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War of hearts. por FumiSaho

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Notas del capitulo:

Hey, personas! Gracias por darle luz verde a esta historia. 

Espero que les guste. :D

Por increíble que pareciera, la clase le pareció eterna. Se levantó de su asiento para estirar las piernas cuando el profesor dio por terminada la clase. Podría ser porque esa rama no le interesaba demasiado. Por supuesto que no. Negó con la cabeza, pues era absolutamente improbable que algo concerniente al estudio, le desinteresara. No, la razón era un mucho más sencilla, ¿o mejor dicho complicada?

Las luces se fueron encendiendo de atrás hacia adelante provocando varias exclamaciones de incomodidad entre los presentes. Incluso él mismo se vio en la necesidad de parpadear repetidas veces antes de poder siquiera enfocar la mesa frente suyo.

−Perdona que te hablara así. –se disculpó el chico castaño en cuanto se hubo levantado y guardado sus pertenencias en su mochila. –No debí hacerlo… −murmuró ciñendo la correa de su mochila con ambas manos.

Para ese momento, Seijuuro pudo ver con claridad el rostro del chico que tanto le llamaba la atención. No era espectacular, ni siquiera podría considerarse dentro del englobe que caracterizaba a su ideal. Este chico era un par de centímetros más bajo que él, notablemente nervioso y vacilante. Su piel de apariencia suave, era ligeramente más bronceada que la suya, podía ver un lunar pequeño y pálido en el lóbulo de su oreja izquierda. Su forma de vestir, aunque no era refinada, no era tan fuera de moda como lo era la de Kawahara. Entonces, ¿Qué era ese algo que invitaba a Seijuuro a indagar y excavar la persona de ese chico, cual minero en busca de piedras preciosas?

−No hay problema. –aseguró con una media sonrisa. Se conocía a la perfección como para dejar que la incertidumbre se quedara ahí. Tal vez no era su tipo, pero no quería dejar escapar la oportunidad de conocerlo. Podría ser interesante. –Seijuuro, un placer. –le tendió la mano. 

El chico castaño miró un par de segundos la mano que le ofrecían antes de reaccionar exageradamente al estrechar sus manos. Efectivamente eran suaves, pequeñas y cálidas.

−Ah, sí. Un placer. –asintió riendo nervioso.

−Dime tu nombre. –el castaño de claros ojos lo miró. –Solo tu nombre, no acostumbro llamar a mis conocidos por su apellido. –explicó sin soltar su mano y menos aún, sin quitar sus ojos de los contrarios.

−¿Eres extranjero? –enarcó una ceja con curiosidad. −He oído en las películas y series que veo, que en el extranjero se llaman por el nombre de pila.

−Heh… −rio por lo bajo ruborizando totalmente al chico frente a él, que frunció el entrecejo ante su reacción. –No, no lo soy.

No era extranjero, pero no quería decir su afamado apellido.

−Entonces tampoco tengo porque darte mi nombre. –respondió a la defensiva intentando deshacerse del apretón de manos. −¿Podrías soltarme?

−Eso sería lo mejor. –concordó con una sutil sonrisa que advirtió al castaño que no estaba del todo de acuerdo. –Sin embargo, yo me presente saludándote de mano, es lo correcto que el interlocutor responda de la misma manera.

−Kouki. –resopló al verse acorralado. No podría deshacerse de ese apretón y no podía replicar porque momentos atrás, él mismo había sido grosero con el pelirrojo.

−Si se van a quedar ahí no tengo inconvenientes, pero debo cerrar el salón y apagar las luces. –el hombre frente a la puerta tenía una mirada aburrida pero una sonrisa que animaba con facilidad.

−N-no. –balbuceó Kouki cortando el mutuo contacto. Eso a Akashi le dejo un mal sabor. Nunca lo había sentido, pero estaba esa inquietante necesidad de tocarlo.

Kouki se adelantó y paso a su lado para salir. Akashi siguió sus pasos de cerca notando que al caminar, Kouki miraba al frente, con seguridad y decisión. Curioso, en verdad muy curioso, puesto que apenas parecía tan nervioso y tan fácil de alterar.

La sonrisa que se asomó traviesa de sus labios, parecía querer expandirse con solo el pensamiento de que eso solo lo provocaba él. ¿Eso quería decir que ya lo tenía? ¿Ya tenía su atención?

Caminaron juntos y Kouki aún no se daba cuenta de que la mayoría parecía observarles con atención. Tal vez era extraño ver a una persona que era famosa en el campus, dentro de la facultad a la que nunca había ido.

 −Entonces… ¿eres tesista o solo viniste a escuchar la clase de Mayu-san? –curioseó Kouki levantando la mirada.

−Ninguna de las dos. Un amigo me invito a venir para conocer a una persona. –comentó relajado. Kouki le daba una impresión de serenidad. –Quiere que le aconseje como acercarse a una persona sin intimidarse.

−Oh, ¿ese amigo es de aquí? Probablemente lo conozca.

−No, es de Lenguas.

−Vaya. –sonrió Kouki mirando al frente. Él también tenía un amigo en lenguas. Al llegar a la entrada, el sol refulgía como nunca antes. El brillo se vio reflejado en el par de ojos castaños otorgándoles un dulce color amarillo ocre. A Akashi, quien apreciaba las artes, quedo magnificado con el cambio de tonalidad tan delicioso. –¿Eres un casanova?

