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Secret love song por Jemi-chan

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Notas del fanfic:

MUY BUENAS MADRUGADAS! XD 

Este mini fic (Sí porque no será muy largo -.- esta vez me voy a controlar) nació a partir de la canción Secret love song de Little Mix (Ayyy mis bebas :'v )  y espero que les guste.  

Notas del capitulo:

Ñe, notas abajo xD 

Mientras lean tranquil@s uwu 

 

PV Ritsu

Existe una leyenda muy conocida por las familias que tienen gemelos en su familia. Se dice que cuando dos amantes tienen un final trágico, sus almas renacen como uno solo, sin embargo hay veces en que esto no pasa, y terminan separados nuevamente. Estos son los gemelos, almas que tenían que unirse para complementarse mutuamente, y que por azares del destino tienden a estar juntos pero no de la manera en que quisieran. 

Desde pequeño siempre creí en esa leyenda, tal vez eso explicaría el por qué siempre un gemelo se siente vacío sin el otro a su lado, o la gran  conexión  que existe entre ellos sin que los demás pudieran comprenderlo.  Durante toda mi vida viví creyendo de esa manera, tratando de auto convencerme de que esa era la razón de todos estos sentimientos dentro de mí. 

Mi hermano gemelo Misaki es un poco más pequeño que yo, con rasgos un poco más oscuros. Sus lindos ojos esmeraldas combinan con los míos a la perfección y pueden atraparte por la eternidad si no tienes cuidado. Su cabello castaño es sedoso y brillante, yo podría acariciarlos por toda la vida, sus labios son de un color rosa bajito, como si fueran unos atrayentes y peligrosos dulces y ni hablar de su cuerpo, su contextura delgada con aquella piel de durazno era totalmente perfecta, por lo que me costaba apartar la mirada siempre que compartíamos la bañera o lo veía cambiarse. 

Misaki era hermoso, un  lindo niño que yo protegería a toda costa por ser el mayor.  Mis padres  me lo dijeron desde pequeño, y a pesar de que se los prometí, no cabe duda de que en este momento el mayor peligro soy yo.  

 

-Nii-chan ¿Sucede algo? – Sus lindos ojitos me miraban con una inocencia insuperable. Tan tierno que me costaba resistirme de abrazarlo. 

-No, nada. – Misaki enseguida me regaló una de esas encantadoras sonrisas que solo él podía darme y se giró para terminar su tarea en el escritorio frente a mi cama. Recién nos habíamos bañado así que tenía el cabello húmedo por el cual pequeñas gotas se deslizaban hasta bajar por su pijama evitando que  no viera la espalda delicada que tenía.

¿Cuánto tiempo llevo teniendo esta clase de pensamientos? ¿Desde cuándo ya no lo veía como un hermano? La única respuesta que se me ocurre es que fue desde siempre.  Cada vez que Misaki no estaba a mi lado me sentía incompleto, con ansiedad y con algo de miedo, de improvisto me llegaban ganas de llorar y la necesidad de que estuviera allí conmigo.  No sé si a Misaki le pasaría igual, nunca se lo pregunté, sin embargo presiento que solo yo fui el único que sufría de eso, y estaba seguro, no era ningún complejo de hermano, era algo mucho más complejo que no entendí sino hasta mucho después que crecí.   

 

-¡Ah! – Lo escuché suspirar. -  La tarea de mates estaba más difícil de lo normal. -  Se acercó a mi cama para tirarse encima de mí y colocar su cabeza en mi pecho.

-M-Misaki sal de encima. -  Interiormente decía lo contrario.  

-Nii-chan, tú corazón late muy rápido. – Su voz me era irresistible, su aroma era embriagante, esta era una de las torturas más hermosas que a diario tengo que resistir. – Nii-chan, hueles bien. – Su nariz olisqueaba mi cabello también algo mojado. Esa sensación de tenerlo tan cerca de mí me mataba internamente, porque no podía tocarlo como yo quería.   – Nii-chan ¿Puedo dormir contigo? -  Misaki era como un ángel y un demonio a la vez, ese tono juguetón con el que me hablaba me hacía imaginar tantas cosas…Pero tenía que controlarme, él solo lo hacía por molestar. 

