Un hombre de cabello negro ojos grises y tez pálida, bastante atractivo, caminaba con paso calmado hacia una casa (por no decir mansión) bastante lujosa y bien decorada, llevaba en una mano una gran maleta y en la otra una pequeña nota con una dirección en ella, a medida que se acercaba a aquella residencia su rostro mostraba una expresión cada vez mas ansiosa; cuando por fin alcanzo el inmenso porche se detuvo un momento y después llamo al timbre, tuvo que esperar poco tiempo antes que alguien le abriese –¿es acaso usted Cristian Málick?- pregunto un hombre anciano de ojos introspectivos y postura amenazante, justo como un perro guardián al acecho –Si, ¿es esta la residencia de la señora Annete Rich?- pregunto con un tono respetuoso pero frio, esta vez el anciano le indico que pasara, su señora aun estaba preparándose, sin embargo el podía esperarla en el jardín mientras tanto el estaría a sus órdenes, sin embargo el más joven rechazo la propuesta y decidió esperar solo; una vez que se hubo retirado se sentó en una silla de las que había allí y se dispuso a preparar todo, al parecer esa sería otra mañana tranquila, suspiro e imagino cómo podría ser aquella señora, tal vez fuese lo que él llevaba buscando hace mucho, sonrió, no, no podía ser así, con cierta rigidez militar repaso su tarea, primero saludaría cortésmente a la “señora” se pondrían a platicar un poco acerca de los detalles del retrato y la paga, después empezaría a retratarla, simplemente otro trabajo más para el joven retratista más famoso del país, miro al cielo y cerró los ojos, por un fugaz segundo pudo percibir el olor a pan recién hecho y una dulce voz llamándole a la distancia ¡ah! Cruel vida que nos rememoras los momentos felices cuando el corazón arde en añoranza, los ojos grises pronto se llenaron de amargas lagrimas que justo antes de ser derramadas fueron cortadas por un incesante y vivaz parloteo que provenía de los labios de la mujer más grácil y bella que hubiese visto, seguro se trataba de su clienta; después del las medidas formales, el artista empezó con su trabajo, pincelada a pincelada fue recorriendo el cuerpo de la bella mujer quien pudiese hacer arder de deseo a cien hombres, sin embargo faltaba algo, no era belleza lo que él buscaba, algo mas, sin embargo ni el mismo sabia que, así que a pesar de las miradas coquetas y los gestos cariñosos que la mujer le dedico, el no hizo caso alguno y procuro retirarse lo más pronto posible hacia su morada. De camino a casa venia distraído, pensando en la belleza de aquella a quien viese antes y la razón de su repelencia hacia ella, el podría tener a cualquier mujer que desease, entonces por qué ser tan caprichoso en cuanto a quien, no había diferencia entre alguna de ellas ¿o sí? Cerró los ojos y trato de no pensar más en su búsqueda personal, en ese instante algo o mejor dicho alguien tropezó con él y le hizo soltar su preciosa caja de pinturas, y justo cuando se giraba a reprender a la persona en cuestión se quedo helado, no era posible que fuera él, no, ese muchacho de ojos miel, cabello castaño y piel morena no podía ser esa persona, ¿era acaso una broma del destino? Tal vez solo estuviese confundido, tantas cosas pasaban por su mente con tan solo ver ese rostro, sentía que le faltaba el aire.- L-lo lamento y-yo – se disculpo el niño, aquella voz lo hiso estremecer, aun no estaba seguro de que fuese el pero no perdía nada averiguándolo- Oye chico deberías tener más cuidado- dijo, después se fijo en el volante que se le acababa de caer y lo examino- “cursos de pintura para principiantes”- leyó en voz baja- ¿sabes? Hoy es tu día de suerte, veo que te interesa la pintura, yo podría enseñarte un poco- le dijo con una sonrisa al inocente muchacho .- ¿usted sabe pintar?- pregunto el chico, ignorando que era un extraño al que prácticamente acababa de conocer .-si, es posible que mi nombre te suene un poco, soy Cristian, Cristian Máric ¿Cuál es tu nombre?- solo hiso falta esa frase para que en el rostro del chico se formara una expresión de asombro y extrañeza total.
“Calor. Si, hacía mucho calor, no sé porque pero no quiero saberlo, una mujer me sonríe desde la lejanía y siento una opresión en mi pecho ¿Por qué duele? ¿Mamá? ¿Dónde fuiste aquella noche? ¿No volverás jamás? ¿Por qué me dejaste con él? Mami tengo miedo, no quiero más castigos, por favor, seré bueno así que regresa, te lo prometo no volveré a quejarme, hare lo que tú quieras, no me dejes solo...” Amanecer con los recuerdos y los fantasmas acosándote es lo peor, pero no se puede hacer nada así que con un gran dolor de cabeza el hombre de cabello oscuro y ojos grises decide levantarse e ir al baño, cuando regresa a su tranquilo cuarto se percata de algo muy inusual, en el otro lado de su cama hay un extraño bulto que apenas se mueve, por un momento piensa en golpearlo hasta cansarse, sin embargo rechaza la idea y en vez de eso se acerca lentamente y levanta poco a poco la sabana para no despertar a la extraña criatura que ha decidido pasar la noche en su cama, al descubrirla un poco se da cuenta de que no es un ser alienígena o un animal, no, es un muchacho de cabellos negros y piel morena, pero ¿Cómo carajos está en su cama?¿por qué demonios no tiene ropa encima? Y sobre todo ¿Qué carajos sucedió? Poco a poco recuerda quien es el chico y que lo llevo a “esa” posición tan extraña, “joder, ahora si estoy en un lio” piensa rememorando lo sucedido aquella tarde…