22-35 (it's time to fall in love)
Sí había algo que Byun Baekhyun odiaba era, definitivamente, levantarse temprano los días lunes para ir al colegio, pero sí había algo mucho peor que levantarse temprano los días lunes para ir al colegio, eso, indiscutiblemente, era levantarse temprano los días lunes para ir al colegio y tener un jodido examen sorpresa de matemáticas.
Baekhyun había tenido un fin de semana de mierda y había pensado, realmente lo había hecho, que, tal vez, tendría un lunes tranquilo, pero se equivocó. Había llegado tarde al colegio porque su madre no terminaba de encontrar su bolso de Dior, su padre no terminaba el desayuno y su primita, a la cual hacía responsable de su fin de semana de mierda y a quién tuvo que cuidar porque sus padres tenían que salir de viaje de negocio, no encontraba su estúpida muñeca de Frozen. Luego, el trafico estaba espantoso, por lo que perdió media hora más hasta que habían podido salir y, finalmente, había resbalado en las escaleras cuando un puñado de personas querían pasarlo.
Al final sólo había conseguido que el mal humor que estaba cargando desde el fin de semana aumentara. No obstante, sus amigos sólo empeoraban más su humor y, realmente, quería golpear algo o alguien. Incluso, por culpa de la señorita Lee, quien le había dado una innecesaria platica de educación sexual, había llegado tarde a la cafetería, y para ese momento ya no había ensalada, por lo que maldijo y simplemente decidió sentarse a tomar un jugo de naranja.
Creyó que pronto todo mejoraría, pero se había vuelto a equivocar. Había ido al sanitario porque necesitaba lavarse las manos y cuando estaba a punto de salir, alguien estampó la puerta en su cara. La persona que lo había golpeado, al menos, tuvo la consideración de llevarlo a la enfermería o eso había dicho la enfermera Kim. Con una bandita de dibujos de Hello Kitty puesta en su nariz, Baekhyun se retiró para dirigirse a su clase.
Había llegado cinco minutos tarde, y por eso le había tocado un regaño y luego estaba eso que tenía en sus manos. El señor Kang, su profesor de matemáticas, había preparado un examen sorpresa y él no estaba ni de humor ni, mucho menos, preparado para un examen. Un examen sorpresa. Un examen sorpresa de matemáticas.
—Está bromeando, ¿no?
—¿Disculpe? —el señor Kang lo miró, burlón —. Dedíquese a responder el examen, señor Byun, que lo deben tener en media hora para que pueda calificar todo y entregarlos con su debida tarea.
—Claro —ironizó —, señor Kang.
No, él no estaba de humor para este examen, pero sin otra opción comenzó a responder cada una de las preguntas. Eran preguntas sencillas, lo admitía, pero estaba hirviendo de enojo por toda la mierda que había estado cargando desde la semana pasada que no lo dejaban concentrarse.
Cuando, finalmente, le hacían falta catorce preguntas por responder, en la pregunta número veintidós explotó. La pregunta ni siquiera era tan difícil ni siquiera debía estar en un estúpido examen de preparatoria, así que bufando escribió en mayúscula, demostrando que tan furioso estaba por la vida en general, lo que realmente pensaba de la pregunta para continuar su examen hasta terminarlo y salir del aula.
—El profesor de Kang se ha pasado —murmuró Jongin —, ni siquiera estaba preparado para esta prueba.
—Por algo era sorpresa, bobo.
—Hyung —se quejó —, no deberías ser malo con tu novio.
Kyungsoo sonrió por eso y Baekhyun simplemente escuchaba, esperando de brazos cruzados por el llamado para entregarle su hoja. Era el único que hacía falta y él realmente necesitaba ese jodido resultado porque quería irse a su casa ya, pero, sin embargo, el profesor Kang no se apresuraba. Baekhyun lo maldijo muchas veces en silencio, pensando si debería recurrir al satanismo, como Kyungsoo.
—Señor Byun —llamó el profesor —. Ha sido el más alto —alabó —, sin embargo, debe pasar al salón de los castigos.
—¿Qué? —preguntó —. ¿Por qué debería? Ni siquiera me está dando una buena razón para ir ahí.
—Ni siquiera debe preguntar, señor Byun —sonrió —. Usted sabe lo que ha hecho para merecer ese castigo.
—Debe estar de broma —gruñó —. No puedo creerlo.
—Tengan una buena tarde, jóvenes.
Baekhyun le lanzó dagas con la mirada y deseó tanto poder insultar a su profesor, pero no podía así que simplemente resopló, hirviendo de enojo.
—Me largo.
—Espera —gritó Jongin —. Hyung, espera, cuéntame que hiciste.
—Vete a la mierda, Jongin —bramó, ignorando el hyung, Baek hyung me ha insultado por parte del más alto.
Realmente hoy no había sido su día, no, por supuesto que no. Su profesor de matemáticas lo había arruinado más y ahora tenía que pertenecer una hora en el salón de castigo.
Entró al salón, cerrando con fuerza la puerta y buscó un lugar lo más lejos posible. Ni siquiera había saludado, por lo que tampoco se había tomado el tiempo para ver cuántas personas estaban en el aula. Cuando alzó la vista, se dio cuenta que el profesor que cuidaba para que nadie se escabullera del aula estaba dormido y, también, que sólo él y otro chico eran los que estaban dentro del aula, escuchando los ronquidos como música de fondo.
—Hey
Baekhyun asintió en forma de saludo cuando, inevitablemente, había recibido el saludo por parte del otro chico cuando este se había dado cuenta que lo estaba viendo. No planeaba hablar con nadie, pero después de todo sólo era ese chico y él estaba aburrido.
—Respondí una pregunta de mi examen sorpresa de manera grosera para vengarme de mi profesor —dijo —. ¿Qué hiciste tú para estar aquí?
El chico parpadeó confundido y Baekhyun simplemente le sonrió.
—Bueno —comenzó —, mis compañeros pensaron que sería gracioso sí el profesor de historia quedaba pegado a su silla.
—¿Y por qué eres el único?
—Nadie hablo cuando el profesor y el prefecto preguntaron que quien había sido el responsable —explicó —. Soy el representante de mi salón y el prefecto decidió castigarme a mí.
—Eso es injusto —hizo un mohín —, pero mírale el lado bueno.
—¿Hay un lado bueno?
Baekhyun rio.
—Al menos no estás solo aquí, escuchando los ronquidos del profesor —resolvió, riéndose —. Al menos estás conmigo, hablando de los ridículos motivos por los cuales fuimos castigados.
—Sí —dijo el otro, embelesado —, al menos he podido conocerte.
Baekhyun rio, sonrojándose sin poder evitarlo, por el intento de coqueteo de su acompañante.
—Espera, espera —pidió —, ¿tratas de ligar conmigo? ¿de verdad?
—¿No puedo? —quiso saber —. Eres muy lindo, mucho, y simplemente pensé que, bueno, debería ligar contigo.
—Ni siquiera sé tu nombre, grandulón…
—Chanyeol. Park Chanyeol, tu futuro esposo y el amor de tu vida.
Baekhyun lo miró en silencio por varios segundos hasta que, poco a poco, extendió su mano, ofreciéndosela.
—Byun Baekhyun.
Y él pensó que su día no iba a mejorar, pero, al igual que las anteriores veces, se había vuelto a equivocar.