Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

War of hearts. por FumiSaho

[Reviews - 208]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hello. X)

He tardado mucho, pero aqui estoy con otro capitulo corto. :) Espero que les guste. 

 

Aquel día que estuvo con Kouki fue demasiado corto. No habían transcurrido ni veinte minutos luego de que se sentaron a comer juntos en las palapas frente a la facultad, cuando Kouki terminó el bento que llevaba consigo.

−Discúlpame, Sei… −agitó la cabeza en un intento por deshacerse de la vergüenza que le ocasionaba llamarle por su nombre. –Tengo que irme a trabajar. Deberías venir más seguido, es divertido hablar contigo. –sonrió levantando todo de su lugar.

A Seijuuro le sorprendió que quisiera que volviera. Es decir, había experimentado aquello, pero de una manera comprometida a aceptar. Esta vez quería aceptar y volver en cuanto pudiera para volver a verlo y entablar diversas conversaciones como lo habían hecho esa tarde.

Se movió de lugar pasando por una cafetería con mesas exteriores. Le atendieron de inmediato y Akashi supo que aquel trato desinteresado no volvería esa tarde. Pocos minutos después, Kuroko llegó con Kagami, ambos de la mano.

−¿Y Furihata-kun? –preguntó Kuroko mirando a los alrededores. Kagami también inspeccionó el lugar buscando a su amigo.

−¿Llevaste a Akashi con Furi? –inquirió Kagami sorprendido de que Kuroko hiciera semejante cosa como esa. Es decir, a su punto de vista, Furihata era una persona totalmente opuesta a Akashi y si llegaban a conocerse, no se llevarían en absoluto.

−No fui yo, Kawahara-kun me hizo el favor de acompañarlo.

−Aun así, no fui capaz de encontrarlo. –confesó Seijuuro mientras bebía de su café expreso servido en una linda taza blanca.

−Vaya, que mal. Akashi-kun rara vez tiene tiempo libre… −lanzó las palabras al aire. Aquellas palabras le recordaron a Seijuuro que, como decía Kuroko, aunque deseara visitar de nuevo a Kouki, no podría. Esta había sido una de las raras ocasiones en las que no tenía una clase y podía distraerse. Ni siquiera habían intercambiado números o correos… ¿Cuándo se volverían a ver?

 

 

Al día siguiente, Kawahara se había escapado de una plática que se estaba dando en su facultad. La verdad no le interesaba mucho, así que fue en busca de su amigo para enterarse bien de la razón por la que Akashi Seijuuro lo buscaba.

Esperó sentado en la cafetería pues sabía que después de las dos, en ese soleado día jueves, salía a comer un sándwich de pollo que le encantaba, claro, primero estaba el omurice, pero casi no lo comía. “Es porque es mi favorito que no lo cómo”, decía siempre.

Había decidido ir por una lata de refresco cuando vio a su castaño amigo saliendo de su facultad. Salió a la máquina expendedora para esperar a Furihata en la misma entrada.

−Kawahara. –le saludó chocando sus manos. −¿Cómo te va? –preguntando para hacer conversación, entraron a la cafetería. Sonriente, Kawahara se encogió de hombros.

−Ni bien ni mal. Pero a ti te buscaba Akashi. –le codeó el costado mientras terminaban de comprar su almuerzo, buscaron con la mirada un lugar para sentarse. –Tal vez te buscaba para proponerte un proyecto… ¿sigues yendo tan bien en clases? Dicen que el solo conoce a personas importantes…

−Espera, espera. –rio Furihata llevándose un bocado de la ensalada de pollo que tenía en un tazón. −¿Akashi? –preguntó luego de tragar. –No conozco a nadie con ese nombre. –negó con  la cabeza.

−¿En serio? Ayer te estaba buscando. Incluso lo llevé a tu salón.

−Bueno, nadie me dijo nada. –Furihata también se encogió de hombros bebiendo del té oolong de una botella.

