Año 1306 20 de febrero.
Madara me arrastraba por la sala, no podía respirar sentía mis costillas rotas tallarse dolorosamente con cada jalón que me daba, me habían descubierto cerca de los calabozos con las llaves que había robado a un guardia.
-¿Sasuke no te complace que buscas llamar mi atención cuando él no está ? ¿Es eso ? Putita.- me tomo del cabello levantándome dolorosamente, para después dejarme caer al suelo.
Mi brazo roto volvió a crujir con el peso de mi cuerpo, me dejo sobre el suelo la cabeza me daba bandazos quería cerrar los ojos dejar que la inconsciencia se apoderara de mi, pero nada de eso pasó. Escuchaba como Madara movía el atizador de la chimenea, no decía nada el único sonido de la cámara era la de mi respiración.
-usted no entiende su majestad, no importa cuanto sea disciplinado sigue portándose mal.
-algún día te mataré... - dije con dificultad - Escoria...como tú... - no pude terminar, una patada en el estómago me callo de golpe, haciendo que mis pulmones sacaran el poco aire que con dificultad había metido.
-aunque logres hacer eso siempre quedaras marcado por mi- me comenzó a patear, pude sentir mi pierna partirse en dos y mis gritos no se hicieron esperar.- lo que necesitas es un golpe de realidad, ¿tengo que matar a tus amiguitos para que entiendas ? ¡Eso quieres ! - trataba de defenderme de los golpes como podía, con mi brazo bueno protegía mi cabeza de su furia.
-¡ Eso es lo que haré, los matare a todos frente a tus ojos ! Será tu culpa que mueran- sus golpes pararon y yo vomité lo poco que tenía en el estomago, un dolor inmenso en mi estomago se comenzó a apoderar de mi, quería gritar, pedir a los dioses mi muerte.
Sus palabras me aterraban, no quería perderlos, los nombres me llegaron como ráfagas de viento, Kakashi, Sakura, Iruka, Sai, Yamato, ellos habían dado todo por mí y yo no les podía pagar, lo único que había ocasionado era su muerte, sabía que Madara los mataría cumpliría con lo que me había dicho. Mis lagrimas salieron de mis ojos sin control, mátame le pedí una y otra vez, mi voz ronca rogaba a mi captor que pusiera fin a mi sufrimiento.
-No su majestad, yo nunca le concederé el descanso eterno- sus manos me voltearon boca arriba, volví a gritar mis huesos rotos eran una tortura, de nuevo suplique por la muerte, escuche la tela de mi camisa romperse- Tiene que aprender, tiene que saber que sus actos tienen consecuencias.
Escuche el ruido del atizador en el fuego, mis sollozos y súplicas amortiguaban el eco de la voz de Madara, no entendía nada de lo que decía, me costaba comprender sus palabras, trataba de ver, de averiguar qué era lo que hacía pero mis ojos lastimados solo distinguían sombras.
Hablo a un lado de mi-Tal vez necesites un golpe de realidad, una marca que demuestre que tu futuro está en mis manos, que te recuerde lo que eres- y lo sentí, un dolor inmenso en mi pecho, trate de alejarme pero no podía moverme, grite y llore pero al final ya no sentí nada...
Todo era frío, un zumbido sordo en mis oídos, trate de abrir los ojos pero mi cuerpo no atendía a mis órdenes, quería taparme tenía mucho frío, hable pedía mi muerte, la liberación del sufrimiento de mi pueblo, de mis amigos, mátame grite, pero nadie atendió mi súplica y de nuevo la oscuridad lo consumió todo.
-¿Estás segura ?- la voz aterciopelada de Sasuke me despertó, trate de localizarlo con la mirada pero no podía ver mucho era consciente que toda mi cara estaba hinchada, después de unos pocos minutos comprendí que la conversación era afuera de la alcoba.
- No hay ningún error Sasuke, calculo que tenía unos 3 o 4 meses tal vez menos... Era imposible que pudiera salvar al bebe.
-¿cómo es posible eso Karin?
-No lo sé...
El silencio lo envolvió todo, ¿un bebe? mis ojos se aguaron, quería gritar, matar a Madara y a todo su clan sentía la furia crecer en mi interior y los brazaletes quemar mis muñecas, otro ser más inocente había muerto de nuevo por sus manos, un sollozo salió de mi, la sangre de mi sangre había sido derramada y tuve la certeza de que así fuera lo último que hiciera Madara pagaría.
La voz de Sasuke entro de nuevo silenciosa por la habitación.
-¿Crees que él lo sabía ?
No, yo no sabía lo del bebe, en ese momento y con esas condiciones era imposible que yo me enterara que mi cuerpo se estaba preparando para dar vida, no pude rechazarlo, pero tampoco aceptarlo, y cuando me pude calmar de la noticia de mi pérdida me sentí extrañamente aliviado , era consciente que si ese bebe llegaba a nacer Madara tendría otra arma más que usar contra mi.
Tal vez la falta de reacción ante la noticia de mi hijo no nacido té deje confundido/a, pero tienes que entender que en ese momento yo no podía pensar mucho en lo que había pasado, tenía que permanecer cuerdo, por eso deje que esa noticia se fuera con los recuerdos que me causaban dolor, que desapareciera en las profundidades de mi corazón.
Te seré sincero a ti, si hubiera sido otro tiempo, tal vez un tiempo de libertad y en otras condiciones el bebe hubiera sido bien recibido y tal vez, solo tal vez, hubiera dejado que la pena embargara mi corazón incluso si este hubiera sido engendrado de la misma manera... ¿Qué te puedo decir? El inocente, inocente es hasta que se demuestre lo contrario, y en un bebe es muy difícil demostrarlo.
Recapitulemos un poco.
Por mis acciones aquel día Madara me dio el peor castigo de todos y una de las tantas consecuencias de mis actos fue la pérdida de mi hijo no nato.
¿Otra consecuencia ?
Estás a punto de descubrirlo.