Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Origami por Mimi_nuna

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!, espero que este capítulo les guste más que el anteriori, que parece no tuvo mucha gracia pues nadie dijo ni mú :).

El verano era agotador, no podía descansar de día ni dormir por la noche, eso descontando el barullo a metros de mi habitación que incomodaba si lograba adormecerme, siquiera estaba de humor como para unirme a una conversación o una partida de billar para acompañar el insomnio.

Ki Bum comentó que Jin Ki trabajaba más o menos a estas horas, viendo los automóviles pasar dibujando rastros luminosos en el cielorraso consideré cuánto dinero necesitaría para adquirir un vehículo y cuantos años debería pagarlo. Paso a paso, aún debía re matricularme, el alquiler, los gastos. Maldije no haber nacido millonario, ni haber ahorrado jamás, maldije no poder dormir ni dejar de pensar pues me alejaba del sueño más y más.

Deseaba salir a tomar un poco del aire que se colaba por la ventana entreabierta pero temía acabar caminando kilómetros hasta hallarlo para verlo tal cual estaba imaginándolo, haciendo lo suyo con expresión concentrada, esa que desaparecía en una fracción de segundo al sonreír, casi rememoré el olor químico que solía agradarme de pequeño y mi madre se esforzaba porque no aspirase cada vez que deteníamos el vehículo, casi sonreí evocando la sonrisa del chico lejano y casi me aborrecí a mismo por estar sin saber de él por voluntad propia. En momentos como estos deseaba saber cómo combatir la ambigüedad.

Harto de mí mismo y de la ciudad tomé una decisión, regresaría una semana a casa, procuraría conseguir fondos de algún modo y con la cabeza limpia retomaría el resto del año. Aliviado y somnoliento me eché en la butaca del autobús dispuesto a descansar.

No había pasado siquiera media hora, lo supe por el reloj y porque al abrir los ojos aunque el paisaje luciese menos edificado aún me encontraba en la misma ciudad.

Un montón de pasajeros rondaban en el lugar buscando reparo del sol una vez que nuestro autobús comenzó a ser revisado. Bonito inicio de vacaciones; al ver un par de paletas y bebidas frías a mi alrededor decidí conseguir la mía mientras veía otros vehículos ir y venir por la carretera.

No es que tuviese demasiadas dudas pero aun así me mantuve atento analizando la gorra roja que subía y bajaba mientras un desfile completo de pasajeros pasaba por su estación depositando productos.

Tampoco él dudó pues la cordial sonrisa con la que recibió a los demás murió el fijar su atención en mi rostro.

-¿cómo te ha ido Jin Ki?- me alegraba verlo, debí decirlo pero no lo hice, me arrebató los productos para hacerlos sonar antes de anunciarme el importe.

-bien, pero son vacaciones, nada trascendental ocurre en esta época-

Hurgando por el importe justo hice tiempo para sacarle conversación.

-¿ya eres libre de la maldita tesis?- asintió en un gesto atento a las monedas que reunía en la palma de la mano

-estoy seguro que estará bien calificada así que podré ingresar a trabajar sin problemas en unos meses, tal vez me quede con el trabajo de menor carga horaria para conseguir ingresos extra-

-¿por qué planificas tanto?, ¿qué hay de ser espontáneo?-

-tengo cuentas que pagar-

-también yo-

Transacción realizada, depositó la compra frente a mí dándome tiempo a mirarlo un instante más. Lucía cansado, la sombra bajo sus ojos era evidente tal como el maléfico efecto de su mirada agitándome. Tal vez el tiempo no todo lo aminoraba.

Un carraspeo a mis espaldas me obligó a girar y disculparme. Estaba en su lugar de trabajo y repentinamente deseé reír al notar que no estábamos solos aunque todo se hubiese esfumado mientras lo miraba. Sentado fuera un tiempo prudencial dejé salir y entrar gente sorbiendo con paciencia a pleno rayo del sol.

