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NUNCA ES TARDE por LaureenSaif

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Notas del capitulo:

Por ciertas circunstancias no habia tenido tiempo de subir la actualizacion pero... Espero que les guste y lo disfruten.


En el jardín infantil número 15: Little rainbow se encontraba en su apogeo, los padres iban a dejar a sus hijos y todos los profesores estaban atentos de los pequeños; aún era la primera semana de inicio de clases y todavía algunos pequeños les era difícil separarse de sus padres -Vamos, tus papas volverán a venir por ti en un par de horas -ahí los profesores debían convencerlos.

Kuroko que en esta ocasión se encargaba de los alumnos del salón capullo ya habían ido un año a la escuela y ahora eran más tranquilos, pero siempre era una labor grupal del de convencer a los pequeños de quedarse.

Eso le recordaba a cuando su pequeño Haruka se quedó, el nunca llego a llorar en su primer día de clases, pero quizá fue porqué era consciente de que él estaría en el salón de a lado, para él Haruka siempre fue muy independiente y eso le agradaba; algo que sin duda debía haber sacado del lado de Himuro.

Para Kuroko no importaba el tiempo que pasara, aún no podía creer que su hijo el chico de 16 que amaba nadar y su platillo favorito eran las caballas; fuese también de él hijo del mejor amigo de Kagami.

Y todo fue por una decepción amorosa, era el día de la boda de Murasakibara y Akashi, ya habían pasado cuatro años de que Aomine proclamo su salida del basquetbol, casi el mismo tiempo que no había sabido nada de Kagami, por eso Kuroko se encontraba entusiasmado pues se enteró de Momoi, la organizadora del evento, que toda la Generación de los Milagros se volvería a reunir y no solo eso, sino que ciertos "parientes" de Himuro asistirían presentes.

Todo se había planeado hacer en un gran hotel del centro, elegante y de categoría que el padre de Akashi estuvo dispuesto a pagar, esa fue la primera impresión que le dio cuando caminaba por los pasillos del edificio hasta el salón donde seria la ceremonia, sin embargo, antes de llegar, se desvió.

-Gracias Tetsuya -le sonrió el de ojos monocromáticos en cuanto le vio entrar.

-No, gracias a ti Akashi-kun -le correspondió con una discreta y apenas notable sonrisa -Me alegra que me hayan invitado.

El pelirrojo que traía puesto el típico quimono blanco para las novias en las ceremonias tradicionales, le veía y sonreía, tal parecía que tenía algo que decirle pero considero contenerse -¿Cómo te va en la escuela? -le pregunto -¿Ya terminaste los estudios?

Para Kuroko que le preguntaran de aquello le emocionaba -Si, este año voy a empezar a dar clases -desde hacía tiempo el mundo del basquetbol no era lo suyo, el era consiente que desde que Kagami se fue no solo se había llevado la chispa de Seirin, quien no volvió a ganas un partido, sino que también sus ganas de practicar el deporte que tanto amaba se fueron con él.

-Akashi -le hablo Midorima que estuvo ahí presente, pero había mantenido silencio -Ya es hora de irnos, la ceremonia casi empieza.

-Entonces te gustan los niños – comento en tanto caminaba rumbo a la puerta.

En esos momentos Kuroko abrió para que todos pudieran salir -Si, me ha gustado trabajar con ellos y cuando hice mi servicio social estuve en una guardería.

Akashi sonrió ante lo dicho satisfecho de escucharle -Sabes Tetsuya, los niños son maravillosos -comento mientras iba caminando llamando la atención de más de uno de los presentes.

Aunque Kuroko no sabía a que iba la conversación un tono irónico y casi de broma salió de sus labios -Akashi-kun suena como si tuviera uno.

Claro que el pelirrojo sonrió divertido ante la broma -Todavía no, pero pronto -comento volteando a verle de reojo, en ese momento y eliminando la cara de sorpresa de Kuroko, dio un fuerte suspiro al verse en las puertas del salón donde sería la ceremonia -Pero sabes Tetsuya, los hijos nunca tienen la culpa de lo que sus padres hayan o no hecho.

