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El peso de las vidas pasadas por dark kirito

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Notas del capitulo:

Yugi oh pertenece a Kasuki  Takahashi-sensei.

Escrito desde el móvil jujuju, y ya saben cuando tengo chance me paso antes de la semana con la conti, espero que les guste.

Muchas gracias por el apoyo a Yayoi, y todos los que leen¡¡¡¡¡¡¡ >////<

En este momento el castaño se siente muy confundido y a decir verdad un poco asustado, a veces piensa que no es el mismo, aunque es la primera vez que menciona algo que no debería saber, de pronto se da cuenta de que el mayor no le ha soltado de la cintura, en realidad debido a la sorpresa que le ocasionó que alguien que no había visto jamás, supiera su nombre, pero eso ha puesto tenso al menor, que en cuanto se da cuenta de ello se aparta visiblemente ruborizado.


-¡Lo siento no era mi intención!!!- dice apenado el peli azul.


-No te preocupes- le sonríe ya más tranquilo- fue culpa mía, antes que nada quiero agradecer tu ayuda.


-Oh no te preocupes, fue cuestión de suerte, pero dejando el tema de lado ¿cómo sabes mi nombre?


-Lo siento, no lo sé, cuando te vi solo lo dije.


El chico le sonrió de forma amigable.


-Bueno- dijo al fin- debe ser de esas cosas misteriosas que ocurren en la vida, si no sabes la respuesta, no tiene caso que nos martiricemos por ello... tal vez ya no tenga mucho caso, pero es un placer conocerte- le extiende la mano- me llamo Johan Andersen.


El castaño sintió una calidez inexplicable en su pecho, no sabía porque, pero sin duda conocía ese nombre, aunque trato de disimular su sorpresa con éxito, al tiempo que estrechaba la mano ofrecida.


-Mucho gusto, me llamo Yuki Judai.


Ambos sonrieron de manera cordial para disponerse a entrar al colegio, iban caminando uno al lado del otro, de nuevo, esa extraña sensación como si ya hubiera vivido algo parecido justo con ese chico ¿por qué? Comenzaba a sentirse incómodo, lo que el otro notó.


-¿Te sientes bien?


-¿En? ¡Sí! Es solo que no dormí muy bien, me la pase jugando videojuegos.


-Ja ja ja  suelo hacer lo mismo, creo que con demasiada frecuencia, sobre todo un juego llamado duelo de monstruos.


Al menor se le iluminaron los ojos.


-¡¿En serio?!!!


-Uh...si- contesto un poco sorprendido el oji verde.


-¡A mí me encanta!!!!


-¡Genial!!! ¿Y cuáles son tus espíritus de duelo favoritos?


-Bueno, me gustan de dos tipos, los héroes elementales y los neo espaciales, aunque una de mis cartas favoritas es Kuriboh Alado ¿y las tuyas?


-La baraja de monstruos de cristal, entre ellos mis favoritos son Rubí  Carbuncle y Rainbown Dragón.


Ese último nombre resonaba en la cabeza del castaño, pero decidió no darle importancia, tal vez aún seguía algo confundido, de pronto notó que el mayor le miraba de cerca.


-¿Qué pasa Johan?


-Por lo ocurrido no lo había notado.


-¿El qué?


-Tus ojos son como gemas, son muy hermosos.


El castaño se sonrojo y cubrió su rostro con las manos, pero de pronto las apartó y comenzó a reír, acción que le desconcertó.


-¿De que te ríes? ¿Fue tan extraño mi comentario?


-No es eso, es solo que pareces ser muy sincero cuando hablas.


-Si, me lo han dicho con frecuencia ¿te molesta?


-Para nada, de hecho creo que nos vamos a llevar genial, somos muy parecidos.


-Eso me da gusto.


Ambos sonreían, aunque el joven de ojos dicromáticos estaba confuso, esta era la primera vez que confía tan rápido en alguien, pero siente que puede creer ciegamente en ese chico, le provoca un extraño sentimiento que en realidad no le desagrada.


De pronto ven pasar a su lado a un joven de cabello negro, que en realidad no les presta atención, y les pasa de largo, aunque el castaño le mira hasta que le pierde de vista.


-¿Le conoces?- pregunta serio Johan- porque de ser así es un grosero ni siquiera te saludo.


-Ah, en realidad no, pero tengo la sensación.


-Vaya, creo que en verdad te afecto no dormir.


Ambos se quedaron mirando con una expresión curiosa para estallar en carcajadas.


-Ja ja ja  supongo, como que hoy ando en la luna.


-A mi me pasa cuando me desvelo varios días seguidos.


-¿Y qué haces?