-sigues aquí- lo notó casi sorprendido en mi segunda incursión

-no iba a irme, si tuvieses una mesa dentro siquiera hubiese salido, estoy estancado hasta que solucionen lo del autobús y no conozco nadie más, conversemos-

-oye, respeta mi lugar y horario de trabajo-

-porque tú siempre respetaste el mío ¿cierto?-

Una sonrisa compartida, una oleada de calor que no llegaba desde la calle, una calidez adorable en medio de un verano agobiante.

El televisor sobre su cabeza mostraba noticias y me mantuve atento a ellas sin interés revolviendo productos cada vez que un nuevo cliente ingresaba.

-salgo a las tres- concluyó al verme pagar una segunda ronda de productos.

-¿y crees que podamos conversar?- sonrió exigiendo mi sonrisa.

Solo faltaba media hora para su salida, media hora, deseé fervientemente que el autobús estuviese destrozado incluso si me apenaba el resto del pasaje abanicándose y quejándose tan cerca. Un poco más. Rogué mentalmente enviando malos pensamientos al aire acondicionado del vehículo con fuerza sobrehumana, tanto como para que me doliese la cabeza por el esfuerzo.

No dejaba de mirar el reloj y estaba desesperándome tratando de oír la alejada conversación de los técnicos y choferes cuando fui sobresaltado tanto como para saltar en mi sitio y volver a ver la burlona expresión de Lee Jin Ki haciéndome despuntar una sonrisa estúpida.

-No son las tres- comenté al verlo sentarse a mi lado ofreciéndome una paleta idéntica a la que traía en la boca

-el relevo llegó antes, ¿qué pasó con el autobús?- realmente no me interesaba anoticiarlo de ese tipo de asuntos. Habían pasado varios meses ya, no habíamos vuelto a vernos en ese tiempo. Tenerlo frente a mí inesperadamente era trascendental aunque creyese que nada así ocurriría en esta estación y no quería perder tiempo ya que estaba de paso. Masticando astillas heladas me miró aunque lo percibiese más atento a las actividades a mis espaldas que a mi cara de circunstancia.

-me alegra haberte encontrado hoy porque hay cosas que quiero decirte- saludando a lo lejos a alguien que gritó su nombre me sentí realmente molesto aunque volviese la mirada a mi cara de pocos amigos en cuanto la vio cambiar –quiero que sepas que siento mucho el modo en que te traté- como si no comprendiese alguna de mis palabras sus cejas se elevaron haciendo su expresión casi inocente y aborrecí tener que estar diciendo cualquiera de estas cosas que llevaba pensando semanas.

-Está todo bien Minho, ya pasó- conteniendo las ganas de mandarlo al diablo me concentré en abrir mi paleta apretando los dientes. No quería demasiada atención por eso me alegré de verlo juguetear con su propia golosina mientras comenzaba a hablar.

-Realmente lamento no haber comprendido que no renegabas de mí en ese entonces, honestamente no supe lidiar con lo que sentía...quería que me prestases atención, quería tu tiempo, te quería a tiempo completo incluso si no era capaz de retribuirlo tampoco; es difícil, tú eras consciente de ello más que yo….ahora que estoy más exigido por las obligaciones, las cosas inconclusas y los fallos irremediables hasta el próximo semestre comprendo el difícil arte del equilibrio aunque nunca lo haya considerado antes-

-¿cuán mal te fue?- mirándome con atención me arrancó un manotazo y una risa rabiosa

-¿no puedes ignorar las obligaciones ajenas para escuchar lo que de verdad importa? estoy siendo sincero contigo pero no me prestaste atención- los helados se derretían, su mirada fue amigable.

-escuché todo y me alegra haberlo hecho- al verlo lamer sus dedos limpiándose el jarabe lo imité –no creo que haya muchas cosas fáciles en la vida pero no hay nada peor que fallar en algo en lo que realmente pones el corazón, no solo el esmero, tal vez no estábamos preparados para salir bien parados de lo nuestro pero sé cada quien a su modo lo intentó- el claxon nos sobresaltó a todos y pude ver la procesión alineándose para retomar viaje mientras era arreado a unírmeles. Aún estaba esperando la salida y deseando seguir con nuestra charla cuando desde mi ventanilla pude verlo montado en una bicicleta realmente vieja tomando el camino contrario al mío a toda velocidad. Habíamos fallado en lo nuestro y ambos éramos conscientes de ello pero honestamente después del breve intercambio de palabras no estaba seguro a quién le pesaba más.