Las palabras del excapitán de Seirin provocaron duda en l mente del jugador fantasma, pues no entendía de que se refería. A un se cuestionaba de que estaba hablando cuando a lado suyo escucho la voz de Midorima -Sera mejor que te vayas a sentar nanodayo. 

-De acuerdo Midorima-kun -le vio con un ligero deje de diversión en sus labios pues al verlo bien, su ex compañero se veía más nervioso que él mismo Akashi.

Dentro del salón donde se llevaría la ceremonia, los elegantes y excéntricos adornos que rodeaban el altar donde pronto estaría la pareja pronunciando sus votos, eran apenas opacados por los invitados, Kuroko apenas puso un pie dentro y pudo ver como el padre de Akashi hablaba con todos los hermanos Murasakibara, le sorprendía que tuviera capacidad de responderle a todos los pelilila. 

Después solo vasto con elevar un poco la mirada pudo notar justo enfrente a él a Murasakibara y Himuro, que era padrino de esta, y justo frente a ambos jugadores estaba Kagami dándole la espalda, parecía estar en una de sus interminables discusiones con Atsushi pues este tenía un mohín en los labios. 

Para él Kagami no parecía haber cambiado, el mismo chico que se había ido en preparatoria para ser jugador de la NBA aún era el mismo; temía que al no saber nada de él en cuatro años seria otro, pero de seguro bastaba con hablarle una vez para darse cuenta que no era así. 

Camino por el corredor, pasando entre la gente con una sonrisa, seguro de lo que le diría: "Kagami-kun un gusto en verte de nuevo"; sentía una confianza inmensa en cada uno de sus pasos mientras más se le acercaba.

Pero todo esto desapareció al escuchar el particular llanto que venía entre ambos es jugadores de Yosen -Shhh... shhh... Tranquilo bebé -ahí estaba Kise intentando calmar a un pequeño bulto en sus brazos, y al no ver resultados empezó a arrullarlo.

-Sí quieres dámelo -escucho a Kagami  -Tal vez solo quiere que daddy lo cuide.  Las palabras y la sonrisa de Kagami al tener al pequeño en brazos, le cayeron como un balde de agua fría. ¿El y Kise estaban juntos? ¿Desde cuando?

Después de eso no tuvo ganas de acercársele, se mantuvo en las ultimas sillas, viendo a distancia a todos. No pudo evitar sonreír al ver como calmado Akashi le decía: Acepto a Murasakibara antes de que ambos se besaran; así igual por el sonrojo que Midorima le regalo a Takao al verlo de reojo, pero se borró al ver a Kise recargándose en el hombre de Kagami y este le regresaba el gesto acurrucándose en el haciéndolos ver tan íntimos. 

En toda la fiesta se quedó sentado, pasando como siempre desapercibido, había bebido varias copas viendo como los demás se levantaban y bailaban con sus parejas, en más de una ocasión quiso irse pero antes de hacerlo se paró decidido de su lugar, iría a decirle todo lo que pensaba a Kagami: "Estúpido" "Insensible" "Kise está sustituyendo a Aomine contigo" y muchas otras cosas que pasaban por su mente pero todas se borraron al sentir como era tirado al suelo por un mesero que no paraba de disculparse. 

Todo fue tan rápido que no supo cómo termino viéndose frente a frente con Kagami, clavado su mirada azul cielo en los iris vino, el tiempo parecía ir lento y a pesar de que le noto mover la boca no supo que le dijo; solo volvió a la realidad cuando le vio cargar al bebé e irse dejándole sólo.

  

Una vez más le dejo ir, igual que aquel día de la fiesta de despedida, empezó a llorar amargo y pesado tan triste, como su corazón estaba en esos momentos -¿Sabes que no ganas nada con eso? -no supo cuándo pero a su lado estaba Himuro, tomándole por la cintura, caminando a su lado -Que vallas llorando y lamentándote cuando sabes que tú mismo provocaste todo lo que te está pasando.   

