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Origami por Mimi_nuna

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Notas del capitulo:

Gracias a quienes sigan leyendo, espero saber de ustedes :)

Absurdamente preocupado aunque feliz llegué a casa sin café y sin prestar atención a nada. Me senté en la cama estrujándome las manos para que retomasen calor y para mantener la sensación de su tacto sin dejar de revivir lo ocurrido, analicé gestos y palabras procurando no agregar condimentos de mi propia imaginación o interés; aquel chico acababa de sorprenderme en grande y me era imposible no estar emocionado; reí para mí mismo pues era una nena tal sentenció Ki Bum y estaba tremendamente encendido de repente, si no fuese porque quería disfrutar la revelacion hubiese mandado un audio contándole las novedades.

A partir de ese instante comencé a contar días, deseaba que nuestro próximo encuentro llegase cuanto antes aunque supiese exactamente la cantidad de tiempo que debía esperar.

Indefectible el martes llegó, los niveles de ansiedad y anticipación eran alarmantes, nervioso pero valiente me mantuve esperando, durante días analicé los minutos compartidos y no podían quedarme dudas ya, si aquel chico no estaba interesado en mi entonces se había equivocado feo dándome semejante empujón.

A partir de ahora mi interés sería demostrado, solo necesitaba tenerlo enfrente otra vez.

Era martes y estaba nervioso, ansiaba mi rutina pero después de haber liberado mis pensamientos me sentía preocupado, sabía que la opción más razonable era actuar normalmente, tal vez Minho solo me consideraría un tipo raro y en ello moriría el asunto. Me recibió con su usual sonrisa y speech. Todo iba bien y entonces su voz pasó sobre la mía

-¿te gustó el que probaste el otro día?- oh, oh, lenguaje informal -¿descubriste que tenía?- y esa era una expresión nueva, mi silencio pareció alentarlo -si me dices tu nombre te puedo ayudar con alguno de los ingredientes- OH, OH, estaba a punto de despuntar una sonrisa, haciendo un mohín tomó su gafete leyendo su propio nombre -sabes quien soy, no estamos en igualdad de condiciones...y te tomaste mi bebida- estaba siendo descarado de repente y acababa de enamorarme totalmente con ese modo risueño.

-Lee Jin Ki- sonreí presentándome pues dije mi nombre muchas veces antes aunque lo ignorase -tomaré lo mismo de la otra noche; seguro puedo adivinar lo que lleva si lo pruebo otra vez-

-¿confianza eh?-

-seguro-

Mi estadía en el local fue diferente, ya no me sentía un mirón sino que parecíamos estar comunicándonos; incluso procuré leer sus labios un par de veces y me hallé respondiendo del mismo modo. Ya no estaba preocupado, solo debía dar un paso más.

-¡eh!, ¡tú!, ¡Minho!- Ki Bum me hizo un par de señas atrayéndome a un sitio resguardado

-¡deja de coquetear con los clientes!, ya no lo hagas- conminó mirándome fuerte

-no estoy coqueteando...él lo está haciendo, yo solo lo acompaño- porque estas eran cosas que se jugaban de a dos. Además, ¿que le importaba lo que hacía? -si no consigues atención no te desquites conmigo- porque estaba de buen humor y no pensaba cambiarlo por su culpa. Apoyándose contra el muro se interpuso para que dejase de observar a quien cataba del otro lado del salón.

-Está prohibido involucrarse con el preciado cliente de modo personal y/o físico dentro de las instalaciones- enumeró de memoria -lo dice el contrato, puedo pasarlo por alto, pero lo notarán cuando revisen las cintas de seguridad y no creo que te den advertencias...te has acercado a su mesa dos veces sin que te llame siquiera- acalló mi queja con un gesto -no importa si es mutuo, estás en tu lugar de trabajo, actúa en consecuencia- sabía que estaba en lo cierto pero en este momento usar el sentido común era un tema complicado.

Mi siguiente clase se acercaba por lo tanto debía ponerme en acción. Un poco desconcertado noté a otro dependiente acercarse apenas me asomé y eso no había ocurrido jamás hasta el momento.

-¿en qué puedo ayudarlo?-  mantuvo una expresión gentil pero no muy agradable, Minho sonrió forzadamente unos pasos por detrás.

-disculpe- tragué fuerte buscando hacer contacto visual con quien a pesar de tenerme enfrente contemplaba el infinito -necesito hablar con él- aclaré apuntando un dedo y la mirada hacia la derecha y eso pareció tensar aún más la situación.

