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San Valent... caos. por lakyday

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Notas del capitulo:

les dejo la segunda parte de esta historia, dejenme sus opiniones ;)

 Parte 2



Corría. Corría lo más rápido que me permitía el peso que llevaba sobre los hombros y el paquete sostenido con fuerza en mi mano. Salí por el portón del colegio y tomé el camino que solía hacer algunas veces con Hinata rumbo a nuestras casas. A pocas cuadras divisé su cabello anaranjado, el cual de pronto me parecía más brillante y colorido. Cargaba a un lado la bicicleta y recién entonces me percaté de la tontería que fue salir corriendo, porque si la hubiese montado nunca lo hubiera alcanzado. Pero creo que ese era mi día de suerte.

- ¡HINATA!

Le llamé en alta voz, respirando luego agitadamente por la boca mientras mis manos descansaban sobre mis rodillas. Lo había alcanzado.

El se volteó, mostrándome la sorpresa en su rostro. No dijo nada, pero me dio tiempo de notar que estaba llorando y ahora se aguantaba las lágrimas tras su expresión seria. Eso me hizo quedar mudo. Me sentí la persona más detestable del universo.

- Hinata… -me aventuré a pedir perdón de corazón, por primera vez en mi vida- yo no sabía… lo siento…

Eso no había salido como pensaba, pero extendí el brazo para mostrarle el paquete y que me entendiera. shouyo al verlo abrió muy grande los ojos y juro que lo vi palidecer.

- No era mi intención, deci-

Yo había comenzado a hablar de nuevo, pero el idiota de repente se montó en la bicicleta y pedaleó lejos, muy rápido. Me quedé perplejo un segundo antes echar a correr otra vez. Me había mandado una carrera y ahora el bastardo me presionaba para otra.

- ¡NO HUYAS, ENANO COBARDE!

Le grité furioso mientras corría tras él, alcanzándolo milagrosamente. Estaba seguro de que la ira era la que me había impulsado tan lejos.

- ¡NO ME SIGAS, BAKAGEYAMA!

Me gritó histérico y tan sorprendido de mi capacidad física como yo mismo lo estaba.

- ¡TE SIGO PORQUE ME DA RABIA QUE HUYAS, IDIOTA!

Contesté justificándome.

- ¡ME DICES IDIOTA PERO TU ERES EL QUE CORRE TRAS UNA BICICLETA!

Respondió, haciéndome sentir un estúpido. Mas no me importó, si yo decía que hablaríamos íbamos a hablar, aunque él no quisiera el muy gallina.

- ¡PARA, HINATA… ME… muero!

Me detuve sin poder continuar. Mi corazón latía muy rápido. Sentía que me daría un infarto. Respiraba con urgencia por la boca mientras gateaba por el suelo. Aún no me daría por vencido.

Al parecer le di un gran susto al enano, porque retrocedió hasta donde me encontraba, dejó su bicicleta en el suelo y se acercó para ayudarme.

- ¡¿E-Estás bien, Kageyama?!

Me preguntó, chillándome en el oído mientras trataba de levantarme por el brazo derecho. Y por alguna razón no me molestó que casi me dejara sordo. Me incorporé tomándome mi tiempo ya que en serio me sentía mal y, de la forma en que él me había agarrado, lo retuve yo esta vez del mismo brazo. El se alarmó al percatarse y quiso soltarse.

- ¡Estabas fingiendo!

Me acusó abochornado. Yo pretendí que era cierto para no dañar mi delicado orgullo, por lo que respondí:

- ¡¿Y qué más podía hacer si eres tan cabeza dura?!

- ¡TU eres el cabeza dura, boke! ¡¿Por qué sales corriendo detrás de mí?! ¡Eso dio mucho miedo! ¡La expresión de tu cara era horrible!

Se quejó shouyo, haciéndome sonrojar levemente por la vergüenza. ¿Desde cuándo me importaba cómo me viera este enano?

- Como sea. Déjame terminar de hablar.

Le ordené, cambiando el tema y el tono de la conversación, aún sin soltarlo del agarre.

- ¡Qué no quiero!

Me respondió volviendo a tocarme los nervios.

- ¡¿Y eso por qué?!

- ¡No quiero oírte! ¡No quiero una respuesta! ¡Menos quiero una disculpa! ¡Yo no te dicho nada así que no hay nada de qué hablar!

Me gritó erizado como un gato… Se estaba juntando demasiado con los de Nekoma.

- ¡Pero ya lo sé! ¡Y no voy a hacer como si nada!

Contesté decidido. Entonces lo que me preguntó shouyo de vuelta me dejó desconcertado.

- ¿Por qué?...

 

¿Por qué?... Ni idea.

 

- ¿Por qué no es mejor hacer como si nada hubiese pasado?