Ante el reclamo solo pudo verlo con el ceño fruncido alejándose un poco de él -¿Tú qué sabes? -le dijo irritado, sentía la sangre correr por su cuerpo era enojo y furia -Tu no me conoces, no sabes nada de mí y Kagami-kun tu...   

-¡Claro que sé de ti y Taiga! Yo te vi ese día -le volvió a abrazar hacia él pues lo veía tambalear -Cuando él estaba en esa fiesta antes de irse a Estados Unidos, si tu hubieras acercado para hablar con él no se habría ido. Pero estabas tras Aomine, lo seguiste ciegamente -el enojo de Himuro no bajaba, más bien se estaba desquitando -No te basto con ayudarle a cuidar a su hijo sino que le diste la espalda al basquetbol, tú te alejaste de Taiga.

Himuro lo sabía, se había propasado con el pequeño Kuroko (quizá también era por el exceso de alcohol en su cuerpo); entre ambos solo había un silencio sepulcral, incluso llegando a la habitación del hotel, donde Akashi le había pedido dejara al menor, seguía sin decir algo.   

-Vamos Kuroko -lo agarro más fuerte por la cintura pues este no dejaba de balancearse de un lado a otro -No puedes ponerte así, este día no fuiste el único a quien rechazaron por completo -camino hasta la cama cerrando la puerta -Yo adoraba a Atsushi, pero... Solo fue una pérdida de tiempo  -lo dejo sobre el colchón antes de recostarse a su lado  -Yo nunca pude competir con Aka-chin -dijo con un tono entre burla y enojo el sobre nombre que dulcemente el pelilila usaba para su pareja -El... Es absoluto en todo y más en la vida de Atsushi, lo sabía, soy un masoquista que acepto ser el padrino -vio la flor que había sido metida en el bolsillo de su saco por su ex compañero de Yossen "Así las chicas irán más por Muro-chin", la quito aventándola a algún lado, no le intereso donde -Nunca seré más que su amigo. 

Ambos chicos se vieron, pensando en todo y nada a la vez; nunca supieron si fue uno o el otro pero al poco rato se encontraban besándose, un beso fogoso, lleno de deseo y lujuria que ninguno de los deseaba detener. Himuro se fue quitando el saco y la camisa mientras Kuroko apenas y se deshizo del corbatín que traía, no dejaron de besarse hasta que empezaron a sentir la necesidad de aire.   

-¡Agh! -fue su única queja, podía sentir como en sus adentros era profanado, cada estocada en su interior lo hacían llenarse de una serie de sentimientos contradictorios, dolor y excitación -H-Himuro -el nombre del otro se repitió tantas veces por la habitación que podían jurar que en ocasiones solo era el eco. Aferrándose a las sabanas, empujándose a la pelvis contraria, sentía que en cualquier momento terminaría; posiblemente en la mano del otro que llevaba rato sin dejarle de tocar.   

No supo cuánto tiempo o cuantas veces había repetido la misma escena durante aquella noche. Por la mañana cuando el sol ya había salido, uno de sus rayos le golpeaba el rostro, provocando que parpadeara un par de veces antes incorporarse.

Kuroko se sentó en la cama, no sabía dónde estaba, pero por instinto vio a todos lados esperando una respuesta, ahí pudo ver al pelinegro que solía cubrirse el rostro un ojo con su cabello, sentado en la silla frente el escritorio de trabajo; usaba el mismo traje de la fiesta del día anterior -Himuro-san -lo llamo cubriéndose un poco con la sabana.

-Kuroko, lo de anoche no debió ser -le dijo antes de voltear a verlo e iba a explicarle que todo fue un malentendido que lo olvidara, pero fue interrumpido.

-Lo sé, le ruego que no le diga nada Kagami-kun -comento melancólico mientras buscaba rastros de su ropa en la habitación.

-No te preocupes, aquí no pasó nada  -sentencio mientras le daba la ropa que él entre los nervios y la angustia, se tomó la molestia en doblarla -La habitación tiene el desayuno pagado, pero debes bajar al restaurante -le comento mientras tomaba su teléfono que había dejado en la mesa -Nos vemos.

