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NUNCA ES TARDE por LaureenSaif

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Notas del capitulo:

Hola, 
Espero que se encuentre bien y tenemos suerte... Sigo siendo nini, aquí, pasandola... 
Más o menos, estoy haciendo solicitudes, estoy teniendo entrevistas y creo que tendré problemas con escoger trabajo y determinar que haré de mi vida... Voy a morir Q.Q

Pero mientras XD Puedo actualizar y espero que les guste este capitulo, fue bastante motivador y dramático aunque el final me costo mucho... mucho...

Disfrutenlo, espero sus comentarios.


Estaban en las canchas de la escuela y la voz de Makoto sobre salió ante el rechinar de los tenis contra el suelo de madera -¡Rei! Tu puedes -de inmediato el chico de cabellos azules, tomo el balón.

Rei llevaba casi un mes estudiando en Iwatoby y odiaba todo, desde la razón por la que llego hasta por la que se estaba quedando –Toma el balón, rebótalo de inmediato, sino es falta -pensaba, su mente estaba llena de muchas cosas al mismo tiempo; mientras cruzaba la cancha se fijo que se acercaba al de cabellos rosas -Para evita a Kisumi, tienes que ir a su izquierda, tiene un punto ciego en…

No pudo terminar de crear una estrategia cuando sintió la pelota esfumarse de su lado, miro a su izquierda y cruzándose con los ojos azules de Haruka quien de inmediato le paso el balón a Kisumi, quien de inmediato lo tomo y filteando a Makoto anoto una canasta -¡Eso es! ¡Haru! -se acerco muy animado a su compañero de equipo.

Haruka no le dijo nada, solo dejo que Kisumi lo atosigara diciendo lo buen equipo que eran y que también fuera parte de las técnicas que a veces solo hacía el azabache con Makoto.

En cambio, Rei suspiro cansado de todo; escuela, casa, compañeros, familia; tenía una maraña de ideas y no podía dejar de pensar que todo estaba mal.

-Rei-chan -el rubio de ojos rosados, se le acercarse con una gran sonrisa y una botella de agua -Lo hiciste bien, pudiste tomar el balón -dijo burlón pues hacía unas semanas atrás, cuando el de lentes apenas y se acostumbraba al juego, incluso tomaron unas clases con Gou explicando las reglas, solo por él.

A Rei, el hecho de desconocer todo lo que implicaba el basquetbol, lo molestaba, pero debía “hacer un esfuerzo” si deseaba quedarse en aquella escuela -Nagisa-kun -volteo a verlo -Gracias -comento antes de tomar la botella y empezar a beber.

El pequeño rubio estaba determinado, pues el día anterior, después de la práctica de baloncesto y que Rei se había retirado a casa. Se atrevió a hablarle a Kisumi -Kiss, Kiss -llamo su atención.

-Nagisa -le contesto con una gran sonrisa -¿Que pasa pequeño pingüino? -le vio curioso pues su instinto le decía que algo le preocupada al rubio -¿Le sucede algo a Rei?.

Nagisa ya se esperaba que Kisumi supiera por su “sexto sentido”, que quisiera hablar del chico de ojos lila -Si, quiero ayudarlo con el basquetbol, el se esa esforzando y mucho yo, quiero ayudarlo.

Kisumi sonrió al notar como la mirada rosada había bajaba y mostraba original preocupación, así que muy seguro decidió ayudarle -Rei es un chico que piensa demasiado -comento seguro -Y el estilo de Aomine cuando jugaba era solamente seguir su instinto, si tu animas a Rei a pensar menos y actuar más –comento con una traviesa sonrisa que solo él sabía por qué.

Makoto se puso de pie frente a sus compañeros de equipo y les sonrió como era su costumbre -Hoy hicieron un buen trabajo en la cancha, pero aún así no bajen la guardia, hay que seguir entrenando.

A esto muy animada, se encontraba Gou a un lado suyo -Les quiero yo misma darles la buena noticia -comentaba aferrada a su tabla -El Lunes vamos a empezar nuestro entrenamiento conjunto con los de Samezuka.