-tenemos las mismas capacidades, por favor, dígame que necesita- retrucó marcando cada palabra clavado en mi mirada, estaba sintiéndome incómodo mientras la persona que me gustaba tomaba otro pedido a unos metros de distancia

-es un asunto personal- su expresión se descompuso, también la de quién pareció detenerse automáticamente antes de recomponerse para continuar más sonriente. Bajo una atención cuasi asesina garabateé para entregar una servilleta doblada que fue interceptada antes de llegar a los largos dedos de una persona muy malhumorada que soltó una risa impertinente antes de que me marchase.

-¡Que cretino maleducado!- Ki Bum pareció seguirme al baño solo para explotar -¿cómo puede gustarte ese imbécil?- escupió mirándome.

-hey, no te metas con un preciado cliente, seguro también eso está en el contrato-

-¿qué mierda dice la nota?, ¡merezco saberlo!- decirle que era personal pareció prepararlo para un crimen, y la verdad se ponía insoportable, estaba de muy buen humor como para que lo arruinase.

-que tengo una cita, eso dice...voy a confirmarla ahora porque me dejó su número- y eso me hacía muy feliz por lo tanto canturreé cada palabra.

-¡es un descarado! ¿cómo puede ser tan...tan...tan regalado lanzándose encima tuyo de esta forma?...¡y en tu lugar de trabajo!- me carcajeé por lo bajo ignorándolo mientras metía dedos al teléfono, no era tan, tan, tan regalado, digamos que una cosa llevaba a la otra. Comentarle del encuentro de la semana pasada pareció indignarlo bastante más.

-no seas envidioso, ya alguien se interesará en ti, te dejará una nota y será descarado contigo, te gustará, ya verás, en cuanto a mi me está gustando más de lo que esperaba....vuelvo al salón, trabajaré duro porque tengo una cita, ¿te lo dije cierto?- lo último que oí fue una maldición encadenada que involucraba a nuestro preciado cliente, a mi, y a un par de deidades.

Tenía total noción de lo desubicado de mis acciones pero de todas formas aborrecí particularmente al pálido chico que se molestó conmigo por los garabatos apurados 'Te retribuiré lo del otro día, si estás disponible para una cerveza a la salida, este es mi número'  Era la primera vez que me comportaba de este modo y me sentía reprobable. Durante la clase consideré no volver al local pero un mensaje de mi nuevo contacto me cambió los planes.

'Te veo a las 20:30, agéndame'

Las clases solían ser interminables pero hoy parecían de goma, el tiempo no corría a la velocidad de mi ansiedad.

No estaba seguro que mecanismos estaban aceitándose para estar haciendo este tipo de cosas pero no lograba detener las acciones para meditarlas.

Insólitamente no me sentí preocupado ni forzado en ningún momento, desde saludarlo con un gesto en la puerta del café hasta estar riendo en medio de una charla, apenas hubo silencios, siquiera fueron incómodos, naturalmente las palabras y las risas fluían como si hubiésemos hablado más que dos veces, como si hubiésemos compartido algo más que un vaso o alguna mirada, como si casualmente fuésemos muy similares; la noche se adentraba y miré el reloj más por curiosidad que por necesidad.

-¿es muy tarde ya?- indagó al notar mi actitud, al parecer ninguno tenía noción del tiempo.

-depende de a qué hora duermas- pero seguro teníamos ocupaciones, era mejor suspender por esta noche.  Buscando la parada de autobús por fin hubo un silencio que llené de inmediato.

-lo que bebí estos días, ¿qué tiene además de caramelo?, ¿avellanas?- Me hizo un gesto. Si la cerveza era un soborno necesitaría un par más para decirme la fórmula.

-la verdad es que no estoy seguro- rió -tuve un mal día y decidí echar un poco de cada cosa solo para llenar el vaso y beberlo de regreso a casa para confortarme -¿el de hoy sabía igual?- me encogí de hombros, no estaba seguro -no podré patentarlo entonces-

Lo observé por un instante, no estaba seguro de que estaba ocurriendo hasta que vi a mi preciado cliente riendo, haciendo un gesto con la mano como pidiendo que lo ignore.

Su explosión de risa más que curiosidad me produjo gracia y como si fuésemos niños me hallé riendo y preguntándole que diablos.

Si yo trabajase en una química. Si fuese en una gasolinera. Si fuese en un bar. Este preciado cliente era un imbécil, y también lo fui sumando posibilidades entre risotadas. Se limpió los ojos un momento después, ¿acaso estaba llorando? esta no sería la única vez que riésemos así, tal certeza me alargó las comisuras.

