La fuerte lluvia azotaba sin cesar el parabrisas de aquel sedán negro imposibilitándole la vista a su conductor. Las fuertes ráfagas de viento hacían temblar los arboles amenazándolos con arrancarlos de su lugar de descanso, pero ni aquel estridente ruido de un rayo al caer lograrían que Heechul llegara a su destino, eso era imposible. Le había prometido a su madre estar en casa por su cumpleaños y lo cumpliría. Al marcharse de aquel pequeño rancho cruzando el rio que fuese su hogar por 20 años, jamás imagino que pasaría tanto tiempo alejado. Primero con la universidad y ahora con el trabajo, mientras conducía no dejaba de añorar aquellas tranquilas y divertidas tardes en compañía de su pequeño hermano, mientras su padre trabajaba la tierra y su madre descansaba en la mecedora.
Se detuvo en la única estación de servicio de la zona para cargar gasolina, todavía le quedaban varios kilómetros de camino por recorrer y no quería tener ninguna sorpresa. Por un momento estuvo tentado a esperar que la lluvia cesara pero el recuerdo del porque había salido huyendo de la ciudad y termino prometiendo a su madre ir a celebrar en casa lo hizo desistir; se puso en marcha nuevamente ignorante del Mustang rojo que le seguía muy de cerca, vigilando cada uno de sus movimientos.
Siwon estaba harto ¿porque tendría él que seguir al prometido de su amigo? él ya estaba lo bastante crecidito para hacer de niñera. Pero al oír el tono desesperado de YunHo esa mañana, mientras le contaba que su futuro esposo había dado por terminada la relación sin ninguna explicación logro convencerlo. Y ahora estaba en medio de la peor tormenta que jamás haya visto, en medio de quien sabe dónde siguiendo a la personita en cuestión para que no escapara hasta que su amigo diera con él. El celular en el asiento del copiloto lo saco de sus pensamientos negativos.
-Le estoy siguiendo aún-giró sus ojos en señal de molestia, aunque sabía que su amigo no lo vería.
-No. No fue difícil dar con él- claro que no fue difícil localizar un sedán negro en medio de aquel lugar desierto.
-Sí, estoy seguro, confirme el número de matrícula- Siwon estaba comenzando a desesperarse -No me preguntes como, solo lo hice.
Estaba a punto de gritarle a YunHo porque lo creía tan imbécil para no poder dar con una persona, cuando el auto de su vigilado desapareció en una curva frente a él.
-YunHo te llamo después-no espero a que respondieran del otro lado de la línea y arrojo el aparato en algún lugar del coche.
Heechul abrió lentamente sus ojos. Le dolía la cabeza y una pierna pero era un dolor soportable, comenzó a tocarse cada parte del cuerpo, ¿acaso estaba muerto? Al parecer todo estaba en su sitio.
-Gracias a Dios- suspiro aliviado.
Mientras conducía un relámpago lo cegó justo cuando se encontraba sobre una curva, y con el pavimento mojado por semejante tormenta fue fácil perder el control del viejo auto y terminar estampada contra un gran roble. La bolsa de aire había amortiguado gran parte del golpe pero aun así se sentía aturdido. Estaba terminando de comprobar su salud física cuando un pequeño toque en la ventanilla lo hizo sobre saltarse.
Siwon logro ver el auto del prometido de su amigo estrellado contra un gran árbol, justo pasando la curva. Estaciono su coche cerca y bajo para revisar si el chico se encontraba en buenas condiciones. Tocó la ventanilla del conductor dos veces pero no obtuvo respuesta, él se encontraba absorto tocándose cada parte del cuerpo. Volvió a insistir con el toque.
Heechul bajo lentamente la ventanilla del auto con mucho cuidado.
-¿Estás bien?
Definitivamente el golpe le había afectado más de lo que imaginaba, porque estaba viendo ángeles. Aquel sujeto era todo un adonis, cada parte del cuerpo a la vista parecía esculpida por los dioses. Heechul no pudo evitar que su corazón se acelerara, después de todo llevaba tiempo sin estar con un hombre y el destino le ponía a aquel ejemplar frente a él.
- ¿Estás bien? ¿Me escuchas?- Siwon agitó su mano frente al chico que parecía perdido en sus pensamientos.
-Estoy bien, solo un poco adolorido- respondió sonriendo.
Aquella sonrisa le pareció de lo más atractiva a Siwon. Bien sabía el tipo chicos que le gustaban a su mejor amigo pero no pudo dejar de sorprenderse, aquel era sin duda el más hermoso de todas las conquistas que había tenido hasta ahora. Le ayudó a bajar de aquel inutilizable coche apreciando aún más a la belleza frente a él. Se deleitó ante la mirada de aquel traje azul pegado al cuerpo a causa de la lluvia, dejando poco a la imaginación; toda una tentación. Aquello no era nada bueno, estaba mirando y deseando al prometido de su amigo. Dejo los pensamientos de ese cuerpo debajo del suyo y le ofreció resguardo en su auto.
Heechul no podía dejar de ver a aquel hombre, algo en él lo hipnotizaba. Tal vez aquella aura de misterio que desprendía o tal vez aquel olor masculino mezclado con la lluvia y arcilla mojada que llenaba sus fosas nasales con cada ráfaga de viento. Nunca había sido tímido pero con aquel hombre se sentía como un adolescente. Lo siguió hasta el bonito Mustang clásico aparcado a la orilla de la carretera y cuando lo invito a abordarlo ni siquiera lo dudo.