---

Aborrecía el verano, estaba dejando mi puesto, eran las 4 am y la claridad era evidente, los pájaros desorientados hacían escándalo en cada árbol.

No tenía tanto tiempo para descansar, echado en la cama cubrí mi cabeza hasta sentirme acalorado no solo hiperventilado. El piso estaba frío, bajo la cama las pelusas hacían nidos, no dejaba de pensar en estupideces aunque debiese dormir, en seis horas la alarma sonaría para darme el tiempo justo para ducharme, comer y vestirme antes de volver al sol, al calor y la agitación de una tarde de vacaciones ajenas, pero incluso sabiendo lo que me esperaba seguía así, semidesnudo buscando dormir sin cerrar los ojos, pensando en un día largo lleno de sentimientos encontrados.

 

En un espacio de tiempo realmente limitado Minho había aparecido, reído, puesto mala cara, había callado, se clavó en mis ojos haciéndome el estómago un nudo, me dio un golpe elevando el tono de voz y volvió a reír recordándome otros tiempos. También dijo sentir lo ocurrido. No dejaba de girar buscando posición para dormir por fin porque este día debía acabar y yo dejar de pensar, pero ¿cómo iba a hacerlo?, ni siquiera pregunté adónde iba aunque lo viese en un autobús mirándome, ni agité mi mano para despedirlo así como tampoco le di la bienvenida al descubrirlo.

Minho se detuvo frente a mis ojos y el mundo se puso patas para arriba.

No lloraba por otras personas, siquiera por mí mismo, pero me picaba la nariz y deje marcadas mis palmas con las uñas la última vez que lo vi; esa noche de cielo plomizo, de calles vacías, de silencio, de irrealidad, todo lo que nos rodeaba en ese momento eran alertas de cambio que no supe interpretar hasta no verlo alejarse sin dejarme alcanzarlo. No era condescendiente ni esperaba consideraciones pero las deseé tan fuertemente que me traicioné a mí mismo en súplicas mudas dándole tiempo, esperando una respuesta, ampliando los minutos frente a él aunque no me mirase siquiera. Nuestra relación estaba acabada. Todo se fue de repente y también lo hice luchando por deshacer el nudo doloroso en mi garganta en cada paso.

Estuve empapado al regresar a casa y mi colchón tardo días en secarse pues me quedé sin siquiera desvestirme mirando las horas pasar hasta dormirme deseando que el clima cambiase porque lo sentí mío irremediablemente.

Mi pena, la desazón, la respiración incompleta por el dolor. ¿adónde irían a parar mis sentimientos ahora que me daba la espalda? el agua debía detenerse para que las sensaciones dejasen de navegar dentro mío. Mi amor era un barco de papel y la corriente lo alejó de mis manos el día más lluvioso del año.

No imaginé volver a topármelo pues solo podía verlo si lo buscaba en el lugar correcto y llevaba mucho tiempo alejándome de la zona dónde podría verlo incluso de lejos. Aunque no me considerase una persona emocional era consciente de la calidad y duración de mis sentimientos. Lo que sentía por él no desaparecería de la noche a la mañana, tampoco en unos meses.

No podía dormir, solo pensar, ojalá no hubiese aparecido, ojalá olvidase el camino. Ojalá no tuviese que hacer peticiones tan estúpidas, ojalá me interesase menos.

En poco más de dos semanas estuvo al alcance de mis ojos otra vez, y al verse descubierto hizo un gesto como saludo.

-¿Qué haces aquí?- elevando un paquete anunció lo evidente, estaba de compras, la aclaración me inspiró una sonrisa burlona -¿haces las compras en esta zona cuando vives en el centro?- continuó elevando paquetes y haciéndolos sonar en el aire sin decir una palabra.

-sorpresivamente algunos productos están en mejor precio que en mi zona- lo tonto de aquel razonamiento me hizo reír.

