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Apariencia por All_EX

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Notas del fanfic:

Esta es una idea que salio de otro fic que estaba escribiendo para mi bueña niña, May. En parte es su culpa porque hablamos demasiado sobre lo lindo que es Baekyun en el papel de "nerd".

No creo que tener nada más que decir... Eso es todo.

Oh, sí, ojala sea de su agrado(?). 

 

Notas del capitulo:

Se pide discrecrión ante las faltas de ortografia (?).

—Gracias por aceptar esta, eh… cita.

 

—No es nada.

 

Me sonrió, ¡Park Chanyeol acaba de sonreírme a mí! Es el mejor día de mi vida, maldición. Todavía no asimilo el hecho de que haya aceptado tener una cita conmigo, es decir, fue muy difícil para mí pedirle tal cosa ya que él es una persona muy ocupada, siempre esta con sus amigos, trabajando o en las prácticas de baloncesto. Sin contar que a veces soy algo tímido cuando estoy cerca de él.

 

Mi personalidad no es así en absoluto, soy alguien sociable como Chanyeol. Mi imagen, en cambio, da a entender otro tipo de cosas; como que soy inteligente, torpe, tranquilo y reservado. El que yo use lentes y frenos no significa que sea el típico estereotipo de nerd -mis notas y a penas se mantienen para pasar el año-, los uso porque los requiero. Y odio demasiado a esas personas que me toman por idiota solo por eso.

 

Menos a Chanyeol. Él tiene todo el derecho de creer que soy un maldito nerd porque, sí, me comporto de forma muy lamentable en su presencia. Desde tartamudeo hasta romper cosas es lo que me causa su persona. Una vez fui hasta su salón a hacerle una pregunta tonta, que al final no termino bien. Todo comenzó en el momento en el que entré en dicha aula, me había dicho a mí mismo que no debía ponerme nervioso sólo iba a hacer una consulta, a quitarme una duda y nada más, estaba tan ensimismado en mis pensamientos que no noté la silla en medio del camino de donde estaba Chanyeol.

 

Ahí fue cuando tropecé con la silla hija de puta, golpeándome en las rodillas y para rematarla, Chanyeol, que al parecer me había visto entrar, vio venir que iba chocar con el asiento por lo que intentó evitar que yo cayera de bruces contra el suelo. No sólo no evito que me hiciera mierda, sino que también se llevó un codazo en su mandíbula.

 

Después de ese día lo evité por toda la semana.

 

Por esa razón, cuando me armé de valor para pedirle que saliera conmigo me dije que tendría que ser en un lugar donde no hubiera nada peligroso.

 

Junto a Luhan, un día jueves, nos dirigimos hacía el gimnasio donde se estaban efectuando las prácticas de baloncesto, subimos a la tribuna y esperamos a que esta terminara.

 

—Ese chico de ahí es lindo. —había comentado Luhan, señalando hacía donde estaban los chicos. Miré en la dirección a la que apuntaba y levanté una ceja.

 

— ¿El que tiene el balón? —pregunté.

 

—No, el que está parado mirando sin hacer nada.

 

Esta vez cambie mi visión de dirección y la dirigí hacia la persona que indicaba Luhan. Era un chico de cabello negro y se pasaba una mano por el cabello como si esperara a que el balón viniera a él. No pude evitar reír.

 

Mi atención se desvió cuando Chanyeol pasó frente a él con el balón en mano, se movía demasiado rápido que me hizo poner ansioso, logró evitar a todo aquellos que se le cruzaron hasta que el balón entró en el aro. Salté de mi asiento y me apoyé sobre la baranda e iba a gritar de la emoción, pero por suerte me detuve a tiempo dejando escapar un “¡Sí!” ahogado.

 

Lamentablemente no pude pasar desapercibido, Chanyeol me vio. En ese momento quise tirarme de la tribuna a ver si así hacía un hueco en el suelo y desaparecía. Opté por dejar de verme tan patético y levanté mi mano en forma de saludo. Él me lo devolvió con una sonrisita y otra vez quise lanzarme al piso.

 

Así de ridículo soy cuando lo veo.

 

Antes de que desviara su mirada a la persona que le hablaba, hice un gesto con las manos de que si me podía esperar sólo un minuto, él asintió y volteó por completo.

 

Gire a la velocidad de la luz en dirección a Luhan, me senté a su lado y cubrí mi rostro con las manos.

