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War of hearts. por FumiSaho

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Notas del capitulo:

Hola, personas!! El capitulo de hoy es corto. 

Espero qu les guste. :)

 

 

Sacó de su alacena un paquetito de galletas y las depositó en un plato para que su invitado pudiese degustar de ellas. Le sirvió un poco de café recién salido de la cafetera antes de llevar la charola a la sala, donde le esperaba Akashi. Sirvió los café bajándolos de la charola, donde solo dejó el par de cucharas, crema y azúcar. A Kise no le gustaba el café con crema, solo con azúcar.

−Y… ¿a qué debo tan grata visita?

−No nos andemos con rodeos, Ryouta. ¿Qué hacia Daiki aquí? –preguntó dedicando su atención al café inconvenientemente caliente. Hacía calor, por eso Kise vestía un pantalón crema que mostraba sus tobillos y una camiseta verde claro, además andaba descalzo.

−Ni yo lo sé. –se encogió de hombros. Su ceño estaba fruncido y miraba atentamente a sus manos hechas puños sobre sus rodillas. Parecía esperar que eso le revelara lo que Aomine había venido a hacer en un principio, antes de que las cosas se pusieran feas. –Vino de improviso. Dijo que tenía algo importante que decirme y que por eso no le importó la lluvia. –a su mente acudió la imagen de un amine empapado, con su chamarra de piel negra escurriendo agua y los jeans oscurecidos por la absorción de lluvia. Incluso pudo escuchar sus zapatos rechinar por estar empapados. –Yo estaba preparando café para ver una película en lo que llegabas, pero le ofrecí una taza pidiéndole que me esperase. Subí a buscarle algo de ropa. Sabía que nada de mi ropa le gustaría, por eso traté de buscar un pants… luego llegó él al cuarto y me espantó. –rio nervioso endulzando su café con una cucharadita de azúcar.

−Daiki no se caracteriza exactamente por ser alguien que se divierte espantando a las personas por que sí. ¿Te hizo algo?

−No mucho… más le hice yo. Cuando entró al cuarto lo regañé por estar andando mojado, pero no me escuchó y avanzó hasta quedar muy cerca de mí. Pensé que me quería intimidar o algo así, pero dijo “no debería gustarte él.” Pensé que se había notado mucho anoche y cuando le iba a preguntar, me besó. –confesó evitando el detalle de que Aomine sujetó sus muñecas con fuerza descomunal mientras separaba sus piernas con la rodilla. A Kise primero le inundó el pánico, pues una única pregunta parecía concordar con el comportamiento de su amigo: ¿se habría drogado? Sin embargo, cambió de parecer en cuando escuchó la voz de Aomine susurrarle a su oído las palabras que le confirmaron que solo se estaba burlando de él.

−Y te dijo que eso era lo que pensabas hacer con Shintarou.

Ryouta levantó sorprendió la mirada, mas no dijo nada.

−Le di un cabezazo antes de que las cosas se pusieran peores. Entonces dijo que sería mejor que me olvidara de Midorimacchi y me enojé porque Aomine no debería importarle con quien salgo o quien me gusta…

−Ambos sabemos que es un idiota y no sabe darse a entender. Daiki no quería que todo terminara así. Si supiera pedir disculpas lo haría, pero será mejor que hables tú con él. Deberías iniciar con una disculpa por haberle roto el labio y el hará lo mismo.

−No quiero. –se cruzó de brazos haciendo un infantil mohín. –En verdad me espantó mucho.

−Supongo, entonces, que asumes el hecho de que las cosas no serán las mismas cuando vuelvan a verse.  

Kise miró con espanto a Akashi, quien imperturbable, bebía del café con solo media cucharadita de azúcar.

−Me tengo que ir. –le comunicó al levantar la manga izquierda de su camisa para mirar su reloj. Se levantó del sofá donde empezaba a cobrar calor no bochornoso ni desagradable, sino uno confortable, como el que le había brindado la noche de ayer al dormir tan cerca de Kouki. Una calidez imposiblemente cómoda para verano.

