Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ten Years later por Kristy

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Sólo quiero pediros un último favor antes de empezar a leer el último capítulo de este fic.


Por favor, leedlo con la canción de Ten Years Later de B1A4 al mismo tiempo, en bucle, hasta el final. Así la escribí yo, y creo que el impacto no será igual si no lo hacéis así.


Especialmente esta versión: https://www.youtube.com/watch?v=6qLYBWevYeM


¿Ya? ¿Ya habéis puesto la canción? Entonces, adelante, querido lector...

Binnie iba cantando con su dulce vocecita en la parte trasera del coche. Hongbin conducía, mientras Chansik cantaba con su hija desde el asiento de atrás. La familia iba en dirección a Cheongju a casa de sus amigos, Shin Dongwoo y Cha Sunwoo. La pareja tenía una casa a las afueras del pueblo, grande y con un jardín enorme que se habían comprado casi dos años antes, y donde pasaban los fines de semana alejados de Seúl con Shinwoo. Era sorprendente cómo pasaba el tiempo. El hijo de Dongwoo ya tenía cinco años y la ahijada de ambos, Eunji, ya tenía uno y medio. Eunji era la hermana de Shinwoo por parte de madre, la exmujer de Dongwoo, Min. La hija de Jinyoung y Anna, Alice, ya tenía tres años. El mismo Chansik llevaba ya casado tres años con Hongbin, igual que Jinyoung y Anna. Hasta Junghwan, para sorpresa de todos, se había casado tres meses atrás con su propio manager. Les había sorprendido porque nadie había sabido que el apuesto jovencito y mano derecha de Sandeul era su novio, pero habían estado todos muy felices de verle tan feliz.


Sin embargo, tres años después, Chansik seguía decepcionado con su par de amigos, aunque intentaba no presionarlos o juzgarlos. Dongwoo y Sunwoo seguían prometidos, pero sin casarse. Al menos Sunwoo le había llamado todo exultante para contarle que Dongwoo le había pedido casarse con él el día de su cumpleaños, el año pasado. Pero los meses habían pasado, el año siguiente había iniciado y la boda no acababa de llegar, lo cual les tenía a todos bastante preocupados pese a que ellos se veían felices. El único que parecía ajeno al asunto y despreocupado era Junghwan que les llamó a la atención, tanto a ellos como a Jinyoung, varias veces para que tuvieran paciencia, que les dejaran hacer y no les metieran prisa. Chansik no tenía prisa en verlos casados, pero necesitaba pruebas de que su relación avanzaba de una vez. No quería verles acomodarse, especialmente a Dongwoo, y pensar en que todo el esfuerzo de Sunwoo iba a ser una pérdida de tiempo.


— ¿En qué piensas, Chansikie? —La voz de su marido le asustó, demasiado metido en sus pensamientos. Ni se había dado cuenta que había dejado de cantar ni de que su hija se había quedado dormida.


— ¡Me da igual lo que diga Junghwan, Choco! Pienso leerle la cartilla a Dongwoo en esta ocasión. ¡¿Cuántos meses han pasado?! ¿Es que piensa casarse cuando se jubile o qué? Por favor… —Resopló, enfadado.


Hongbin se carcajeó, en lugar de dar apoyo moral a su marido. Hongbin sabía que su marido ansiaba más que nadie ver a sus dos amigos casados y formando una familia. De hecho, a veces su preocupación rallaba la obsesión. Había escuchado sus conversaciones con el matrimonio Jung, y parecían una asociación de celestinas unidas. No pararon quietos hasta que vieron a su compañero Junghwan casado y no iban a parar con los pobres Shin y Cha. Había sido divertidísimo verles tan frustrados cuando de repente Sandeul apareció y les presentó a su marido como si nada, sin ceremonia alguna. Internamente, el antiguo componente del grupo VIXX creía que su marido y sus amigos solo querían bodas para ir a las mismas y pasárselo bien entre multitudes.


— ¡Ya hemos llegado! —Anunció Gongchan, entre contento y molesto. Hongbin detuvo el vehículo dándose ánimos mentalmente, para evitar que su chico entrase en esa casa como un ciclón y arrase a los dueños de la misma.