La tormenta nublaba todo rastro del exterior. Siwon no podía arriesgarse a conducir en aquellas condiciones por el momento eran solo ellos dos aislados en silencio, solo podían oírse las agitadas respiraciones de ambos. Sus cuerpos húmedos y fríos pedían a gritos un poco de calor. Condujo su mano para encender la calefacción y rozo con el dorso aquellas piernas perfectas que lo torturaban desde que las vio. El compañero a su diestra tembló ante el leve contacto, no supo si por lo frio del ambiente o por la caricia involuntaria, pero no le importo. Aquella señal fue tolo que necesito para acercarse a él y fundir sus labios en un apasionado beso.
Heechul se sentía extasiado. Hacía mucho que no le besaban así. De hecho jamás lo habían besado así, transmitiendo tanta pasión en un solo beso. Su ex pareja con el cual planeaba casarse, un insípido contador de la empresa donde desempeñaba su trabajo del que creyó estar enamorado hasta que lo sorprendió acostándose con su secretaria, jamás le había hecho sentir aquel fuego que lo consumía por dentro con tan solo ese rose de labios.
Poco a poco acortaron las distancias y en un rápido movimiento Siwon colocó a Heechul sobre él, aprisionándolo contra el volante. En ese punto todavía estaba consciente de que se trataba del prometido de su mejor amigo, pero cuando él comenzó a moverse y rozar sus miembros por sobre la ropa toda cordura y remordimiento quedaron de largo. Abrió aquella fina camisa hasta dejar al descubierto aquel blanco y hermoso torso. Trazo un camino de besos desde el cuello, descendiendo por los hombros y deteniéndose a disfrutar aquellos botones rosas y perfectos. Le besó con desesperación, intercalando de uno a otro dándole placer a su compañero que se deshacía en pequeños gemidos que lo incitaban a continuar con aquella traición.
La razón poco a poco abandonaba a Heechul. Había viajado hasta casa de su madre para pensarse bien el darle otra oportunidad a su ex prometido, pero al diablo su aburrido ex. El hombre debajo de él era todo lo que siempre deseo; alto, varonil y hacia maravillas con la boca. Aunque solo era un encuentro casual con un desconocido le abrió los ojos. Jamás sería feliz con alguien que no lo complaciera sexualmente.
Sintió como una mano se colaba entre sus pantalones, tomando su dolida erección y todo pensamiento sesó. Se dejó llevar por el cumulo de sensaciones que aquel hombre le regalaba y pronto con aquella mano moviéndose ágilmente de su pene a su interior y sus pezones siendo devorados por tan experta boca, llego a la cima máxima del placer con un sonoro gemido.
Si hasta hace poco el frio se hacía presente en sus cuerpos, en aquel punto el calor los consumía y la ropa sobraba para ellos que querían sentirse piel contra piel. Con un rápido movimiento Heechul despojo de su camisa a Siwon y se deleitó con el increíble abdomen. Delineo con su mano cada centímetro de piel expuesta mientras unía sus labios con los de él, hasta que el oxígeno fue necesario.
Con destreza Siwon desabrocho y bajo los pantalones de ambos lo suficiente para que su adolorido miembro fuera liberado y con un rápido movimiento se introdujo en el cálido interior de Heechul, el cual movía sus caderas como si fuera guiado por una pieza musical. Pronto el auto quedo sumergido en un concierto de gemidos y suplicas por más. Las ventanas que la lluvia empañaba minutos atrás ahora impedían ver el cielo despejado en el exterior por el calor liberado por aquel par de desconocidos entregados a la pasión y el deseo.
El choque de caderas aumento su ritmo, anunciándoles que se encontraban cerca de alcanzar el éxtasis. Ni el eco de un celular sonando en algún rincón de aquel Mustang rojo logro que dejaran su labor de lado. Con un fuerte agarre Siwon tomo a su acompañante por las caderas hundiéndose aún más profundo en su interior. Derramándose en él mientras esta lo seguía en un orgasmo más espectacular que el anterior, ahogando los gemidos de ambos en la boca contraria.
El molesto celular seguía sonando y fue cuando Siwon volvió a la realidad. De seguro se trataba de YunHo, prometió que lo llamaría apenas diera con su prometido ¿y que había hecho? Tirárselo en la primera oportunidad que tuvo. Los remordimientos comenzaron a atacarlo y no ayudaba mucho a su conciencia que el hermoso chico aun estuviera sobre él con la respiración agitada y bañado en sudor.
Como pudo recogió el aparato del piso de atrás y atendió la llamada con el prometido de su amigo recostado en su hombro.
Del otro lado de la línea un YunHo muy molesto cuestionaba a su amigo por no poder localizarlo. Pero en la mente de Siwon solo estaba el cómo decirle a su mejor y casi único amigo que se había acostado con su futuro esposo. Se sentía la peor basura del mundo, le había fallado de la peor manera a su amigo.
-Siwon ¿estás ahí? ¿Me escuchas?- se podía escuchar a través del celular.
Pero Siwon dejo de escuchar después de que YunHo le explicara que ya no era necesario el seguir a su prometido, el cual después de hablar con su hermano mayor comprendió que solo eran los nervios por la boda los que le hicieron dudar. Y por sus consejos le había prestado el coche a Heechul su hermano para que visitara a su madre.
Sin decir una palabra colgó el teléfono y lo aventó nuevamente a la parte trasera. Besó apasionadamente al cuñada de su amigo; Heechul. Ahora sabía su nombre y tomándolo de la mano lo invito al asiento trasero. Ya habría tiempo para las presentaciones después.