Kise no dijo nada más, así que solo asintió mientras acompañaba a su invitado hasta la puerta. Lo despidió con un hasta pronto y cerró la puerta agradeciendo su visita. Si bien agradecía la presencia de Akashi en ese momento tan preciso en el que Aomine lo atacaba, también lo había hecho pensar en lo que quería hacer con su moreno amigo. Debía hablar con él y aclarar el acontecimiento en su habitación. No quería que las cosas evolucionaran a una situación inconveniente para ambos.

 

 

 

No era muy noche y las personas continuaban pasando a su lado sin detenerse para llegar pronto a casa ya sea a pie o tomando un taxi, justo como él planeaba hacer. Con las manos guardadas en sus bolsillos, sintió el vibrar de su celular. No quería contestar, estaba agotado no solo por la oficina, sino por el maldito hecho de que Kouki continuaba en su cabeza como parasito instalado en su cerebro. Sentía como el corazón se apretaba en su interior al recordar el mensaje que leyó más de tres veces. Deseaba destrozar todo, hacer de Hiroshi alguien infeliz y enviarlo lejos del alcance de Furihata, ¿pero que lograría con ello? Simplemente el desagrado de Kouki. 

Estiró el brazo en una esquina y un taxi acudió de inmediato a él. Se subió y sin más caravanas le indicó la dirección mientras veía nuevamente su teléfono. No esperaba tener una llamada perdida del castaño. Revisó la hora para ver si regresar la llamada sería contraproducente o no. Para su sorpresa era de hace veinte minutos.

Fue inevitable que su corazón latiera desenfrenado al colocarse el teléfono junto a la oreja y escuchar los lentos y ruidosos pitidos que le advertían que Kouki pronto contestaría.

−¿Hola? –habló con cansancio.

−¿Kouki? –preguntó inseguro de estar escuchando su voz susurrante en su oído. Parecía un sueño, una especie de fantasía jamás imaginada.

−Oh, Sei. –oyó una risa suave cuando Furihata se dio cuenta de quien hablaba. −¿Cómo estás? –preguntó, pero no dejó tiempo para que Seijuuro contestase. –Pero que tonto, yo te llamé primero…

Akashi alcanzó a escuchar el bostezo que dejaba escapar Kouki e imaginó su rostro, su boca suave formando una delicada elipse, eclipsada por los dedos de su mano al cubrir su bostezo.

−En la escuela habrá una exhibición de animales venenosos y urticantes. Tal vez no te interese mucho, pero pensé en lo que me dijiste de adentrarte más a la biología… será el martes a partir de las cuatro de la tarde.

−Por supuesto. Estaré ahí a las cuatro.

−Estoy seguro de que te gustará. –comentó con emoción en la voz. –Nos vemos el sábado.

−Hasta entonces. –fue la despedida de Seijuuro a Kouki y colgó.

Ahora su única prioridad seria terminar los asuntos con su padre y adelantar unos pocos para cuando Masaomi volviese a Kioto, ya que únicamente había ido a supervisar un par de días que todo estuviese en orden y también visitar a su hijo solo en una enorme casa en Tokio.

Se sintió fuera de si por un brevísimo instante en el que tuvo que parpadear un par de veces y masajear con suavidad su sien derecha recobrando su estabilidad. Le sorprendía cuanto afectaba Kouki en su ser. Era como ir a una galería donde todas las pinturas cuelgan de cabeza y él era el único derecho.

Soltó una suave risita que cubrió con su mano.

Puede que Furihata no fuera consciente de que lo que causaba en Seijuuro como el indescriptible y abrupto cambio en su ritmo cardiaco, el hormigueo en las yemas de sus dedos, el calor que llenaba cual chimenea su pecho, o la sonrisa que sutilmente se delineaba en sus delgados labios de fresa; sin embargo Akashi Seijuuro decidió algo en ese momento: no daría marcha atrás a sus sentimientos y lucharía por ser correspondido.

 

 

Notas finales:

Yay!! Si pude actualizar. jajajaa. :D 

Bueno, sin mas argumentos por mi parte, espero nos vemos el proximo fin de semana. :}


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