Tras soltar la silla de Binnie del interior del coche para no despertarla y traspasar la puerta inmensa del recinto, se quedaron callados contemplando la escena. Al parecer no habían llegado los primeros. En el jardín había varias mesas unidas, donde tanto Sunwoo como el cuñado de Dongwoo y Minho estaban atareados en unirlas y poner sillas. Nadie les había dicho que la familia estaba ahí. El propio Sunwoo, cuando les llamó la semana anterior para invitarles a pasar el fin de semana en su casa, les dijo que les invitaba a ellos solos. Los dos habían creído firmemente que les habían invitado para enseñarles las fotos y videos del viaje que habían hecho a Estados Unidos, porque habían estado un mes de vacaciones ahí. Así que se sorprendieron al ver que no estaban ellos solos ahí. 


— ¡Eh! ¡Ya habéis venido! ¡Pasad, pasad! —Min apareció por la puerta de la casa con la pequeña Eunji en sus brazos, que era una curiosa fotocopia de ella misma.


El matrimonio entró en la planta baja de la enorme casa familiar que se habían comprado a medias la pareja, y se toparon con Shinwoo jugando a la consola en el salón. Había dado un buen estirón y tuvo el detalle de parar la partida para ir a saludarles. El chaval les tenía mucho cariño y agradecían a Min que, pese a su temor inicial, los hubiera aceptado dentro de su familia con semejante calidez. A pesar de la forma en la que se habían conocido los Min y Min (como le gustaba llamarlos a Gongchan) y Chansik, no habían sido nada rencorosos y era normal quedar con ellos algunos fines de semana en Cheongju con Sunwoo y Dongwoo. De una forma natural el matrimonio Lee se había convertido en sus amigos también. Mientras Hongbin dejaba a su niña dormidita en el salón y charlaba con Min y hacía monerías a Eunji, Chansik se dirigió a la cocina ya que había traído, como tenía por costumbre, unas tartas que debían conservarse en la nevera. Ahí encontró a Dongwoo demasiado ocupado en organizar platos ya cocinados y a su hermana intentando reorganizar la nevera.


— ¡Channie! ¡Has venido! —Dongwoo dejó de inmediato lo que estaba haciendo para darle un enorme abrazo. Chansik le devolvió el caluroso abrazo y, por un momento, se olvidó de la regañina que le había pensado dar nada más llegar. Se le veía tan feliz y radiante que pensó en posponer esa conversación para más tarde.


Esa mañana fue bastante sorprendente. Nunca había visto tanta gente en esa casa. Primero llegaron los sobrinos de Dognwoo, que habían ido a la tienda a por cosas que les habían encargado su madre y su tío. Los Min y Min se hicieron cargo de la guardería improvisada que se montó en el salón de la casa, ya que en espacio de pocas horas llegaron Jinyoung y Anna con su hija Alice, los hermanos de Sunwoo con sus respectivos hijos y los patriarcas Cha. A la madre de Dongwoo la localizó al poco de llegar descansando en una de las habitaciones, ya que Sunwoo le pidió que le llevase agua y la medicación mientras él se encargaba de colocar los platos en el jardín. Cuando llegó Junghwan con su marido, Chansik supo que no era una simple reunión de amigos y familiar en un fin de semana cualquiera en la casa de Dongwoo y Sunwoo. Algo se estaba maquinando ahí pero, por más que preguntaba a unos y a otros, ninguno tenía ni idea de qué pasaba. Solo que, como Sunwoo había hecho con ellos, ambos habían llamado a unos y a otros y les había pedido que por favor viniesen a comer a su casa.


El caos era palpable, pero también la ilusión. Chansik podía ver en los ojos de todos que, internamente, esperaban una buena noticia o alguna sorpresa. Lo veía sobre todo en los ojos de Min, en los ojos de las hermanas de ambos y en el de sus madres. Así que Gong Chansik se decidió a esperar con paciencia a ver qué era lo venía en ese día tan atípico.