Un par de días más, esperarlo era una constante hace meses, pero la sensación de estar añorando a alguien cercano parecía estar creciendo. Podía intuirlo a una cuadra de distancia y me felicitaba a mi mismo por la hazaña al verlo asomarse por la puerta para dirigirse al mostrador. Mi propia actitud al tenerlo enfrente me daba risa, probablemente también a él porque parecía seguirme el juego haciéndome sentir reprobable. No debía coquetear Ki Bum estaba dándome guerra con eso, de todos modos era difícil ser un bloque de hielo y no trasladar mi prendamiento a la cara.

-lo llevaré yo porque tú no sabes comportarte- anunció Ki tomando un par de pedidos equilibrándolos en un movimiento. Era una pena, lo consideré procurando evitar tener los ojos fijos en su mesa,  solo con oír su voz agradeciendo bajito como siempre hubiese tenido unos segundos extra de vida. ¡Lo siento!, ¡oh cuanto lo siento!, ¡excúseme por favor!, no alcancé a comprender la situación y volteé como las personas en la línea del mostrador atentas a lo que estaba ocurriendo en el otro extremo.

No es que estuviese molesto, honestamente me sentía desconcertado, era evidente que le desagradaba con ganas al chico pálido, y que las cosas hubiesen acabado así era la prueba, tal vez estaba tomando represalias por mi estúpida actitud una semana atrás ya que la venganza era un plato que se servía frío y el contenido del recipiente que echó sobre mi estaba totalmente helado. Constatando alcances me alegré de que solo parte del pantalón estuviese mojada.

Al oír mi nombre mi pierna levitando bajo el aire caliente me hizo perder el equilibrio. Minho parecía indignado, hablando sin detenerse y abollando metros de papel sanitario sobre la zona húmeda.

-Ehm....no es que no me guste, pero deja de toquetearme tanto, no creo que sea el sitio indicado- como si hubiese escogido muy bien las palabras para abochornarlos lo vi enderezarse soltando el papel -agradezco que solo haya sido agua pues no llegaré a cambiarme- comenté procurando separar la tela de la piel para acelerar el secado.

-se te ha encogido la ropa o tus piernas son muy grandes para ese pantalón...- observó

-de todas formas estabas gozándolas, no lo niegues...probablemente enviaste a tu compañero a causar el desastre solo para venir a tocarme- secaría un poco más la tela y me retiraría, mi clase comenzaría pronto -no necesitaba que vinieses, fue un accidente y estás en horario laboral- recogiendo los bollos del suelo se quejó por lo bajo -estoy bien- confirmé.

-lo sé- aclaró.

-sí, ya que estuviste tocándome lo has corroborado- imitó gloriosamente mi expresión de burla provocándome una sonrisa maliciosa que imitó nuevamente -¿no te ibas?- sugerí.

Al parecer no planeaba irse, lo cual me alegraba, pues este dependiente con delantal y camisa que jugaba a ser un espejo se había acercado lo suficiente como para leer mi mente, adivinar mis intenciones o intuir mis deseos.

Eramos un reflejo, no nos tocamos siquiera guiándonos con un silencioso protocolo de expresiones y miradas hasta que su piel rozó la mía y unimos labios. Tímidos. Decididos. Confiados de repente. Una primera conexión sin ímpetu que fue distanciándonos sin prisa hasta ser reflejo nuevamente, respiraciones apresuradas, húmedas, la expresión de anticipación y complicidad. 

-creí que nunca iba a conocerte como para llegar a esto- una confesión tierna, inesperada y vergonzante ya que sus ojos evitaron los míos.

-llevo meses diciendo que me gustas- lo cual era ridículo, tanto como su expresión y mirada de repente atenta buscando una explicación -te dejé muchas notas- aclaré y sonrió burlándose, tomando aire y tocándome por fin, apenas, para acercarme un nuevo beso al que accedí entreabriendo los labios y cerrando los ojos, tocándolo también reconociendo su cuello con una caricia, atrapando su cabello entre los dedos, intimando con su lengua deliciosamente.

Sonidos exteriores. Molestia. La distancia entre los dos fue tan violenta que me costó bajar a la realidad, y la realidad era una mierda.

-¿cómo se te ocurre?- quien me mandó al baño sin escalas estaba separándonos, reclamando a Minho ignorándome totalmente -¡es un cliente y no debes, llevo advirtiéndotelo semanas!- aseguró levantando el tono y sacándome de las casillas. Esta era la última que le dejaba pasar.