Kisumi de inmediato levanto las manos por la emoción -¡Si! ¡Al fin vamos a tener partido no solo de dos contra dos!

A eso, e impulsado por su mesura, Makoto se tomo de la barbilla -No creo que eso nos vaya a ayudar por ahora, si entre nosotros no tenemos una buena coordinación, será difícil poder trabajar con los demás.

Ante lo dicho por el castaño, Kisumi se paro a su lado, abrazándolo por los hombros -Ehhh… Makoto, no debes preocuparte, sabes, mi sexto sentido me dice que cuando empecemos el entrenamiento con Samezuka, estemos listo.

Las palabras del chico con cabellos rosas, no habían cambiado la seria expresión de Haruka, solo provoco que expresara una ligera molestia al fruncir el ceño con levedad.

En cambio Makoto solo sonrió nervioso -Tienes razón Kisumi, somos capaces de hacer lo mismo que los de Samezuka -comento mientras miraba como su mejor amigo se ponía de pie y tomaba su maleta -Ahhh… cierto, vamos a la piscina -comento al fin dejando sus nervios para ir a nadar.

Nagisa que los miraba atento, seguía en su lugar, algo que extraño de inmediato al de cabellos azabache -Nagisa…? -dijo apenas llamando su atención.

El pequeño rubio les sonrió y negó -Ahhh… No, hoy tengo que ir con mi papá, dijo que quería verme antes de ir a casa -les sonrió a sus amigos de la infancia antes de empezaba guardar sus cosas en la mochila.

Estos le miraban no muy seguros de sus palabras, pero no querían incomodarle -Entonces nos vemos mañana Nagisa-kun -le hablo Makoto mientras se despedía con la mano -¡Ey! ¡Haru! -le grito al azabache al notar que se había adelantado bastante, seguro ya estaba frente a la alberca.

Rei ya estaba de camino a la entrada de la escuela, lo más probable es que su padre ya lo estuviera esperando, por eso se perdió al escuchar a sus espalda la voz del rubio -¡Rei-chan! -Nagisa corría hasta estar a su lado, traía puesta la chamarra y el pantalón de Iwatoby -¡Rei-chan! Espera… -jadeo un poco cansado cuando al fin alcanzo al de lentes.

-¿Nagisa-kun? -vio al rubio sin entender que sucedía -¿Pasa algo? -le extrañaba que este no fuera el entrenamiento extra de natación, que por supuesto el no tomaba.

El rubio miro al mas alto y le sonrió -Es que… debo esperar como una hora para meterme -le vio divertido mientras se rascaba la cabeza, despeinándose a su lado de manera casi infantil -No debo nadar después de comer.

Rei creía que aquella “escusa” fue demasiado infantil, pero considerando que venía del pequeño considero que era creíble -Si, te podría hacer daño -no dudo en caminar a la puerta.

Aomine Daiki llevaba un mes yendo de manera puntual por su hijo menor a la escuela, esperaba tener la oportunidad de encontrarse con Kise de “casualidad”; en el momento que lo vio en la ciudad, empezó a investigar. Incluso llego a pasearse por su casa y el trabajo de este, pero no creía tener una buena excusa para encontrárselo justo frente a su casa sin verse extraño.

Él, como policía se consideraba listo para todo, pero ese día no se esperaba aquello. Rei estaba caminando a lado de un pequeño rubio que no dejaba de hablar y ser sumamente ruidoso; quizá el chico estaba atosigándolo -Ey… Rei -se aproximó a su hijo -¿Quién es tu chicle? -pregunto sarcástico.

Casi de inmediato, Nagisa se empezó a mirar curioso, antes de tomar la manga de su playera y acercarse a olerla -Yo no huelo a chicle -comento ladeando la cabeza incrédulo -Bueno… Hoy no huelo a chicle.

A eso Rei se le pusieron rojas las mejillas -¡No! El es un compañero -se había puesto nervioso ante el comentario de su padre -Va en mi salón de clases y...

-Soy Kagami -interrumpió el rubio -Nagisa -y dio una sonrisa al moreno, el sabía quien era -Es un gusto conocerlo Aominecchi -dijo infantil, podía verse en su mirada rosada como si sus ojitos brillaran de la emoción; Nagisa identifico de inmediato al moreno, sabía que era el As de la generación de los milagros.

