Sábado 21 de Mayo.
Esa mañana desperté de mal humor, estaban haciendo demasiado ruido, di vueltas en la cama sin lograr nada. Al salir me encontré con Geb sosteniendo un martillo golpeando la pared y a Mai a su lado cargando unos portarretratos, ambos me miraron, Geb sonrió mostrando sus dientes y Mai solo me miró, pasé de ellos, acumulé todo mi mal humor y fui al baño.
Al rato después de desayunar un simple café negro, respirar aire fresco y sentir el sol en el balcón volví al living en donde Geb ya terminó su trabajo de diseñador, admiraba su trabajo a la vez que soltaba un suspiro.
- Idea de Mai ¿No?-. Comente cuando me puse a su lado.
Había tres portarretratos colocados verticalmente, en la de arriba estábamos los tres posando en nuestro acto de fin de curso, en la siguiente los tres en una fiesta de fin de año y la última nunca la había visto, me reconforto bastante y a la vez me trajo nostalgia, nuevamente los tres pero de espaldas, llevábamos él buso de nuestra promoción, nuestros nombres y el año, 2015. Sonreí.
- Lindas ¿No?-. La voz de Mai me sorprendió, la vi con mejor humor.
- Si-.
A eso de las 17:20 me despedí de Mai, la di un último vistazo a los portarretratos, con estás fotos mi mente se estaba yendo lejos pero ya tendría tiempo de explayarlas, por algo iba a encontrarme con Claus.
Hacer el recorrido hacia la cafetería ya se estaba haciendo común, habitual y no estoy seguro si quiero que sea así, tengo que calmarme, me deje disfrutar del poco sol que quedaba y de la brisa ya común de estas fechas.
Crucé de calle, llegué al café y entré, no estaba tan lleno, no me costó divisar a Claus, su mirada atravesante no era fácil de evitar.
- ¿Qué tal?-.
- Bien ¿Vos?-. Me senté y lo miré.
Llevaba como siempre su cabello revuelto y esa sonrisa traviesa.
- Estoy bien ¿Pasó algo?-.
- No, todo está bien-.
- Claro, pedí dos cafés y unas medialunas ¿No te molesta?-.
- Ya pediste, decirte que sí seria estúpido-. Escuché su risa.
- Cambia esa cara, te dije que te quiero con energías, sonreí un poco-.
Clavé mi mirada en sus ojos y le di mi mejor sonrisa falsa.
- Eso fue horrible-.
- Es lo mejor que te puedo dar ahora-.
- ¿Y más tarde?-.
- No sé, vas a tener que quedarte-.
- No planeaba irme tan rápido-. Me dio una sonrisa de lado y casi se la devuelvo.
Cuando Geb trajo lo que pidió Claus, me sorprendí, me había olvidado que Geb empezó a trabajar en el café, era increíble que Claus logre que me olvide de las cosas, que me distraiga, todo se vuelve relajante, me sonreí a mí mismo, se lo agradecía.
- ¿Cómo está Mai?-. Incomodo revolví el café.
- Supongo que bien, estuvo rara, se peleó con Geb pero hoy como si nada se pusieron a colgar fotos-. Tomé del café.
- Eso es lindo-.
- Si pero… mierda no sé qué pensar de ella-.
Claus tomó un trago largo de café indicándome de que siga hablando.
- No es por nada pero todo estaba bien hasta que apareciste-. Se rió. – No sé qué relación tienen pero tiene que ver y mucho con su actitud, sabe que nos vemos y le pone de mal humor y estoy seguro de que cuando Geb comentó que te vio eso les llevó a discutir-.
Hubo un silencio.
- ¿Ese es tu modo de preguntarme cuál es mi relación con Maira?-. Levantó una ceja.
- Supongo-. Suspire. –También es mi modo de quejarme-.
- No lo dudo-.
Otro silencio.
¿Acaso no pensaba responderme?
- ¿No vas a comer?-. Apuntó a las medialunas.
Ya me estaba poniendo de mal humor.
- No te preocupes te voy a responder pero más tarde-.
Me quería ir, seguro me veía la cara de estúpido, me terminaría el café y me iría a la puta.
Los minutos continuaron así, el mirándome fijamente, ya era costumbre.
- Somos hermanos-.
Casi escupí, eso no me lo esperaba.
- Si ya sé no nos parecemos pero bueno cosa de genes-.
Trague como pude, eso en vez de cerrar mis dudas abría otras, entonces lo de Mai ¿Eran celos?
- ¿Impresionado? Tu silencio y tu cara de consternado me dice que sí-.
¿Quién no iba a estarlo?
- No me lo esperaba-.
- Nadie se lo espera.
Eran pasadas las ocho cuando Claus me acompañaba a casa, estábamos cerca.
- La cara de tu amigo fue bastante interesante-. Comentó
-Geb es bastante interesante-.
- ¿En qué sentido?-.
- En todo-. Mire la expresión seria que mantenía Claus. –Conviví con él muchos años y sigue sorprendiéndome-.
- Ya veo ¿Sabes el porqué de su expresión sugerente de cuando salíamos? Sonreía divertido.
- Pueden ser por muchas cosas ¿No?-.
Llegamos a la entrada del departamento.
. Si pero tengo una idea-. Esta vez su mirada era mucho más intensa, los latidos de mí corazón también, mierda, mi voz no salía, mi aliento se contuvo y mis labios sintieron los suyos.
Claus movía sus labios suavemente, acariciando los míos, se sentía tan bien que con cada segundo quería más que fui yo él que exigió presión y que creciera el calor, sus manos se posicionaron en mi cintura y susurró mí nombre, Isma. Todo acabó, nos separamos unos centímetros, aliento contra aliento, otro beso rápido y Claus se fue, ambos terminamos con una sonrisa.