Era de día finalmente, claro obviamente cualquiera se alegraría de que por fin llegara la mañana luego de toda una noche de insomnio debido a los nervios de iniciar una nueva vida en una nueva ciudad.
Ayato Kirishima era un chico de 19 años de edad quien desde el día de hoy iniciaría su nueva vida en la ciudad e New York a la cual su padre decidió enviarle para que pudiera realizar sus estudios Universitarios. Al principio este no deseaba ir pero su padre termino convenciéndolo, en especial porque este había iniciado en muy malos pasos allá en la ciudad de Ikebukuro en Japón
Desde que su madre murió hace varios años durante un robo a mano armada, el padre del menor se había vuelto muy sobreprotector con él y con su hermana, pero a pesar de ello, este no pude evitar que ambos comenzaran a entrar en pandillas; después de todo, Ikebukuro era un lugar demasiado peligroso.
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Ahora, volviendo al día de hoy, el peliazul caminaba sin ningún ánimo hasta la Universidad, Arata su padre, le había conseguido un departamento perfectamente ubicado en la ciudad, así que este no podría perderse ni aunque lo intentara.
Cuando llego finalmente hasta ese lugar, trato de llegar lo más rápido al salón de clases, no quería armar problemas y llamar la atención, pero por desgracia lo hiso, ya que dos buscapleitos intentaron meterse con el pero este al tener un temperamento no muy bueno estuvo a punto de golpearlos, claro que un profesor alcanzo a verlos y detuvo la pelea obligándolos a entrar a sus respectivas aulas. Ahí, es donde empieza nuestra historia.
Pensamientos de Haise:
El joven de cabellera bicloro se encontraba observando por la ventana de su salón. Pensaba en lo aburrida y monótona que se había vuelto su vida, a pesar de ser tan popular y tener miles de chicas tras de él, este no sentía nada de emoción, sentía que necesitaba un verdadero cabio de vida.
Profesor: Atención por favor…Quisiera presentarles a su nuevo compañero Kirishima Ayato
Al escucha aquel nombre, Haise volteo para ver de quien se trataba, pero, al ver a Ayato, se quedó completamente mudo; sus ojos, su cabello, su pie, todo en él era hermoso, no podía dejar de verlo, ni siquiera una chica había logrado ese tipo de impresión en el mayor.
Pero ¿Porque se sentía así? A él no le gustaban los hombres…Bueno, por lo menos eso pensaba el, pero ahora al ver a ese hermoso chico…
Profesor: Viene desde Japón y desde ahora será parte de nuestra clase, háganlo sentir como en casa por favor
Por su parte Ayato:
Estaba realmente aburrido, solo quería irse a casa y no salir más, lugares como este le irritaban ya que sabía lo que los demás pensaban sobre él, sabía que no les agradaba y que desconfiaban de el por el simple hecho de verse como un criminal; bueno lo fue alguna vez pero no lo hiso porque él quisiera, lo hiso porque de esa forma podría proteger a su familia.
Mientras escuchaba el parloteo de profesor presentándolo ante sus compañeros, el peliazul comenzó a recorrer el lugar con la mirada hasta que de repente, sus ojos chocaron contra un par de orbes plateados que no le permitieron mirar a nadie más; ese chico….ese chico en la fila de atrás era muy…¿Atractivo? ¡Mierda! ¡No! ¿Qué estaba pensando? Pero…en cierto modo tenía algo en el que no permitían que el menor mirara hacia otro lado que no fuera en dirección a Haise. Al darse cuenta de eso el peliazul se sonrojo de sobremanera y desvió la mirada sonrojado, Haise quien se había quedado embobado también sacudió la cabeza y volteo hacia la ventana confundido. ¡¿Qué carajos me sucede?!
Gritaron ambos chicos en el interior de sus mentes.
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La clase paso siendo está realmente incomoda ya que el profesor le pidió al peliazul que se sentara al lado de Haise, volviendo la situación aún más asfixiante de lo que ya era.
