6 meses antes de los acontecimientos de CA: TWS
Torre de los Vengadores.
Aquel día de Noviembre los integrantes de aquella organización privada que llamaban "Los Vengadores" convivían de manera relajada. Lo cual era inusual, aparentemente, los malos se habían tomado un tiempo. Sí, lo agradecían, pero les hacía pensar ¿qué planeaban?
Aun así, ahí estaban, Natasha y Clint pasaban el tiempo en la sala de juegos. Probablemente jugasen al tiro al blanco o al billar. Se les veía relajados y disfrutando de la presencia del otro.
Pisos más abajo, Banner se recreaba en el área de I+D. Con la bata de laboratorio y leyendo de manera concentrada los informes de sus más recientes investigaciones, el Doctor Banner olvidaba por unos instantes quien era. O mejor dicho, con quien compartía su cuerpo y mente.
Thor había dejado la Tierra hacía unas semanas, para gran consternación de todos. Pero tuvieron que seguir con sus vidas, el mal nunca se detenía...
Hasta ese momento.
Sentado frente al centro de mando, con todos los monitores exhibiendo las imagenes de los otros y las demás zonas de la Torre, Tony frunció el ceño ¿En donde estaba el Cap? Ya había revisado las cámaras de la Sala de Entrenamiento, la cocina, así como la de su habitación. Vale, que sabía no podía controlarlo, pero la ansiedad le ganaba la partida y terminaba por rastrearlo (aunque la última vez en que lo hizo, ambos discutieron y Steve se fue al apartamento que SHIELD le asignó en Brooklyn) por lo que, no le rastreó.
Fue entonces que lo sintió.
—¿Cuánto tiempo llevas ahí?—Preguntó resignado ¿Porqué aun después de varios años conviviendo no podía detectarle? A veces odiaba lo perfecto que podía ser Steve.
El mencionado rió con suavidad y se acercó al tiempo que se encogía de hombros.
—Llevo lo suficiente para saber que sufrías por no encontrarme—Respondió con una tenue nota de burla en su voz—Lamento que no puedas vivir sin mi—Concluyó aun en el mismo tono.
Tony rodó los ojos y se cruzó de brazos pero no alejo al Cap.
—La arrogancia no va contigo Steve, creí que el único quien podía ser el arrogante de los dos, era yo—Replicó con una sonrisa de lado—Además, era una simple rutina de seguridad—Se excusó con lo primero que le vino a la mente.
Steve mantenía una pequeña sonrisa al momento en que se alejó.
—He venido a despedirme—Anunció solemne y decidió profundizar al ver la mueca de descontento de Tony—Fury me asigno una misión...
—Ya te dije que no es necesario cumplirle todos los caprichos al "Espía Supremo"—Interrumpió con amargura "¿Es que no podía verlo?" Se preguntaba Tony de manera interna. La relación que tenían era inestable y no sabían si llegaría a buen puerto. Pero de una cosa estaba seguro: Tony extrañaba a Steve. Eran contadas las ocasiones en que ambos pasaban un largo rato juntos. Y mucho más contadas aquellas en las que la intimidad entre ambos era mayor. Suspiró fastidiado y se recargo en el centro de mando—¿Cuanto tiempo te irás ahora?
—No lo sé Tony...—Respondió un poco confundido con el cambio de humor del otro. Al recibir la mirada de Tony que decía "¿Es enserio?" hizo un gesto de comprensión—Probablemente sean algunas semanas, Natasha irá conmigo.
Tony resopló y asintió. No podía más que dejarlo ir. Steve era un celoso de su deber y defender a las personas era parte de sus prioridades. Y volvió a sentirlo de nuevo. Muy cerca. Tomándole del mentón y haciendo que le mirara. Le enfrentó y el infinito se abrió ante él, en un cielo encapotado de descontrol bajo la poesía de dos ojos tan azules que bien podían ser una parte de la boveda celeste. Le sonreía de manera tan limpia y sincera que una parte de sí se sintió terrible al saber que estarían separados. Y le besó.
Le besó de manera calmada, le exploró cada rincón de su boca y cuando eso no le basto, decidió continuar con la linea de la mandíbula hasta llegar a la suave y sensible zona del cartílago de la oreja. Jadeo un poco, solo un poco, no perdería su orgullo ni su dignidad ante unas simples...
Habían dejado de ser simples caricias cuando la mano de Steve buceó bajo su camiseta de Black Sabbath.
OoOoO
Steve Rogers solía ser un hombre con una visión definida del mundo y de las cosas.
Durante la mayor parte de su infancia y adolescencia su prioridad había sido "No morir por las golpizas propinadas en los callejones". Y con esa máxima se manejó hasta que obtuvo la oportunidad de su vida al enlistarse.
Otra de sus prioridades durante ese tiempo fue tratar de mantener a raya los sentimientos que poseía hacia su mejor amigo. Bucky. Todavía pensar en él le provocaba un dolor inmenso en el pecho. Habían pasado más de 70 años desde su muerte, pero a él le parecían solo unos pocos. Por eso, cada que Natasha le interrogaba sobre las actividades que desempeñaba cuando no era el Capitán América sonreía y evadía la respuesta. No había mucho que contar. Y lo poco que existía lo guardaba celosamente para sí. Peggy era la más importante. Ni siquiera Tony sabía sobre ella.
Peggy representaba el hombre que había sido y lo que deseaba continuar siendo. Ella fue, era y sería la mujer más importante de su vida.
Y aún así, el vacio en su pecho no se llenaba. Ni siquiera al estar con Tony. No era que no le quisiera, al contrario, albergaba por él un sentimiento realmente sincero. No tenía nombre, no aún. Era muy pronto y tal vez muy falso creer que era amor. Pero existía y con eso se conformaba.
De vez en cuando visitaba la sección dedicada a él, "El Capitán América" en el Smithsonian y se quedaba largo rato de pie frente al apartado de Bucky. Observaba la enorme foto de su cara y los videos en donde ambos interactuaban y le sorprendía que nadie se hubiera dado cuenta. Le sorprendía que Bucky nunca se diera cuenta. Él, que tan perspicaz había sido en eso. Que sabía una y mil tácticas para conquistar mujeres...
Suponía que ahí radicaba el problema. Bucky había sido un rompecorazones entre las damas. No entre los hombres. Evidentemente, Steve fue el único que se enamoró. ¿Cómo podría no hacerlo? ¡Vivían juntos! ¡Iban a todos lados juntos! Porque aún cuando no tenía a nada, tenía a Bucky.
OoOoO
La histeria reinaba en su interior.
¿Cómo...
¿Cómo era posible?
¡¿Cómo era posible que Bucky estuviera vivo?!
"¿Quien diablos es Bucky?" Había dicho él con la mirada en blanco y el semblante confundido. Steve sintió que su mundo había dado un giro de 180°.
Era el mismo...
No, no lo era.
Ambos habían pasado por muchas cosas y ambos eran completamente distintos a los chicos de Brooklyn que fueron a la Guerra.
Pero...
La vibración proveniente del bolsillo de su pantalón interrumpió sus cavilaciones. Era Tony. Con la misma histeria que sentía él, le preguntaba sobre su estado, su ubicación, algo, lo que fuera. Le ofrecía su ayuda. Él declinó toda oferta con aspereza y le prometió cuidarse.
Ojalá hubiera podido cumplir eso.