−En absoluto. –rio por la conclusión a la que había llegado.

−Tienes un léxico inusual, Se-Seijuuro…kun. –observó Kouki avergonzado por tener que hablarle por su nombre. A nadie le decía así. Bueno, a su hermano, pero no contaba.

−Quizás se deba a que en donde trabajo se requiere de un gran conocimiento del idioma para conquistar territorios nuevos. –comentó Akashi encantado por el sonrojo de su acompañante.

−Que graciosa forma de expresarte hacia tu trabajo. –rio bajito mirando las jardineras que decoraban todo el lugar. Seijuuro optó por hacer lo mismo seducido por la sencillez de Kouki.

Se sorprendió al ver los árboles. Muchos de ellos eran de flores, las había grades, pequeñas, rosadas, amarillas y uno que otro árbol alto con flores pequeñas y moradas en forma de alargadas campanillas. ¿Habían estado ahí cuando entró con Kawahara a la facultad? Obviamente tendrían que estarlo. Si, era lógico, pero ¿porque ahora le parecía hermosa la vista de las verdes copas de los arboles bañadas con manchas amarillas producto de los rayos del sol? Si él no conocía la respuesta, dudaba mucho que otra persona pudiese ofrecerle una.

El viento que llegó desde el sur sacudió las ramas logrando zafar algunas flores de los árboles, barriéndolas de inmediato en un remolino donde se vieron mezcladas las flores.

−Me gusta ver eso… Parecen pequeños huracanes de colores, ¿no?

Kouki le miró con diversión. El brillo que se reflectaba en aquellos ojos castaños, y la manera que sus labios se curvaban hacia arriba mostrándole una sonrisa sincera, le cautivaban totalmente.

Simplemente estaba fascinado. Su corazón adquirió la experiencia de una nueva impresión al sentirse extrañamente estrujado con suavidad, mientras sus latidos recobraban fuerza pero no velocidad.

Continuaron caminando a través de la facultad. Kouki le decía que tenían un herpetario que era visitado con frecuencia por un amigo suyo de otra facultad, y diversos laboratorios para diversas materias. Incluso le contó de una vez que no pudo asistir a un neurobiólogo al diseccionar conejo porque sentía tristeza.

Algo curioso que descubrió Seijuuro, fue el hecho de que Kouki conocía a muchas personas, incluso de otras facultades, pues al pasar, alguien lo saludaba desde lo lejos o él agitaba la mano al ver a un conocido.

−¿Puedo resumir tu nombre? –preguntó Kouki luego de un rato en silencio que ambos parecían disfrutar.

Obviamente Seijuuro lo escuchaba atentamente aprendiendo lentamente sobre Kouki. Había gestos discretos que le hacían sonreír, como el que de pronto decidiera no pisar las líneas en el suelo de adoquín, que jugara con sus dedos y sonreír al hablar de cosas que le interesan. Y una nueva cosa más: el rubor de sus mejillas al preguntarle trivialidades como esa.

−¿Cómo lo resumirías? –preguntó interesado.

−Usaría la primer silaba de tu nombre, como dos hiraganas…−dijo mientras lo escribía en el aire. − No. –negó con la cabeza al verse completamente avergonzado con la propuesta. Su rostro, que miraba al suelo, estaba colorado hasta las orejas.

−Dilo. –instó Seijuuro tomándolo del codo para que no continuara caminando. La sonrisa en sus labios se extendió sin que lo pudiese evitar. –Vamos, puede que sea más fácil para ti ya que mi nombre es muy largo.

Kouki, con la vista gacha, parecía sopesar las palabras dichas. Después de todo, era su propia idea. Inhalo un par de veces. ¿Por qué le era tan difícil? Bueno, a nadie llamaba por su nombre, mucho menos a alguien a quien acababa de conocer. Levantó la cabeza ladeándola un poco para volver a mirar ese par de ojos color cereza.

−S-Sei. –murmuró. Akashi alcanzó a oírlo, sorprendiéndose a si mismo satisfecho y al mismo tiempo ansioso de volverlo a escuchar. Su agarre languideció hasta soltar el brazo del castaño, sin darse cuenta. –¡Ahh! Lo sabía, es más vergonzoso. –exclamó Kouki cubriendo su rostro con ambas manos.

−No. –repuso Akashi. –Me gusta cómo se oye. Además, no añadiste kun al final. –aseguró. Media sonrisa nacía al ver como Kouki se descubría el rostro para darse cuenta del dato que había pasado por alto. –Puedes decirlo con dos hiraganas.

−Es verdad. –musitó con seriedad, pero con sorpresa en los ojos. –Jaja… Creo que al final si es más fácil. –rio antes de seguir avanzando hacia la cafetería.

Akashi le siguió pisándole los talones. Contrario a lo que había pensado en un principio, era él quien ya estaba en manos del castaño. 

Notas finales:

Que tal? Les gustó?

No me decidia a subirlo porque a dos de mis fics les pongo partes de canciones que van de acuerdo al capitulo, y esta vez no le encontraba... xDDD

Si tienen canciones que puedan recomendarme pa' la inspiración, se les agradece. :}

Bueh, nos vemos en la actualizacion. 


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