-No digas tonterías, ya estamos grandes para eso. – Lo aparté de mí con las mejillas algo ruborizadas. 

-Pero antes lo hacíamos. – Hizo puchero. Ese lindo gesto casi hace que se me pare el corazón. 

-Antes. – Cuando no estaba tan consciente de lo que me provocas, y cuando lo hice, fue como si estuviera batallando conmigo mismo por no hacerte daño. Misaki el tenerte cerca me dañaba y me salvaba al mismo tiempo.  – Ahora anda a tu cama y apaga la luz. –  Aparenta ser el hermano estricto Ritsu, aparenta como lo haces siempre.

-Malo. -  Pero aun si dijo eso, igual me hizo caso.

 

Nuestra relación era así. Misaki por un lado burlándose de mí siempre que tenía la oportunidad, yo por el contrario trataba de aguantarlo con todas mis fuerzas. Esto ya era regular, nuestros padres trabajaban mucho y la mayoría de veces viajaban al extranjero por negocios, es por eso que nosotros dos nos las apañábamos como podíamos. Yo me encargaba del desayuno y Misaki de la cena ya que yo  tenía que ir al club de judo por las tardes.  

No íbamos a los mismos cursos en el instituto así que no nos veíamos más que por la noche y parte de la tarde, cosa que agradecía  porque por las noches ya casi me era imposible soportar estar en la misma habitación con él.  Aunque irónicamente ese era el único momento de gozo que tenía. El estar con Misaki y ver su silueta descansar.

Sorprendentemente me pasaba horas viéndolo dormir, me fascinaba escuchar su respiración, y algunas veces me reía cuando hablaba dormido.   Y es aquí, cuando sé que es momento de hacerlo.  

Era mi secreto, mi pecaminoso secreto. Cada noche me levantaba y caminaba hasta él, lo veía más de cerca y le acariciaba las mejillas, rozaba sus manos con mis dedos y miraba con detenimiento sus labios semi abiertos, deseando sentir el sabor ligero a Misaki en los míos. “Perdón Misaki” Susurraba antes de hacerlo porque siempre permanecía pegado a ellos durante varios segundos hasta que la culpa me ganaba y me separaba a regaña dientes de él, repitiéndome lo mismo “Perdón Misaki” hasta quedarme dormido.   

Se supone que todo sería así hasta que cumpliéramos la mayoría de edad y yo pudiera por fin salir de esa casa con el pretexto de ser independiente. Pero claro eso se suponía, pues no todo salió como lo imaginé.  A veces la vida puede ser cruel con uno, porque ese día cambio todo mi mundo. 

 

-¡Riichan! – Esa vez mi amigo Kisa Shouta me llamó para sentarme junto a él en la cafetería como era usual. 

-Ya te dije que no me llames así.  – Dije sentándome mientras abría  el cartón de jugo de manzana que compré. 

-¡¿Eh?! Pero es lindo. – Kisa era un chico muy popular que a pesar de ser gay abiertamente no era rechazado por sus compañeros, al contrario, era muy querido y un muy preciado amigo mío. Nos conocemos desde hace 3 años cuando estábamos en primer año de preparatoria, él se sentaba a mi lado y no tardó mucho en crear una plática y a pesar de que mis padres eran unos homofóbicos nos convertimos en mejores amigos.  – Hey Riichan, él de nuevo está mirándote.  –  Mi amigo señaló a un chico de unas tres mesas más lejos, era alto con cabello azabache y ojos avellana, siempre se sentaba allí mientras leía un libro, aunque lo cierto es que lo usaba de escudo para evitar ser visto cuando me observaba. No era la primera vez que lo hacía, llevaba meses así, y a pesar de que estaba curioso del por qué lo hacía nunca me animé a  preguntarle, tal vez por algo de pena.  

-Déjalo. – No le di mucha importancia y seguí comiendo.  – Ya se cansará. - 

-No se ha cansado por meses ¿Crees que lo hará ahora? – Sonrió pegándome en el brazo con su codo. – Ayy Ritsu, se nota que está loco por ti, deberías hablarle. - 

-No seas ridículo, sabes que no soy gay. – Una total mentira, porque además de serlo, a quien amaba era a mi hermano. 

