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Pain por Kimi Chan

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Notas del fanfic:

Tengo guardado esto desde hace mucho pero no lo pulicaba porque lo escribí en una hora, así que creo que carece de mucho xD 

ESPERO QUE LES GUSTE 

—Hace mucho que no tenemos una cita, Yong Guk. Vamos al parque-. Dijo un sonriente castaño -.

— Solo si me cocinas un ramen – respondió el pelinegro picando el puchero que su novio hacía -.

El más joven asintió con una gran sonrisa. Habían pasado ya dos meses desde su última cita; sus amigos DaeHyun y YoungJae salían cada fin de semana, envidiaba eso de ellos.

 

Ambos estaban acostados en el pasto, el menor usaba de almohada el torso de su novio, quien recargaba la cabeza en una de sus manos mientras usaba la otra para acariciar el sedoso cabello del menor.

— HimChan… - susurró Yong Guk. El aludido elevó un poco la cabeza para ver al dueño de la grave voz. – HimChan… - el castaño se separó mirando al mayor, ambos se sentaron mientras el pelinegro sacaba algo del bolsillo de su pantalón. - ¿Qué sientes por mí?

El joven rio al escuchar la pregunta.

— ¿Es una broma? – Miró al moreno, que negaba con la cabeza mirándolo con seriedad. – Te amo.

— ¿Estás seguro de que me amas? –Su semblante era serio, algo característico en él cuando no estaba al lado de HimChan.

— ¿Por qué no habría de estarlo? Eres lo más especial que tengo. Estoy seguro que lo que siento por ti es amor.

Y luego de escucharlo, Yong Guk tomó la mano del menor colocando una dorada y brillante argolla en el dedo anular de su mano izquierda. Y pronunció las palabras más preciadas y esperadas por cualquier persona enamorada.

— Kim HimChan, ¿quieres casarte conmigo? –Dijo con voz más grave de lo normal; su mirada brillaba más que nunca, aunque también se podía notar un deje de inseguridad por la respuesta que podía recibir.

Los jóvenes, ahora comprometidos, caminaban de regreso a casa con las manos entrelazadas, muy pegados el uno del otro, con una enorme sonrisa dibujada en sus rostros, un rubor que se esparcía por todas sus mejillas y un brillo en sus ojos. Irradiaban amor y eso se notaba a distancia.

Un disparo resonó en el lugar haciendo que el más joven se estremeciera. Miró al costado, observando como su prometido caía creando un sonido sordo. Del cuerpo del mayor salía un líquido rojo, sus manos se ponían frías y tenía la mirada perdida. Se hincó al lado de su amado sacudiéndolo con ansias. El alma se le estaba escapando, su cuerpo temblaba igual que una gelatina y las manos casi se le congelaron, aunque sudaba.

 Escuchó los gritos desesperados de alguien que llamaba a su amado.

 

Despertó sentándose de golpe en la cama, bañado en sudor, con lágrimas en el rostro. Su pecho subía y bajaba con frenesí y se dio cuenta que quien gritaba era él… otra vez la misma pesadilla.

Se llevó al rostro sus manos temblorosas y frías, no podía calmar el llanto. No podía tranquilizarse. Lo extrañaba tanto, le hacía tanta falta su presencia, su compañía. Extrañaba los fuertes, cálidos y protectores brazos de su Yong Guk.

 

Su madre, su padre, sus amigos, todos le dijeron que no era bueno quedarse en la casa que él y el pelinegro compraron. Incluso la familia Bang le ofreció dejarla a su nombre y que él viviera en casa de sus padres. Pero el castaño jamás aceptó. Esa era su casa, su hogar, un lugar que estaba lleno de recuerdos, tanto buenos como malos:

La primera vez que llegaron a esa casa, su cena de tercer aniversario de noviazgo (que había sido apenas unos meses antes del asesinato del moreno), su primer encuentro íntimo que nunca contó a nadie, todas las noches en que se quedaba dormido mientras veían una película de guerra, aquellas que tanto gustaban a su casi esposo, su primer problema “marital”, la dulce y placentera reconciliación… entre muchos otros.

Y es que, aunque ya había pasado un año, HimChan aún no podía superar la muerte de su prometido.

Durante ese año el castaño había cambiado bastante, se volvió serio, frío, prefería estar solo en casa que salir con amigos o ver a su familia. Dormía muy poco, tenía pesadillas constantemente, en su rostro se habían formado un par de ojeras que habían estado creciendo con el paso de los días, su piel ahora era pálida, había bajado de peso. Lloraba todo el tiempo, ya no sonreía. El HimChan que todos habían conocido había muerto, y fue enterrado junto a la otra mitad de su corazón: Bang Yong Guk.

 

Habían comenzado a vivir juntos  luego de un año y medio de noviazgo. Ninguno estaba seguro de comprometerse, no estaban preparados, pero querían intentarlo. Intentarían vivir juntos por lo menos unos meses, y ya después pensarían en contraer matrimonio y en una familia.

 

 

Era 19 de abril, su cumpleaños. Luego de la visita de sus familiares y amigos  tomó una larga ducha caliente. Preparó una bebida y fue a la cama. Otro año que  Yong Guk no estaría con él, pero solo por poco tiempo.

— 11:11, mi deseo eres tú –Murmuró.

Bebió todo el líquido de un solo trago, dejando que el alcohol quemara su garganta, y se acostó en la cama matrimonial. Un par de brazos lo rodearon. Otra vez esa calidez lo invadía. Su corazón se sentía completo.

Sus ojos se cerraron solos, su respiración se fue relajando al pasar los segundos. Pronto cayó en un profundo sueño siendo arrullado por la voz del mayor que le cantaba al oído.

—Te extrañaba tanto mi amor… –Sonrió luego de oírlo. Él también lo extrañaba, sus brazos, su voz, su cuerpo cálido calentándolo ahora que el propio estaba frío.

—Ahora vamos a estar juntos. Y por primera vez, luego de un largo año que para él fueron como diez, sus labios se unieron en un pequeño pero amoroso beso. Ya no estarían separados nunca más y eso, eso hacía feliz a HimChan.

Notas finales:

https://www.facebook.com/Kimi-Chan-799184803477172/


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