 

—Siento mucha vergüenza, debo verme como un tomate… además siento calor. ¿Sabes qué? Mejor vayámonos, hablaré con él en otro momen…

 

—Te ves lamentable —cortó Luhan. Ante esas palabras saqué las manos de mi rostro y lo miré mal, para después relajar mi rostro y levantar una ceja. Él me miraba con un gesto tranquilo—. Te estas comportando como una niña, ¿lo has notado? Ni siquiera estabas así cuando empezaste a salir con Minho.

 

Mi rostro se desencajo por completo. Es decir, ¿qué tenía que ver mi primer novio ahí? Minho era una cosa y Chanyeol otra.

 

—No sé qué tiene que ver eso aquí. Ilumíname por favor —dije sarcástico. Mi chino amigo apretó los labios, miró hacia arriba, después a un costado y luego a mi otra vez. Yo arrugué mi rostro porque no sé qué tanto pensaba.

 

—Te gusta Chanyeol —soltó. Sonreí con obviedad ante sus palabras.

 

—Eso es obvio, no le pediría salir conmigo así porque sí.

 

—No, no algo como eso… uhm, a ti te… no, tú estás enamorado de él.

 

Eso sí que me sorprendió. Yo nunca vi lo que sentía por Chanyeol como un tipo de enamoramiento, más bien lo definía como una atracción, un simple gustar. Jamás tomé en cuenta lo torpe que me sentía a su lado, la emoción que sentía cuando cruzaba unas dos o tres palabras con él o la sonrisa que tenía que oprimir cuando hacía algo gracioso. Todo aquello lo sentía como algo, no sé, normal.

 

Exhalé un gran un suspiró, y refregué mis ojos por debajo de mis lentes. Me estaba empezando a doler la cabeza. Lo mejor sería que me fuera y pensará mejor lo que iba a hacer.

 

Luhan tal vez tenía razón. Mucha.

 

—Ahí viene Chanyeol.

 

Otra vez comencé a sentir calor. Me alegraba de no haber quitado aún la manos de mis ojos, supongo que me equivoque y no estaba preparado para pedirle salir.

 

Escuché los pasos de Luhan alejándose y dejándome solo, pero en ningún momento escuché los de otra persona. Me quedé quieto y en silencio por todo un minuto completo, no sentía absolutamente a nadie allí. El desgraciado me había jugado una sucia broma.

 

De mala gana quité las manos de mis ojos y abrí los ojos.

 

Silencio. Por cinco, seis, siete segundos. Porqué Chanyeol estaba inclinado frente a mí, porqué. 

 

—Creí que te habías dormido, no quería tener la necesidad de despertarte —fue lo que dijo él, con palabras de alivio y una mano en su corazón.

 

Estoy seguro a que en ese momento a pesar de estar completamente sonrojado, estaba sudando. Mi corazón latía a mil por hora y por la mierda, quería que por favor se alejara de mí, la incomodidad que sentía era mucha, no quería que me viera en ese estado.

 

Necesitaba hiperventilarme con urgencia y yo realmente no deseaba que me viera como un rarito, ya suficiente con que crea que soy una persona torpe.

 

— ¡Hola! —fue lo primero que pude decir. No lo dije, lo exclamé y demasiado fuerte para mí gusto.

 

—Hola Baekhyun —la risa que dejo escapar no me tranquilizo en lo absoluto. Es decir, se estaba riendo de mí, de lo lamentable que me veía seguramente—. Ibas a decirme algo, ¿no?

 

—Sí, sí, casi lo olvido —dije incomodo, apreté los labios y acomodé mis lentes—. Yo quería saber si tú… es decir, si tienes tiempo ¡porque sé que estas muy ocupado! —los  ojos de él se abrieron en alerta por un segundo ante mi repentina exclamación—, lo siento, no quise asustarte…

 

Dios, ¿por qué me pasan estas cosas?

 

—No te preocupes, continua.

 

—Bueno, yo... yo estaba diciendo que sí un día de estos yo, digo, tú, o sea si te gustaría que nosotros… bueno, no nosotros más bien juntos o-o por separado, tú por un lado yo por el otro, sin hablar si tú quieres aunque si sería lindo que habláramos. No te estoy obligando, no me malinterpretes, si quieres puedes estar callado a mí me gusta hablar tal vez a ti no y-y ya sabes, yo quisiera saber eso.