Primero comieron abundantemente en el jardín, bajo la sombra momentánea que proporcionaba la propia casa y sintiendo la hierba en sus pies. Fue una comida festiva, agradable, con muchas conversaciones y algunos llantos o pucheros por parte de los más pequeños de la casa. Sobre todo hubo muchas risas, carreras infantiles en torno a la mesa por parte de “los grandes”, fotos sorpresa, chistes, y algunos hasta se animaron a cantar animados por la digestión y el ambiente tan agradable y familiar. Más tarde, y tras comer el postre, una mezcla de tartas y postres caseros que habían ido trayendo los diferentes invitados, todos colaboraron en recoger los restos para poder liberar la mesa. La idea era que cada uno pudiese tener su sobremesa como quisiera, ya fuese disfrutando de un café, jugando con los niños… Sin embargo, cuando ya empezaba a caer la tarde, Sunwoo apareció en medio del jardín con una cuchara y un puchero, tras haber dejado una caja en el suelo y haberse subido a la misma, para llamar su atención. Evidentemente lo consiguió.


— ¿Qué pasa, cuñado? ¿No podías subirte a una cosa más baja para seguir siendo más bajo? ¡Jajaja! —Ese fue Minho mofándose cariñosamente de él, provocando una carcajada general.


— Soy un tío considerado y, hay niños delante, por lo que no te contestaré como mereces. Pero que sepas ¡que me debes unas entradas para el próximo partido, “cuñado”! —Chansik observó cómo gesticulaba Baro, haciéndose el ofendido. Le encantaba ver lo bien que se llevaban ese par.


— Ya, ya… A ver, “querido hermano mayor”, dinos de una vez para qué estamos aquí reunidos. ¡Que no somos tontos! —Ese fue el grito, que sonó como si se hubiera puesto un altavoz, que le regaló su propia hermana pequeña, mientras el resto le seguía riéndose, aplaudiendo o ratificando lo dicho por la ya no tan pequeña de los Cha.


Sunwoo bajó los utensilios de cocina al suelo y siguió subido en su particular pedestal. La cara que tenía de felicidad era tan espectacular que Chansik no tuvo más remedio que sacar su móvil para grabarlo. Intuía que lo que venía era gordo y necesitaba grabarlo para la posterioridad. Sentía que iba a ponerse a llorar, pero decidió esperar a ver qué pasaba a continuación. En ningún momento se dio cuenta que Dongwoo llevaba desaparecido bastante rato, porque lo hacía en la cocina.


— Antes de nada, quiero agradeceros que hayáis venido todos hoy y que nos hayáis seguido la corriente sin cuestionar demasiado, porque sé perfectamente que no sois tontos. —Chansik escuchó vítores y aplausos por parte de todos los presentes—. Pero tenemos tres cosas que deciros y mostraros y, tanto Dongwoo como yo, hemos pensado que esta era la mejor manera de hacerlo. ¡Dongwoo!


Se dijo a sí mismo que no iba a llorar, pero lo hizo inconscientemente. Hubo un silencio casi mágico cuando Dongwoo apareció por la puerta con dos bebés acostaditos en sillas de bebé. Todos contuvieron la respiración y los gritos solo para no despertar a las criaturitas, sin moverse de su sitio. Chansik, sin dejar de grabar, se atrevió a mirar a su alrededor y no había casi nadie que no estuviera llorando o a punto de llorar, con manos en las caras o expresiones anonadadas. Sunwoo se bajó rápido de su pedestal y cogió una de las dos sillitas que estaba cargando Dongwoo en cada brazo, para posarlo en el suelo y cogerlo en brazos. Channie escuchó un contenido “Dios mío” por parte de alguien con voz femenina sin identificar, y voces infantiles que habían dejado de corretear por el jardín preguntando sin entender muy bien qué pasaba  a sus padres o familiares.


— Bueno… solo queríamos deciros que el mes pasado no nos fuimos de vacaciones, teníamos encargadas dos cigüeñas y ya han llegado a casa. Queríamos daros la sorpresa. —ese fue un tímido Dongwoo, casi colorado, intentando explicar por qué demonios tenían dos bebés en sus brazos.


— Son… preciosos… —La voz ahogada de la abuela Cha, que era un mar de lágrimas de emoción y felicidad, se filtró en medio del ambiente, mientras la vio de refilón yendo hacia su hijo a conocer a su nieto.


— Son niño y niña. Aquí tenemos a la pequeña Minhye —Baro giró un poco sobre sí mismo para que todos pudieran ver al bebé que tenía en sus brazos. Curiosamente podía ver la mezcla de rasgos de Sunwoo y de los Shin, un bebé que iba a tener unos ojos muy expresivos y una cara bastante mofletuda en el futuro. Chansik supo de inmediato que habían fusionado los nombres de Min y de la hermana de Dongwoo, Dahye.