Me miraba confundido y yo no contestaba, puesto que no sabía la respuesta. Pero tenía razón. Era mejor hacer como si nada hubiese pasado. Entonces ¿por qué me empeñé tanto en hablar sobre el asunto y en disculparme? No quería dejar las cosas así y pretender que nada pasó. No podía pretender que nada había pasado cuando en mi interior esos sucesos me habían revolucionado por completo. Me sentía más vivo que nunca. Estaba nervioso, quizás también halagado y tenía un poco de pena por Hinata…

- No me mires así. No sientas pena por mí.

Me regañó el enano, leyendo mis pensamientos a través de mis ojos.

- Yo… lo siento.

Murmuré sin saber qué más hacer.

- ¡Y no sigas disculpándote! ¡Me enferma!

- lo siento.

Contesté sin pensarlo y me creí un gran estúpido.

- ¡¿Acaso eres idiota?!

shouyo podría creer que lo hacía a propósito, para molestarlo, mas no era así. Yo sólo quería hablar normalmente con él. No sé qué me pasaba, pero esta situación nos sobrepasaba a ambos.

Nos callamos un rato mientras descansábamos de todo lo que nos estaba pasando. Gracias a eso nos fuimos calmando y Shouyo comenzó a bajar la guardia. Un poco demasiado diría yo, porque cuando lo miré estaba llorando en silencio.

Eso me dolió.

Por eso… por esa razón yo quería hablarlo. No quería hacerlo sufrir y no quería que la práctica de hoy día se repitiera otra y otra vez. Aunque más que eso… No quería estar mal con él. No quería verlo mal a él tampoco. Si el sufría por mi culpa, yo también sufría. Si el sufriera por otra persona, entonces creo que lo llevaría mejor y simplemente me enfadaría con esa persona. Mas si yo era la razón, a mí también me dolía.

- Hinata… - se sobresaltó al oírme, aunque yo apenas murmuraba- hablemos ¿sí?... no quiero verte así.

Hinata comprendió, como yo mismo unos segundos atrás, mi motivación para tratar este asunto. Así que nos orillamos y bajamos un trecho del camino que bordeaba el río, el cual corría allá abajo. Nos sentamos sobre el pasto, bajo un cielo rojizo que se iba apagando. E hicimos silencio por un rato mientras cada uno averiguaba cómo empezar.

- ¿Por qué no me deshice apropiadamente de eso?...

Murmuró Hinata, abrazado de sus rodillas y con el rostro enrojecido, escondido entre sus brazos.

- eso ya no importa…

Le contesté, tratando de tranquilizarlo.

Silencio otra vez.

- ¿Es raro?... ¿te doy asco, Kageyama?

Me preguntó, partiéndome el corazón en dos, por lo que exclamé:

- ¡C-Claro que no! ¡¿Cómo puedes pensar eso?!

- es que… tú me dijiste que… -sabía que les costaba decirlo- … que una persona tendría que ser sorda, ciega y tonta para fijarse en… mí.

shouyo terminó de hablar antes que un sollozo le cortara la voz y eso junto a lo que me había dicho, me mató. Acabó conmigo.

- ¡Yo no sabía!… lo dije para molestarte. No es que lo piense. No es verdad… es que…

Traté de disculparme sin decir la palabra que a Hinata tanto le molestaba, pero era demasiado difícil para un cabeza hueca como yo, así que me callé.

- ¡Está bien! ¡Ya entiendo!

Exclamó animadamente, de pronto y sorprendiéndome. Se secó discretamente las lágrimas y me sonrió. Seguramente él pensaba que lo estaba haciendo genial, sin embargo, a mí no me gustó para nada esa sonrisa. Era triste. Me desesperaba, porque yo anhelaba su sonrisa de siempre. Esa que brilla más linda que el sol. Esa que te alegra el corazón. Esa que me hacía pensar que todo lo podíamos lograr. No me había dado cuenta de cuán dependiente de su sonrisa me había vuelto, hasta ahora.

- Entonces te lo diré apropiadamente…

Habló shouyo, atendiendo sus propios pensamientos. Lo miré a los ojos y esta vez el no huyó e hizo lo mismo.

- Me gustas, Kageyama.

Me dijo sonriendo, pero esta vez de verdad. Con esa sonrisa que me llenaba el pecho. Y no supe cuándo mi cuerpo reaccionó por cuenta propia, mas de repente lo estaba besando.

