Kuroko iba caminando lo que podía decirse muy tranquilo, con su bolso bajo el brazo se dirigía rumbo al jardín de niños donde trabajaba sin embargo no pudo evitar pensar en aquel en el MajiBurguer cuando Aomine les dio la noticia, él y su amigo se había quedado solos y este tomo una hamburguesa del que era su aquel entonces amor platónico -Kagami-kun está tardando -dijo como observación.
-¿Tú crees que el aguantar los lloriqueos de Kise es algo fácil? -comento Aomine con un tono déspota.
Pero Kuroko sabía la verdad, Aomine no pensaba en lo absoluto así de Kise, el más bien estaba molesto por no haber reaccionado primero y haber ido con tras el rubio, pero con la responsabilidad que al parecer este debía confrontar para el Aomine se le hacía más perdido que cuando no tenia de que hacer en secundaria cuando nadie podía ganarle.
Esos recuerdos le hicieron pensar, que el quiso ayudar a Aomine en esos momento pero no fue rival y de no ser por Kagami, Kuroko no pudo ayudarle como su amigo pero quizá ahora podría hacer una diferencia -Aomine-kun – le llamo deteniéndole en su misión de comer las hamburguesas que le fueran posibles -¿Ya pensaste que vas a hacer?
El moreno sin entender a que se referia su amigo termino de masticar el pedazo de comida en su boca y al tragarlo le respondió -¿Pensar? ¿De qué?
Kuroko en verdad se cuestionaba como era posible que alguien como él se tomaría algo enserio -Aomine-kun -dijo invocando toda la paciencia que tenía, claro que el era una persona que se veía muy calmada aunque por dentro era otro asunto -Ya ha dicho que dejara el basquetbol porque será padre, quiere decir que te harás responsable de él niño ¿no?.
-Tetsu, deja de recordarme eso ¿quieres? -le llamo la atención pues aquella idea llevaba rondando su cabeza durante toda la semana, durante el día y las noches tanto que había dejado de tomar su acostumbrada siesta.
En esos momentos la mirada azul cielo se clavó como cuchillas en el moreno expresando lo molesto que le parecía su actuar -Aomine-kun, ahora entiendo porque te paso eso -comento al recalcar lo irresponsable que era.
Claro que el As de Too no pensaba quedarse así -La verdad es que ya está todo -suspiro -Mis padres y los de ella lo saben así que – suspiro no muy convencido de lo que iba a hacer -Me saldré de Too y me iré a la escuela de policías, es un internado, me convertiré en uno.
Para Kuroko sus palabras le sorprendieron más, no podía creer lo que escuchaba, pero el no se iba a interponer en las decisiones de su amigo sino que haría algo que no pudo hacer antes, ahora sentía más fuerte ese compromiso con el -Aomine-kun, ¿Sabes que cuantas conmigo? Lo que necesites yo puedo apoyarte.
Las palabras de su amigo le hicieron reconfortarse un poco, se sentía agradecido que alguien se animara a ofrecerle su apoyo, pues incluso Satsuki se había enojado con el por no haberse protegido -Gracias Tetsu -le sonrió en tanto veía su comida -¿Hay un favor que te puedo pedir? -Aomine no quería causarle molestias a su amigo, pero en verdad consideraba que iba a necesitarlo.
Y para Kuroko que en esos momentos sentía que necesitaba restablecer su amistad con Aomine, así que accedió sin dudar a lo que le este le pedía.
Por eso todos los días, excepto Domingos, después de los entrenamientos de basquetbol en las cachas de Seirin, Kuroko iba a visitar a Aomine en el internado, ahí platicaban alrededor de una hora antes de que el moreno tuviera que regresar a barracas donde estaban los demás alumnos para que el día siguiente siguieran sus clases así como entrenamiento.
