, Jinnie. Saltemos con él. Creo en él —Escuchó la respiración del que había considerado su mejor amigo en el grupo después de perder a Dongwoo como amigo. Se refugió en él y también le apoyó cuando el vínculo que tenía con Baro se deshizo de forma tan dramática como el suyo con CNU. Con los años ambos entendieron que no se amaban, se querían y respetaban profundamente, a un nivel que poca gente podía alcanzar, debido a las experiencias emocionales extremas que les tocó vivir. Sandeul se pasó años despreciando y “odiando” a Baro por haberle dejado y haberse enganchado a CNU. Con el tiempo se dio cuenta que lo que creía que era una relación para darle celos a él realmente era una relación de verdad. Sandeul le confesó tiempo atrás que se sentía tremendamente responsable de la ruptura entre ellos. Nunca le explicó las razones o por qué lo creía así, pero por su nivel de arrepentimiento Jinyoung sabía que algo había dicho o hecho que había precipitado todo. Lo sabía porque recordaba los últimos días juntos, como grupo, donde CNU ignoraba totalmente a Sandeul. Ni lo miraba.


— Tienes razón. ¡Las oportunidades se ganan! ¡Saltemos con Sunwoo! —Gritó, convencido y contento. Escuchó una risa estridente por el teléfono, encantadora, que había echado mucho de menos. Jinyoung también se rio. Habrían pasado siete años pero conocía esa risa: la risa de conspiración, la risa de confirmación, la risa que los unía para “hacer” algo contra los otros. Dongwoo había tenido razón. Era la hora de ganarse su oportunidad. No debían y ni tenían derecho a pedir. Así que iban a hacer lo que él había pedido: Iban a saltar al vacío. Unos para recuperar a su amigo, a su “mamá”, a su colega, a su irritante pero adorable excompañero de grupo, a su mejor amigo y otros al amor de su vida. Iba a ser un desafío, el mayor desafío de sus vidas. Pero nadie dijo que fuera fácil, ¿verdad? Y Jinyoung estaba encantado de saltar al vacío y enfrentarse al desafío por primera vez en años.

Notas finales:

Este es un capítulo de transición, donde se da aún más información y más personajes toman decisiones muy trascendentales para el final de este fic. A partir de aquí, entramos en la recta final. La semana que viene CNU protagoniza el capítulo, así que el próximo viernes-sábado ¡estad atentos!

Espero que lo disfrutéis y estaré más que encantada de leer vuestros reviews. ¡Animaros! 

 

Nota final de la nota final: 

Para un autor leer reviews es muy importante, no solo porque te permite entender si tu historia funciona o no, sino porque te permite interactuar con tus lectores, saber su opinión y puedes divertirte muchísimo intercambiando opiniones con estos. Creo que es honesto reconocer mi gratitud hacia los lectores fieles. Por eso hago esta nota de la nota, porque ella en concreto y en esta historia en concreto se lo merece totalmente.

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a Nadia, por esos reviews maravillosos que me deja, tan largos, con tantas opiniones propias certeras y reflexiones que hasta a mí misma me obliga a reflexionar sobre mi propia historia. Reviews que, sinceramente, son mi gasolina para seguir actualizando el fic. ¡Muchas gracias, Nadia, desde lo más profundo de mi corazón!


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