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War of hearts. por FumiSaho

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Notas del capitulo:

Hola,Personas!!

 

 

Hace un mes que no publico y lo siento!! :/ Las materias se volvieron pesadas y ahora que mi familia vive conmigo el tiempo se me escapa de las manos. :/ 

La buena noticia es que ya tengo el siguiente capitulo y parte del otro, asi que siendo hoy jueves, por tardarme tanto, publico este, el sabado otro y hasta el otro sabado nos volveriamos a ver. Oks? 

 

 

 

El amiente era incómodo. Midorima en un sofá observando detenidamente a Kise, quien bebía tranquilamente té de su tacita de colores. Parecía pintada en acuarela. Midorima de inmediato supo que esos trazos eran de la señora Kise.

—¿Seguro que no quieres un té?

—Aomine acaba de salir de tu casa. Pensé que estaba resfriado.

—Y lo está. Dijo que se recostaría en su cama un rato.  

Shintarou continuo con su escrutinio mental. Aomine había salido sin dedicarle ni una mirada y Kise le despidió como cualquier otro día, pero había algo no parecía cuadrarle a Midorima. Ya lo había pensado, pero ahora parecía tener mucho menos sentido. Cuando aceptó salir con Kise, notó que Aomine rechazaba cualquier oferta para jugar si es que era Ryouta quien la hacía. Inclusive parecía receloso para con él. Se preguntó si le habría dicho algo que le enojara, pero esa suposición no tenía ni pies ni cabeza, puesto que apenas se saludaban al encontrarse. ¿Sería que a Daiki le gustara Ryouta? ¿Desde cuándo? ¿Por eso ahora parecía tan furioso?

—¿Sabe Takao que estas aquí? No se vayan a malentender las cosas. —comentó Kise mirándolo de reojo. La taza que mantenía cerca de sus labios, fue alejada para mostrarle a Shintarou una discreta sonrisa en los perfectamente bien cuidados labios rosados del rubio.

—Sí, le avisé que vendría y luego pasaría a su casa. — exhaló profundamente antes de continuar. —Respecto a eso…

—Lo sé. — la sonrisa de Kise se expandió y la taza finalmente fue depositada en la mesa del centro. — Te agradezco el tiempo y la oportunidad de salir contigo. —sinceró Ryouta. El nudo nació en su pecho y ascendió a su garganta, creciendo dolorosamente. — Te quiero, Midorimacchi, y no quiero retenerte cuando hay alguien con quien realmente quieres estar. —la voz se le rompió, pero la sonrisa continuo presente. Con elegancia se limpió los ojos. —Eres muy amable, Midorimacchi. —dijo al ver que Shintarou le acercaba su pañuelo. Sin embargo, lo rechazó, limpiándose con la base de sus palmas.

Shintarou apretó los labios formándose una línea inconforme. Se levantó de su asiento para poder acercarse a Ryouta, quien hipaba quedamente.

—Ryouta, ¿sabes porque decidí salir contigo? —preguntó bajando las manos del rubio, que negó con la cabeza. —Porque sabía que no podrías lastimarme. Eres una buena persona y quise sacar provecho. Quise sacar de mi mente a Takao teniéndote a mi lado. —confesó mirando la mesa donde estaba el café caliente. —Estuvo mal y en serio lo siento.

Kise no podía creer lo que escuchaba. El llanto cesó después de caer un par de lágrimas más,

—Tu… ¿Quién eres? —preguntó soltando una risa que descolocó a Midorima, quien se giró a mirarlo sin comprender. —Das más miedo que de costumbre, Midorimacchi. —Kise se limpió los ojos manteniendo una sonrisa.

—Idiota. —farfulló Shintarou ajustándose los lentes que se le habían deslizado en el tabique de la nariz.

—¡No seas tan cruel! Me acaban de botar… —bromeó el rubio limpiándose definitivamente. Ya no lloraría. Se levantó del sofá y le sonrió. —¡Levántate o Takao-kun me regañará por monopolizar tu tiempo! Vamos, vamos. —dio un par de palmadas, apresurando su salida.