Todo eso no le costaba a Kuroko, para serse sincero era muy fácil para el pasar un rato con Aomine y contarle como le fue y viceversa, más aún las maneras extrañas en que el moreno le explicaba las cosas le daba hasta cierta gracia, sin embargo, aunque para él era volver a establecer su relación con un amigo, para quienes estaban en el equipo de Seirin era como irlo perdiendo; las horas extra que en ocasiones el chico solía hacer o incluso convivir con sus compañeros le desplazaban.
El trabajo en equipo con el jugador fantasma era cada vez más deplorable y aunque este se cuestionaba las razones de por las cuales sus pases no llegaban de manera correcta, nunca considero que fuera falta de relacionarse con sus compañeros.
-Eh... Kuroko –claro que los demás estaban muy conscientes de eso –¿Vas a quedarte después del entrenamiento? -y por sobre todos ellos Kagami quien ahora intentaba cruzar más que unas cuantas palabras con quien se había autodenominado su sombra.
A esto Kuroko, con su acostumbrada cara de poker respondió -¿Por qué el interés de Kagami-kun? -aunque para este parecía no tenerle importancia que el As de su equipo le hablara; en sus adentro para él, Kagami era de las personas más importantes, era no solo un buen amigo y compañero sino que tenía un lugar especial en su corazón por todo lo que habían llegado a vivir juntos.
-Bueno, los chicos y yo queríamos saber -claro mientras uno era como él rio que aparentaba paz y calma el otro sentía un volcán a punto de estallar, no encontraba las palabras correctas a pesar de que estaba muy seguro de lo que quería decir -Vamos a ir al Majiburguer y… -apenas iba terminar cuando noto el rostro del Kuroko.
-Lo siento Kagami-kun -su expresión era más serena de lo normal -Ya había quedado de ir con Aomine-kun, su novia ya lleva casi siete meses de embarazo y ya no va a verlo -comento muy seguro pues pensándolo bien, sería mejor salir con su equipo cuando ya Aomine saliera de la escuela que sería en menos de un par de semanas -Pero gracias por la invitación, salúdalos por mi Kagami-kun -le dijo con una pequeña sonrisa antes de salir de los vestidores.
Aunque Kuroko había rechazado la salida con Kagami, en sus adentros estaba muy emocionado tanto que se lo conto todo a Aomine, quien notaba su emoción y consideraba que si eso fuera una caricatura en cualquier momento le salían brillitos -Que tonto Bakagami -comento ya familiarizado con el apodo del pelirrojo -Debió haberte dicho que salieran solo tú y él.
En ese momento las mejillas de Kuroko se tiñeron ligeramente de carmesí y su mirada volteo a ver a otro lado, estaban en un parque que se encontraba cerca de la escuela de Aomine, ahí podían hablar, comer y a veces jugar basquetbol si la cantidad de jugadores se los permitían -Kagami-kun es muy amable, quizá cuando Aomine-kun salga de aquí juegue un partido con nosotros.
En ese momento las palabras de Tetsu le hicieron dar un suspiro esperando le quitara la tensión, había un tema con el basquetbol en la mente de Aomine que no deseaba tocar pues siempre le relacionaba con la misma persona- Tetsu… ¿Sabes algo de Kise?
Para Kuroko incluso ese tema le era aún delicado -No -ni una sola palabra había llegado a cruzar con el modelo, todo era porque la gran mayoría de sus conocidos sabían que él visitaba a Aomine después de clases -No sé nada -y lo que tenía muy claro en la mente era que Kise no debía saber de Aomine, Akashi se lo había dicho y proclamado así.
Eso solo provoco otro suspiro de Aomine antes de ponerse de pie -Entonces mañana nos vemos Tetsu, ¿a la misma hora? – le pregunto con una sonrisa en tanto se estiraba.
De ahí la respuesta de Kuroko fue el asentir con la cabeza para ver al moreno irse a las barracas, él se quedó sentado unos segundos, recibiendo la brisa del viento que removía sus cabellos. Para Kuroko su amistad con Aomine estaba reestablecida y de seguro él y Seirin volverían a ser reconocidos por su trabajo y esfuerzo en sus próximos partidos.