— Y este pequeñajo es el hermano mellizo de Minhye, Chanwoo. —Gong Chansik se quedó mirando a Dongwoo, quién a su vez no le dejaba de mirar y sin dejar de sonreír, pletórico. Chansik no pudo evitar ponerse a llorar, entendiendo su peculiar homenaje.


A continuación una masa de adultos se levantó de golpe de sus asientos y se acercaron a ambos para felicitarles y reñirles por no decirles nada, mientras que las abuelas y las cuñadas corrían a coger en brazos a los bebés. Shinwoo apareció corriendo, reclamando su derecho de conocer a sus nuevos hermanitos. Ahora entendía el secretismo y la distracción. Ahora le daba igual si se casaban o no, Chansik sabía que los dos habían avanzado por fin, creando su propia familia y con sus propios hijos. Era algo maravilloso y fascinante, sobre todo porque podía distinguir en los rostros de ambos bebés los rasgos de Dongwoo, aunque Minhye tenía una mezcla preciosa, a su juicio, de Sunwoo y de los Shin. Así que, mudamente, al ver la reacción de Min y de Dahye, exmujer y la hermana de Dongwoo, que estaban tan emocionadas, tan pletóricas y exultantes, sin poder casi ni dar a nadie a los bebés en cuanto cayeron en sus brazos, Chansik entendió en silencio que si esos bebés se parecían tanto a sus padres, especialmente Minhye, era porque esas dos mujeres habían colaborado en su existencia. Cuando todo pareció recobrar su calma, y las felicitaciones dieron paso a abrazos, consejos y comentarios, Chansik, Junghwan y Jinyoung pudieron tener su oportunidad de ver a los bebés y cogerlos en brazos, totalmente emocionados.


— ¡Os ha costado, cabrones! —Fue lo único que pudo decir Chansik, tras lograr estar milagrosamente callado durante casi una hora, dándoles una sonora palmada en la espalda a cada uno.


— De verdad, no sé cómo habéis conseguido mantenerlo todo en secreto. —Jinyoung estaba impresionado, mientras  le agarraba un moflete a Chanwoo, en brazos de su mujer Anna, quien no dejaba de acunarlo embelesada.


— ¡Es que ahí estaba la gracia, tíos! Si os lo decíamos no era sorpresa, ¡joder! —Sunwoo se rio con ganas, divertido y totalmente exultante.


— ¿No los habéis adoptado, verdad? —Preguntó Junghwan curioso, mientras contemplaba a Minhye en brazos todavía de la señora Cha, a lo lejos.


— Maternidad subrogada, ¿no? —Chansik quería quitarse la duda de la cabeza.


— Sí, bueno, dos encantadoras mujeres nos han echado una mano con el tema de los óvulos – —Susurró Dongwoo en confidencia. Chansik y Hongbin asintieron, entendiendo que preferían discreción en ese sentido y lo iban a respetar. Solo había que oír el nombre de la nena y su tremendo parecido con Sunwoo y rasgos de Dongwoo, para adivinar quién había sido la donante en este caso.


— Ahora os casaréis, ¿verdad? —Jinyoung se volvió a ellos de repente, casi ansioso, mirándoles peligrosamente.


— Bueno… respecto a eso… —Dongwoo empezó a ponerse nervioso y casi se le echan todos encima.


— ¡Casi se me olvida! ¡Eh! ¡Que falta una última cosa por anunciar! —Sunwoo empezó a gritar, dejándolos sordos y llamando la atención de toda la gente que abarrotaba su jardín. En el momento en que todos empezaron a prestarle atención, Sunwoo volvió a subirse a su pedestal, el mismo donde había hecho el asombroso primer (y duplicado) anuncio—. ¿Me oís todos? 


— ¡Maldita sea, hijo! —El señor Cha se levantó de su asiento, dando un sonoro manotazo en la mesa de jardín, todavía con el rostro emocionado y señalándole sin piedad—. ¡No me digas que vienen más nietos!


— ¡Pero qué dices, papá! ¡Si en el fondo te encanta! —Esa fue la hermana de Sunwoo, provocando otra carcajada general.


— ¡¿No me digas que nos has convocado aquí para decirnos que hemos comido antes por festejar que ya os habéis casado sin avisar?! —Ese bramido quejumbroso llegó de parte del marido de Dahyee y cuñado de Dongwoo y Sunwoo, provocando mofas generales.