Sin decir más, pero exhalando el aire en sus pulmones, Shintarou se levantó de su asiento y camino frente a Kise conociendo el camino a la puerta. Se calzó los zapatos sin mucho esfuerzo. Abrió la puerta y se dio la vuelta para mirar por última vez a Ryouta, que, recargado en la pared, mantenía una mirada serena y una sonrisa falsa en aquellos bonitos labios.

—Oye, has pensado que…

¿En serio cabía la posibilidad de que a Aomine gustara del rubio? Es decir, Kise era bien parecido, simpático y gustaba hacer de todo… pero Midorima siempre había visto que Daiki salía con mujeres de grandes pechos y curvilíneas, bastante bonitas, a decir verdad. El moreno también había salido en una ocasión, con un muchacho, pero no tenía demasiados detalles de eso pues Akashi había sido quien le dio la noticia sin mucha particularidad, pues era de saberse que, al cabo de una semana, lo cambiaría por alguien más. Siempre era así.

—¿Qué cosa? —preguntó Ryouta cruzándose de brazos.

—Sería bueno que te distraigas con otras personas además de Aomine.

Kise esbozó una amplia sonrisa.

—Es demasiado tarde para ponerse celoso, Midorimacchi.

—¡No estoy celoso, idiota!

El rubio soltó una risita antes de erguirse.

—Gracias. Por todo.

—Ya cállate, haces que me den escalofríos. —mascullo o con desagrado. —Nos vemos entonces.

La puerta se cerró con un clic que dejó un efímero eco en el apartamento. Sus ojos permanecieron clavados en la puerta unos segundos y dio media vuelta estirando su cuerpo tenso hasta hace un momento. Detuvo sus pasos al ver los cuadros de su madre y sonrió. Midorima tenía razón, no debía de molestar tanto a Aomine. Si, era uno de sus más cercanos amigos, pero no estaba bien preocupar de más al moreno.

 

 

 

 

Ni siquiera había llegado a su casa, sino a la de sus padres, donde únicamente estaba su mama, tomando un café cargado, con media cucharada de azúcar y apenas algo de crema.

—Si quieres un pijama para ti no deberías pedírsela a alguien que desconoce tu talla, hijo. —rio la mujer dedicándole una ojeada antes de volver a las cuentas en la mesa.

—No tuve opción. Anoche me quedé con Kise.

—¿Por fin se te hizo? —preguntó su mamá dándole un sorbo al café. Aomine se dejó caer en el largo sofá colocando su cabeza en un brazo del mismo mueble antes de contestar.

—No es así. Él es un amigo.

—Eso decía yo de tu padre. —rio la mujer. El sentido del humor tan acido fue herencia de Aomine Yayoi. Y si, esa característica había enamorado al joven Aomine Yuu.

Con una sonrisa en los labios, se levantó de su silla en la mesa del comedor para ir a la cocina para servirle un poco de leche caliente. Yayoi conocía a la perfección a Daiki y sabía que únicamente le honraba con su visita cuando alguno de ellos cumplía años, cuando estaba de vacaciones o porque se sentía acorralado. Con una charola en las manos, fue a la sala. El muchacho se sentó en el largo sofá brindándole un espacio a su madre. Con la elegancia propia de esa mujer de oficina, ofreció la leche al chico.

—Entonces…

—Entonces él está enamorado de otro y aunque no le corresponderá, Kise nunca me verá como una opción. —aseguró sopando el vapor que manaba la leche.

—¿Le has dicho lo que sientes?

—Se enojó la vez que lo hice y tuve que decirle que solo me burlaba de él. —omitir que besó al rubio a la fuerza era algo que debía hacer si quería ahorrarse una carcajada de su progenitora.

—Hijo, considerando como eres, todo es posible de ti menos la seriedad. —rió. —Pero no te des por vencido. No es fácil vencerte cuando eres obstinado. Tal vez ahora no sea el momento de acercarte de esa manera a Ryouta, sino más adelante, cuando la luz de tanto flash no le ciegue los ojos.

