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Al borde de la locura. por AriXRUSK

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Notas del capitulo:

Pues... Vine pronto(?) Les traigo un nuevo capítulo acerca de todo esto(?), esta vez se contara el porque la ruptura de Yokozawa y Zen.

¡Gracias por sus reviews en serio, me ayudan mucho a seguir!

Me alegro que les haya gustado esta loca idea, y espero seguir leyendoles <3

Capítulo 1. Una última vez…

El olor a alcohol a esas horas de la noche no era fuera de lo común, las voces de desconocidos era algo habitual, estar en un bar comenzando la noche era normal para los jóvenes universitarios que querían divertirse en fin de semana… O para corazones rotos.

Una presión lo asfixiaba, mientras se terminaba un jarrón, le ordenaba al mesero otro, con cada gota del caliente liquido quemando su garganta, las ganas de romperse a llorar se hacían presentes.

Yokozawa no era de esos tipos débiles, Yokozawa solía levantarse con ímpetu y determinación. Esta vez ni siquiera lo intento. No lo intento porque supo de inmediato que apenas diera el primer paso caería al suelo como un ave con el ala rota. El ya no podía levantarse, sus alas se habían quebrado y sus ansias de vivir asfixiado en una tormenta de sufrimiento.

La pérdida de un amor siempre es dolorosa; por mucho que se le insista a la mente que no importa, de alguna u otra forma llegará a perforar tu corazón con las inseguridades de lo que pudiste haber hecho, y lo que no. De si estuvo bien comenzar con ello, o si fue correcto dejarlo ir de tu contundente agarre.

Ciertamente, el primer amor nunca dura, es correcto pensar que todo lo que quieres resguardar en esa relación no es más que un sueño iluso y lleno de inocencia. A Takafumi le dolió perder a Masamune, le hizo sentir desagradables sensaciones que punzaban su pecho con insistencia. En el momento en que se sintió desorientado y sin saber a dónde ir, esos preciosos orbes cobrizos le regalaron un mapa, con dirección a nuevos sueños, a enseñanzas, a recuerdos que ansiaba atesorar hasta que el viento se los llevara junto con el mismo. Kirishima Zen, le demostró lo que era enamorarse de verdad. Le enseño a tocar el cielo y el infierno al mismo tiempo en una danza de cuerpos, donde la pasión y el amor eran los únicos dictadores.

Es cierto. Perder a Masamune le dolió. Pero perder a Zen, lo destrozo.

Desde hace varias semanas algo atormentaba a Kirishima. Yokozawa lo noto conforme sus orbes se fueron hundiendo y sus sonrisas se hicieron forzadas. No quería creer lo que estaba pensando, no quería atormentarse con ello, le dolió darse cuenta de que sus suposiciones estaban apegadas a la realidad.

Le dolió el discurso de Kirishima, ante él. Como su sinceridad fue opacada con un par de hipócritas mentiras que bajaron a Yokozawa del cielo y lo hicieron lastimarse con fuerza en el frio suelo.

<<“¿Qué sucede? Es raro que me llames en horas de trabajo…” Kirishima no se atrevió a mirarle, la mirada gacha y el temblor de sus labios hicieron que Takafumi se tambaleara y el mismo comenzase a temblar también. “¿Zen?”

“Seré breve. Takafumi, esto no nos llevara a ningún lado…” Las palabras le tomaron por sorpresa, ¿Qué era lo que trataba de decir?

“No comprendo…” Su grave voz se había transformado en apenas un hilo, era presa del pánico, y del miedo, Kirishima no podía estarse refiriendo a…

“Debemos terminar con nuestra relación…” ¿Qué?

“Takafumi… Yo de verdad te amo, te he amado más que a nadie en el mundo, eres tan preciado para mi…” ¿Entonces, por qué?

“Más sin embargo, también amo a mi hija, y a ella la tengo que poner delante de todo.” ¿Por qué Hiyori salía a vislumbrar en este tema?

“Mi madre a estado hablando conmigo las últimas semanas… Ella tiene razón Takafumi, tú no eres un modelo a seguir para ella. Mi hija no puede crecer teniendo como reflejo a dos hombres. ¿Qué esperaría de eso? ¿Va a crecer diciendo que su madre es un hombre?” Yokozawa jamás en su vida quiso ocupar el lugar de Sakura. Sabía que no podría llenarlo.

“Yo no puedo permitir que mi hija crezca con otras expectativas. Y… Joder, esto me duele tanto… Pero creo que Hiyori merece una madre de verdad…” No quería que siguiera. No podía soportarlo.

“Tu… Tú lo entiendes ¿Verdad?”

“Si.” Pero no lo hacía. No podía entenderlo. ¿Tenía un jodido sentido?

“Takafumi… Yo… yo lo siento… De verdad, te amo” La voz de Kirishima sonaba quebrada. Y Yokozawa sonrió por inercia. Si al menos quería terminarlo, que no fuera hipócrita y fingiera dolor, que no se cubriera con una máscara cuando sus palabras y accionares decían otra cosa.

