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War of hearts. por FumiSaho

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Notas del capitulo:

Holas, personas!!

Pos, sin nada que decir, aqui tienen el capitulo. :)

 

 

En la semana, Akashi estuvo realmente ocupado asistiendo a cada una de sus juntas y atendiendo citas aplazadas que no quería ver, sin embargo, cada mensaje enviado por Kouki le alegraba el día y trataba de contestar aunque tardíamente. Saber que Furihata ansiaba verlo, levantaba sus ánimos e impulsaba cada minuto de su ajetreada vida como joven empresario heredero.

 

 

La exposición era bastante grande y no solo abarcaba animales de Japón, sino de todo el globo. Seijuuro jamás se imaginó que serían tantos los animales que mordían o picaban. Los había desde dragones de Komodo hasta diminutos insectos casi imperceptibles. Algunos estaban expuestos en imágenes con la descripción de su veneno y el para que lo usaban tanto los animales, como las aplicaciones médicas en zonas locales.

A su llegada, Akashi fue recibido en la entrada por Kouki, quien vestía una bata blanca. Estaba comiendo un rollo de canela y el azúcar glas se le había adherido a los labios. Lucia exquisito. Quería morder la boca de Furihata ahora que eran tan dulces como un rollo de canela. Quiso limpiarlo pasando su lengua, sin embargo, lo único que atino a hacer fue sonreír y decirle que tenía los labios sucios.

Le fascinó admirar el sonrojo de Furihata invadir su rostro mientras se restregaba una servilleta de papel.

El decorado que ofrecía la escuela para la exhibición de los animales, era temática y hermosamente decorada con papel ondulado que simulaba algas pardas, donde estaban los animales acuáticos, donde estaban ahora.

−Las medusas son increíbles. Es el animal que más me sorprendió cuando lo estudie. –comentó Kouki con las manos en el interior de su bata. –Pertenecen al phylum cnidaria. Se les llama así por tener cnidos. Supongo que eso es obvio. –rio para sí. −Su sistema digestivo es incompleto, ya que ingieren el alimento por la misma cavidad por la que la desechan… –Kouki se detuvo en medio de su discurso dándose cuenta de que nuevamente hablaba de más. –Pe-perdón. Eso lo puedes leer ahí… −avergonzado por su emoción, agachó la cabeza continuando hacia un animal diferente.

−En las tarjetas no dice que es un animal que te sorprendió tanto. –contradijo Seijuuro tomando la muñeca de Kouki para impedir que avanzara más. –No me molesta escucharte. –aseguró inclinándose un poco para alcanzar los ojos del castaño.

−Es increíble. –admitió Kouki alzando la mirada. Seijuuro vio su mundo colorearse con acuarelas al clavarse los ojos marrones en los suyos. No era su intención quedarse sin habla, sucedía que esa persona frente a él, lo dejaba sin palabras. –El cómo logras hacer sentir bien a las personas. –sonrió apenas, intentando deshacerse de su vergüenza.

−No te confundas. –pidió soltando la mano contraria. –Solo con quien me importa.

Los ojos de Furihata mostraban sorpresa por sus palabras, no obstante, una sonrisa nacía con suavidad mostrando sus dientes.

−Pues gracias.

Furihata no lo admitiría, pero en ese instante sintió algo tremendamente extraño inundar su pecho de manera graciosa y para nada desagradable. Era más, se sintió congratulado de ser quien tuviera la compañía del pelirrojo.

−Sigamos con el recorrido. –instó Kouki metiendo nuevamente las manos a los bolsillos de su bata.

 

 

 

Cuando en el reloj del edificio marcó las ocho de la noche, Akashi y Furihata ya se encontraban en una cafetería, con frappé en vasos de plástico. La conversación fluía respecto a los animales que les habían sorprendido. Kouki se expresaba con naturalidad y emoción cuando concordaban en el tema y Seijuuro se maravillaba con los gestos que hacía su acompañante.

−En agosto, mi padre y yo acostumbramos ir al Gozan no Okuribi. Este año él se irá a EE.UU; ¿quieres venir conmigo? Claro, si no tienes ningún inconveniente.

El chico pelirrojo era consciente de la velocidad de sus latidos, de que por dentro se moría de nervios esperando la respuesta de su acompañante, empero, por fuera solo reflejaba una imperturbable mascara de serenidad, después de todo, solo quería dar la impresión de ser una invitación casual.

−¿En serio? –inquirió Furihata tragando de golpe el café. –Siempre quise ir a ese festival, pero por una u otra cosa no podía. –explicó con emoción. – ¡Si quiero ir! –aceptó sorprendiendo a Seijuuro de cuan admirado podría lucir, de aquel brillo tan espectacular en sus ojos.