En esos momentos el moreno se quedo atento a la apariencia de Nagisa, en realidad era como una versión mas infantil de Kise, sabía que este tenía tres hijos, pero nunca creyó que se pareciera tanto a él. Tenía incluso esa pequeña actitud infantil y juguetona que distinguía a su excompañero -Un gusto, Nagisa -lo saludo con la mano, mientras con rapidez su mente empezó a formar una idea.

En tanto Rei miro a su compañero -Nagisa-kun -le vio curioso -¿Conoces a Daiki? -le sorprendía que este supiera de su padre.

A el pequeño rubio le extrañaba lo que escuchaba, el no llamaba jamás a sus padres por su nombre propio -Si, Aominecchi es el mejor miembro de la generación d ellos milagros y… mis padres hablan bien de él -comento tranquilo mientras le regresaba la mirada al de ojos lilas.

-Ey… pequeño chicle -alcanzo a hablar Daiki mientras veía curioso a su hijo y al rubio -Entonces tu y Rei son amigos, ¿no?

A eso Nagisa empezó a asentir con la cabeza mostrándole una gran sonrisa -Si, y… Disculpe Aominecchi, quisiera invitar a Rei-chan a comer a mi casa -hizo un pequeño puchero mientras ladeaba la cabeza -No es molestia, ¿Verdad?

Ante aquello Daiki solo tuvo una respuesta, la cual dejo casi boquiabierto a su hijo -¿Por qué? Solo quiero entender -pregunto curioso mientras caminaba a lado de su padre, usaba un pantalón azul oscuro y una camisa polo beige debajo de un suéter de lana amarillo -¿Por qué aceptaste ir a una comida?.

Daiki iba caminando muy tranquilo, no deseaba que sospecharan de ver tanto su auto cerca de la casa del rubio -Es tu compañero y amigo, creo que debo conocerlo y a su familia; para asegurarme de que estés a salvo en su casa.

Rei no podía creer las palabras de su padre, sonaba bastante ridículo de su parte aquella escusa -Daiki -mira de reojo al moreno -¿A dónde vamos?

Daiki no quería “arruinar la sorpresa”, pronto llegaría así que solo disperso la respuesta -No podemos llegar a casa de alguien sin un presente -giro a su izquierda y camino hasta que llegaron a la cafetería -Así que llevaremos el postre -abrió la puerta, escuchando en primera la campana que anunciaba a los clientes.

El lugar era un tanto pequeño, pero acogedor; tenía varias mesas con sillas para dos o cuatro personas y algunas ya estaban ocupadas -Bienvenidos -se escuchó desde el mostrador. Rei estaba mirando al lugar, así que apenas y escucho el saludo, volteo a ver de inmediato.

Cerca de la caja estaba Gou con una gran sonrisa -Hola pequeña Gou -saludo Daiki a su sobrina -Oye, le encargue a Atsuki un pastel helado ¿Sabes si ya está?

La pequeña de cabellos magenta iba a responder cuando de la puerta que daba a la cocina se abrió -Minechin -Murasakibara salía del lugar con la misma expresión con la que Daiki lo conoció, sentía que los años apenas y pasaron, solo por uno segundos -Ya tengo tu pastel.

Ambos adultos empezaron a hablar, mientras los dos compañeros de clases se miraban -¿Trabajas aquí? -pregunto curioso Rei.

-Si, después de la escuela -le respondía Gou, que en esos momentos usaba un mandil color rosa cuyas iniciales S. C. estaban bordadas en un tono mas oscuro de rosa -Vengo a trabajar con papá.

Rei sonrió al escuchar con tanta emoción a su prima, pero no pudo pues en ese momento miró como su padre pagaba su pedido y cargaba una caja blanca -Nos vemos luego -se despidió -Adiós tío Atsuki -dio una leve reverencia antes de seguir a su padre quien se le había adelantado.