Al sonar el timbre de salida ambos universitarios respiraron tranquilo debido a que pudieron tener tiempo para estar a solas, bueno al menos Ayato si ya que a Haise varias chicas comenzaron a rodearlo y a ofrecerle comida. Este quien adoraba comer acepto sus regalos con gusto y comenzó a devorarlo todo.
- Ayato: Como como si hubiera pasado un mes sin probar alimento…
Menciono el menor entre mordidas mientras que comía de su sándwich y observaba a Haise desde lejos. Así es, Ayato quien había decidido no prestarle atención a esos extraños sentimientos en su pecho se encontraba observando al mayor quien comía y comía.
- Ayato: ¿Que estoy haciendo…?
Confundido este se puso de pie al terminar su sándwich y camino hasta la biblioteca, deseaba estar solo y pensar un poco mejor las cosas, era la primera vez que experimentaba ese tipo de sentimientos, el peliazul siempre creyó que el jamás podría experimentar emociones como la felicidad, el cariño o siquiera el…¿Amor?.....Espera…¡¿Amor?!....¡No No No No No! ¡Eso era imposible! ¡El no podía sentir amor por ese chico! ¡No podía!
Sonrojado y agitando su cabeza Ayato se sentó en una de las mesas más escondidas de la biblioteca y se dedicó a leer varias novelas de fantasmas y demonios, era bastante amante de aquello. Leyó por lo menos tres libros enteres, lo que sea por mantener su mente ocupada de aquel sentimiento tan raro que le agobiaba; estaba a punto de terminar su último libro y ponerse de pie para irse, pero, de repente escucho la puerta del lugar abrirse dejando ver al causante de sus perjuicios quien parecía estar escapando de alguien.
- Haise: ¡Fiu! ¡Las perdí!....¿Ah?
*Tras voltearse miro hacia la parte del fondo y alcanzo a ver a u sorprendido Ayato quien sostenía aun su libro de fantasmas. Haise quien se emocionó pero a la vez se avergonzó no sabía si sonreír o su gritar por la impresión; para su suerte y también para la de Ayato opto por sonreír.
- Haise: ¡Ayato-Kun! ¡Hola!
*Saludo alegre acercándose a el.*
- Ayato: U-Um…Hola
Respondió el más bajo quien a pesar de estar sumamente nervioso, también estaba feliz, pero, su miedo a sentir amor por alguien era más fuerte asi que prefirió irse del lugar como fuera.
- Ayato: Yo em…creo que tengo que ir-
- Haise: ¡Oh! ¡Es el nuevo libro del autor Ihan Deker?! (Autor inventado por su servilleta XD)
- Ayato: ¿E-Eh? Am…¿Si?
- Haise: ¡Genial!!Amo los libros de ese autor! Aunque es un poco difícil encontrar personas que también sientan lo mismo ya que normalmente dicen que su estilo de escritura es algo sombro y terrorífico
- Ayato: ¿Eh? ¿De verdad te gusta?
- Haise: Si, adoro sus libros me los he leído casi todos, soy muy fan de las historias de fantasma
- Ayato: ¿De verdad? A mi también me gustan mucho
Entonces fue ahí cuando Ayato quien supuestamente estaba a punto de irse comenzó de la nada a contarle sobre sus pasatiempos al mayor quien por cierto, tampoco se quedaba atrás y le contaba de los suyos al peliazul y, a pesar de que el menor le confeso que solo leía libros de fantasmas pero no de otros tipos ya que no era un muy gran fan de la lectura, aun así Haise le sonrió y continuo interesándose en los demás pasatiempos que este le decía, como al pintura o los videojuegos.
Pasaron horas hablando, era la primera vez que Ayato se sentía tan bien con otra persona y Haise compartía el mismo sentimiento, por alguna razón sentía que aquel aburrimiento de su vida comenzaba esfumarse con el solo hecho de tener cerca la presencia de Ayato.
“Pensamientos de Ayato: Tal vez este lugar no sea tan malo”