-Pues me salto las clases y me quedó a dormir en casa hasta que se me quita el sueño.


-Eres un mal ejemplo Johan.


-Ja ja ja  supongo.


-¿Tus padres no te regañan?


-Oh, claro que sí, me han castigado muchas veces ¿y los tuyos?


-En realidad no, me tienen algo consentido, supongo que soy un desastre.


Y una vez más comenzaron a reír, era extraño, pero se sentían muy cómodos juntos.


-¡Aniki!!!!!!!!-grito con alegría cierto joven cuando vio a su querido amigo.


-¡Sho!!!


El más joven se quedó mirándolos un momento, a simple vista le daba la impresión de que eran muy similares, tal vez idea suya.


-Oh, el es un nuevo amigo, se llama Johan Andersen, el es mi amigo de la infancia, se llama Marufuji Sho.


Ambos estrecharon manos cordialmente, aunque a decir verdad el más bajito estaba celoso, pues pensaba que ahora tenía más competencia por la atención del castaño, después de todo ya es complicado compartirlo con Asuka, pues ninguno de los dos quiere ceder tiempo ni espacio, y ha llegado una persona más, aunque a decir verdad también esta feliz, pues ese chico parece ser agradable, e incluso su sonrisa le recuerda mucho a la de su amigo, después de las presentaciones los tres se dirigen a su salón, pues de seguir perdiendo el tiempo de esa manera, lo único que van a conseguir es llegar tarde, para su sorpresa Johan y Judai están en el mismo salón, no así para Sho, pues el pobre ha quedado en el salón contiguo, resignado entra a el, no le agrada para nada la idea, pero no le queda de otra, al menos no ha sido tan desafortunado como Asuka que quedó en el piso de arriba, llegó corriendo pues se le había hecho tarde por culpa de su hermano y ni tiempo le dio de saludarlos, por lo que era de esperar tampoco notó al nuevo amigo de Judai.


Ya en el aula, los chicos se sentaron juntos, detrás de ellos se sentó el joven que habían visto en el pasillo, alcanzaron a escuchar de alguien que se llama Jun, pero es serio como el solo, aunque eso en realidad le hace ver muy interesante, al castaño le recuerda un poco al hermano de su amigo, de nombre Ryo, un chico que en secreto Judai admira, aunque le molesta un poco que el mayor le diga que solo es un niño, sin duda alguien complicado de tratar.


En ese momento entra el tutor de los chicos que se ve molesto.


-Buenos días- dice con un tono autoritario- soy su profesor me llamo Chronos de Medicis, si tienen alguna duda con respecto a mis clases ¡pues se callan!!!


¡Vaya actitud del profesor!!!! Aunque agrado de primera impresión al castaño, pues le parecía una persona muy curiosa, no sabía si entendería sus clases, pero de que le iba a entretener era seguro, y no podía esperar.


-Bueno, pasemos de largo las presentaciones, a nadie le interesan, dictare la tarea, y por hoy tienen estudio libre, no tengo ganas de dar clases.


Vaya que daba una terrible impresión, aunque el joven de ojos dispares le miraba muy interesado, sin duda no es una persona común, se quedó pensando en eso hasta que el mayor se fue, lo que le hizo mirar a los lados confundido.


-¿Y la tarea?


El peli azul se río con ganas.


-Vaya que estas distraído, la dictó y se fue.


-Pero...


-No te preocupes, toma mi libreta y anota.


El menor hizo caso, se asombro al ver la hermosa letra y lo cuidadoso que era su amigo, nada que ver con él, y no porque su letra no fuera bella, más bien era terriblemente descuidado, cuando terminó de copiar los deberes, devolvió su libreta a su dueño, todos en el salón comenzaron a platicar, pues no tenían nada que hacer, por lo que el par imitó su ejemplo.


-Que profesor tan extraño- decía Johan.


-Ni que lo digas, pero me parece interesante.


-A mi también, aunque no sabría muy bien que decir, es la primera vez que estudio no un colegio de Japón.


-¿Ah sí? ¿De dónde eres?


-De Inglaterra.


-Wow, debe ser genial.


-Lo es, aunque me encanta Japón, llegue el mes pasado con mis padres, pues les transfirieron por cuestiones de trabajo.


-Vaya, debió ser difícil abandonar todo.


-No tanto, además siempre puedo hablar con mis amigos por teléfono, o la computadora, supongo que es lo que tú haces con los amigos que no puedes ver ¿cierto?


-Ah yo- pregunta incómoda- no en realidad nunca he tenido muchos amigos, solo Asuka y Sho.