Daiki miro su reloj y noto que llevaban un ligero retraso, así que empezó a apresurar su paso, lo hacía en silencio, no para incomodar a su hijo menor, simplemente, que en su mente solo paseaba el constante pensamiento de por fin encontrarse con Kise, llevaba tantos días esperando encontrarlo por casualidad, que ahora y de la nada, le surgió aquella oportunidad, que no planeaba desperdiciar.

Se veía que era un lugar tranquilo y calmado, Daiki sabía que ese era el lado Oeste de la ciudad, uno de los barrios más adinerados y donde las casas se distinguían por tener un estilo occidental y moderno; todas se parecían entre sí, así que en cuanto llegaron a la calle correcta empezaron a leer para encontrar el número de la casa.

Una vez en el número 78, Rei se quedó viendo unos momentos, en la entrada había un auto rojo cereza, estaba seguro que la vez en que vio como lo recogían, aquel auto era de otro color, por eso, no muy seguro subió los tres primeros escalones antes de disponerse a tocar el timbre del auto parlante.

Después de unos segundos, en los que Daiki creía fue una eternidad, una animada e infantil voz les contesto -¿Si? Diga.

De inmediato la mente de Aomine se sorprendió, podía jurar que esa voz le recordaba a Ryouta, el estaba seguro que era uno de los hijos de este, y que al igual que su voz, también debía ser rubio como Nagisa y sus ojos eran dorados.

-Buenas noches -hablo Rei intentando no ponerse nervioso -Disculpe las molestias, pero ¿Podría saber si aquí vive Nagisa Kagami?

-¡Ey! ¡Nagisa! -se escucho del otro lado -Ya llegaron tus invitados.

Rei de inmediato se acomodo los lentes y volteo a ver a su padre -Si, aquí es.

A esto el moreno de inmediato lo siguió y espero que les abrieran la puerta. Fue que Nagisa, vestido con un pescador capuchino, una playera morada a tres cuarto un rosa sobre esta que le llegaba a mitad del hombro y en el cuello usaba una mascada verde olivo un tanto delgada, había bajado las escaleras casi de inmediato cuando escucho que era para el -¡Hola! -les habló muy feliz -Pasen, bienvenidos.

Aomine entró antes que su hijo, en verdad estaba ansioso de ver a Kise, el lugar era acogedor y por lo que podía ver, aseguraba que el rubio lo decoró por completo.

De repente, un chico de cabellos naranjas se pasó justo frente a ellos -Ahhhh… ¿Él es Aomine Daiki?-grito sumamente impresionado.

Rei de inmediato miro a su padre que a veces parecía tener un amor odio por que le reconocieran; aunque en esos momentos estaba extrañamente estático.

-Él es Momo-kun -sonrió el pequeño rubio -Es mi hermano menor.

Rei se quedo viendo al contrario y asintió con la cabeza -Lo recuerdo, creo que ha ido al salón de clases, ¿no?

Momotarou se acercó al moreno y empezó a hablarle, le hacía tantas preguntas que Daiki no podía creer lo que veía, que ese chico frente a él se parecía bastante Ryouta, con excepción de su cabello podía jurar que ese era su hijo.

 

-En realidad, creo que lo confundes con Seijurou -hablaba Nagisa mientras tomaba una foto que estaba de hacía un par de años fue tomada -Este es mi hermano mayor -señalo al alto de cabellos naranjas -Fue cuando el entro a Samesuka -sonrió pues solo era una foto de él y sus hermanos.

Momo al escuchar a su hermano sonrió -Yo había entrado a Teiko y estábamos en el mismo equipo que Nagisa -hablaba orgulloso.

Daiki en ese momento sonrió al ver a ambos chicos, recordaba que a veces solían ser sus dos hijos entre ellos. Estaba perdiéndose en sus pensamientos cuando escucho la puerta atrás de él abrirse -Kagamicchi… -la voz aguda y chillona lo hizo estremecer -Deje él auto frente a la cera… Si le tiran un espejo… te lo voy a cobrar.

En esos segundos, Daiki apenas dio una mirada por sobre su hombro, sus ojos azules se clavaron en el rubio que iba entrando, sentía su corazón estremecer al verlo, parecía como si nunca hubieran pasado los años.

