Jueves 19 de Mayo
En el transcurso de la mañana y luego del mediodía estuve hablando por mensajes con Claus, todo casual, a eso de las una cuando Geb apareció por la puerta con un kilo de helado, Claus volvió a hablarme pero mi respuesta fue suspendida por el helado de limón.
Estuvimos por un rato reunidos en el comedor disfrutando del postre, no sé qué se le dio a Geb ir a comprar generalmente siempre pide que alguien más lo haga, ese alguien suelo ser yo, pero no, ahí estaba todo servicial y hubo momentos en que le tiraba miraditas a Mai por si ella sabía ese cambio de actitud pero ella está igual, no tenía ni idea.
A los minutos Geb por fin dijo algo interesante.
- A que no adivinan la noticia que les tengo-.
- Mai está embarazada-. Dije y al instante recibí un zape por la cabeza.
- No menso-. Mai reía.
- No eso no, no todavía, es otra cosa-.
- ¿O sea que lo estuvieron pensando?-.
- No sé si pensando pero… Isma no me estas dejando contar lo que quiero-.
Empecé a reírme. – Ay bueno perdón, prosiga-.
- Conseguí trabajo, listo lo dije-.
Nadie dijo más nada.
- Ahora te callas-. Geb me reto.
- Me alegro por vos ¿En dónde?-. Preguntó Mai.
- En un café, Isma lo conoce, fuimos hace unos días, voy a estar como mesero nada wow pero es algo-. Geb se mostró muy animado, y bueno también me alegro por él, hace varias semanas que venía diciendo que quería trabajar, no me sorprende Geb es de las personas que si lleva mucho tiempo sin hacer nada se desespera, la última vez que trabajó fue hace cuatro meses como asistente en la empresa de su madre, otra historia.
Me levante del sillón para ir a la cocina por agua, pero Geb me detiene.
- ¿No pensas decirme nada?-.
Lo mire y sonrió. El me conoce, sabe que estoy alegre, no es necesario decirle algo, eso es lo bueno cuando convivís con alguien por mucho tiempo, las palabras sobran.
Fui por ese vaso de agua, me recosté sobre la mesada.
- Ah me encontré con tu amigo-. Geb lo suelta así como así y yo casi me atraganto. A eso me refiero que no son necesarias las palabras. – Me saludó y todo, estoy seguro de que quiso preguntar por vos-. Y ahí muestra su sonrisita picara.
Mai me mira, tensión en toda la casa, a veces Geb por no decir siempre, es realmente idiota.
A la tarde, a eso de las siete, Geb entró a la casa todo desesperado.
Iba preguntar qué pasó pero él siendo como es, se tiró sobre el control remoto prendió la tele puso el canal de noticias y así calló todas mis dudas. Otra muerte, esta vez un hombre, va joven, no más de veinte años, de nombre Mariano, no es de acá, era un turista.
Y como siempre reinó el silencio, solo solté un suspiro y me llegó un mensaje.
Claus: “Hay que vernos ¿Te parece mañana? Puede ser en el café que trabaja tu amigo, después de todo ahí nos conocimos”.
Mi corazón no se aceleró al contrarío no lo sentía, pensé que solo yo sabía de eso, que él no tenía ni idea de que nos conocimos en el café, definitivamente todo esto tuvo que pasar, tuve que entrar a ese café, tuve que sentarme en esa silla, tuve que mirar hacia el interior del local, tuve que verlo, tuve que interesarme pero claro eso no lo admitiría tan libremente.