El nunca espero que al terminar el ciclo escolar, muchas cosas iban a cambiar, más para bien que para mal, pero eso dependía del lado donde se veían.
En un abrir y cerrar de ojos el ciclo escolar se había terminado y de seguro todos estarían festejando, por eso después de la ceremonia de graduación a los de ultimo año, Kagami y Kuroko por petición de sus senpais, se dirigieron al gimnasio.
Kuroko no sabía porque estarían ahí, de seguro darían un anuncio importante como que Teppei regresaría antes de lo previsto o quizá harían como anteriormente, un viaje a aguas termales para celebrar el fin del año escolar.
Sin embargo, contrario a relajado Kagami se veía tenso, el pelirrojo comúnmente era como un libro abierto pero esta vez mas bien se veía estresado y como queriendo ocultar algo y apegado a lo que solía ser, Kuroko se atrevió a hablarle -Kagami-kun estas…
Pero el estruendoso sonido a una explosión y las animadas voces diciendo al unísono -¡Felicidades! -no le dejaron terminar; frente a Kuroko una lluvia de papeles de colores rodeaban a él y su luz; en ese momento se sentía avergonzado, se sentía como si los estuvieran felicitando en el día de su boda, él y Kagami. Quizá los demás no sabían algo, tal vez algo en relación con los nervios de Kagami… ¿cómo una confesión?
Kuroko veía con emoción como todos sus conocidos; el equipo de Seirin, sus excompañeros de la generación de los milagros y compañeros de estos se reunieron para felicitarlos; era tanta la adrenalina que pasaba por su cuerpo que cuando vio a Kise ir a donde ellos están solo cerro los ojos cuando noto como sus brazos se estiraban lo más seguro para darle un fuerte abrazo -¡Kagamicchi! – pero nunca lo sintió -Te vamos a extrañar, lo juro -a lado suyo todos sus conocidos también se acercaron como dándole un abrazo grupal al pelirrojo.
-Bakagami tienes una enorme suerte -le repetía su capitán – En verdad no la debes desperdiciar -mas que ánimos parecía que le regañaba pero en realidad estaba feliz, tan feliz que estaba a punto de soltar verías lagrimas.
En esos momentos Kuroko se sentía fuera de lugar, no sabía que estaba pasando y claro por ser el jugador fantasma y su habilidad para desaparecer nadie notaba que este no entendía la situación, de no ser porque Murasakibara choco con él -¿Ah? Kurochin… ¿Por qué no abrazas a Kagachin? –a estas alturas el titan de Yosen ya tenía apodo para el pelirrojo.
Kuroko sintiendo que era un alivio que alguien tan cercano a él le hubiera visto así se atrevio a preguntarle -Murasakibara-kun ¿Por qué debemos abrazar a Kagami-kun? -pregunto amable.
En esos momentos, como si el pelimorado fuera un niño ladeo la cabeza con inocencia -Porqué Kagachin se va mañana a Chicago… Murochin dice que él papá de Kagachin ya tiene un departamento para el haya, por la beca de los Bulls -claro que una vez dicho eso saco una paleta y fue a la mesa de dulces para tomar un par más.
Kuroko no quería recordar más aquel momento tan triste de su vida, y mucho menos cuando estaba a punto de empezar a su trabajo -Buenos días -salido en cuanto abrió la puerta y claro el saludo fue correspondido por sus colegas; se dirigió al que ahora ya era su salón de clases hasta que terminara el año escolar; coloco su bolso sobre el escritorio y se dirigió a tomar su mandil, dispuesto a un nuevo día de trabajo en la guardería; le encantaba trabajar con niños y a ellos les gustaba pasar tiempo con su profesor amante del basquetbol. Porque no importaba cuantos años pasaron o los buenos y malos recuerdos que una cancha o un balón le atraían a Kuroko siempre se le formaba una sonrisa cuando mencionaban su deporte favorito.