−Qué raro. –musitó mirando la mesa entre ellos como si esta fuese capaz de revelarle la respuesta. −En fin. ¿Viste ayer el programa por la noche? –el entusiasmo volvió a Kawahara, quien en ese momento mordia su hamburguesa de queso.

 

 

Ese mismo día, Akashi no tuvo ninguna clase libre y salió tarde de la universidad luego de asistir a sus clases diarias de francés, pues era el idioma que debía dominar para su próximo viaje. Ya sabía inglés, alemán, mandarín y español.

Sin perder la esperanza de que Kouki también asistiera a clases de francés y no lo hubiese notado antes, pasó por la facultad de biología esperando verlo e ir juntos. Sin embargo, recordó que  tal vez tuviese que trabajar, como ayer se lo había dicho. Fue entonces que se arrepintió de no pensar más rápido que el tiempo, ya que no había pedido ni otorgado la información de contacto del castaño.

 

Las semanas pasaron y Akashi se frustraba cada día más. La primavera terminó y le siguió el verano, con el cual llego también un festival que la escuela, por tradición, organizaba para los estudiantes: el tanabata. Ese día, todos debían portar yukata. Claro, esto era opcional, pues la escuela sabía que algunas personas no eran exactamente de Tokio, o que muchos otros trabajaban.

El día siete de julio, por insistencia de su padre para que se alejara un poco de la empresa y se dedicara a divertirse, accedió. Akashi Masaomi no era una persona tolerante al fracaso, sin embargo, tampoco quería que su hijo le odiara  y no quisiera heredar su grandioso imperio empresarial.

Por otro lado, Seijuuro, también fue convencido por sus amigos, quienes alegaron que para la próxima primavera ninguno estaría ya ahí. La cita era a las cinco de la tarde y sería un festival donde los profesores de cada facultad ofrecerían un puesto de diversas actividades y comidas.

Se había comprado una yukata azul ultramar con decorados en turquesa y obi negro. Su chofer le dejó en la puerta y esperó en la banca donde Kuroko había acordado como punto de reunión. Sin embargo, luego de cinco minutos recibió un mensaje de Kuroko diciéndole que se demoraría unos minutos, que esperara ahi. Llevaba una novela ligera con la que quería entretenerse, empero, apenas lo pensó, vio a Kouki atravesar la puerta principal vistiendo una yukata color arena y el obi marrón que se ajustaba a él. Seijuuro se levantó de inmediato sin apartar la mirada. Era la primera vez en meses, que volvía a ver al castaño. Llevaba un par de pasadores sujetando su cabello a ambos costados, su largo flequillo se acomodaba hacia la izquierda. No parecía acostumbrado a usar geta, pues se sostenía del barandal metálico que acompañaba a los escalones. En su mano izquierda, empuñaba con fuerza un bolso negro mientras caminaba nervioso.

−Kouki. –se acercó Seijuuro sin percatarse de eso hasta que Kouki lo miró con miedo en los ojos.

Aquello fue como ver las estrellas reflejadas en los ojos llorosos del castaño. Akashi se sentía encantado de verlo así, de poder verlo en esa vestimenta.

−S-sei… −murmuró extendiendo su brazo izquierdo para alcanzarlo. Akashi, sin dudarlo, tomó su mano cerrando el espacio entre ellos para sujetarlo por la cintura y ayudarlo a caminar hasta la banca poco lejana donde él estaba segundos atrás. –gracias. –suspiró una vez sentado.

−No hay problema.

No, claro que no había problema siempre y cuando Furihata no se diera cuenta de su rápido pulso, o el cambio de su temperatura sintiéndose repentinamente acalorado, no solo por ser verano.

−Hace mucho que no nos veíamos. –le sonrió el castaño antes de quitarse los geta y mover los dedos de los pies. –Perdí una apuesta y tuve que usar esto.

−Se nota que no acostumbras usarlos. –le sonrió de la misma forma admirando la forma de los pies delgados de Kouki.