 

Durante todo el rato que hablé no lo miré ni por asomo, me puse a jugar con mis manos por el nerviosismo. Mi respiración era dificultosa pero no lo hacía notar, intentaba inhalar todo el aire que podía por la nariz, no quería abrir la boca y arriesgarme a tener mal aliento y que Chanyeol lo sintiera, eso sería mucho más vergonzoso que esa vez que lo golpeé.

 

Una gota de sudor resbaló por mi cuello después de un rato que Chanyeol no me respondió. Eso definitivamente era una negativa y él sólo estaba pensando en cómo rechazarme sin herir mis sentimientos, y me sentí apenado de que siquiera se tomara un minuto de su tiempo en ser considerado cuando pudo solo decirme que no. Ahora yo me sentía mal de estar haciéndolo perder el tiempo.

 

—Sabes, yo no… —comenzó a decir él y antes de que gastara saliva por nada, lo interrumpí levantándome.

 

—Está bien, lo comprendo. Yo tampoco me diría que sí a mí mismo, y será mejor si me voy. Nos vemos.

 

— ¿Qué? —cuando él dejó escapar su incógnita, yo ya estaba bajando por el primer escalón. Huyendo.

 

Antes de que llegara a tocar el último escalón Chanyeol tomó mi mano y me giró hacía él, casi tropiezo con uno de esos escalones pero me sostuve a tiempo del hombro de la persona frente a mí.

 

Chanyeol parecía serio e incrédulo, provocando que me sintiera confundido.

 

— ¿Por qué te has ido así como así? —preguntó con el ceño fruncido.

 

—No tenías que darme ningún tipo de explicación, solamente…

 

— ¿Cuál explicación? Baekhyun, iba a pedirte que me repitieras lo que tenías para decirme, lo cierto es que no entendí ni una sola palabra de lo que dijiste —él dejo escapar un suspiro de cansancio.

 

—Oh… —que vergüenza. Que mierdera es la vida conmigo.

 

—Entonces, ¿lo repetirías?

 

—S-si —asentí. Cerré mis ojos y tomé una gran bocanada de aire, esta vez esto sería rápido, fácil y entendible, sobre todo. En cuanto abrí mis ojos, abrí mi boca—. ¿Te gustaría salir en unos de estos días conmigo?

 

Las palabras salieron tan veloces que incluso jadeé. Había sido claro, estoy seguro. Tan seguro como la sonrisa que se formó en los labios de Chanyeol.

 

— ¿Qué te parece el viernes?

 

Y aquí estábamos. Hoy viernes, Chanyeol y yo, en una cita.

 

Él había propuesto ir al cine y luego a comer, yo iba a aceptar con gusto pero en el trayecto pasamos por una feria. Lo que parecían miles de luces llamaron mi atención, y sin darme cuenta, me detuve a mirar con una gran sonrisa cada atracción que se presentaba ante mis ojos y que yo alcanzaba a ver.

 

Todo estaba tan lleno de gente y de colores. Era un lugar muy bonito y que fuera de noche, le daba un aire de intimidad.

 

—Supongo que lo planes de esta noche se cambiaran por otros, eh —di un respingo ante las palabras repentinas de Chanyeol detrás de mí.

 

—Por supuesto que no. Só-sólo me detuve a observar, ¡mira toda esa energía! El lugar es fascinante —señalé. Chanyeol metió sus manos en los bolsillos del pantalón y en lugar de dirigir sus ojos hacia la feria, me miró a mí.

 

—Vayamos allí.

 

Ante sus palabras no pude evitar balbucear silenciosamente.

 

—En verdad que no es necesario, ya habíamos quedado a donde iríamos y no… no quiero arruinar esto, ¿sí? Simplemente… vámonos.

 

—Nunca dijiste que sí —dijo divertido. Miré a la noche con reproche y después cerré los ojos. Tenía razón, no lo hice—. Nos vamos a quedar aquí, tengo ganas de probar un algodón de…

 

—No, no nos vamos a quedar Chanyeol.

 

—Como tu cita —el que haya recalcado esa palabra, me hizo ruborizar—, te digo que nos quedamos y punto.

 

Sin dejar que replicara tomó mi mano y tiró de ella arrastrándome hacía la entrada. Sentía que en cualquier momento comenzaría a sudar, realmente agradecía que el clima estuviera fresco sino mi mano resbalaría de la suya, como si hubiera mantequilla entre ellas.

