. ----ALIBABA-----
Hoy no tengo clases, asi que voy a aprovechar para invitar a Aladdin a salir, después de todo quiero agradecerle el detalle que tuvo del pan. Ahora que se que Aladdin es mas que un buen amigo para mi, dedicare mi vida a consentirlo y cuidar de esa hermosa sonrisa que ilumina mis días.
Sale de su casa y ve a Aladdin.
-¡Buen día Alibaba-kun!
-¡Buen dia Aladdin!
-¿Dia libre?- se pregunto al verlo con ropa casual.
-Si, hoy no tengo clases. Y… quería agradecerte por lo del pan…
-¡Es verdad! ¿Alibaba-kun no te hizo mal?
-No, al contrario, me lleno de energía.
-Mentiroso- ambos se miran y sueltan a reir.
-Aladdin, yo…
De pronto en un paso que dio el más pequeño, se rompió uno de sus zapatitos. Este se sorprendió y oculto su cara con sus pequeñas manos a causa de la vergüenza que sentía. Por su parte el rubio pudo tomarlo a tiempo para evitar su caída.
-¿Te encuentras bien Aladdin?- pregunta el mayor preocupado.
-S-si…- responde sonrojado hasta los oídos.
Alibaba carga a Aladdin como todo un príncipe, con las piernas en un brazo y en la otra su espalda.
-Vayamos por unos zapatos nuevos.
-Pero…
-Es en agradecimiento de ese delicioso pan.
-No tienes que hacerlo.
-Pero quiero hacerlo- le sonríe.
-Gracias… pero no te preocupes por cargarme.
-No te voy a dejar caminar, muchas cosas se pueden clavar en tus piecesitos.
-Alibaba-kun… dice tan rojo como un tomate. Si quieres puedo ir en tu espalda, quizá asi te pese menos y podre agarrarme por mi cuenta.
-Nada de eso, todos los días tus brazos hacen mucho esfuerzo por preparar una gran cantidad de pan, seguro debes estar muy cansado aunque no lo admitas.
El mas pequeño se sorprendió al escuchar que su amigo se preocupaba y pensaba tanto en el, definitivamente su corazón ya se lo gano ese chico de tan hermosa sonrisa.
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En la zapatería.
Ambos estaban muy divertidos viendo los zapatos a elegir, el mas pequeño por su parte escogía aquellos de bajo costo, mientras que el rubio escogía unos zapatos muy tiernos llenos de adornos, de vez en cuando tomaba unos mas pequeños que los de la talla de Aladdin.
-Alibaba-kun, ya no soy un bebe.
-Perdon, es verdad, buscare unos a tu medida- desvia su vista a otros- mira Aladdin!
-Siguen sendo pequeños – suelata a reir.
Al final escogieron unos zapatitos negros muy cómodos para largas caminatas, pues saben que el recorre mucho día a día.
-Muchas gracias Alibaba-kun.
-¿Te gustaron?
-¡Si!- responde lleno de ilusión lo que ocasiono que el otro quisiera hacer una repentina confesión.
-Aladdin yo…
-Me da gusto verte Aladdin- interrumpe Sinbad-, el surtidor vino y… perdón, creo que estaban platicando, veremos los detalles mas al rato, no te preocupes, ya arregle todo lo que se tuviera que ver con el.
-Muchas gracias Sinbad-ojisan.
-No hay de que, cuídense, te veo después.
-Si.
Y se retira del lugar.
-¿Me ibas a decir algo Alibaba-kun?
-No, esta bien, te lo puedo decir después, te acompaño a tu casa.
-Muchas gracias.
El rubio sientio que les enfriaron el momento, pero no se preocupa, porque sabe que lo puede ver otro dia y compartir de su hermosa compañía.