- Oh vamos, si es por tus padres ¿Qué importa? - 

-No es por ellos…Tan solo no me interesa. Ahora vámonos que comienza el quinto período. -  Me levanté de la mesa y salí casi corriendo. 

 

A decir verdad mis padres me asustaban, no eran malos ni nada parecido, solo eran muy severos, demasiado,  pero cuando se enojaban, en especial con temas como este, daban mucho miedo. Además no es como si fuera gay al 100% yo solo amaba a Misaki a nadie más…Este tipo de sentimientos podrían ser tomados como…¿malos?  Para la sociedad era así de seguro, en primer lugar ya la homosexualidad era mal vista, y ahora con el incesto. No me imagino cómo reaccionarían.  Definitivamente no podía revelarlo. 

Tampoco podía considerar lo que Kisa me decía, puede que ese chico de la cafetería solo me estuviera observando porque quería decirme algo importante o algo similar, no tenía por qué estar enamorado de mí ni nada por el estilo.  Al menos eso esperaba. 

El resto del día siguió con normalidad, las clases fueron algo aburridas y el club fue un poco más duro que por lo regular, tanto que me dejó exhausto, tan solo quería llegar a casa y descansar. Lastimosamente eso no me fue  posible.

Justo en el portón del colegio la persona que menos esperaba encontrarme estaba allí con las manos entrecruzadas y con su mirada penetrante observando cada movimiento mío.  

 

-Haitani. -  El  mencionado deslizó sus labios formando una media sonrisa que me desagradó.  - ¿Qué demonios crees que haces aquí? Ya te he dicho que no quiero que te me acerques. – Ya suficiente tenía con mis problemas como para soportar al idiota de mi ex molestarme cada minuto de  mi penosa existencia. 

-¿Acaso no puedo ver a mi lindo exnovio cuando quiera?  -  Su expresión despreocupada me daban ganas de vomitar, no sé cómo lo soporté por 3 meses. Los tres peores meses de mi vida. Nadie lo sabía, ni Misaki. Esa era una de las pocas cosas que le oculté; primero salía a escondidas fingiendo hacer trabajos de la preparatoria, después me encerraba en el baño para contestar sus llamadas  egoístas y por último tuve que soportar sus toqueteos y besos vacíos (por suerte jamás llegamos más allá) todo esto porque trataba de olvidarme de Misaki a toda costa, y pensé que él sería una buena vía de escape, pensé que podría enamorarme de él como Haitani supuestamente lo estaba de mí. Pero como habría de esperarse, no sucedió y opté por romper.  

-No, no puedes,  eso fue lo que acordamos cuando terminamos. -   Traté de ignorarle y pasarle para salir e ir a mi casa. 

-Sabes que nunca estuve de acuerdo con eso. – No pude reaccionar sino hasta cuando ya estaba siendo sujetado por los cabellos. Esta era una de las cosas que más odiaba de él, era muy agresivo. 

-No te tengo miedo. -  Lo miré desafiante tratando de hacer que se rindiera, aunque si no lo hacía, bien las clases de judo me ayudarían un poco. 

-¡Suéltalo! – Y lo impredecible sucedió. De repente un puño fue a parar a la cara de Haitani haciendo que me diera la oportunidad de soltarme. Lo que pude ver me dejó un poco pasmado, aquella persona que siempre me veía en el almuerzo se interpuso en medio de Haitani y de mí como si tratara de protegerme,  viéndolo con unos ojos llenos de ira, una expresión que jamás creí ver de su rostro pues siempre era tranquilo y relajado. 

-¡¿Quién mierda eres?! – Haitani se sujetaba la mejilla hinchada.

-¡No te vuelvas a acercar a Ritsu! ¡¿Entendiste?!   - Gritó.  – ¡Y vete que está prohibido que extraños ingresen aquí! Si no quieres que llame a los guardias será mejor que…-

-¡Maldición! -  No  dejó que terminara y se marchó dándome un último vistazo de furia que me dejó sin habla. Haitani no se quedaría sin hacer nada, estaba seguro.