-¿cuánto te insume el trasporte hasta aquí?, si haces el cálculo notarás que no hay diferencia, piénsalo bien- metiendo las cosas en una bolsa mencioné el importe aunque pudiese verlo claramente dibujado frente a sus ojos.

–La diferencia es verte- afortunadamente era inexpresivo ante golpes bajos.

-De acuerdo, eso fue bastante innecesario, te daré una golosina de regalo para que mantengas ocupada tu boca y salgas calladito- Informé escogiendo la más colorada de entre varios frascos para ponerla en su mano.

Llevaba un rato largo esperando el autobús, podía verlo del otro lado de la carretera, no es que hubiese demasiado movimiento, algunos vehículos se detenían  para darme trabajo y luego tiempo muerto. No dejaba de preguntarme como con este calor tenía ganas de salir a la calle a la peor hora del día. Era consciente de que estaba intentado acercarse pero no estaba seguro de querer volver a tenerlo a mi alcance, Minho era particularmente desprolijo para todo pero no permitiría que desbaratase mis emociones. Debatiéndome saqué de mi memoria la secuencia numérica que lo pondría a mi alcance aun teniéndolo a distancia. Había borrado su contacto tanto tiempo atrás que era inesperado tener su voz en mi oído como antes.

-¿ni siquiera sabes el horario de tu autobús?, faltan veinte minutos y vas a deshidratarte, por favor ponte a reparo- realmente era rápido, en menos de un minuto su mirada llena de risa estuvo fija en la mía.

No estaba rindiéndome. Mis defensas estaban en lo alto. No volví a mirarlo aunque estuviese a unos metros y tampoco cuando hizo sonar el cristal para llamar mi atención antes de irse.

–No vuelvas- lo susurré al ver su autobús dejando el lugar desierto otra vez.

Pero indefectiblemente regresó con una estrategia desconcertante.

-es el mejor café helado que vas a probar y es una entrega exclusiva-

-estás demente- concluí viendo su bolso térmico.

Un par de personas observando se acercaron a buscar información.

-lo siento, él ganó un sorteo- varios asintieron felicitándome. Su risa fue tan estúpida como encantadora.

-¿un premio?, ¿qué estabas pensando?- esperando en la banca palmeó su derecha antes de entregarme el recipiente ciertamente helado un rato después.

-se que debes pedalear un par de kilometros y estás aquí desde temprano- sorbiendo procuré disimular la expresión de satisfacción pero me fue imposible y estuvo sonriendo al notarla

-¿está bueno?, ¿es el mejor cierto? -

-eres bueno para esto, lo sabes- abriendo un empaque puso ante mi un bollo alentándome a una mordida -¿sabes lo imbécil que me siento?- su insistencia era imposible. Di un gran bocado luego de cerciorarme de que nadie estuviese viéndonos. Al verme disfrutar de la comida tomó la suya en silencio.

Había un par de nubes, un perro bastante viejo rondó mi bicicleta antes de orinarla haciendo a Minho rociar su bebida en una carcajada y no hubo modo de ofenderme con ninguno de los dos. Cerciorándose de la hora me informó sus planes, su autobús llegaría en cinco minutos.

Vendría cuando pudiese, los horarios se lo permitían por lo menos hasta que el semestre comenzase. Y no, no era tiempo perdido de ninguna forma.

-Nos estamos viendo más que antes, puedo almorzar contigo y lo haré, pero también espero cierto compromiso de tu parte- anunció pidiendo voltease mi vaso ya vacío y prestase atención.

‘verte recibir tu diploma’ releí la oración ignorada hasta el momento –al bebértelo todo lo has aceptado, es un trato, quiero estar ese día, tengo planes también Lee Jin Ki…tengo una docena de cosas que todavía quiero hacer contigo-

Mis defensas bajaron a la velocidad del autobús adelantándose y él haciéndole señas antes de cruzar la carretera para desaparecer dejándome de pie con un vaso con contrato y el corazón latiendo con violencia.

No llegaba a diario pero lo esperaba irremediablemente y acumulaba vasos con cláusulas indelebles y caligrafía hasta el momento desconocida.

‘Verte recibir tu diploma’. ‘Cocina el almuerzo para mí’. ‘Recibir tres mensajes en una semana.’