 

Cuando estuvimos cerca de la entrada tiré hacía el lado contrario. En verdad que no quería obligar a Chanyeol a ir a un lugar por compromiso sólo porque a mí me gustaba, prefería ir a otro lado donde ambos estuviéramos a gusto. A este paso la cita se arruinaría y era lo que menos deseaba.

 

Chanyeol volteó a verme, incrédulo.

 

—T-Te estoy hablando en serio, Chanyeol. Si sigues así voy a enojarme —sentencié, mirándolo de la peor forma posible.

 

—Creo que sería lo más lindo que vería en el día.

 

Yo no esperaba esa respuesta. En lo absoluto.

 

Esta vez me quedé sin palabras y lo seguí en silencio. No sé si lo hizo para callarme, para sonrojarme o para halagarme, y sea la razón por la que fuera, logró cada una de esas cosas.

 

Si por un momento me sentí enfadado, eso quedó en el pasado. A cada atracción que pasaba me le quedaba mirando y luego entregaba mi dinero como si fuera la persona más adinerada en el mundo. Chanyeol que al parecer quería que dejara de gastar mi dinero, pagó otros juegos. Como sentía pena de que hiciera tal cosa por mí, me abstuve de pasar por otros juegos. En el transcurso compramos dos algodones de azúcar. El mío se echó a perder porque me tropecé con un pozo traicionero y se me cayó.

 

Habíamos pasado ya por nueve puestos y justo ahora había uno que le estaba complicando las cosas a mi alto compañero. El juego era demasiado fácil, difícil era para él que tenía una pésima puntería para lo que era esto de tirar una torre de botellas. De los tres intentos que tuvo, a los tres le erro. No quise burlarme pero si me reí mirando hacia otro lado. Cuando pagué por mi turno a la primera derribé las diez botellas, ganando el peluche de una vaca de tamaño mediano.

 

Presioné lo que sería el hocico de peluche de éste y lo di vueltas, observando todo sólo por curiosidad. Apreté mis labios ante la idea de regalárselo a Chanyeol, sería un gesto de gratitud por cómo estaba pasando la noche a su lado. Antes de extenderlo hacía su persona pensé que estaba siendo un idiota.

 

¿Gratitud por cómo estaba pasando la noche? En serio. Que me pasa.

 

Apreté mis labios con más fuerza, para girarme hacía él y extenderle por fin el peluche.

 

Chanyeol miró a la vaca, luego a mí, después a la noche y se giró yéndose hasta otro puesto. Mi brazo flaqueo hasta que cayó a mi costado. Eso fue doloroso.

 

Antes de cometer la estupidez de irme del recinto, miré hacía el lugar al que Chanyeol se había ido y me quedé con la boca abierta. Le pagó al dueño del high striker y la confianza con la que se paró frente al juego fue… impresionante. Se quitó la chaqueta que traía y la lanzó a un costado, su acción llamó la atención de unas chicas que pasaban por el lugar y que se quedaron a ver a ese guapo extraño de brazos exuberantes. Ese comentario que oí no me hizo ni pisca de gracia. 

 

Observé como movió sus hombros y cuello en preparación para luego tomar entre sus manos el martillo. No estoy seguro de que fue más impresionante, si el fuerte golpe que dio o como sus brazos se endurecieron ante la fuerza de agarre sobre el palo. Al que fuera le sonreí con admiración, pero el muñeco sobre mi mano la hizo desvanecer. Chanyeol al parecer prefería ganar sus propias cosas y mejores, como la gran oveja que le entregaron como premio.

 

Bajé la mirada y tomé entre mis dos manos a la vaca. Volví a apretar el hocico y formé una mueca. ¿Sería momento de irme, ya?

 

— ¡Baekhyun! —la exclamación proveniente de Chanyeol logró que levantara la mirada y fue incomodo que algunas personas nos miraran.

 

—Hey… —dije con una sonrisa que parecía más una mueca, de lo forzada que era—. Gran premio te has ganado, felicidades.

 

— ¿Lo crees? —preguntó con lo parecía superioridad en la voz. Asentí—. Es bueno que lo creas, realmente me esforcé porque es para ti después de todo.

 

Parpadeé.

 

— ¿Disculpa?

 

—Disculpado. Ahora dame a mi vaca y toma a tu oveja —parecía tan feliz y Chanyeol fue el que tuvo que hacer el intercambio, porque yo no moví un musculo para nada—. Se está haciendo un poco tarde… —comentó después de mirar su reloj, mordió su labio inferior mientras que su mirada se dirigía a otro lado—, tenemos tiempo para ir a una atracción más grande, ¿qué dices?