— ¡No, no, no y no! —Sunwoo alzó los brazos, a modo de contención. Dongwoo dejó a Chanwoo con su otra abuela y se acercó a Sunwoo. Era extraño porque realmente Sunwoo no le sobrepasaba por mucho subido en esa caja.


— Veréis... Como no es fácil cuadrar fechas, y mucho menos que coincidáis todos… —empezó a decir Dongwoo.


— Y como a mi futuro marido no le va las bodas estilo imperiales… —Sunwoo suspiró, rodando los ojos, dramático, y haciendo que todos se rieran.


— En realidad, nos vamos a casar dentro de media hora. Los papeles están firmados desde ayer, pero vamos a hacer una pequeña ceremonia improvisada aquí y mañana lo llevamos a ratificar al registro civil —Remató Dongwoo, encantado de ver unas reacciones tan dispares y cómicas por parte de sus familias y amigos. 


— ¡Os voy a matar! —Esa fue Dahyee, la hermana de Dongwoo, claramente disgustada por no tener una boda estilo convencional dentro de su familia.


— Lo sabía… —Chansik escuchó decir a Min, riéndose cómplice como si la cosa no fuese con ella.


— ¿Cómo? ¿Qué se van a casar así? ¿Sin traje ni nada? —La voz decepcionada de las madres de ambos, que muy seguramente habían soñado con la boda perfecta, era más que notoria.


— ¿Lo veis? ¡Os dije que tuvierais paciencia, pesados! —Codazo bien merecido por parte de Junghwan dedicados a Jinyoung y a Chansik, mientras sus respectivos se partían de risa.


— ¡Mamá! ¡Papá! —La voz alegre de Shinwoo, casi dando saltos, llamó la atención de todos—. ¡Que papi y papi se van a casar! —dio una palmada de pura felicidad en el aire, que hizo que todos volvieran a reírse, olvidándose de si se casaban o no en vaqueros los  recién estrenados padres. 


Sorprendentemente, cumplieron la amenaza y la mayoría de los presentes se convirtieron en testigos y en reporteros de boda improvisados para captar tan entrañable momento. Hongbin miró a su marido, abrazándolo por detrás y dejándole grabar el momento que Chansik más había soñado presenciar: Sunwoo casándose con Dongwoo y Dongwoo casándose con Sunwoo. Gong Chansik siempre había sido un hombre muy sensible pero nunca había llorado tanto como ese día. Primero por la felicidad de ver unos niños que iban a crecer en un hogar y con unos padres maravillosos, eso era algo que Chansik ni cuestionaba, y por ver a Shinwoo con los ojos brillantes, más emocionado que cualquiera por ver a sus “papis” casándose y a él mismo haciendo de “portador de anillos” improvisado. Segundo, era casi una utopía que las familias de ambos estuvieran ahí, todos juntos y felices, compartiendo ese momento con ellos, tanto los Cha como los Shin. Tercero porque si alguien le hubiera dicho tres años atrás que Sunwoo por fin había encontrado el valor para pelear y conseguir atrapar de nuevo al amor de su vida no hubiera apostado por él.


La ceremonia fue breve y muy bonita. Simplemente decidieron rodearles y la mayor parte de los adultos “sujetaron a los niños” ya fuera contra ellos o aupándoles. Los felices abuelos se hicieron responsables de los bebés, y Sunwoo pidió a su cuñada y a su hermana que se hicieran responsables de “oficiar” la ceremonia. Evidentemente ante los ojos de la administración ya estaban casados, tras rellenar el formulario y presentarlo, eso mismo habían hecho Hongbin y él antes de preparar aquella boda tan monumental en Jeju. Sin embargo, Chansik recordaría la ceremonia como una boda familiar y entrañable, porque todos sin excepción habían participado de una forma u otra en ella. Le sorprendía lo diferentes que eran unos de otros a la hora de afrontar uno de los momentos más importantes de sus vidas. La propia boda de Chansik había sido fastuosa, porque así siempre lo habían soñado. La de Jinyoung había sido sencilla pero elegante y sofisticada, muy en la línea de los Jung. La de Junghwan había sido casi fantasma, pero sabía que se habían casado en presencia solo de los padres de cada uno. En cierto modo había habido bastante gente en la de Sunwoo y Dongwoo, pero solo los más inmediatamente cercanos. El hecho que los hubiera incluido a ellos en ese día les llenaba de orgullo y se sentían bendecidos.