Cumplía las cláusulas a rajatabla y mi compromiso era cierto, tan real como Minho almorzando rollos de arroz y huevo, esos que me restaban una hora de sueño cada mañana pero preparaba antes de salir a esperar que el día lo trajese y sentase a mi lado en medio del calor mientras yo bebía un café tan dulce como su compañía.

Mi vaso no tenía mensaje esta vez y me intrigó totalmente, en busca de una respuesta lo observé mientras masticaba.

-¿Acaso no tenías tantos planes?, no eran tantos si ya no tienes ideas- Ciertamente sonrió limpiando los últimos rastros de comida de sus dedos.

-es fecha libre, hoy te toca darme una tarea a mí- me encogí de hombros molesto y en silencio. Miró el reloj un momento después –tienes ocho minutos…tal vez menos, tic tac, tic, tac- No tenía ideas, ninguna, y de tenerlas no las expondría, realmente estaba complicándome, en un momento se incorporó y lo retuve sin decir una palabra –rápido, ahí está mi autobús- comunicó y pude verlo también.

-quédate, te llevaré a casa- comuniqué y como si hubiese entendido mal bajó un poco su oído -¡qué quiero estar un rato más contigo te llevaré yo!, ¡nos iremos juntos!- elevé el tono con indignación y su trasero se pegó al mío en el asiento.

Sus piernas muy largas, el vehículo muy inestable, el calor agobiante y el terror absoluto, tardé varios minutos en coger el equilibrio y la fuerza justa para mantenernos estables y en camino. Su sostén era seguro rodeándome el pecho por completo como si realmente tuviese poca fe en mis habilidades de conducción aunque un momento después descubriese sus verdaderas motivaciones. Mi corazón latía muy fuerte, él podía percibirlo y lo denunció como a un criminal antes de reír poniendo más calor pegándose a mi espalda.

-¿De qué te sorprendes?, ¿acaso dudas de lo que siento?- mis latidos eran incontrolables, que fuese consciente de ellos me avergonzaba tanto como me daba valor porque necesitaba que supiese de que no le mentía –¿cuántos días como estos tendremos?, compartimos más tiempo ahora que cuando tuvimos una relación…pero la rutina regresará, el tiempo escaseará, los reclamos volverán, nos alejaremos y será doloroso, si vuelvo a involucrarme me sentiré en falta, te fallaré o me fallarás, me dejarás o te dejaré- cada una de mis palabras aparecía suspirada, casi cansada por el esfuerzo y la certeza de un futuro hecho pedazos incluso en la imaginación.

-también lo he pensado- su escueta declaración antes de continuar en silencio con mi corazón atrapado entre sus dedos enredados –siempre creí que es inútil sufrir por amor o desamor Jin Ki y no quiero eso para ninguno de los dos, pero quiero quedarme contigo de alguna forma-

Luchando con el calor, el peso y mi corazón pedaleé lenta y pesadamente aspirando el aire del verano deseando hallar el modo de cumplir aquel pedido no escrito pero que deseaba más que a un contrato.

---

 

Dicen que las personas tienden a mimetizarse a medida que se involucran emocionalmente con otras y fui testigo de ello viendo como mi amigo iba dejando capas de sí mismo convirtiéndose en una versión mejorada. En el transcurso de mi vida fui observador directo de una docena de situaciones en las que Minho no lograba lidiar con sus responsabilidades, siquiera con sus propios deseos y pasé muchos momentos procurando mis quejas calasen en su cerebro y caminase derecho por su propio bien con resultados poco felices pero después de un par de meses un evidente cambio me restó horas de trabajo.

Aunque hubiese apostado los pulgares porque cualquier día del pasado verano sería anoticiado de un cambio de status en su vida amorosa tal momento jamás llegó aunque hablase de Jin Ki usualmente y respondiese sin ladrarme cuando intentaba conseguir información que estaba convencido procuraba ocultarme concluí que las cosas entre ellos jamás pudieron volver a ser como al principio.