 

—Claro… —acepté. Pegué mi vista al regalo de Chanyeol y toqué sus orejas, sintiendo la suavidad—. Vayamos a la rueda de la fortuna —dije sin pensarlo dos veces.

 

—Uh, seguro. Dicen que es un lugar romántico —murmuró rascando su cabello.

 

—No, yo no quiero ir por eso, yo-yo también sé eso pero es que la vista… debe ser bonita, ya sabes. Nunca antes había venido entonces quise…

 

— ¿Nunca antes habías venido? —cuestionó con incredulidad, los ojos parecían que se le iban a salir. Aquello me hizo sentir apenado, por lo que comenzamos a caminar para dirigirnos a la última atracción.

 

—Bueno, no. A mis padres nunca les gusto salir demasiado de casa, primero porque llegan cansados del trabajo y segundo porque estas cosas no son su estilo, ¿tan extraño es que nunca haya venido?

 

— ¡No! —exclamó y yo di un respingo. Eso me asustó y sorprendió a la vez—. Perdona. Y no, no es extraño en lo absoluto, a decir verdad es como algo común para la familia o amigos venir aquí, pero siempre tienes a los que le gusta y a los que no, hay diferentes… será mejor que me calle.

 

Relamí mis labios y asentí. Sería lo mejor, sí.

 

Cuando llegamos allí ambos acordamos pagar a medias, a pesar de que el boleto estaba barato y que Chanyeol insistió en que pagaría él. Esperamos un instante en silencio a que llegará la cabina. En ciertos ratos pasaban pequeñas ráfagas de viento helado, puesto que la noche se estaba volviendo más fría, y en un impulso abracé a mi peluche, ¡era muy suavecito!

 

Estaba seguro que más de dos minutos ya habían pasado. Como mi celular en cierto momento se quedó sin batería, me giré a preguntarle la hora a Chanyeol.

 

—No te lo dije pero te ves hermoso —interrumpió entonces.

 

Mi corazón retumbó ante las repentinas de Chanyeol por muy ridículo que sonara. Me sentí ruborizar y con unas enormes ganas de saltar y reír, pero no lo haría, claro que no. No podía permitirme que me siguiera viendo como alguien extraño, además de que tampoco quería que viera mis frenillos, siempre hice hasta lo imposible para que él no los viera. Daba sonrisas pequeñas, muy tenues -a pesar de que quería mostrar mi sonrisa cuadrada-, me mantenía a raya e intentaba mantener la boca cerrada. Odiaba con mi vida el necesitar tales cosas sobre mis dientes.

 

Dejando ese detalle de lado, me agradó saber que le gustó mi vestimenta. He de admitir que quería darle una impresión casual y un aire de simpleza. ¡Y lo hice!

 

Carraspeé recomponiendo mi actitud y con una pequeña venia le devolví las palabras.

 

—Gracias, tú igual Chanyeol.

 

— ¿Yo qué? —preguntó fingiendo ignorancia.

 

—También te ves… t-te ves li-li… —la risa de Chanyeol cortó mi monologo. En lugar de ofenderme o enojarme, también reí. Su risa era contagiosa para mí—. Guapo. Te ves guapo —solté. Sin vergüenza, sin tartamudeos, sólo lo dije y ya.

 

Como me arrepiento. Mientras yo reía, él paró y su mirada se centró en mi boca, y apuesto, la no-virginidad de Luhan, a que no se había quedado tildado necesariamente porque mis labios fueran los más bonitos del lugar.

 

Tapé mi boca en un acto repentino que hizo fruncir el ceño de Chanyeol, y cuando quiso decir algo no lo deje, aprovechando que la cabina al fin estaba ahí me adentré en esta, dejé a mi oveja en el suelo y me paré frente al vidrio.

 

Oh, sí, gran idea. No sé qué mucho lo iba a evadir si él iba a entrar junto a mi después de todo, no por nada estábamos allí.

 

Muy bien, muy bien, no me voy a alterar, es decir, siempre puedo fingir demencia y ya.

 

— ¿Qué fue eso? —interrogó él con su voz gruesa.

 

— ¿Qué fue qué?

 

—Te tapaste la boca, ¿por qué?