-¿Aominecchi? -fue lo único que alcanzo a decir Ryouta mientras miraba atónito al moreno.

-Ya entendí Kise -le respondían al rubio mientras salía de la cocina -Yo te pago el espejo pero solo -no termino de hablar cuando quedo con la misma expresión de Ryouta pues ahora se encontraba con un Aomine adulto, para el tenía la misma expresión mal humorada, solo que con un par de arrugas extra alrededor de los ojos.

-Ey, Kise -le saludo el moreno mientras lo miraba con aquel traje negro -Tenemos años sin vernos… ¿Y solo me dirás eso?

Para el rubio fue como si todo se detuviera pues de todo lo que se podía esperar aquel día, ver al moreno era lo último, sin embargo, una gran sonrisa se formo en sus labios -Aominecchi, me alegra verte -empezó a reír, colocándose un cabello tras su oreja.

-Solo eso, ¿Qué paso con: Juguemos uno contra uno Aominecchi? -se burló el ex As de Too al intentar imitar la voz aguda del rubio.

De inmediato Ryouta soltó una fuerte risa -¡Que mala imitación! Aominecchi, eres un grosero -intento regañarlo, aunque no podía evitar las risas.

Rei miro a los dos adultos sin poder creer que su padre se comportara de aquella manera casual y divertida, era algo que en el ultimo mes en que vivieron juntos no había visto.

-¿Rei-chan? -le habló Nagisa, dándole aquella sonrisa que lo relajo -¿Para qué es la caja? -señalo su mano con el dedo.

El chico bajo la mirada y al notar la caja recordó -Si, es un pastel -se acomodó los lentes antes de ofrecérselo a el rubio -Es por… -no sabía que decirle exactamente -Agradecimiento -se lo dio con cuidado -Por invitarnos a comer.

Taiga a diferencia de Kise que no dejaba de bromear con Aomine, estaba atento a Rei, no podía creer que ese chico con aquella apariencia fuera su hijo, pues con excepción del cabello, no se parecían en lo absoluto -Es de la pastelería de Murasakibara -comento antes de retirarle la caja a su hijo -Lo llevo a la cocina.

Era como regresar a aquella época de secundaría, su corazón latía con tanta fuerza, como si fuera a explotar en cualquier comento o se iría a salir de su pecho. Así se sentía, después de tantos años el reencuentro de ambos, algo tan esperado y deseado que por fin se cumplía.

Estaban en la mesa del comedor; Kise y Taiga estaban en la cabecera, mientras Rei estaba al lado de su padre, con Nagisa justo en frente de ellos y a su lado su hermano Momotarou.

Todos estaban comiendo muy tranquilos y Rei, después de tanto tiempo, agradecía el por fin poder alejarse de la comida rápida y el arroz con verduras hervidas que de vez en cuando preparaba -Esta realmente delicioso.

-Papá Taiga lo cocino todo -alcanzo a interrumpir Momo muy contento -Es el mejor cocinando.

Rei escuchaba atento y sonrió de manera natural, el hermano menor de Nagisa era muy divertido, le era muy agradable la platica e incluso el rubio mayor empezó a conversar con ellos; dando un gran interés cuando menciono que era muy bueno en atletismo.

Aquella cena fue muy cómoda, aunque Daiki y Taiga no se dirigieron la palabra, el moreno pudo notar solo una cosa que le importaba y era el que Kise se veía feliz, su casa era tranquila y sus hijos eran agradables.

-Rei, yo conozco a tu padre desde Secundaria, íbamos juntos en Teiko -Kise estaba tan emocionado al contar esa anécdota -Y era muy bueno y no solo en basquetbol. Sino también en atletismo, una vez tuvimos una carrera de tres pies y el y yo quedamos en primer lugar.

El moreno miro al rubio que parecía no dejar de alabarlo -Ey, Kise, aún tengo buena condición.

Rei miro a su padre y luego arqueo la ceja -Pero no esas carreras ¿No son de chico y chica? -les miro incrédulo.

-Si… Pero ese día Momoi quería participar con Kurokocchi… -comento Kise intentando no reír por aquel trato que había hecho con la chica de cabellos rosas -Así que yo participe con Aominecchi.

