Capítulo 3.
Errores sin arrepentimientos.
~Sé qué no volverá~
El dolor de la cabeza le consumía, los ojos le ardían, seguro por tanto llorar. Había perdido él conocimiento en él momento en que salió del bar y él viento golpeo su rostro.
Recordaba haber hablado con alguien antes de salir. Recordaba que unos ojos verdes esmeralda le miraron sumidos en la melancolía, ciertamente le recordaban a los suyos.
Su mirada era la única forma de demostrar su sonoro dolor, aquel que retumbaba fuertemente dentro de él, aplastando más al corazón que ya tenía roto.
Coloco una mano en su cabeza mientras que la otra se encargaba de restregar sus ojos, esperando lograr que su visión se restableciese y comenzar a tener que recordar lo que había pasado después de salir del bar.
Solo sabía que cuando él tormentoso viento le golpeo en él rostro, su mente y cordura fueron borradas. Él no recordaba nada.
Abrió los ojos despacio después de haberlos tallado con fuerza, estaban tan irritados que dolían, se sentó en la cama, mirando por fin a su alrededor.
Al notar las paredes rojizas se sobresaltó y abrió los ojos con algo de miedo.
¿Dónde estaba? Era obvio que no era la casa de Kirishima, parpadeo de nuevo, y lo recordó todo, bajando la mirada con melancolía y colocando una mano en su frente debido al dolor de la resaca.
La impresión aumento al darse cuenta de su desnudez, esto se le hacía tan familiar…
Por primera vez su cuerpo sudoroso se dignó a darse cuenta de la leve presión del otro lado de la cama.
Yokozawa sudo frio, temiendo ver con quien se acostó esta vez, fuese hombre o mujer no podía creer que esto le pasase de nuevo, emborracharse y caer ante un par de ojos, seguramente los ojos verde esmeralda que vinieron a su mente al abrir los ojos.
¿Por qué no recordaba? ¿Por qué? Quería al menos recordar ese difuso rostro, para saber pedir disculpas al momento de que la otra persona despertara, antes de llevarse sorpresas inesperadas al voltear él.
Pues no pudo estar menos equivocado ante la segunda afirmación.
Abrió los ojos con temor al mirar el rostro ojeroso que dormía al lado suyo, no podía ser… esto… Debía ser una jodida broma… Un maldito sueño, todo lo había sido ¿No? Desde el momento en que Kirishima lo dejo hasta el actual, el… Tenía que despertar, estaba todo mal.
Sabía que estaba dolido pero…
Nunca en su puta vida se le habría ocurrido meterse a un hotel a follar… Con Onodera.
Le miro confundido, y con algo de melancolía. ¿Qué mierda pasaba por su cabeza? La reacción que esperaba de sí mismo era totalmente diferente. Normalmente él creía que habría gritado como un loco y saltado de la cama haciendo despertar a Ritsu y culpándolo de la estupidez de la noche anterior, pero para nada llego a asimilarse como lo esperaba.
Al contrario, un hueco llego a su estómago, no se sentía asqueado, se sentía culpable y compadecido por el de cabellos castaños.
Culpable por que por culpa de un turbio accidente había profanado un cuerpo delicado que el en su vida habría querido tocar. Y compadecido por ver ese rostro ojeroso y con lágrimas resecas inquieto y sumido en la tristeza a pesar de estar sumido en el sueño.
Yokozawa se sentía de la misma manera. Se sentía miserable y lleno de heridas, aun con la sonora y dulce voz de Kirishima resonando dentro de su corazón, evitando que su corazón asimilase su ruptura…
Un suave quejido le hizo acabar con sus pensamientos llenos de dolor, y vio a Ritsu retorcerse en la cama, sus facciones se relajaron, esperando saber cuál sería la reacción del ojiesmeralda al despertarse, Takafumi no se movería hasta saberlo.
Observo el momento en que Ritsu abría los ojos confundido, soltando un quejido y colocando una mano en su cabeza, casi imitando la acción del mayor de hace un rato.
Al saber que había detectado su presencia se quedó quieto esperando respuesta.
“¿T-Takano-San?” Y volvió a sentir la lástima que creyó nunca tendría por Ritsu, pobre chico, el no merecía ser lastimado, a simple vista se podía ver a un ser puro y lleno de heridas, aun sin siquiera conocerle. Onodera era todo un libro abierto.
El rostro de Ritsu volteo a verle, y sus ojos chocaron. Un fuerte sonrojo llego a Ritsu que se sentó de inmediato, sus labios temblaron intentando encontrar una respuesta a esos ojos azules inexpresivos que le miraban.
“¿¡Y-Yokozawa-San!?”
“Si…” Dijo automáticamente arqueando una ceja, la situación se tornaba incomoda.
Ritsu bajo la mirada con nervios, el de ojos azules creía que definitivamente Onodera no se lo había tomado tan bien, pasados unos minutos Yokozawa suspiro, buscando su ropa interior entre el suelo, y colocándosela.
“Lamento todo esto Onodera… Yo… iré a ducharme.” Onodera le miro parpadeando un par de veces.
“¡E-Espere! Yo no… Yo… No lo lamento, Yokozawa-San…” Aquellas palabras hicieron que Yokozawa le mirara sorprendido. ¿Qué quería decir?
“Digo… Yo, esto… Sé que esto está mal… ¿Pero sabe? De alguna manera… Esta simple tontería de una noche de sexo al menos logro que no me la pasara llorando borracho en mi habitación…” Los orbes zafiro le miraron fijamente, sin creerse aun lo que escuchaba.” Dios mío, yo nunca en mi vida me había expresado así…”
“¡No, está bien!” Concluyo Yokozawa.” Yo… Pensaba exactamente lo mismo… Desde que desperté eh estado pensando que en mi vida habría pensado estar en “esta situación” contigo pero… Yo… No me arrepiento de nada.”
Onodera se ruborizo mirándole fijamente.
“¿Estamos bien con esto?”
“Lo estamos…” Concluyo Yokozawa.
“¿Y qué haremos ahora?”
“Ducharnos… después hablaremos correctamente de esto.” El otro asintió, sonriendo débilmente.
Lo que posiblemente más asusto a Yokozawa fue que el correspondió de manera sincera, dándose la vuelta y entrando al baño de aquel frívolo hotel.