 

Y eso me aterraba.

 

-¿Estás bien? – Voltee encontrándome con las avellanas que ya estaba acostumbrado a ver.

-Sí…gracias. – La cabeza me estaba dando vueltas, sentía que en cualquier momento perdería el equilibrio y el conocimiento, además tenía unas ganas inmensas de vomitar.

-¿Enserio estás bien? – Sus apacibles ojos me brindaron una tranquilidad que no había sentido en mucho tiempo, dándome una sensación de confort que difícilmente encuentras en una persona que ni siquiera conoces.

-Lo estoy, no te preocupes. -  Agradecí con una sonrisa. A pesar de ser un extraño era muy amable, este tipo de personas son muy escazas hoy en día.  -  Gracias de nuevo, me tengo que ir, adiós. – Me propuse a irme pero un mareo repentino vino a mí haciendo que me tambaleara y casi caer al suelo sino hubiera sido por el más alto.

- Hay un parque cerca de aquí, si quieres puedes descansar unos minutos, tienes la cara pálida – Dio un suspiro mientras me sostenía en sus brazos. Me sentía tan cansado que no pude hacer más que asentir y dejarme llevar.

 

Cuando conoces a una persona por lo general sueles ser muy precavido y no decir más que lo primordial. Nombre, edad, hobbies; es decir todo lo que es básico para saber un poco más de la otra persona.  Con Takano Masamune fue igual, él no me preguntó nada más de lo necesario y yo tampoco, en ese aspecto era una persona muy desconfiada, no me gusta hablar sobre mí a desconocidos, y a pesar de que Takano-san no me pareció una mala persona, mi yo interno tenía miedo de aceptarlo.

Apenas llegamos al parque me compró una botella de agua y me dejó descansar un poco en sus piernas, lo cual me avergonzó mucho al principio pero luego pude sentirme tan cómodo como para quedarme dormido por una hora entera. Esa persona era un misterio para mí, a pesar de que debí estar incómodo con esa situación pude relajarme por completo, olvidarme del mundo, de mis problemas y de mí mismo. Ser solo yo en una plática amena con él mientras disfrutaba de la puesta de sol.

Nunca en mi vida me olvidé de la hora de la cena con Misaki, ese era otro de mis momentos más preciados. Aun así,  y a pesar de ser muy importante para mí, ese día lo dejé pasar, me persuadí a mí mismo para no arruinar mi pequeño trance de paz.

Creo que, debí pensar en las consecuencias…

 

-Niichan ¿A dónde fuiste? – La mirada de Misaki parecía tan sombría y fría que me dio escalofríos, en realidad no parecía mi hermanito.

-P-Pensé que estabas dormido– Dije desviando la mirada.

-No evadas la pregunta y responde. – Misaki daba pasos lentos como si fuera un gato asechando a su presa. Esa actitud me ponía muy nervioso, sus lindos ojos miraban a los míos fijamente sin darme la oportunidad de apartar mi vista de ellos.

-E-en ningún sitio en especial. ¿P-Por qué preguntas? – Mis piernas temblaban, no podía mantenerme mucho tiempo de pie, sentía que en cualquier momento iba a desfallecer, y Misaki no hacía mucho para remediarlo, cada vez más se acercaba a mí con sigilo hasta acorralarme en la puerta del cuarto. ¿Misaki por qué haces esto? ¿Por qué me haces sufrir de esta manera?

-No llegabas a la hora que normalmente lo haces así que llamé a Kisa y  me dijo que fuiste con un amigo a algún sitio ¿Quién era ese “amigo” Niichan? -  Cerré mis ojos evitando que se me salieran alguna que otra lágrima. Me sentía muy frustrado y avergonzado. No creí que Shouta me habría visto, pero como él estaba en el club de arquería supongo que sería normal. Sin embargo eso no me perturbó tanto como lo que estaba pasando; no entendía por qué Misaki tenía esa reacción, además este tipo de situación me hacía pensar en muchas posibilidades.   Posibilidades que no podía permitirme tener. Ritsu él es tu hermano, tu gemelo, comparten la misma sangre, la misma familia, y además son hombres. Renuncia, renuncia. Me seguía repitiendo, pero la verdad es que estaba desesperado, mi pecho dolía y tenía inmensas ganas de gritarle al mundo cuanto amo a Misaki. 