-Woh… Eso explica porque ganaron -comento Nagisa muy divertido.

Daiki sonrió al recordar como ellos tuvieron el primer lugar aquel día, en primera eran dos chicos y con muy buena condición física, era de esperarse, ese día le había dicho a Kise que era muy parecido a una chica así que no podían negarse los jueces.

-Entonces, Aomine-san -llamo su atención Momotaro -Usted que es tan bueno, debe jugar uno contra uno conmigo -el chico de cabellos naranjas le vio con una emoción que de inmediato le recordó a el padre de este.

El moreno sonrió de inmediato -Claro, solo dime cuando y donde niño -uso un tono bastante arrogante que casi dejo boquiabierto a su hijo Rei.

Aquello le saco una risa a el rubio -Aominecchi… Tu nunca cambias.

La platica era muy amena, todos estaban riendo, con excepción de Taiga quien se encontraba sumamente callado, Daiki pensó que quizá se encontraba molesto, más aún cuando este se puso de pie y salió; Kise le había dicho que lo más probable es que este solo saliera a fumar a la entrada, un habito que el pelirrojo se había tomado con los años.

El moreno tenía que hablar con Kagami -Permiso, ire a tu baño -dijo en la mesa antes de ponerse de pie y dirigirse a la puerta de la entrada. Dio un fuerte suspiro para soltar su estrés, quería decirle que no debería estar molesto con Kise solamente eran recuerdos que, sí ellos se volvían a hablar no esperaba más que la amistad del rubio.

La puerta se abrió con un moreno decidido a aceptar su derrota, decirle a Kagami que le había ganado en la vida, así que salió.

El pelirrojo quien se encontraba mirando el auto negro que había visto manejar a Kise empezó a hablar -Tetsuya, no era necesario que vinieras.

-Taiga-kun -el de cabello azul claro estaba ligeramente recargado en el auto -Prefería venir, que esperarte solo en casa -traía un cigarrillo en la mano -¿Vas a tardar? ¿Kise-kun está ahí?

En esos momentos Aomine frunció el ceño y una horda de ira con enojo empezó a desbordarse -¡Bakagami! -grito con furia.

El pelirrojo se detuvo por completo su hablar y volteo a mirar al moreno sin entender hasta que recibió un puñetazo en la mejilla haciendo un par de pasos hacia atrás antes de voltear a verlo -¡¿Qué demonios te pasa?!.

-¡Tú! Idiota -le dijo molesto -Te iba a felicitar por todo lo que has hecho por Kise, pero no te mereces nada -estaba enojado y dio un par de pasos para volver a intentar darle otro golpe, pero sintió un fuerte golpe en el estómago que le hizo detenerse.

-Aomine-kun -el jugador fantasma había detenido a el moreno con una de sus técnicas para desviar el balón de basquetbol.

Daiki miró a su ex sombra -No pensé que tu cayeras tan bajo -lo hacía con verdadero odio -No puedo creer lo que le haces a Kise.

Rei le hablo antes de intentar separarlo de los otros dos -Daiki, detente -era evidente que la pelea había llamado la atención a los presentes, todos los de la mesa estaban afuera; su hijo estaba sorprendido al ver a su padre tan enojado.

Aomine estaba tan molesto y enojado que lo único que recorría su mente era el golpear de nuevo al pelirrojo -Aominecchi -alcanzo a escuchar al rubio que se ponía frente a Kuroko y Kagami, por quien sus hijos salieron a ver -Tenemos que hablar -clavo su mirada dorada en los ojos azules expresando toda la preocupación que en esos momentos le llegaban -Pero hoy tienes que irte.

Notas finales:

Siguiente capitulo:

Eran aproximadamente las 6 de la mañana cuando se levanto y se asomo a la sala, Kise estaba completamente dormido, encogido en el sillón, quizá para poder entrar o porque hacia frío. Preparo el desayuno y dejo una nota antes de irse: “Come, sí veo comida en el plato o en la basura te cobraré por desperdiciar”.

 


Gracias por leer :3


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