Daiki sonrió, no agregó nada másty y bebió la leche.

Sus padres conocían su secreto. Jamás le cruzo por la cabeza el delatarlo, pero fue inevitable que su madre se diera cuenta luego de que invitara al rubio a su casa cuando cursaban el instituto. A propias palabras de la señora, Daiki era muy obvio cuando solo molestaba al chico y sonreía abiertamente únicamente en su dirección. El señor Aomine tardó en creerlo, pues siempre pensó que su hijo solo era un obseso por pechos grandes, e inclusive llegó a creer que llegaría a casarse con su vecina, la niña de los Momoi. Con el paso del tiempo se dio cuenta de que eso no llegaría a pasar y que, pese a que Kise no se diera cuenta de que su hijo lo quería, a Daiki no le importaba con tal de estar a su lado.

 

 

 

 

Esa misma tarde, Shintarou invitó a Kazunari a pasar la tarde en su apartamento. Lo recogió de su casa, paso a saludar a la familia Takao y juntos pasaron a una tienda de conveniencia. Compraron un par de cervezas, papitas y un helado. Se notaba que el día pintaba de maravilla para ese par.

—¿Cómo lo tomó Kise? —preguntó el más bajo al tiempo que daba marcha a la película en renta por línea. Apagó las luces y se sentó junto a Midorima antes de abrir el helado y meter una cuchara.

—Pues… no diría que mal, pero si lloró un poco.

—Claro que lo haría. Estaba enamorado, Shin-chan. —declaró Kazunari degustando del helado napolitano. La cuchara continuó entre sus labios antes de volver a ser enterrada en el helado.

—¿Y que debía hacer? Yo también estoy enam… —avergonzado hasta las orejas, ajustándose los lentes ante un intento de ocultarlo. Carraspeó y se acomodó en el sofá con la mirada burlona de Kazunari observando cada uno de sus movimientos. —Como sea, creo que no le agrado a Aomine porque estuve que con Kise. —comentó con el ceño fruncido.

Takao desvió la vista hacia el helado.

—Algo que me gusta de ti es tu lento procesamiento, pero a veces llega a ser desesperante. Aomine está enamorado de Kise desde… bueno, le gusta desde que lo conoció.

—¿Cómo es que no lo sabía? —preguntó confundido.

—¿Notaste que Kise te quería? —la pregunta era retórica y Shintarou frunció mas el ceño. Takao sonrió recostándose en el hombro del más alto. —En mi opinión, creo que Aomine necesita alejarse un poco de Kise…

—Hmm…—murmuró con suspicacia.

—Cierto, no creo que funcione. —coincidió mirando en la pantalla un Londres victoriano y sucio. La película empezaba con una canción interpretada por un muchacho joven. —¿Qué podemos hacer para que Aomine y Kise estén juntos?

—No podemos hacer nada. El destino les dará el camino que deben recorrer.

Kazunari alzó la mirada, sonriendo. Si lo pensaba bien, Midorima tenía razón, las cosas se darían incluso si ellos no interferían. Con rapidez depositó un beso en la mejilla de Shintarou, tomándolo por sorpresa.

—Te quiero mucho, Shin-chan.

—¿Vamos a ver la película? —inquirió avergonzado. A pesar de que la habitación estaba oscura, Kazunari pudo ver el ligero rubor que decoró las mejillas de su ahora pareja.

—Veamos la película, veámosla. —secundó divertidamente resignado. 

 

 

 

Notas finales:

Les gustó? :DD

Buenno, ya me voy a la escuela y en un rato respondo rvws!! 

Para aquellas personas que prefieren Wttpd, aqui esta la historia, pero no he terminado de subirla, asi que esperen por mi un poco mas... C: 

WoH - Wattpad

Muchas gracias por la paciencia! Nos vemos en la actualizacion!! :}


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