El mayor le miró confundido, no podía creer que el siendo una persona tan sociable se la hubiera pasado tanto tiempo solo, quiso preguntar la razón, pero el menor se miraba incómodo con el tema.


-Bueno, al menos ya tienes un nuevo amigo ¿por qué lo somos cierto?


El castaño se ruborizo y asintió apenado, el otro solo sonrió.


Continuaron el resto de la clase platicando de cosas sin importancia, hasta que el timbre que indicaba el final de las clases sonó, vaya el tiempo se les había pasado volando, ambos salieron del salón, mientras el castaño fue a ver a sus amigos seguido de Johan para ir un rato a caminar o platicar, o lo que sea que tuvieran ganas de hacer, pero el desafortunado par tenía que hacer trabajos en equipo, y eso que era el primer día de clases, pero ni hablar, obligaciones son obligaciones, al menos para ellos, porque si fuera Judai es seguro que se escapa a la primera oportunidad, salieron del colegio, pero el mayor notó que su amigo no tenía ganas de volver a casa, por lo menos no sin haberse divertido un rato.


-¿Qué te parece si vamos a comer algo?


-¿Tienes tiempo?


-Claro, además yo invitó.


El castaño se sonrojo y tomo de la mano al joven de cabello azul para llevarlo a su restaurante favorito, entraron y miraron la carta, aunque el mayor se sorprendió, pues el lugar se veía costoso, sin embargo cuando miro los precios estos eran en verdad accesibles, que extraña combinación, llegó una mesera al poco rato para tomar su orden.


-¡Una orden de camarones fritos y un refresco de limón!- decía animado el menor.


-Yo solo un té verde- pedía Johan que en realidad no tenía hambre.


Al poco rato llegó la chica con las cosas que ordenaron, mientras el oji verde tomaba su té con elegancia, el castaño devoraba todo de una manera un tanto infantil, lo que encantó al mayor, que no podía dejar de mirarlo.


-En verdad te gustan los camarones fritos ¿cierto?


-Si, es mi comida favorita- sonrió.


El mayor devolvió el gesto mientras continúa mirándolo, siempre ha sido una persona muy sociable, aunque tampoco es que se haga amigo de la gente en un abrir y cerrar de ojos, pues suele ser cauteloso, pero con el chico frente a el es distinto, jamás le había pasado, pero siente una increíble confianza hacia el, casi como si pudiera confiarle su vida, por fin terminan de comer, y salen del lugar, caminan un rato por el parque, pues pareciera que ninguno tiene intenciones de ir a su casa, es casi como si no quisieran separarse.


De pronto ven a unos chicos que quieren jugar soccer, pero les faltan un par de miembros, por lo que ellos se ofrecen, y empieza el partido, por fortuna quedaron en el mismo equipo, apenas se conocen, pero se combinan a la perfección, siendo en verdad increíble, se quitan a varios oponentes del camino y hacen varios pases entre si que siempre terminan en anotación, de parte de uno o de otro, los demás solo les miran sorprendidos, pues es complicado quitarles el balón, ya no se hable de anotarles un gol, cuando el tiempo del partido estaba por acabar, el castaño metió una anotación, posteriormente sonó el silbatazo que indica el final, el castaño hace un gesto con la mano mientras guiña un ojo al oponente que tiene más cerca.


-¡Gotcha!!! Fue un gran partido.


El peli azul se acerca para felicitar a su compañero de juego, pero este parece estar perdido en sus pensamientos, todos los demás jóvenes les dan las gracias y se retiran, dejando solo al par, Johan no deja de mirar preocupado a su amigo, pues no parece ponerle la más mínima atención, cosa que le parece extraño, pues antes de que finalizará el partido parecía estar a la perfección.


-¿Judai?


Pero este no le responde, el mayor iba a poner sus manos en los hombros de este para sacudirlo un poco y hacerle reaccionar, pero justo en ese momento el menor se llevó las manos a la cabeza y cayó de rodillas.


-¿Qué es esto?- decía el joven sin dirigirse a nadie en especial.


En ese momento su amigo le tomo por los hombros para obligarle a verlo.


-Mírame, aquí estoy...


De pronto el menor le miro, pero sorprendió mucho al chico, pues se veía como otra persona, su mirada era fría, e incluso sus ojos eran de un tono dorado.


-No quiero que me toques- decía el menor apartando las manos del mayor, que solo le miraba confundido.


-¿Judai?


-No me llames por ese nombre, me llamo Hao.


-¿Hao?


En definitiva el peli azul no entendía nada de lo que estaba pasando, pero algo era seguro, ese no es Judai...

Notas finales:

Hasta la próxima.

Gracias por leer¡¡¡¡¡¡¡¡

 


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