El viento que sacudía con suavidad las ramas de los arboles provocaban susurros que no pasaron desapercibidos por ninguno de los dos. La noche era increíblemente fresca y para nada fría. Se encontraban en una de las mesas desiertas y destechadas, una zona para fumar si así se deseaba. Pero, con la grata compañía de la que ambos gozaban, ¿Quién necesitaba un cigarro?

−Nunca me había quedado tan tarde en la escuela. Quiero decir, si me he quedado para las prácticas en laboratorio y deberes, pero no para pasar la tarde con solo una persona que no fuese mi compañero. –sonrió distraído, sorbiendo el frio café. –Qué bueno que pedí el día.

−Me es gratificante obtener tal honor.

−No es ningún honor, joven Akashi. –negó Kouki colocando una mano sobre su pecho. –Es un logro. –rio. –No cualquiera me soporta tanto tiempo.

−Para mí, logro fue el acercarme más a usted, joven Furihata. –le siguió el juego divirtiéndose en el acto. –Ahora puedo decir que lo conozco un poco más.

Seijuuro se sentía niño nuevamente. Esa sensación de estar haciendo algo bien y ser reconocido por alguien tan lejano de alcanzar le decía que solo debía continuar subiendo los peldaños para alcanzarlo, le llenaba el pecho.

−¿Ah, sí? –preguntó interesado. Descansó su cabeza sobre la palma abierta de su derecha y por la mente de Akashi solo cruzó el deseo de tocar aquel rostro. −¿Qué puede decirme?

−Su nombre es Furihata Kouki, asiste a la Todai, carrera de biología. Gusta del color verde así como disfruta de su olor. Reconozco que nunca antes me habían dicho que existía un aroma a verde. –sonrió abiertamente. Miró la diversión en los ojos castaños frente a él y continuó. –El joven Furihata complace su paladar con omurice, platillo que irónicamente y a pesar de su sencillez, no come comúnmente. Le causan fascinación las medusas. También le gusta deambular por los pasillos de tiendas comerciales comprando lo que le llama la atención. Particularmente gasta dinero en un tópico: trenes y ferrocarriles.

Impresionado, rio. Contadas eran las veces que habían salido, sin embargo hablaban de todo tipo de temas. Por más está decir que entre tantos temas hablaban de sí mismos. Era increíble que a Seijuuro no se le fuera nada.

−¿Continúo? –inquirió enarcando una ceja que hizo juego con su elegante media sonrisa.

−Seguro. –asintió Kouki esperando escuchar más.

−Vive en casa de sus padres, quienes trabajan. Su hermano se mudó, sigue en Tokio, pero en un apartamento ya que es oficinista. Tiene un perro llamado Kuma, es mestizo y duerme dentro de casa. –sus ojos se desviaron un segundo al ver a alguien que buscaba a otra persona. Soltó un profundo suspiro que delató para sí mismo su inconformidad. Volvió la vista a la mesa, donde las manos de ambos estaban frente a ellos. Inconscientemente, Akashi estiró los dedos de su izquierda alcanzando con las yemas los dedos de Furihata. –Actualmente hay alguien de quien gusta y progresa a ritmo acelerado. –soltó en un murmullo.

Una cálida burbuja que los encerraba, nació protegiéndolos del viento húmedo. Las farolas de la universidad desaparecieron de su vista panorámica otorgándoles intimidad.

Kouki escuchaba con atención, pero también observaba curioso la manera en que los finos y fríos dedos de Seijuuro jugueteaban con los suyos. Parecía perdido en un buen rompecabezas que requería toda su atención. Algo en su pecho se agitó. Era como si su corazón hubiese pasado de ser un musculo a ser un ave con trémulo revolotear.

−Es una persona enigmática. Complejamente sencilla. –sonrió y se irguió sobre su silla soltando los dedos de Kouki.

Boquiabierto. No había otra palabra para describir la expresión de Kouki. Sin embargo y a pesar de la exactitud de la palabra, también se sintió inexplicablemente confundido. Solo había una persona de la que había hablado Seijuuro que le parecía una incógnita, el chico del que gustaba. Nunca preguntó el nombre de aquel chico porque no creía que debía de inmiscuirse, pero ahora de verdad tenía curiosidad.

−Furi. –aquella voz provenía de una persona que tuvo el privilegio de reventar la perfecta burbuja.

Dio un pequeño respingo antes de girarse sobre su silla para descubrir a Fukuda parado detrás de él. Le extrañó verlo tan cerca de su facultad y a estas horas, pues la suya quedaba del otro lado. 

