El sonido del reloj despertador con forma de pingüino era todo lo que se lograba escuchar en aquel depertamento, al menos hasta que Kyungsoo desactivo la alarma para ponerse de pie y marchar con pasos perezosos hasta el baño en donde se dispondría a tomar una ducha antes de marcharse a la universidad.
El camino en el autobús fue como siempre caótico. El bus yendo a toda velocidad y atestado de gente, pero para Kyungsoo aquello era lo de menos, lo realmente importante, lo que estaba en su cabeza desde la noche anterior era la tan buena noticia que Jongin le va a contar luego de clases, a las 3 en la cafetería de siempre, la que visitan desde secundaria, cuando ambos se encontraban sofocados por la escuela y sus exigentes familias.
Un suspiro se le escapa de los labios al recordar aquel lugar, ya que fue ahí en donde se dio cuenta a los 18 años que Kim Jongin hace algún tiempo había dejado de ser un simple amigo en su corazón, fue ahí en que supo que nunca podría ir en contra de sus sentimientos y fue también ahí que supo que todo esos sentimientos debían ser enterrados por que no había futuro para ellos, no mas que resignarse a una amistad cariñosa, a un amor fraternal.
Esconde su rostro aun más en su fubanda azul, tratando de deshacer el nudo en su garganta. Baja del bus y toma una bocanda de aire mientras en sus audífonos se escucha Gods and Monsters de Lana del Rey.
—¡Soo!— Se detiene al escuchar esa voz, mientras una diminuta sonrisa se posa en sus labios.
—Buenos días, Baekhyun— saluda cuando el rubio lo alcanza.
—Hola— lo abraza con efusividad, igual que cada día en la mañana — ¿Cómo estuvo tu fin de semana?
Se enfrascan en una charla trivial hasta que las clases deben comenzar.
El pelinegro se pasa la mañana yendo y viniendo de un salón a otro, tanto por sus clases como por la ayundatia que le hace a los de primer año de su carrera. Por lo que no es hasta el medio día, cuando se encuentra almorzando junto a Baekhyun, Chanyeol, Jongdae y Luhan que recuerda que debe ir con Jongin en un par de horas.
—¿Todo bien? — pregunta Luhan al notar que la cuchara con sopa quedó a medio camino de la boca de Kyungsoo.
—Uh, si— se lleva la cuchara a la boca— Acabo de recordar algo.
—Si ¿que cosa? — habla el siempre curioso de Jongdae.
—Jongin me pidió que nos viéramos en un rato y lo había olvidado— murmura antes de seguir comiendo mientras Chanyeol y Jongdae sueltan risistas locas. Pero Baekhyun es otro caso, siendo el único que conoce los sentimientos de Kyungsoo, es igualmente el único que lo mira con preocupación.
Cuando termina la última clase del día, se encamina lentamente hasta aquel local, en el que supone que el ansioso de Jongin debe ya estar esperandolo mientras bebe un café caliente en la mesa del rincón, a un lado de la ventana.
Entra en el lugar, haciendo sonar las campanas puestas en la puerta, con la vista recorre el lugar, aun sabiendo que el moreno estará en la misma mesa de siempre. Cuando lo logra ver el menor esta sentado sonriendole con ojos brillantes, causando que su corazón vaya mas rápido y fuerte.
—Hyung, pedí por los dos. Las cosas deben estar por llegar— vuelve a sonreír.
—Gracias, pero no era necesario— dice mientras se desprende de la bufanda y del abrigo.
—No importa— responde echando una fugaz mirada a su celular.
—¿Esperas una llamada?— cuestiona mientras la mesera deja su pedido en la mesa— Gracias — le sonríe a la muchacha mientras Jongin ya esta poco menos ahogándose con un trozo de pastel.
—Si... De eso te quería hablar— comienza algo nervioso.
El mas bajo sube la taza con café hasta sus labios, esperando con el pecho apretado la noticia de la que el moreno le ha hablado.
—Yo postule hace algún tiempo a un intercambio y lo logre...
—¿Te iras?— se pregunta mas a si mismo que al moreno.
—Si— susurra algo nervioso, con la vista fija en su taza— Para el siguiente semestre me iré a San Francisco por un año.
—Eso... Eso es genial, Nini. Felicitaciones — habla con voz temblorosa, pero con una sonrisa en los labios.
—No pareces muy contento...
—Lo estoy, realmente estoy feliz por ti. Es solo que... Te extrañare mucho, Jongin— Baja la mirada algo avergonzado. Hasta que el moreno deja caer su mano sobre la nas pequeña de Kyungsoo.
—Yo también lo haré, hyung. Despues de todo eres mejor amigo.
Si, gracias Kim Jongin; por hacerlo aun peor.
Hablaron durante algunas horas, hasta que debieron marcharse a casa. Y mentir seria decir que al encerrarse en su habitación esa noche Kyungsoo no lloro, porque dejo ir todos sus miedos y frustraciones en en esas lágrimas, que no se detuvieron hasta que el pelinegro logro conciliar el sueño, ya bien entrada la madrugada.
Los meses pasaron rápidos, demasiado para Kyungsoo. Pareciese que fue ayer cuando Jongin le contó del intercambio que se veia tan lejano, pero no, no es tan lejano, de hecho ahora mismo está en el aeropuerto viendo la ancha espalda de Jongin desaparecer a lo lejos, para ir a abordar el avión. Cuando por los altavoces se informa que el vuelo ya ha despegado es que las lágrimas empiezan a resbalar por sus mejillas, así que se limpia, se despide rápidamente de la familia del moreno y de sus amigos, para marcharse casi corriendo de aquel recinto.
Ya en casa se deja undir por la tristeza, no importa la promesa de que le llamara tan seguido como pueda, realmente no importa, porque el joven de labios gruesos y en forma de corazón sabe que su amigo no sera capaz de cumplirla. Es decir, esta la diferencia de horario, la actividades que el moreno vaya a realizar y las nuevas amistades que logre entablar. Solo desea que en un año, sea el mismo chico sonriente el que vuela de América, y por sobre todo desea con fervor que Jongin no le olvide... Porque honestamente eso seria lo unico en este universo a lo que Kyungsoo no le podría hacer frente.