-¡tú no te metas!- no estaba ignorándome pues automáticamente su rostro estuvo atento al mío -esto es un asunto personal en el que no tienes injerencia- aunque ambos me observaron me mantuve atento a la expresión enfadada de quién ya era un enemigo

-es su lugar de trabajo y eres un cliente, estás perjudicándolo- el chico de los labios deseables hizo un gesto sin decir una palabra, era plenamente consciente de la posición de cada quién, pero aun así no daría un paso atrás. -¿acaso lo has considerado?, si lo descubren podría perder su empleo pues el contacto con los clientes está prohibido dentro del local- su mirada fija en la mía que aburrida de guerrear inútilmente se desvió a quién se mantenía inmóvil siguiendo todo con ojos curiosos y boca cerrada.

-es verdad, soy un cliente, pero, ¿el cliente no siempre tiene la razón?- esa cláusula también aplicaba, di tres pasos para sacarlo del medio de un empujón, alargué mi brazo para alcanzar a quien no opuso resistencia alguna cuando mi mano en su nuca lo atrajo nuevamente para continuar con el beso interrumpido. Rompí la preciada regla de no interacción física permitiendo dudase apenas un instante, solo uno, antes de enfrascarnos en la actividad sin ningún tipo de prisa saboreándolo hasta separarnos chasqueando, suspirando en busca de aire y contacto visual para luego liberar al chico mudo, ese que se mantuvo reteniéndome por las dudas, ese que me observó con atención una vez que lo liberé como si nada hubiese pasado para volver la atención a nuestro espectador que mantenía la atención en nosotros con expresión indignada.

-El baño no tiene cámaras, así que si tú cierras la boca esto quedará entre nosotros y él no perderá nada, ¿acaso no lo has considerado?- silencio total.

-entonces…te escribo- la voz de Minho apareció creándome una sonrisa que eliminó toda tensión justamente cuando me acercaba a puerta con las rodillas flojas pero sin mirar atrás.

 

De repente estuvimos solos y aunque nos conociésemos de casi toda la vida por primera vez temí la reacción de Ki Bum. Carraspeé todavía inmerso en el revolcón de endorfinas burbujeando en mi interior que contuve mordiéndome los labios como para conservar a resguardo lo ocurrido un instante antes.

-tú tienes tan poca cara como ese- denunció con tono amargado -¿qué te crees que haces?, ¿hasta dónde hubiesen llegado si no los interrumpía?, ¿qué hubiese ocurrido si no era yo quién ingresaba?, ¿qué mierda te pasa Minho?!- con un puño en el pecho me hizo retroceder un par de pasos hasta incrustarme algo en la espalda.

-¿qué te pasa a ti estúpido?- sobándome la zona lo empujé para que me saliese de enfrente

-no fue un accidente, se lo hiciste a propósito, ¿esperabas que me quedase en el salón como si nada?, ¡claro que iba a venir a verlo si me lo serviste en bandeja!, ¿qué te hizo eh?, ¡ni siquiera lo conoces!-

-¿cuánto lo conoces  tú eh?, ¿cuánto?, para estar actuando así aquí, arriesgando tu único ingreso por cualquiera, permitiendo me desafíe sin decir una palabra, ¿qué te pasa?, no eres así…ese tipito hace lo que quiere contigo y no mueves un dedo por impedirlo- honestamente no entendía el porqué de su enojo ni el porqué de la satisfacción instantánea al rememorar su actitud posesiva. Simplemente me sentí feliz, absurdamente encantado por todo lo ocurrido, por el beso en especial, había sido fantástico. 

-Ki- su expresión de indignación parecía crecer a medida que mi silencio se extendía por lo tanto decidí acabar con el asunto –ese tipito se llama Jin Ki, le gusto y evidentemente me gusta, me gusta lo que acaba de ocurrir, estoy encantando que no se haya amilanado por tu reacción de mierda y también me gustó lo que ocurrió antes de que interrumpieses; tal vez el lugar no es el ideal pero no fue premeditado. No hicimos nada terrible y eres el único que sabe lo ocurrido, has lo que quieras, quedo en tus manos, hasta que decidas si cometí un horrendo crimen que debas denunciar o puedas comprenderlo porque sabes cuánto me ha estado atrayendo todo este tiempo volveré al salón para continuar trabajando-

Instintivamente apreté los ojos al darle la espalda porque éramos amigos y lo conocía, pero no hubo una sola reacción mientras lo dejaba en la habitación.

Y no hubo siquiera una mirada, palabra o gesto hasta que la jornada acabó.

 

Notas finales:

Nos vemos el Jueves!


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