Gongchan miraba las fotos que había sacado en su móvil, comprobando que estuvieran bien tomadas mientras estaba sentado en el sofá del salón de la casa de sus amigos, con su hija completamente dormida en sus brazos. La mayor parte se había ido retirando ya acercándose la hora de acostarse, sobre todo por los niños. La familia de Sunwoo se había repartido entre la casa de los Shin y los Lee (Min y Min) para pasar la noche, mientras que los Jung habían decidido quedarse en casa de los recién casados, junto a Junghwan y su marido y ellos mismos. En un momento dado, mientras repartía su atención entre su propia hija y el pequeño Shinwoo, que había decidido quedarse ahí esa noche para “estar con mis nuevos hermanitos un ratito más”, vio cómo Shin Dongwoo se sentaba a su lado con Chanwoo en sus brazos totalmente dormido.


—  Buenas noches, Channie. ¿Cómo lo llevas? —el viejo CNU sonrió socarrón, al ver que su cara aún estaba algo hinchada de la llorera que había pillado.


— Estúpidamente feliz por vosotros —Ratificó, sonriéndole de vuelta—. ¡Y espero seguir siendo estúpidamente feliz por vosotros hasta el fin de mi existencia, Dongwoo!


— Qué exagerado eres… —Resopló, mientras intentaba reajustar a su hijo entre los brazos, acomodándose en el asiento.


— Solo digo la verdad. ¡No tienes ni idea de lo emocionado que estoy! Sinceramente pensaba que debía esperar a que te jubilaras para ser testigo de lo que he presenciado hoy —Chansik se rio, picándole.


— Lo siento, tío. —Sunwoo apareció de repente en el salón, interrumpiendo la charla. Primero se agachó a besar en la frente a su hijo y después se fue al fondo a coger una silla para sentarse frente a ellos. Ambos, tanto su amigo como su ahora marido, le observaron en silencio, cansados y temerosos de despertar a sus respectivos hijos—. ¿Se lo has dicho ya? —El exrapero miró a su recién estrenado marido para asegurarse de no meter la pata.


— No, Sunwoo. Creo que te hará más ilusión a ti decírselo personalmente. Solo he venido para poder ser testigo de su reacción —Se rio discretamente, bastante ilusionado.


Gongchan los observó a los dos, intrigado. No era normal que lo acorralaran así. Normalmente la historia era al revés: Chansik teniendo que pillar por banda a cada uno de ellos y “reñirles” o espabilarles para cualquier cosa. Así que el hecho de que estuvieran ahí sentados con él, mientras que su marido y resto de “invitados” de la casa estuvieran en sus respectivas habitaciones, quería decir que querían hablar con él personalmente de algo. Miró a su hija Binnie, totalmente dormida entre sus brazos y con su cabeza escondida tras su brazo derecho, y levantó la vista a sus mejores amigos. Dongwoo estaba con esa expresión extraña de felicidad de alguien que ya no puede ser más feliz, y Sunwoo le miraba con una mezcla de orgullo, cariño y admiración, lo cual le tenía bastante confuso.


— Gong Chansik, nuestro querido Channie… De una forma u otra, a lo largo de los años has sido para nosotros un lugar donde refugiarnos cuando nos hemos estrellado. Especialmente yo. Nunca me has cuestionado, siempre me has apoyado y siempre has creído en mí, incluso cuando no era precisamente la mejor persona del mundo —Comenzó a hablar Sunwoo, emocionándose solo.


— Oh, por favor, ¿qué pretendéis? ¡No sé si sabéis que mañana trabajo, idiotas! —Intentó frenar otra llorera colectiva. Dongwoo consiguió tranquilizarlo, posando una mano en su brazo libre.


— Lo que quiere decir Sunwoo…Es que eres nuestro mejor amigo, una persona clave en nuestras vidas. Yo soy ateo, pero Sunwoo es católico y bueno… en un futuro cercano tendremos que bautizarlos —Aclaró Dongwoo, dando tiempo a que su ahora marido se recuperara.