Pero eso era pecado…

 

-¡Eso no te importa! – Lo alejé de mí bruscamente abriéndome paso hasta llegar a mi cama. Quería acostarme, dormir y olvidarme de todo, de lo que pasó en el colegio, de lo que pasó en el parque, de lo que estaba pasando ahora, deseaba que todo ese hermoso infierno se detuviera.  

-¡Por supuesto  que me importa! – Misaki evitó que hiciera lo antes dicho jalándome del brazo con una fuerza que no creí le perteneciera. Debo decirlo, me dolió un poco que hasta solté pequeño gemido. 

-Misaki no me salgas con el hermano celoso ahora ¡Y suéltame que me haces daño! -  Traté de zafarme de él pero tan solo mi fuerza me dejó de improviso.  Es solo que no sería capaz de lastimarlo.

-¡Más daño me haces tú! – Sus lindas esmeraldas que siempre me veían con un brillo peculiar de alegría se habían llenado de lágrimas, su agarre se había debilitado percatándome de que había comenzado a temblar…no, ya lo hacía desde un comienzo. Misaki me partes el alma, no quiero verte así, yo quiero que sonrías eternamente. Que seas feliz ¿Por qué estás así? ¿Qué hice? Misaki, Misaki… - Estoy celoso…  -  Su voz sonaba entrecortada, como si le costara decir algo. – ¡Pero no de la manera que crees! - 

 

Enseguida retomó fuerzas hasta tirarme en la cama  y ponerse encima de mí aun con su carita empañada de tristeza. Su cuerpo entero seguía temblando y lo que decía parecía no tener sentido alguno. Sollozaba, gimoteaba y se abrazaba a mi pecho mientras ahogaba sus gemidos en mi camisa. 

 

-Misaki ¿Q-Qué…? – Movía mis brazos para levantarlo de mi pecho pero era inútil, él seguía fuertemente apegado a mí.  - ¿Qué te pasa? Dime…Somos hermanos ¿No? Para eso estamos. -  Esas palabras me dolían.  

 

Misaki se estremeció al oírme y por un breve instante dejó de llorar para levantar la mirada y  darme una sonrisa que me dejó paralizado, esa no era la sonrisa de mi Misaki, esta estaba llena de resentimiento y melancolía. 

 

-¡Ah! Misaki ¡¿Qué haces?! – Me exalté cuando sus manos comenzaron a moverse repentinamente hasta mi ropa y sacarme los primeros botones de la camisa que llevaba. - ¡Suficiente! ¡Misaki! ¡Ah…! – Solté un pequeño gemido de placer al sentir los dulces labios de Misaki en mi cuello, absorbiendo mi piel y dejando un rastro de saliva que subía y bajaba con ansiedad. Y ahí fue cuando mi cordura se quebró, mi mente quedó en blanco y no sabía qué pensar al respecto.

 

Pero no tenía nada qué pensar, no podía hacerlo. La tentación de tenerlo de esta manera en frente de mí me excitaba de sobremanera, y eso era lo que más me asustaba. “No puedes, no puedes, es tu hermano” mi subconsciente repetía.

 

-Ritsu…-  Susurraba en mi oído con un tono que jamás le había escuchado decir, y es que nunca me había llamado por mi nombre.   Sin embargo eso no se comparó a lo que vino después, la sorpresa más grande de mi vida se llevó  a cabo cuando Misaki juntó sus labios con los míos en un beso que pasó de ser suave a intensificarse en un solo segundo. Un sabor dulce, más allá del que ya había probado de él me invadió el paladar. Era delicioso. Felicidad, amargura, pasaron por mi corazón, y ese instante en el que sentía mi alma completa recorrió todo mi cuerpo hasta llegar a cada fibra de mí ser, haciéndome  olvidar por un corto momento quién era y qué estaba haciendo. 