Pero sea lo que fuese lo que los unía era capaz de disfrutar el modo en que aquella relación cambió las cosas alrededor, ahora era par de alguien que realmente se esforzaba, se distraía menos y eventualmente era capaz de ofrecerme ayuda en algún momento desconcertante. Alguien que se preocupaba por las cosas no porque fuesen una responsabilidad sino porque eran su plan a futuro; alguien que se parecía un poco a mí, y un poco a alguien que llegó a nuestras vidas coqueteando desde una mesa, distrayendo a Minho y haciéndome bullir la sangre durante horas pero ahora finiquitaba sus asuntos en menos de cinco minutos con horarios y traje de adulto como un recordatorio de que todo cambia.

Contra cualquier pronóstico el tipo que me desagradó en un principio me simpatizaba hoy y solía tomar su pedido sin dudas procurando sacarle conversación.

-Oye, el viernes por la noche el local está cerrado, llevaré a un grupo de amigos y estás invitado-

-Haré lo posible- mostró la mano en un saludo al alejarse y sonreí aunque alguien se burló a mi lado. Quienes no lo habían conocido antes no podían valorar que se estuviese comportado tan decentemente en el otrora escenario de malas caras, accidentes y escenas en el baño.

Minho llegó a su turno con un ligero retraso y lo puse al tanto de la información de la mañana aunque nunca fuese relevante, aquellos minutos de conversación antes de que se enfrascase en modo dependiente modelo eran la parte más divertida.

Ya no lograba ver a su ex aunque quisiera, y aunque aclaró mil veces que no llamase ex a aquel estúpido la mera expresión que me dedicaba al decírselo era aliciente para el replay.

–Lo invite para el viernes, cuanta más gente mejor, además hace mucho que no conversamos en paz- 

–deja de estar arrastrando gente que será ignorada-

-por lo menos lo voy a saludar- aclaré –tal vez podamos conversar y todo- las objeciones no tenían cabida, y mucho menos cuando mi objetivo principal acababa de entrar echándome una mirada incendiaria y las piernas me llevaron a su mesa a la velocidad de un rayo.

Ver flirtear a Ki Bum mientras era quien analizaba la situación a la distancia era insólito en sí mismo. Tiempo atrás aquel había sido mi rol, aunque estaba convencido que jamás me había comportado de tal modo o Jin Ki lo hubiese hecho. No me molestaba en recriminarle nada ni en entrometerme si se acercaba demasiado. Simplemente los observaba a la distancia y calificaba el nivel de interacción rememorando mi propia historia.

El verano para nosotros acabó sin besos o declaraciones apasionadas, los planes dejaron de llegar en el fondo de un vaso y comenzamos a acordarlos, los mensajes se multiplicaron sin necesidad de estipulaciones y cada sugerencia fue cumplida.

La certeza de estar juntos fue más importante que rotularnos temiendo incumplir el preconcepto, teníamos un vínculo y era más importante que un simple romance.

Cambiábamos a la par de las estaciones y la renovación era bien recibida, las responsabilidades menos desgastantes y la organización cuasi natural. Ki Bum solía burlarse anunciando mi por fin cercana madurez pero acababa echando loas a quien eventualmente pasaba por la tienda llevándose el café y no alcanzaba a saludarme nunca, mucho menos tontear dejándome zoológicos de papel.

La seducción era innecesaria, él y yo no teníamos nada pero éramos más que cualquiera.

Dicen que si amas a alguien querrás acercarte imitándolo y sin darme cuenta fui haciéndolo, con su atención en mis actividades y valorando sus logros deseé seguir su camino porque adoraba el modo en que aparecía sin avisos y como solía sorprenderme porque agendaba en su mente irrelevantes eventos siguiendo mis pasos con cierta ternura como si estuviese atento siempre a mi vida incluso si el silencio entre los dos se extendía durante semanas.

Como a un día sin obligaciones, como tener dinero extra, como dormirse al tocar la cama, como a tu plato y bebida favorita con la temperatura y sazón perfecta. Como lo que más disfrutas en la vida; eso era para mí Jin Ki ahora, como aquello de lo que siempre quieres más incluso estando lleno, eso funcionaba sin tener nombre aunque sonase claramente parecido a la felicidad.

Notas finales:

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).