# Capítulo 10 Amigos. #
-Alibaba-kun... Alibaba-kun...
-¿Uhm?-el rubio se frota los ojos y logra ver a un borroso panadero-¿Aladdin?
-Si.
-¿Qué sucede?-pregunta aún adormilado.
-Ya me siento bien, gracias por a cuidarme-besa su mejilla-por eso será mejor que vayas a casa, sino tu familia se preocupara.
-¡Es verdad!-se sobresalta-¡no le avisé a mi mamá! Pero...-mira con preocupación al menor.
-El estará bien, descuida. Tu ve a casa, mañana será otro día.
-¿Sinbad?
-Así es, el enano se queda en buenas manos.
-¡¿También Judal?! ¿Pero qué...?
-Todo esta bien Alibaba-kun, puedes ir a casa, en verdad. Como dice Sinbad-ojisan, mañana podremos vernos.
-Aladdin...
-¡Ah~! La bruja te espera allá. ¡Además, el enano ya te dio su autorización! ¡Así que lárgate o nos aburrirás a todos!
-¡No es verdad! Pero me preocupa que llegues a tener problemas.
-De acuerdo-menciona cabizbajo-por favor cuidenlo mucho.
-Te lo prometo-sonríe Sinbad.
-Gracias... Entonces ya me voy-se acerca a Aladdin y besa su mejilla.
-Hasta mañana Alibaba-kun-lo abraza y se hace de puntitas para besar sus labios.
-¡Si! ¡hasta mañana!-se marcha más animado.
-Ya sabes como mangonearlo enano.
-¡No es eso!-se sonroja-lo hice porque quería.
-Eres un buen niño-el herrero acaricia su cabeza.
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-Me alegra ver que mi hijo tenga tan buenos amigos-sonríe Anise mientras extiende un vaso con jugo.
-No, para nada-recibe la bebida y le da un sorbo-muchas gracias.
-No, gracias a ti por venir a avisarme.
-Es que me preocupa Alibaba-chan, seguro vendría corriendo, por eso Judal-chan y Sinbad se quedaron con él para que regresara con calma.
-Si-sonríe-el es así.
-¡Ya llegué!
-Oh~ Ali, bienvenido hijo.
-Gracias mamá-la abraza y besa su mejilla-. Disculpa por no haberte a avisado que llegaría tarde.
-Descuida, ya fui notificada.
-¡Kougyoku! Disculpa, muchas gracias por todo.
-No hay de que Alibaba-chan-sonríe y le da una palmadita-nos vemos mañana.
-¿Ya te vas?
-Si, sólo venía de paso.
-Déjame acompañarte hasta tu casa.
-No, estoy bien así, además...-se acerca a susurrarle al oído-si mi hermano te ve sabrá que mentiste y no vivirás para contarla.
-Ah~ es verdad... No importa, de todos modos...
-Mejor quédate y consiente a tu madre ¿si?
-Bien, gracias.
-Nada de eso, me debes una buena comida.
-De acuerdo-sonríe-cuídate.
-Igualmente-se acerca a Anise para despedirse-muchas gracias por todo señora, estuvo delicioso el jugo.
-Me alegra tanto-se inclina a abrazarla-vuelve cuando quieras.
-¡Si!
Kougyoku sale de la casa y es despedida por madre e hijo.
-¿Qué tal todo Ali? ¿Cómo te fue en el día?
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-Judal-kun de verdad me siento bien, no te preocupes puedes ir a casa.
-Nada que, ya me traje todo lo necesario. Además si quiero hacer cochinadas con este tipo nadie me lo impide como en casa.
-¡Ay Judal-kun!
-¡No le creas Aladdin! Te prometo que respetaremos tu hogar. Y... Tampoco es como si tuviéramos ese tipo de relación.
-Creo en usted ojisan...-le mira con confianza-en el que no creo es en Judal-kun-voltea a verlo con recelo.
-¡Ah, no! ¡Eso si que no! Tú te lo buscaste enano-se lanza a la cama y comienza a hacerle cosquillas-voy a hacerte reír tanto hasta que mojes tus pantalones.
-¡No Judal-kun ha ha!
-Disculpa Aladdin-carga al azabache y lo aleja de la cama.
-¡Oh, vamos! Sólo era un juego.
-Hay que dejarlo descansar.
-Aburrido.
-Si necesitas algo no dudes en decirnos, estaremos en la sala ¿si?
-Muchas gracias ojisan.
-Sinbad sonríe y sale del cuarto con Judal en brazos.
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-Ya veo, la ha tenido difícil.
-Si, Aladdin es un buen chico al que le pasan cosas malas mamá-menciona cabizbajo.
-Descuida hijo, ya verás que todo lo bueno que hace uno en la vida se regresa. Además no está solo-sonríe dulcemente-te tiene a ti.
-Mamá...-devuelve el gesto lleno de ilusión.
-Y a mi. También a esta casa, cuyas puertas estarán siempre abiertas para él.
-Gracias-se acerca a abrazarla.
-Oh~ Ali.
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-Gracias por quedarte Judal.
-Nah, no lo hago por bueno. El enano más tarde me pagará con pay de durazno. Y tú con alguna otra cosa-sonríe pícaro.
-Tus deseos son órdenes.
-Me gusta cuando te pones sumiso.
(¡¿Sumiso?! Creí que era servicial).
-Y eres todo mío-se acerca al mayor y deposita un cálido beso en sus labios.
(-¡Bueno, esto lo vale todo! ¡Por ti sería lo que gustes! ¡Servicial, sumiso y hasta masoquista!)
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