Kuroko hubiera querido que aquella noche se hubiera quedado en sus recuerdos, en algún lugar de su memoria o lo que faltaba de ella, pero parecía que el destino tan cruel como era con el peliceleste disfrutaba torturarlo. Pasaron un par de meses para que cosas como vómitos, mareos repentinos, aumento de peso y repulsión por la malteada de vainilla le provocaran ir al médico, preocupándolo de estar enfermo de algo grave así.

Por eso estaba en el medico, casi boquiabierto y blanco como "fantasma” -Es una gran noticia joven Tetsuya -le sonrió el doctor -Usted no está enfermo -le dijo releyendo la hoja de sus análisis de sangre que recién se había hecho -Usted solo tiene doce semanas de embarazo.   

Resulta que no se lo creía. ¿Un bebe? ¿Qué haría el con un bebe? De acuerdo, ya estaba trabajando mientras hacia sus prácticas, pero vivía por ahora solo, no sabía sí sus padres lo entenderían ¿Qué les diría? No creía tener a nadie de quien el dependiera o alguien que le ayudase a cuidar al pequeño; se preguntaba lo mismo mientras iba notando como su estómago se hinchaba cada día un poco más y la pequeña vida se hacía más evidente, sin duda tenía que hacer algo.   

Así que una vez más por se encontraban uno frente al otro -¿Qué quieres hacer con el? -escucho de Himuro que lo hizo salir de su trance -¿Lo piensas abortar? -comento como si fuera lo más lógico, sin rodeos como buen occidental -¿O quieres que me haga responsable? Porque te diré que no me pienso casar contigo y formar la familia feliz, lo siento, eso no va conmigo y... 

Kuroko no le puso mucha atención estaba como de fondo sus palabras; pensaba en las muchas dudas que llegaron a pasar por su mente en ese par de meses, no era un chico muy seguro, pero tenía confianza una única cosa -Himuro-san, yo lo quiero tener y si quiere hacerse responsable o no será su decisión, yo no le voy a obligar. No vine a preguntarle si quiere ser parte de la vida de Haruka o no, este bebé es mío y yo lo voy a tener porque lo quiero.

Kuroko aún veía ese día hace casi 17 años tan cerca como si hubiera pasado ayer, el tener a Haruka, cuidarlo y darle las atenciones que cualquier niño tenía todo en su mayoría él solo, estaba seguro de que por eso su hijo era tan independiente porque en la mayoría del tiempo solo lo tuvo a él y claro Himuro solo llegaba a ser parte de su vida uno o dos fines de semana al mes, pero no más.

-Ya estoy en casa –alcanzo a escuchar en la puerta la voz de su hijo –Bienvenido a casa Haruka –sonrió un poco mientras lo veía entrar a la sala con él -¿Cómo te fue con Midorima-kun y Takao-kun? -pregunto curioso pues sabía que su hijo siempre iba para haya. 

-El señor Kazunari pidió ayuda con la cena de esta noche –comento mientras dejaba su mochila a lado de la pequeña mesa del centro, sin embargo el esquicito aroma a caballa que tanto le gustaba llamo su atención -¿Ya llego? -pregunto sin esperar respuesta, solo se puso de pie y asomaba por la puerta.  

Y si, ahí estaba aquel hombre de fuerte musculatura y cuerpo atlético que solía visitar su casa que al sentirse observado volteo a ver sobre su hombro –Bienvenido a casa Haruka –le sonrió amable como siempre solía hacerlo.

Lo que este agachando la cabeza contestos –Gracias, Kagami-kun. 

Notas finales:

Siguiente capitulo:

-Shhhhh… -Haruka le había hecho un solo sonido para que este guardara silencio y claro Rei lo tomo mal en un principio, hasta que noto frente a ellos un par de chicos caminando a su dirección.

El mismo chico de cabello magenta se dirigía a ellos, sonriendo altanero al verlos -Así que convencieron a Rei de jugar -vio a este de reojo casi con desprecio -Que bien.

Gracias por leer :3


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