−Por lo que veo, tu sí. –comentó al ver unos geta negros en los pies del pelirrojo. −¿Cómo lo haces?

−Mi padre siempre ha sido tradicionalista, así que desde niño, aunque uso pantalones, también kimonos. –explicó recargándose en el respaldo.

−Oh…

Pero que tonto. Había revelado algo que no quería, algo incómodo y bastante revelador si es que Kouki era deductivo.

−¿Encontraste al chico que buscabas ese día?

−No. –negó con la cabeza. –Tampoco pude librarme de alguna tarea para poder ir a tu facultad.

−Quise invitarte a una conferencia de cactáceas… me gustan ese tipo de plantas, por eso quería que vinieras, pero no me diste tu contacto. –jugó con sus dedos sobre su regazo y sus pies hacían lo mismo con los geta. −¿Podemos intercambiar números? Si quieres, claro. –se apresuró a decir dedicándole una mirada al pelirrojo a su derecha.

A Kouki le sorprendió ligeramente ver esa media sonrisa que se dibujaba en los labios de su compañero, pues lejos de parecerle una burla hacia sus palabras, le inspiraban cierta confianza a pesar de que apenas se conocían. Esta era la segunda vez que cruzaban palabra.

−No estaría de más involucrarme en aspectos biológicos.

−Te van a encantar. –aseguró sonriente. Estiró el cordón de su bolso y saco el teléfono, que en ese momento vibró acompañado de one two three de morning musume.

Akashi conocía esta canción debido a sus compañeras de clase. Esa pegajosa canción.

−Ah. –ambos miraron el nombre del contacto. Hiroshi. Las mejillas de Kouki se tornaron rojizas. −¿Te molesta? –preguntó sin dedicarle un solo vistazo. Akashi negó, pero al verse ignorado, susurro un no. Kouki contestó de inmediato llevándose el teléfono a la oreja. –¿Fu-Fukuda? Ya estoy en la banca… ¿ah, no? –la desilusión se vio reflejada en el brillo que se apagó mientras terminaba de escuchar. –Pero Kuroko me dijo que este sería el punto de reunión… Bien, entonces allá los veo. No te vayas a ir con Kawahara, quiero jugar. –le pidió a su amigo antes de colgar.

Akashi se encontraba ensimismado con las palabras recién dichas por Kouki. Eran como hilos en su mente, hilos que se entretejían conforme los recuerdos acudían y encajaban a la perfección develándole algo que esperaba fuese mentira.

−Ahora, sí. ¿Te lo doy o me lo das tú? –preguntó Kouki ladeando la cabeza para ver a su acompañante. −¿Sei?

−Kouki, confírmame algo, ¿tu apellido es Furihata? –cuestionó mirando más allá del piso húmedo piso con césped recién cortado. El aroma inundaba los pulmones si es que se inhalaba con fuerza. Kouki definía ese olor como verde.

−¿Quién te lo dijo? Ah, no puede ser, ¿aún tiene mi nombre? –se preguntó alzando su bolso para ver si continuaba con la etiqueta blanca con su apellido. Aquella etiqueta la había usado una vez para un trabajo de campo.

−Tus amigos son Kawahara y Tetsuya, de lenguas.

−¡Eres mago! –intentó adivinar bajando su bolso.

−Te atrae alguien y no eres capaz de confesarte a pesar del tiempo tan largo que han convivido.

−En serio, ¿Cómo sabes eso? –curioseó Kouki extrañado de que alguien que apenas conociera supiera mucho sobre él. 

−Soy amigo de Tetsuya, tú eres a quien debo ayudar. –confesó mirando por fin al par de ojos castaños que se abrían con impresión al caer en la cuenta de quién era Seijuuro. 

 

Notas finales:

Gracias por leer!!! Que les parecio? :)

Perdon por tardar tanto, pero sali a casa de mi abuela y estoy viviendo aqui solo en lo que duran las vacaciones de verano. x} 

Espero no tardar en actualizar los demas. :D

Nos vemos en la actualizacion!!! :}


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).