 

Por un lado una parte de mí se decía que un poco más no haría daño, aquellos labios que probé superficialmente ahora se abrían ante mí permitiéndome el paso para explorar su boca entera y disfrutar de unos pequeños y angelicales gemidos que salían de él. Esa era una oportunidad que posiblemente no tendría nunca más. Pero por el otro…sabía que esto no era posible y que no debía llegar a más.

 

-¡Ya basta!  - No sé de donde pude ganar fuerzas para empujarlo y abrazarme a mí mismo como si estuviera protegiéndome de algo peligroso. A mi vista un Misaki con las mejillas coloradas y con la cabeza gacha no se atrevía a verme a los ojos. Sus puños estaban cerrados y su cuerpo nuevamente comenzaba a tiritar, mientras yo me moría de ganas de abrazarlo y consolarlo, de mimarlo cual niño pequeño y de evitar que siga sufriendo.  – Misaki, no sé qué estés pensando pero deja de burlarte de mí…– Esas palabras que trataba de guardar en mi interior  amenazaban con salir; eran cada vez más intensas, desesperadas por salir al mundo, ansiaban ser escuchadas por Misaki.    

-No me estoy burlando… - susurró más para sí mismo provocando una punzada en mi interior.- ¡¿O acaso tú te estabas burlando de mí cuando me besabas cada noche?! – El grito desconsolado de Misaki se fue haciendo más débil a medida que procesaba lo que dijo. Él lo sabía. Conocía mi secreto ¿Pero por cuánto tiempo? ¿Y si fue por mucho…por qué no me reclamó nada?  

 

No pude evitar que mis lágrimas no salieran a mares por lo arrepentido y dolido que estaba.  

 

-Lo siento…-Atiné a decir tapándome la cara. No quería que me vieras Misaki, no quería que lo supieras, no sé cómo enfrentarte ahora que sabes lo que siento. – Lo siento…Mi-Misaki, perdón, yo no…L-Lo s-siento. – Era inevitable detenerme, lo único que deseaba era que no me odiara, que no sintiera asco. No quería que me despreciara. 

-¡No Ritsu no! –

-L-Lo siento…somos hermanos y aun así yo…-

-Está bien, lo entiendo Ritsu no llores. – Me atrapó en un abrazo que hizo que me sintiera peor de lo que ya me sentía, no era digno de esto, no cuando tenía esta clase de sentimientos. 

-No…no lo entiendes…yo. – Ya no había marcha atrás, y a pesar de que la hubiera creo que mi yo de ese momento habría elegido el mismo camino. – Te amo. -  Las palabras que no quería decir ahora estaban libres y se mezclaban con el llanto de ambos. Misaki seguía abrazándome cada vez más fuerte, como si no quisiera dejarme ir, como si todo esto fuera algo imposible de evitar.

-Lo sé…-dijo casi ineludible. – Yo también.  -    El sentimiento que llegó a mí después de escuchar esas palabras fue inexplicable, como si todas las estrellas se hayan alineado prometiéndome un feliz final, como si el final de mi cuento estuviera repleto de alegrías, y aunque quería reír, tan solo pude llorar más y apretarlo con fuerza en mi pecho.

 

Por un momento, solo por este momento, Dios, déjame ser feliz… 

 

 

Notas finales:

Siento como que está muy largo? xD ñe <3 

Bueno pues soy nueva haciendo fics con esta temática y realmente no sé cómo lo hice xD Tal vez porque ciertas autoras de aquí me han contagiado el amor por el Ritsu x Misaki uwu Es que es tan bello <3 <3 

Y he aquí otro punto, es porque el fic se trata solo de Ritsu y Misaki que no me adentré mucho en el Takano x Ritsu pues lo sentí innecesario y aparte me dolería el kokoro después uwu Tomen eso en cuenta cuando aparezca Usagi porque el mismo trato le daré :T Ok soy mala con los semes xD 

Enserio espero que les haya gustado tanto como a mí pues realmente disfruté escribirlo :'3   

Espero sus mensajitos besos *---*)/ 

PD: Con respecto a la leyenda realemente no sé si será cierto, una amiga me lo contó hace no mucho y me encantó uwu  


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