— Exacto, y queremos que seas el padrino de los niños. De los dos. A fin de cuentas el niño lleva una parte de tu propio nombre en su nombre —Remató Baro, casi suplicando y ansioso por la respuesta de su amigo.


Gongchan tardó un rato en recuperarse de la impresión. Entonces comprendió por qué lo habían elegido a él. Por un momento creyó que el hecho de llamar a Chanwoo era porque querían meter el apellido de Sunwoo, Cha, en el nombre del chico. Ahora comprendía, como más tarde le explicaron, que el Chan era por Chansik y el Woo era porque les hacía gracia que tanto el que iba a ser su hermano mayor (Shinwoo) como los padres tuvieran un nombre que terminase por woo. Así que habían armado el nombre de su hijo en base a esa composición. También le aclararon que el nombre de la niña Minye era precisamente por juntar los nombres de las madres biológicas y donantes que habían hecho posible que esos dos niños existieran. Era su manera de recompensar y agradecer a las personas que habían hecho posible que su felicidad hubiera aumentado aún más.


— Acepto. Seré el padrino de esos niños. —fue decirlo y Sunwoo levantarse de inmediato y con cuidado, estampándole un buen beso en ambas mejillas de puro agradecimiento. Dongwoo logró girarse un poco, sin despertar a los niños, para darle otro beso en la mejilla que tenía a su lado, para darle las gracias. En ese momento aparecieron en el salón, tras dormir a los niños, todos los invitados de la casa: Jinyoung y su mujer Anna, Hongbin y Junghwan. Todos juntos, charlando, al calor de un hogar que lo sentían como suyo.


Gong Chansik estaba agradecido, mientras los veía charlar y comentar en confidencia cómo querían que fuera el bautizo de sus mellizos. A Jinyoung, humilde, sonriendo sin parar, mientras abrazaba a su mujer que estaba sentada en su regazo. Poco quedaba de aquel tipo egoísta y tóxico, que los había ido destrozando poco a poco. Ahora era un respetado actor y una persona tremendamente humilde cuando trataba con ellos, casi tímido, y casi pidiendo permiso para poder compartir su espacio con ellos. En parte le estaba agradecido a Anna, a la que apreciaba, porque parte del cambio había sido gracias a ella. Jinyoung, a lo largo de estos tres años, había estado muy pendiente de todos y siempre estaba ahí si lo necesitabas. Se había convertido en un gran amigo para todos, lo que debía haber sido en un principio. Como solía decir su viejo CNU: “¿Y qué más da? Lo que importa es el ahora, no el que fue”. Junghwan estaba irreconocible, pletórico y feliz. No solo por su matrimonio y por confirmar ante la prensa y todo el mundo que tenía marido. Estaba rejuvenecido, como si la losa que lo había aplastado durante años se hubiera caído por alguna parte y lo hubiera liberado definitivamente. Había vuelto el Sandeul bromista, ruiseño, agradable y encantador que había sido de joven, cuando todavía eran niños con sueños. Le encantaba ver que volvía a tener esa conexión entrañable que había tenido con CNU en el pasado. Como si el muro que los había separado diez años antes hubiera desaparecido o, mejor aún, nunca hubiera existido. Para Chansik ver a Sunwoo feliz y sobrio era su mayor felicidad. Por fin había madurado lo suficiente para comprender que los obstáculos no eran motivo para rendirse y mucho menos para huir de ellos. Le parecía impresionante el cambio que había dado, para bien, el que había sido su compañero de grupo diez años atrás, un buen amigo (y que ahora era su mejor amigo), comprendiendo que para poder amar la vida primero debía respetarse y amarse a sí mismo. Le había costado entender que no había nada malo en amar a otra persona, sin importar su sexo o condición, ni tampoco era malo confesar al mundo que la amabas. A veces se sentía mal porque hubo momentos en que realmente creyó que Cha Sunwoo no lo iba a conseguir. Sin embargo su propia tozudez había aparecido justo cuando más lo había necesitado. Por otro lado, podía ver a un maduro, ya casi cuarentón, Shin Dongwoo al que respetaba más que nadie en el fondo. Recuperar su confianza había sido un camino largo de tres años, y no exento de baches y miedos por parte de Chansik. Miedo a perderle la pista de nuevo, miedo a que no volviera a coger la llamada. Miedo a decir algo que a Dongwoo le hiciera daño y rompiera los pequeños y frágiles vínculos que a duras penas había logrado construir de nuevo. Esa era la principal razón por la cual Chansik procuraba no ser demasiado duro o estricto con él y normalmente era a Sunwoo a quién “reñía”. A lo largo de los años Chansik había aprendido a reconocer que el valiente desde el principio había sido Shin. Había sido valiente para reconocer qué era como persona. Había sido valiente para intentar convencerles que fueran lo que fueran no era malo. También había sido lo suficientemente valiente para desafiar a Jinyoung una y otra vez para apoyarles a todos. Había sido valiente para intentar mantener el grupo, pese a que se odiaban entre sí. Fue valiente hasta para seguir adelante con una relación que se estaba deshaciendo a pedazos. No conocía a mucha gente que fuese valiente por seguir con tu pareja alcoholizada e intentar evitar que su adicción fuese a más. Aunque en su momento lo interpretó como una huida hacia la nada cuando abandonó Seúl y regresó a su pueblo natal, Gong Chansik sabía que había sido valiente toda su vida y esa era la razón por la que cuando lo observaba lo hacía con profunda admiración.