Mis labios sobre los suyos con delicadeza. Admito que no sabía muy bien cómo hacerlo. Sin embargo, mis manos sobre sus mejillas tanteaban su piel suave y caliente a causa de su sonrojo, mis labios secos sobre los suyos tan blandos que me parecía que se derretían entre los míos, tan húmedos que me hacían querer más y tan sutilmente salados que pronto necesitaría volver a probarlos para conocer cómo eran dulces, porque mi imaginación se quedaba corta si ya ahora sabían así de bien. Tenía mis ojos cerrados por instinto al querer sentir todo ello con intensidad y la mayor nitidez posible, entonces sentí el leve temblor de su labio inferior que se movía para corresponderme.

No sé por qué, pero me sentí orgulloso de mí mismo. Quizá porque me era fácil imaginar la felicidad que debía estar sintiendo Hinata debido a que yo lo estaba besando. ¿O esa era mi felicidad?

Unos momentos después, tan eternos y tan efímeros a la vez, nos separamos. Hinata estaba muy sonrojado y yo también. No me entendía completamente y por eso callé.

- Gracias, Kageyama… fue muy amable de tu part-

- Sabes que no puedo ser amable.

Le interrumpí antes que dijera esas feas palabras que sólo arruinarían el momento.

- Hinata… -me puse tan nervioso como nunca en la vida había estado, pero se lo diría- creo… no… probablemente... no, no… lo que quiero decir es que… espera, mejor…

- ¡Kageyama, no te entiendo nada cuando empiezas a murmurar así!

Se desesperó el enano ante mi indecisión.

- ¡Rayos, que poca paciencia me tienes!

- ¡Yo soy el que más tiene paciencia aguantando tu genio, genio!

Sabía que estábamos a un paso de empezar a pelear como siempre, así que le dije:

- ¡Bueno, como sea! ¡Me gustas!

shouyo calló de golpe, estaba impactado. Verlo me hizo sentir un maligno placer… en ese entonces comenzó mi afán de tomarlo desprevenido y hacerle sonrojar con mis actos repentinos. Aunque luego él me las devolvía. Todo era una competencia para nosotros.

A shouyo se le humedecieron los ojos y se me abalanzó dándome un apretado abrazo. Eso me dio tanta ternura. No sabía que me podía sentir así. Casi me sentía una persona normal.

Le acaricié ese cabello liviano y desordenado que me sacaba de quicio. Entonces comprendí que sólo era la ansiedad de mis manos por tocarlo. Era sedoso y fino y ligero… justo como él mismo.

- ¿Estás seguro, Kageyama?

Me encaró, quitándome el placer de su tacto. Y no sabría si me enojaba por eso o porque dudaba de mis palabras.

- ¡Claro que estoy seguro!

Le respondí de malas pulgas.

- ¡Ma, ma, sólo preguntaba!

Rio él, al ver que mi estrechez de genio no cambiaba por estar enamorado. Yo sólo pude quedarme viéndolo con cara de idiota porque su risa era tan buena para el corazón como todo en él.

De pronto me tomó de la mano, haciendo con ello latir muy rápido a mi corazón. Seguido me abrazó por el cuello y me atrajo para besarnos. Incluso en una situación así era tan inquieto como en las prácticas. Cada vez conocía más sobre este lado de Hinata. Y cada vez me gustaba más.

Esa vez se nos hizo de noche y recién cuando empezamos a tiritar de frío decidimos emprender el camino a casa. Le ofrecí llevar su bicicleta o su mochila, pero me rechazó diciendo que no era debilucho. Casi peleamos de nuevo.

Por suerte me acordé de sus chocolates y, con el frío que tenía, empecé a comerlos ansioso. Me pidió y le dije que no, porque era míos. El me miró frunciendo el ceño y los labios. Vaya que era adorable a veces. Me rendí y con un chasquido de lengua le ofrecí la caja. Entonces un rato después se me ocurrió una idea brillante. Estábamos seguros, cobijados por la noche en una calle con poco tránsito. Así que, mientras él comía un chocolate distraídamente, lo agarré del uniforme y le di un beso. Pero no uno cualquiera, sino que metí suavemente mi lengua en su boca para saborear el dulce chocolate mezclado con sus tiernos labios. Tardé mucho tiempo después en tener una idea tan buena como esa.

- ¡K-KAGEYAMA!

Exclamó todo rojo cuando nos separamos.

- ¡No seas asqueroso!

- ¿Eso se sintió asqueroso?

Pregunté confundido, porque shouyo no me había apartado cuando lo hice.

- ¡N-No. pero…!

Lo miré con una sonrisa ladina. Yo había ganado esta vez.

- ¡Ay, Kageyama, eres tan insoportable!

Exclamó Hinata para luego besarme. Esta vez yo fui el sorprendido, pero qué podía hacer. Me gustaba mucho Hinata. Ahora lo sabía y me sentía afortunado de poder estar así con él. Juntos.

 

Fin.

Notas finales:

ojala les haya gustado leer este fanfic tanto como a mí el escribirlo 

comenten! chau!


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