– ¿Pero qué es esto? – Exclamó un chico castaño totalmente indignado y con el ceño fruncido mientras miraba la calle cerrada llena de cintas de “peligro” rojas y prácticamente toda la vereda hecha escombros.
– Mhm... Parecen que van a arreglar la calle. – Murmura un chico un poco más bajito y de cabello negro a su lado, desinteresado.
– ¡Pero esto no estaba esta mañana! ¿Cómo voy a llegar a casa? –
– Baek, cálmate. Sólo tomaremos otro camino y ya está. –
– ¡Pero Kyung-! – Alargó el puchero y fingió un sollozo. – Es un camino más largo... ¡Nosotros siempre fuimos por este! –
– Pues a no ser que quieras aprender a volar y pasar por allí... – Señaló la calle y vereda en plena reparación. – Cosa que dudo que hagas y vayas a hacer, te recomiendo que tomemos la otra calle. – Señala a su derecha.
– ¿Por qué aquella y no esa? – Baek señala a su izquierda.
– Lay vive por allí y lleva toda la mañana quejándose sobre que los obreros hacen mucho ruido frente a su casa. – Se encoge de hombros. – Tenemos suerte de vivir calle adentro y no cerca de la Avenida, supongo. – Baekhyun suspira y alza una mano, pidiendo que se calle.
– De acuerdo, vamos. Pero guíame. –
– ¿Qué? –
– Nunca fui por otra calle que no sea esta. – Extendiendo la mano que tenía en el aire de nuevo al desastre.
– ¿Y qué cuando vas de compras? – Kyungsoo frunce el ceño.
– Era el camino más cerca de casa al colegio... Para salir siempre le pido a mi hermano que me lleve en su coche. – Explica. – Pero está bien, ¿qué tan malo puede ser tomar otra ruta? – Fuerza una sonrisa que hace soltar una carcajada a Kyungsoo.
– Al menos tienes optimismo. –
– Yupi... – Dice el castaño, sin ganas, mientras sigue a su mejor amigo hacia otra dirección.
–
– ¿Y ahora qué mierda es esto? – Exclama aún más molesto que minutos atrás el castaño.
La calle de su nueva ruta está totalmente desolada, vacía. Cree que incluso puede ver las plantas rodadoras por allí. Y lo peor de todo: hay una construcción en una de las calles. Parece ser un pequeño centro comercial, o tal vez un nuevo edificio. Kyungsoo saca su móvil del bolsillo por unos segundos para mirar la hora.
– Son pasadas las 15 p.m, la gente duerme, Baek. –
– ¡Pero si en nuestra antigua ruta siempre había gente! ¿Qué me dices de esa señora que siempre está sentada en su jardín y nos saluda? –
– No nos saluda. – El pelinegro se queja frunciendo los labios. – Te grita que dejes de pisar sus flores cada vez que pasas. –
– Bueno, ya. Pero al menos nos habla, ¿no? –
– Lo que digas. Deja de protestar y camina, que tengo hambre. – El bajito comenzó a caminar sin esperar a su amigo. Había pasado muchas veces por allí para ir a la casa de Xiumin, quien vivía sobre la misma calle pero en dirección contraria a la suya. Hace tiempo no lo hacía y no estaba enterado de aquella construcción.
Sólo esperaba que fuese otro edificio y no un negocio de ropa o algo; Baekhyun se volvería loco.
– ¡Morocho, que lindo te queda el negro! – Exclama alguien haciendo que ambos adolescentes paren seco. – Harías juego conmigo... – Baekhyun suelta una carcajada, está claro que ese piropo fue para su mejor amigo.
Kyungsoo frunce el ceño y mira en todas direcciones hasta ver, en lo alto, a un chico de aparentemente su edad o tal vez unos años más sentado en una viga bajo el sol. Lleva un pantalón azul suelto y está sin camisa y algo sudado. Tiene piel morena y mira al pelinegro como si se lo fuese a comer.
– ¿Disculpa? – Kyungsoo puso los brazos en jarra para mirar el moreno que acaba de decirle algo de, a su parecer, mal gusto.
– No niegues que te hizo reír... – Murmura Baekhyun a su amigo y luego le saca el pulgar al moreno quien le sonríe por el gesto. El bajito le da un codazo.