−Fukuda… −el nombre salió en un susurro. −¿Qué haces por aquí? –preguntó con una sonrisa por llevarse tan grata sorpresa. Se levantó de su silla para que hablasen correctamente.

Los celos dentro del pecho de Akashi burbujearon cual agua hirviendo.

−Nada, solo venía a ver si te alcanzaba. –admitió queriendo sonreír, pero el tener de frente a Seijuuro, le complicaba las cosas. Sentía cierto recelo hacia el pelirrojo, pues no sabía a ciencia cierta lo que quería con Furihata. Conocía a Kouki desde la preparatoria, así que sabía que siempre se caracterizó por ser de gran corazón y confianza absoluta instantánea, además de que era demasiado ingenuo.

Hiroshi aprendió a celar a un amigo.

−Buenas noches, Fukuda. –saludó Seijuuro levantándose de su asiento.

−Hola. –correspondió el saludo inclinando ligeramente la cabeza.

−Me tengo que ir, ¿te llevo a casa, Kouki?  No contemplaba que fuera tan tarde.

−No. Yo lo llevaré. –aseguró Hiroshi tomando la muñeca de un confundido Furihata.

Las cejas pelirrojas se juntaron levemente al notar tal atrevimiento por parte de Hiroshi al tocarlo así como así. Pese a ello, no dijo nada y desvió la mirada hacia el camino iluminado por las farolas hacia la salida.

--De acuerdo. –musitó tomando su suéter del respaldo. –Fue impresionante hoy, Kouki. Espero nos veamos pronto.

−Sí, yo te aviso de los eventos. –aseguró con la emoción brillando a su alrededor.

Al parecer no lo había notado, y de ello se alegraba Akashi, pero Hiroshi fruncía el ceño mientras sujetaba la mano de Kouki, quien ahora solo le importaba la despedida del pelirrojo. Sin nada más que decir, Seijuuro se fue a paso lento desapareciendo entre las arboledas del campus.

Hiroshi y Furihata se quedaron de pie uno al lado del otro contemplando la oscuridad, ignorando a los mosquitos que se arremolinaban en las farolas sin acercarse a ellos por el incienso que quemaban en las afueras de la cafetería.

−No me gusta Akashi. –confesó sin pensárselo dos veces. En ese momento soltó la mano de su amigo.

−No tiene que gustarte, es mi amigo. –se encogió de hombros levantando la vista hacia Fukuda. –A mí tampoco me gustaba Miko y salías con ella.

−Pero eso ya tiene casi un año. –exclamó.

−Y duraste con ella un año y medio. –sonrió Kouki restándole importancia. O eso quería hacer, ya que fue en ese entonces que supo que las mujeres eran muy perspicaces. Ella supo que gustaba de Fukuda y le provocaba grandes celos, pues siempre era invitada a jugar aunque a Furihata no le gustara y a Kawahara le incomodara ver tanto afecto.

Sacudió la cabeza ligeramente queriendo deshacerse de esos recuerdos al tiempo que volvía a su silla. Descubrió entonces el billete que descansaba sobre la mesa siendo pisado por su propio vaso de frappé. Para la siguiente salida, él pagaría todo.

−Furi.

−¿Hmm?

−Estoy celoso.

La sorpresa invadió por completó a Kouki, pero estaba acostumbrado a escuchar los sentimientos de su amigo. Solo le quedaba resignarse y admirar su felicidad.

−¿Quién es ahora? ¿Hina-chan? –sonrió ladeando el rostro hacia atrás para poder mirar a Hiroshi. − ¿O es la chica que nos presentó Kawahara?

−No es chica. –admitió evadiendo los ojos de Kouki.

−Ah.

Si se sentía preparado para verlo feliz, debía estarlo para ver a una chica o chico. A decir verdad jamás se imaginó que Fukuda  gustase un día de un muchacho, pero debía ser alguien muy guapo si había conquistado de tal forma a su amigo.

 −Vaya… no sé qué decir. –tragó espeso. Tantos años juntos y Hiroshi nunca se fijó en él ni porque llevaba a cabo las palabras dichas por Seijuuro.  ¿Qué tenía el chico que él no tuviera?

−Di que quieres salir conmigo, Furi. 

 

 

Notas finales:

Que tal?? :D

Por cierto, tengo una pregunta, entre Aomine y Midorima, con quien preferirian que se quede Kise? A mis hermanas no les gusta el Aoki y a mi me encanta... pero bueh... 

Para aquella personita que esperaba actualizacion de Mi aroma, pronto estará listo. :)

Nos vemos en la actualizacion!! :}

 


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