Cha Sunwoo había sido valiente por una vez en la vida, con la meta de ser feliz con la persona que siempre había amado. Shin Dongwoo había sido valiente, aunque con una desconfianza lógicamente feroz inicial, como para dar una oportunidad a todas aquellas personas, ex incluido, que le habían fallado en el pasado.


Y ahí estaban, diez años después, en su casa, viendo cómo la familia había crecido exponencialmente entre cada uno de los miembros de un grupo llamado B1A4, viendo cómo habían ido madurando a lo largo de todo ese tiempo, con sus victorias y caídas, con sus errores y aciertos, llegando a un presente feliz donde todo había vuelto a su punto de origen.


Diez años después volvían a ser los amigos que habían sido.


Diez años después habían crecido, envejecido y conocido a otras personas que habían llegado para quedarse en sus vidas, complementándoles y ampliando su felicidad.


Diez años después podían compartir espacio, riéndose de sí mismos y de lo estúpidos que habían sido en el pasado, sin reproches y sin cargos de conciencia, sabiendo que todos se habían perdonado los unos a los otros.


Diez años después creían en las segundas oportunidades y creían en ellos como amigos.


Y diez años después los cinco seguían teniendo sueños, proyectos e ilusiones conjuntas sabiendo que no debían temer por el futuro.


Porque lo único que importa es el presente, un presente donde Gong Chansik, Jung Jinyoung, Lee Junghwan, Cha Sunwoo y Shin Dongwoo podían estar juntos en el mismo espacio, riendo, llorando, abrazándose y apoyándose como siempre debía haber sido.


Y diez años después… B1A4 volvía estar unido.

Notas finales:

Todo lo que empieza tiene un final.

Ten Years Later no iba a ser menos y aquí termina. Me da muchísima pena, porque es mi historia favorita, escrita por mí, con diferencia.

En realidad, este fic tiene dos finales. Algunos seguro que prefirirán el final del capítulo de 8 Years later, con Baro. Otros simplemente prefiriréis este. Da igual, podéis amar ambos finales.

Es curioso que termine el fic casi un año después de empezar a ser gestado. Este viaje, desde que tuve la idea hasta el día de hoy, ha durado casi once meses. Espero que os haya gustado la historia y la hayáis disfrutado.

Me encantará saber vuestra opinión, ahora que termina el fic, de los lectores fieles, que sé que habéis seguido este fic hasta el final. Me hará mucha ilusión saber si os ha gustado esta historia como yo escribiéndola y publicándola. Si optais por no dar vuestra opinión, no pasa nada. Igualmente quiero agradeceros vuestro viaje y vuestro tiempo perdido por disfrutarla. Gracias, lectores, porque sin vosotros ningún fic y ningún autor no tiene sentido.

Igualmente, mi viaje como autora de fanfics también termina aquí. Puede que regrese puntualmente con otros fics, si se me ocurren ideas lo suficientemente buenas, pero en un futuro inmediato no creo que publique más fics.

A veces hay que parar un poco para volver con más fuerza. No es un adiós, es un hasta luego. Mientras tanto, ahí tenéis mis historias en mi perfil para ser disfrutadas las veces que queráis.

Un abrazo y gracias por leerme hasta el final.

Kristy


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).