– Nada, me gustaría saber de que juguetería saliste... – Responde el chico moreno mientras se encoje de hombros, luego dirige su mirada a Kyungsoo de nuevo. – Así te compro, muñeco. – Le guiña un ojo, coqueto y atrevido.
– No puedo creer esto... – Resopla y cuando toma el brazo del castaño, quien aún muere de risa por la situación, alguien más habla.
– ¡Pero qué curvas y yo sin frenos! – Es una voz más grave y claramente no es del chico moreno. Ambos se voltean y ven a otro chico parado al lado de su compañero, es muy alto, o eso parece desde donde están Baek y Kyungsoo. Tiene un rostro aniñado pero su boca no es precisamente la de uno.
Es el turno de Kyungsoo para reír, aunque con más discreción. Baekhyun te cubre el rostro, avergonzado, pero luego se muestra decidido y da un par de pasos hacia adelante.
– ¡Pero si serás un desubicado! – Apunta con su índice al chico alto que le dijo aquello. – ¿Que no te enseñaron respeto en la escuela? ¡Res-pe-to! – Exclama e infla las mejillas haciendo una rabieta.
– Ya, bonito. Era una broma. – Habla despreocupado el gigantón. – Seguro tienes un nombre tan lindo como tu rostro, ¿cómo te llamas? –
– Baekhyun, ¿y tú? – Sonríe con falsa inocencia al desconocido. Este sonríe y a ambos jóvenes les da escalofríos.
– Chanyeol, y este... – Apunta al moreno con un gesto de cabeza. – Es Jongin. –
– ¡Baekhyun! – Reta Kyungsoo. – Son desconocidos... No les hables... – Le murmura por lo bajo. Cuando el castaño se da vuelta para encarar a su amigo y explicarle que sólo está jugando, el chico de voz gruesa vuelve a hablar.
– Dios... – Murmura. – Si no te hago un hijo, te hago un queso. – El moreno a su lado, Jongin, ríe y ambos chocan los puños.
– Pues si así es el chorro, ¡no me quiero imaginar la manguera! – Exclama Baek, divertido. Toma del brazo a Kyungsoo antes de que diga algo y se lo lleva dejando a los otros jóvenes boquiabiertos.
–
– Nunca pensé que tuvieses una boca tan sucia... – Murmura Xiumin al otro día en la escuela, en el receso, luego de haber escuchado toda la historia de Kyungsoo y su aventura junto a su mejor amigos y dos albañiles... O lo que fuese que hacen dos chicos tan jóvenes allí.
– ¡Esto es la guerra! – Exclama Baekhyun mientras aprieta con fuerza su caja de jugo, asustando a Tao.
– ¿Este es el chorro de que hablabas? – Se burla Kyungsoo al ver como su mejor amigo prácticamente vació la cajita de un apretón.
– Cállate. – Gruñe. – ¡Ya veremos quien tiene la boca más sucia aquí! –
– Por Dios, Baek, ¿no puedes ser decente en tu vida? – Se queja Suho mientras se pasa una mano por la frente, frustrado.
El castaño hace caso omiso a sus amigos y saca su móvil del cual no despega la vista por los próximos 10 minutos. Todos en silencio lo miran atentos, pero el castaño no hace nada más que mirar la pantalla fijamente y morderse los labios.
– ¿Qué estás buscando ahora? – Vuelve a hablar Suho mientras apoya su cabeza sobre la del chico recostado en su hombro.
– Estoy haciendo una lista de los piropos más sucios que se me ocurren. Ya veremos quien avergüenza a quien... – Espeta con dientes apretados. Baek aún no puede creer que un simple comentario como ese lo haya hecho avergonzar, ¡es absurdo! Sobretodo cuando recibe una cantidad alta de esos mismos todos los días.
Pero no va a negar que el chico alto estaba para comérselo...
– “Me gustaría ser pirata para enterrarte el tesoro”, ¿qué tal suena eso? – Alza la vista solamente para encontrarse el rostro perplejo de sus amigos.
– Pintoresco... – Murmura Lay abrazo al brazo de su novio sin prestar realmente atención a lo que hablan en la mesa.