 

—Po-porque sí… ¿es que acaso no puedo? Estoy en todo mi derecho de…

 

—Baekhyun —que me llamara por mi nombre y con un tono de reproche, no me agradó, y justamente por eso lo miré como si me sintiera regañado—, ¿es por tus frenos, verdad? —preferí no responder, el suelo era más interesante—. Lo sabía, ¡lo sabía! Haces eso siempre y siento que te estoy incomodando, nunca sonríes sinceramente en mi presencia. Parece como si te forzaras a estar a mi lado, ¿en verdad creíste que nunca lo notaria? No puedo creer que pienses que te juzgaré por algo como eso.

 

Fruncí el ceño y lo miré con enojo. Chanyeol no podía estar diciéndome eso a mí sin sentir lo que yo, en carne propia. Él no sabe absolutamente nada.

 

— ¿Qué tanto sabes tú? —gruñí—. No sabes lo horrible que es que te hagan bromas pesadas por parecer un maldito inepto, que por cierto no soy. Estoy harto que me tomen por estúpido por mi apariencia ¡hasta tú lo debes creer, contigo me comporto como un ñoño! Me pones nervioso y me haces sentir ridículo porque me gustas Park Chanyeol, haces de mí una persona torpe… ¡Deja de hacerlo! —exclamé como fin del palabrerío.

 

Jadeé apretando mis dientes. Se lo dije, le dije todo lo que sentía y pensaba, necesitaba sacar esa molestia de mi corazón. Esperé con el ceño fruncido a que se enfadara, no a que sonriera.

 

¿Por qué siempre tenía que sonreír? ¿Qué diablos pasa por su cabeza?

 

—Sabía que verte enojado sería lo más lindo que me pasaría en el día.

 

Qué.

 

— ¿Qué?

 

Tuve que sostenerme de sus hombros cuando tiró de mi cintura hacía su cuerpo. Sentí cosquillas en mi estómago ante tal acto sorpresivo. Su respiración golpeaba contra mi sonrojado rostro, porque no, no había momento en el que no me sintiera cohibido con cualquier cosa que hiciera. Él provocaba muchas cosas en mí, cosas que nunca había sentido por alguien y era un sentimiento satisfactorio y agradable, estaba siendo correspondido, supongo.

 

La cercanía era demasiada, me gustaba y me deje llevar. Deslicé las manos que estaban en sus hombros hasta detrás de su nuca y lo rodeé por el cuello. Cuando él ladeo su cabeza me di el lujo de unir nuestras bocas en un toque suave. Y más relajado no me pude sentir, sus labios eran tan suaves como un dulce de goma.

 

Chanyeol me apretó contra su cuerpo y con ello, el beso comenzó con un ritmo lento y calmado. Podía sentir cada sensación que recorría mi cuerpo como electricidad. Un escalofrió agradable recorrió mi espalda cuando Chanyeol levantó mi camisa para tocar la piel de mi cintura. Hubo, incluso, una necesidad de que querer restregarme contra él.

 

Un suspiró sorpresa salió de mi nariz en cuanto Chanyeol comenzó a caminar en reversa, llevándome con él. Mientras que Chanyeol se acomodó en el asiento me vi obligado a sentarme a horcajadas sobre su regazo, sin romper el contacto que se había empezado a intensificar.

 

La lengua de Chanyeol invadió mi cavidad y mis ojos se presionaron con fuerza al no estar acostumbrado. Si bien lo había hecho antes, nunca llegué a familiarizarme con ello, Chanyeol en cambio estaba logrando que lo hiciera. Por lo menos, si seguía recorriendo mi boca como lo hacía en ese momento.

 

Lo que menos quería era separarme de él, pero yo requería aire. Sin pensármelo dos veces coloqué mis manos en sus mejillas y las apreté para alejarlo, aún y cuando Chanyeol gimió en desacuerdo.

 

Alejándome de su rostro apoyé mi frente contra la suya, jadeando en un compás rítmico sobre la boca del otro. Hubiera deseado ver su rostro, pero preferí mantener mis ojos cerrados, sintiéndome relajado y realizado.

 

—Que intenso fue eso —murmuró él. Aún sin abrir mis ojos, sonreí—. Y… podría ser más intenso si tú… —ante la insinuación descarada de Chanyeol, reí.

 

Esta vez sí abrí mis ojos y en dos segundos estaba serio.

 

—No. Llévame a casa, mis brackets requieren limpieza.

 

Notas finales:

¡Nos vemos!

Si quieren dejar un review no me molestaria en nah de nah(?).


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