Con el alma rota y sus demonios absorbiendo su espíritu, decidió, que le regalaría una sonrisa a Kirishima. Que fuese la última vez. Por todo lo hermoso que vivieron.

Le miro a los ojos, esa fue su perdición. Yokozawa sonrió; más en ese momento sus ojos perdieron el brillo, su corazón se quebró, y las toxicas lagrimas aparecieron.

“Puedes hacerlo. Haz todo lo que quieras.” Pero no quería permitírselo.

“Está bien ¿Es por Hiyo, cierto?” Pero no lo estaba.

 “Yo te amo Zen.” Pero ya no lo tendría a su lado

“Y te agradezco por las memorias. Fue lo más hermoso que pude haber tenido en mi vida… Mientras duro…” Pero Yokozawa anhelaba que fuese eterno. Zen lo miro, con ¿Dolor? ¿Tal vez, arrepentimiento?

El castaño empezó a caminar hacia delante, y Yokozawa temió. Temió no poder contenerse en cuanto el saliera por esa puerta.

Solo que Kirishima no se fue. No aún.

Las piernas de Yokozawa temblaron y su corazón empezó a latir con fuerza. Su ahora expareja le beso, le beso suave, casto, con miedo presente y con dulzura. Las lágrimas comenzaron a salir con más fluidez. Era la última vez… Yokozawa lo sabía.

No correspondió, porque estaba sufriendo tanto que no podía. Pero tampoco lo alejo, no quería hacerlo. Sin compartir una palabra más, Zen se fue. Se alejó llevándose consigo las ilusiones de esos ojos azules ahora sin vida…<<

Lo que más dolía de las palabras de Kirishima, es que eran verdad. Siempre lo fueron. Pero… Algunas veces deseo pensar que no era así. Que iluso fue creerlo.

Él siempre supo que jamás reemplazaría a Sakura. Pero no quería hacerlo. En verdad quería ocupar un lugar importante en las vidas de los Kirishima, pero rezando porque el alma de esa bella mujer aun estuviera con ellos.

Ahora se daba cuenta lo estúpido que era. ¿Cómo? Él era un asco de persona, siempre lo supo. Pero al apreciar como esa niña lo miraba, en lo que se había convertido para ella… No pudo evitar pensar que de verdad valía la pena alguien como él.

Se había vuelto indispensable para esa familia. De cierto modo lo sabía, pero ¿Qué mujer no podría serlo? Tal vez Hiyo con el tiempo se olvidaría de él quedando como una difusión del pasado. Había muchas posibilidades de que Zen consiguiera a la mujer perfecta que fuera más para él.

A pesar de todo, no podía dejar de amar a ese infantil hombre de mirada soñadora. No podía olvidar lo que le entrego. Ahora no le quedaba más que seguir adelante, avanzar aunque fuera arrastrándose para salir adelante.

Solo quería hundirse en el alcohol, el llanto y la melancolía antes de fingir salir adelante. Solo una última vez.

Después de todo ¿Qué más daba? Kirishima lo había dejado. Nadie volvería a entrar por la puerta del bar para salvarlo de su desdicha. Aun así sería inútil. Yokozawa no quería volver a amar. No lo aceptaba, ahora tenía claro que por más que se esforzara, lo terminarían lastimando de una manera u otra.

Tenía que dejar de ser ingenuo. Él era el “Oso Gruñón de Marukawa” ese tipo de situaciones no podían aplastarle, no dejarse llevar era lo correcto. Era gracioso, si alguien le hubiera dicho que terminarían en esa situación, él hubiese reído.

Ahora, su relación marchita como los pétalos de una flor le decía lo contrario.

­­-Que idiota soy…- Susurro para sí mismo, sirviéndose más de la botella de Vodka que había pedido hace tan solo unos minutos.

El rechinido de una silla acercándose a la barra le hizo voltear. A su lado estaba Onodera, arrastrando la silla con torpeza a la barra, con un tarro en la mano, se notaba que estaba ebrio.

Cuando se sentó, Yokozawa con curiosidad le hablo al más bajo.

“¿Qué…Que haces tú aquí?”. Se preguntaba cómo es que había escapado de Masamune, tan fácil. Le tenía envidia a ese chico. Sí, es cierto, era algo idiota, pero tenía la certeza de ser amado. Onodera le miro sin expresión alguna, sorprendiendo a Yokozawa. Hasta que movió sus labios con un ligero temblor.

“Mierdas de rutina ¿Ya sabe, no?”  No. No las sabía. Pero quería saberlas. Tal vez eran los efectos del alcohol que controlaban su mente, pero necesitaba seguir la conversación con ese chico.

No le veía problema. De todas formas. Sería la última vez…

Notas finales:

Pues eso... X'D Ahora saben sobre todo esto(?) (Versos sin esfuerzo)

Se que es triste uvu, pero Hey! Necesitaba rupturas uvu

¡Espero comenten y nos vemos hasta el siguiente cap!


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